Este libro fue escrito como medida de satisfacción para las víctimas reconocidas en la sentencia de Justicia y Paz contra el postulado del Bloque Calima, Gian Carlo Gutiérrez Suárez. La investigación reconstruye los perfiles biográficos de 24 de las víctimas mortales reconocidas y a la vez intenta brindar un contexto de la violencia paramilitar en los municipios de El Tambo, Patía y Mercaderes (Cauca) y San José de Isnos y Guadalupe (Huila).
Es evidente que el informe, en toda su esencia, quiere resaltar cómo desde la construcción de memoria se contribuye a la reparación de las víctimas, en tanto que aporta a sus procesos de duelo y dignificación, al cuestionar las órdenes instauradas por los grupos armados. Los perfiles hablan sobre las víctimas, sus familias, y evidencian su fuerza para impedir que la violencia paramilitar los hundiera en un lugar de pasividad, resignación y quietud. La memoria de quienes no están ha sido un aliciente para perseverar, a pesar del dolor y de todas las dificultades, hacia un futuro esperanzador que aún se está descubriendo.
El informe indaga sobre la presencia de cultivos de uso ilícito, uno de los factores que incidió en la llegada de los paramilitares al suroccidente del país a finales en la década de los noventa: en Cauca (coca y amapola) y Huila (amapola). Estos departamentos ofrecían la posibilidad de controlar zonas de cultivo, y el montaje de laboratorios de procesamiento y rutas de tráfico de la droga. Aunque las zonas de cultivo estaban disminuyendo por efecto de las políticas de erradicación, poco a poco se recuperó la producción en la primera década del siglo XXI y el Pacífico caucano se constituyó en un eje fundamental para el narcotráfico.
Existen otras razones que explican la entrada de los paramilitares al suroccidente y su consideración de esta región como “estratégica”. En el caso del departamento del Cauca es fundamental hacer referencia a la estigmatización de la movilización social. En el caso del departamento del Huila, la conformación, desarrollo y fin de la zona de distensión fue la motivación para la acción de los paramilitares que temían el fortalecimiento y la extensión de la guerrilla desde la zona despejada.
Las acciones de los paramilitares transformaron radicalmente la vida cotidiana de los habitantes de los municipios. Se modificaron sus rutinas, formas de habitar el territorio, normas, rituales, etc. Los paramilitares impusieron formas de justicia respaldadas por la violencia, que si bien ya eran conocidas por las comunidades por efecto del dominio de la guerrilla, en este caso, les resultaron arbitrarias y desproporcionadas. Con el tiempo y como estrategia para sobrevivir y adaptarse a la guerra, el orden de los paramilitares se asumió como normal. La normalización de la guerra generó desesperanza, divisiones comunitarias, delegación del cambio y el futuro, entre otras. También produjo una profunda militarización de la sociedad visible en la admiración de la guerra y los guerreros por parte de las nuevas generaciones.
Los hechos cometidos por el Frente Farallones y específicamente los atribuidos a Gian Carlo Gutiérrez transformaron la vida de las 152 víctimas indirectas reconocidas en la sentencia. En la sentencia se afirma que se vulneraron sus derechos fundamentales. Las familias cuentan que vivieron serias situaciones de vulnerabilidad: perdieron sus bienes materiales, sufrieron la ausencia de sus familiares, se desplazaron, asumieron los roles y tareas de los seres queridos, vivieron la fragmentación de sus comunidades y familias. Casi 15 años después de los hechos las heridas siguen vigentes a nivel individual y comunitario. Las ausencias y las herencias de la guerra en la cultura persisten. La confrontación también continúa. Han vivido la reparación en medio de demoras y el aprendizaje de trámites que no siempre han logrado devolver la confianza en la institucionalidad.
Luego de la desmovilización del Bloque Calima en El Tambo, Patía, Mercaderes, Isnos y Guadalupe, la violencia armada continuó en todos los municipios. Aunque cada caso tiene sus particularidades, por lo menos cuatro razones pueden explicar la continuidad del conflicto armado: primero, la existencia de nuevas generaciones de paramilitares; segundo; el intento de los grupos armados que hacían presencia en los departamentos por disputar los espacios vacíos dejados por el Bloque Calima; tercero, la intensificación de los operativos militares de la fuerza pública que desencadenaron la respuesta de las guerrillas; y cuarto, la llegada de nuevos grupos armados al territorio con el propósito de apropiarse de los ingresos económicos provenientes de la economía de la droga.
Lanzamiento: Informe "La justicia que demanda memoria: las víctimas del Bloque Calima en el suroccidente colombiano".
Ciudad: Popayán
Día: 27 de agosto
Hora: 9:00 a.m. a 12:00 p.m.
Lugar: Centro Recreativo Pisojé de Comfacauca. Carrera 5 N°50-130-Vereda Gonzáles.
Se entregará el informe a los asistentes del evento.