Bogotá D. C., octubre de 2025. El Centro Nacional de Memoria Histórica (CNMH) y el Ministerio de Relaciones Exteriores de Colombia, a través de la Cancillería, culminaron con éxito un proceso de formación clave que marca un hito en la política pública del país. Esta iniciativa, que buscaba sembrar la memoria histórica, la verdad, la paz y los derechos humanos en el corazón de la diplomacia colombiana, se convirtió en un paso fundamental para que la representación exterior de Colombia no solo sea capaz de hacer política, sino que también dé cuenta de su historia reciente, de las heridas del conflicto y de los esfuerzos por la no repetición.
La articulación entre el CNMH y la Cancillería tenía un objetivo estratégico: lograr que la memoria histórica del conflicto armado se integrara a la formación de los funcionarios en carrera diplomática y consular. De esta manera, se cumple el propósito misional del CNMH de posicionar la verdad de nuestro conflicto a nivel internacional, reconociendo las resistencias, los avances en justicia transicional y el papel de las víctimas en la construcción de paz.
A lo largo de cuatro jornadas presenciales (del 6 al 9 de octubre, con una duración total de 12 horas), el equipo pedagógico del CNMH desarrolló un espacio de aprendizaje profundo. En esa medida, los diplomáticos se sumergieron en temas cruciales como:
Los contenidos no fueron solo teóricos, sino que incluyeron el estudio de experiencias territoriales, la exploración de archivos de memoria y el análisis de mecanismos del Sistema Integral para la Paz.
Diplomáticos: agentes de memoria y paz
Esta experiencia buscó formar diplomáticos capaces de entender la complejidad del conflicto y los desafíos en materia de reparación simbólica y garantías de no repetición en escenarios internacionales. De acuerdo con esto, la participación activa de los asistentes puso en evidencia que la memoria es una estrategia de proyección ética y política ante el mundo.
En ese sentido, la verdad y la memoria se consolidaron como pilares para la paz, sentando bases sólidas para que los funcionarios proyecten una política exterior anclada en los principios de memoria, justicia y reconciliación, y que eleve el papel de Colombia como referente internacional en materia de justicia transicional.
Un futuro de formación permanente
El impacto de este curso ya está generando frutos con visión de futuro. La Academia Diplomática Augusto Ramírez Ocampo ha manifestado su interés institucional en convertir este espacio en un diplomado o una cátedra permanente con aval universitario. Al respecto, el CNMH estaría dispuesto a aportar al diseño pedagógico y al acompañamiento técnico, mientras que la Cancillería se encargaría de los recursos logísticos y de convocar a los diplomáticos.
En conclusión, esta articulación entre el CNMH y la Cancillería no solo consistió en una formación conceptual, sino en una apuesta ética y política por formar al cuerpo diplomático como agentes de memoria, reafirmando así que la memoria no es solo un escenario de reparación, sino una estrategia fundamental de política exterior para la no repetición y la paz duradera.