Noticia

Autor

CNMH

Fotografía

Javier Sule

Publicado

05 Mar 2015

Hace 15 años no murió El Salado

El 18 de febrero los saladeros conmemoraron 15 años de una masacre paramilitar que el pueblo jamás olvidará.


Es la mañana del 16 de febrero de 2000 y un grupo de paramilitares, comandados por alias “Amaury”,  instala un retén en la vía que conduce del Carmen de Bolívar a El Salado. Un vehículo que se acerca a poca velocidad es detenido por los hombres armados para interrogar a los tripulantes. Los hacen bajar, dando inicio a su carnaval de sangre y muerte.  

“¡Ella es guerrillera!”,  acusa alias “Nicolás”, el segundo al mando del grupo antiguerrillero “¡Mátenla!”, sentencia.

A empujones e insultos apartan hacia el borde de la carretera a Edith Cárdenas Ponce y allí arremeten contra ella a puñaladas. Luego asesinan a Carlos Eduardo Díaz Ortega, otro de los pasajeros. Quedan dos personas con vida, temblando y llenas de angustia.  Las dejan escapar y corren sin mirar atrás hasta el Carmen de Bolívar donde cuentan lo que está sucediendo.

Todo estos detalles pudieron reconstruirse gracias a la investigación del Grupo de Memoria Histórica, antecesor del Centro de Memoria Histórica “El Salado. Esa guerra no era nuestra”, publicada en 2009.

El grupo de la muerte continúa su recorrido. Se encuentra con un carro que sale de una trocha: “¿Son ustedes guerrilleros?”, preguntan. “Sí”, responden los dos hombres que venían en el automóvil, confundiendo a los paramilitares con guerrilleros. Los rodean de inmediato para asesinarlos.

Simultáneamente, en esa madrugada del 16 de febrero, en el corregimiento de Canutalito, del municipio de Ovejas, otro grupo paramilitar comandado por “El Tigre” instala otro retén donde detienen a Domingo Ezequiel Salcedo, que se transporta en un burro. Lo empiezan a interrogar cuando de repente uno de los “enmascarados” –exguerrilleros que ahora hacen parte de los paramilitares– lo reconoce como colaborador de las Farc, entonces lo obligan a cooperar con ellos a cambio de su vida. Llegan al casco urbano y reúnen a la población en la plaza principal. Llevan hasta allí a cinco hombres que habían sido detenidos minutos antes. –Venimos a hacer una limpieza de la guerrilla –anuncia el escuadrón de la muerte a todos los pobladores. Tres de los cinco hombres son degollados.

Conforme transcurre la incursión de los paramilitares hacia El Salado, desde Córdoba, otro grupo, comandado por “Cinco Siete”, ingresa por la vía a Zambrano, llevándose a su paso nuevas víctimas. Durante el primer día de la ruta de la muerte paramilitar las carreteras, poblados y veredas contaron 24 víctimas: 18 en el municipio de Ovejas, tres en El Carmen de Bolívar y tres en Córdoba, la mayoría degollados o apuñalados.

A la mañana siguiente, el grupo del paramilitar “Amaury” reinicia su recorrido hacia El Salado, pero es atacado durante una hora con cilindros de gas por parte de los guerrilleros del frente 37 de las Farc. Continúan avanzando y detienen a dos hombres que vienen en burro. Los interrogan y de inmediato son señalados por un guía como guerrilleros. Uno de ellos intenta atacar a los paramilitares, pero es asesinado; el otro, “Yiancarlo”, es capturado.


    Mapa por Julio Cortés - CNMH.

    18 de febrero: la masacre

    Los paramilitares al mando de “Amaury” y “El Tigre” entran a El Salado, mientras los de “Cinco Siete” crean un cerco en los cerros. Empiezan a recorrer el pueblo pateando las puertas de las viviendas y obligan a los pobladores a salir y dirigirse hacia el parque principal. Acompañan su accionar criminal con insultos y gritos en los que acusan a los habitantes de ser guerrilleros.

    “Bueno –dijeron los paramilitares– ahora vamos a hacer un sorteo. Aquí están todos los hombres: contemos del 1 al 30; primero del 1 al 10, y al que le toque el 10, no se va a salvar”.

    Así empezó la ruleta de la muerte, con ese número que ninguno quería decir, pero que muchos tuvieron que pronunciar. Ese día asesinaron brutalmente a 28 saladeros: 17 fueron masacrados en la cancha, seis en las casas y cinco en los montes.

    Sólo hasta ese 18 de febrero, dos días después de iniciada la incursión paramilitar, el comando de la Primera Brigada de Infantería de Marina ordenó el despliegue de tres unidades en la zona, los Bafim Nº 5, 31 y 33.

    15 años después

    Hace 15 años la cantidad de sangre que cubría el parque de El Salado hacía suponer que era el fin de esta comunidad anclada en los Montes de María. Con los asesinatos, el pueblo entero huyó, pero, pasados los años, empezaron a volver y, ahora, la mayoría ha retomado su vida allí, aunque no ha encontrado con una realidad fácil. “Se están presentando muchas necesidades y estamos buscando la oportunidad de transformarlas”, afirma la líder de la comunidad Neyda Narváez.

    El Salado ha vivido los últimos años un proceso de cambio muy profundo que impactó fuertemente la manera como se vive el presente. Una masiva intervención externa del sector privado y público en solidaridad con las víctimas, trajo consigo un fuerte impacto en términos materiales, dotando los saladeros de infraestructura pública como un centro médico, una ambulancia, una casa de la cultura llamada Casa del Pueblo, un colegio y una instalación deportiva. Pero la vida no es fácil y construir una economía sostenible sigue siendo todo un desafío.      

    El Salado no ha olvidado lo que sucedió hace 15 años. Por eso el pasado 18 de febrero el pueblo conmemoró los 15 años de la masacre con globos blancos, una caminata que reunió a cerca de 200 personas y una chocolatada nocturna en la que recordaron a sus seres queridos.

     
     
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