En el «Día nacional de la dignificación a las víctimas de violencia sexual en el marco del conflicto armado interno», rememoramos la historia de Mary Luz López, quien utilizó la escritura para resistir y construir memoria histórica
«Una consecuencia de la guerra fue la prostitución», explicó Mary Luz López Henao, quien fue víctima de violencia sexual en el marco del conflicto armado colombiano. «A mí me secuestraron, y después de eso llegué a ese mundo oscuro», comenta esta mujer, que le ha puesto cara y nombre a lo que se ha quedado en el silencio y, muchas veces, en el olvido.
Mary Luz escribió y lanzó recientemente el libro La guerra me hizo puta: un testimonio de vida. En ese ejercicio de memoria describió cómo le arrebataron la niñez: «En manos de unos desconocidos que tenían armas y poder, cambié mis tenis blancos por botas grandes de adulto que me causaron ampollas». En aquel campamento «fui letrina de varios hombres» y olvidó siquiera qué eran los derechos humanos.
Si bien la dejaron marchar tiempo después, las secuelas fueron más grandes de lo que esperaba. Volver a la normalidad es «como cuando un veterano regresa de la guerra, la psiquis y muchas otras cosas quedan jodidas», comenta.
López intentó salir adelante, con 16 años ya era madre y trabajaba sembrando árboles hasta que, nuevamente, la secuestró un grupo armado ilegal. Cuando la dejaron ir, tuvo que desplazarse y llegó a ese mundo oscuro que tanto la afectó. «Me dolió más haber sido puta que lo que me hizo en sí la misma guerra», agregó.
De acuerdo con el Observatorio de Memoria y Conflicto (OMC), entre 1998 y 2022 se han documentado 16.483 casos de violencia sexual en el marco de la guerra interna. Eso representa un total de 17.332 víctimas, de las cuales 17.262 fueron civiles como Mary Luz, 68 combatientes de grupos armados al margen de la ley, y dos personas cuya información se desconoce. Aunque actualmente existe un subregistro debido a las amenazas y al estigma que conlleva denunciar.
En el Día de la Dignificación a las Víctimas de Violencia Sexual en el marco del Conflicto Armado Interno, el Centro Nacional de Memoria Histórica (CNMH) resalta que quienes sufrieron esos hechos victimizantes han resistido a un acto deshumanizante. En el caso de López han sido varios tipos de violencias que la llevaron a cargar con el peso de ser una mujer de cuatro letras.
«No me gusta que me digan puta», aseveró la escritora. Si bien ella ya no está en situación de prostitución, sí consideró que aún carga con esa letra escarlata. Así lo mencionó en su libro: «no saben cuánto deshumaniza el señalarnos con sus ojos que son lanzas, que nos hacen sentir pecadoras e impías».
Mary Luz insistió durante la entrevista que la escritura era su manera de resistir. En 2013 realizó los primeros textos tras ir a psicoterapia, y en 2014 y 2015 se empezó a juntar con mujeres víctimas de violencia en espacios del CNMH. «Yo iba diciendo que era víctima de violencia sexual, que a mi marido lo desaparecieron, pero nunca hablaba de prostitución».
Si bien nunca intervino a nombre propio sobre las zapatillas que usaba, sí preguntaba por aquellas que seguían portando esos tacones en el mundo oscuro. «Veía esa necesidad de nombrar lo innombrable, por esas mujeres que no hemos contado como personas —manifestó la escritora durante la entrevista—. Hemos sido vistas como basura».
Desde antes de alzar su voz buscó «la memoria de las putas» y ahora tiene un libro que considera «una denuncia que todo el mundo debería leer».
Tras asistir a los espacios convocados por el CNMH, López participó del informe La guerra inscrita en el cuerpo, que da cuenta de las múltiples voces y silencios de la guerra. El documento señala que la violencia sexual es una modalidad que utilizan los distintos actores armados para hacer un control sobre el territorio, dejando marcas imborrables en los cuerpos de las víctimas.
El CNMH también realizó el informe Expropiar el cuerpo, que consta de otras seis crónicas de mujeres —distintas a Mary Luz— que sufrieron ese mismo flagelo, e hizo un micrositio con otras historias sobre violencia sexual en el conflicto armado colombiano. Estos ejercicios de memoria son un acto dignificante y resistente al silencio al que muchas mujeres fueron sometidas.
La reparación y la dignidad
Desde 2014 se conmemora el Día Nacional de la Dignificación a las Víctimas de Violencia Sexual en el marco del Conflicto Armado Interno. La fecha simboliza el trabajo de la periodista Jineth Bedoya, quien fue raptada el 25 de mayo de 2000 en la entrada de la cárcel La Modelo.
Tanto Jineth como Mary Luz han trabajado en distintas maneras de resistir; sin embargo, lo que es la reparación y la dignidad son un proceso que parece nunca terminar. «Uno lo hace con las uñas y saliéndose de un hueco para poder sobresalir», indicó la escritora, que con sus libros no busca ganar fama o hacerse rica.
—Yo no quiero la fama, yo quiero que me quieran— dijo López.
—¿Por qué que te quieran? —le preguntó el CNMH.
—Si me quieren, me ven con ojos de piedad, de respeto, de amor, de dignidad. Es como que me devuelvan un pedacito de lo que se me ha quitado.