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Lizeth Sanabria

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Lizeth Sanabria

Publicado

11 Jul 2019

“La verdad es de todos”: Conmemoración de un ataque que estaba en el olvido

Desde el año pasado, los sobrevivientes y familiares víctimas del ataque de las Farc a los pelotones de contraguerrilla Texas 2 y Texas 3 del Ejército Nacional, ocurrido el 8 de julio de 1999 en Gutiérrez, Cundinamarca, se reúnen para no olvidar a quienes perdieron la vida por este hecho y para reclamar verdad, justicia y garantías de no repetición.


En Colombia las historias de muerte y desolación a causa de la guerra abundan en la mayoría de los pueblos, por no decir que en todos. El pasado domingo 7 de julio se reunieron más de 100 personas en Gutiérrez, Cundinamarca, para conmemorar uno de los tres ataques guerrilleros perpetrados por las Farc hace veinte años. 

Mujeres, hombres, niños y niñas llevaban en sus manos rosas rojas y blancas que sembraron junto a una piedra en la vereda El Cedral, a escasos kilómetros del casco urbano de Gutiérrez. Allí se abrazaron, cantaron y recordaron a los que la guerra les arrebató el 8 de Julio de 1999, en uno de los ataques más sangrientos que se haya vivido en las cercanías a Bogotá. Una atmósfera propicia para un momento de duelo y encuentro. 

Ese día, los 56 hombres del Batallón de Artillería No 13 “General Fernando Landazabal Reyes” se enfrentaron a más de 500 miembros de la guerrilla de las Farc. Murieron 38 militares, 35 soldados regulares y tres suboficiales. También, se dice extraoficialmente, hubo guerrilleros muertos.

Para la mayor María Fernanda Cifuentes, oficial de víctimas del Departamento Jurídico Integral del Ejército Nacional, quien acompañó la conmemoración, en este hecho se cometieron, por parte de la guerrilla de las Farc, graves violaciones al Derecho Internacional Humanitario (DIH).

“Este fue un ataque indiscriminado, la muerte de nuestros 38 militares fue por tiros de gracia, un delito de lesa humanidad a la luz del Derecho Internacional Humanitario”, comentó la mayor Cifuentes.  

De acuerdo con la oficial, cuando los combatientes dejan sus armas en un enfrentamiento, o lo que militarmente se conoce como deponer, como pasó con algunos soldados en Gutiérrez, “tienen el derecho a que su vida sea salvaguardada, y eso no sucedió acá, fueron vilmente masacrados, y fuera de eso hubo utilización de armas no convencionales como cilindros bomba”, añadió. 


  • Familiares de las víctimas del ataque se abrazan durante la conmemoración. - Fotografía: Lizeth Sanabria/CNMH



    En Gutiérrez, se conmemoró la vida después de la muerte, en este caso de hombres que estaban prestando servicio militar, con la ilusión, tal vez, de que en el futuro Colombia fuese un mejor país. Pero también se recordó el horror del conflicto para que este no se vuelva a repetir. 

    “Me parece excelente que hagan este tipo de eventos, desde el año pasado, después de 19 años de sentirnos olvidados, de sentirnos decepcionados, es algo muy bonito que llegaran a este punto para no olvidar a nuestros compañeros”, dice Marco Tulio Morales, sobreviviente del ataque a Gutiérrez. 

    En este caso dos sentencias del Consejo de Estado condenan a la Nación por una desprotección de los militares.

    El Consejo de Estado dictamina que este ataque “…da cuenta de varias circunstancias que rodearon la planeación y ejecución de la operación militar que constituyen verdaderas actuaciones omisivas que pusieron a la víctima y sus demás compañeros militares en una situación de indefensión frente al ataque de la subversión”.

    Así mismo, las familias de los militares quieren ser reconocidas como víctimas dentro de la Jurisdicción Especial para la Paz (JEP) y que su caso sea llevado a la Comisión de la Verdad.

    “Presentar una medida de satisfacción en nombre de esas víctimas sobrevivientes y las víctimas indirectas que son los familiares. Todo lo que fueron ataques y tomas guerrilleras fue uno de los componentes del primer informe que presentó la organización ACOMIDES (Asociación Colombiana de Víctimas de Desaparición Forzada y Otros Hechos Victimizantes) a la JEP, que reflejaba los hechos de secuestro y desaparición forzada o los aspectos de ataques a unidades militares”, comparte la mayor María Fernanda Cifuentes. 

    El dolor es inevitable en este tipo de espacios, a pesar de los 20 años que han pasado, las heridas siguen abiertas, detalles de la vida. Al escuchar una canción que recuerda un ser querido, o pisar el terreno donde fueron asesinados los hijos de estas madres se remueven sentimientos.

    “Queremos que quede en la memoria que gracias a los héroes de Gutiérrez, muchos hoy en día viven, que no nos olvidemos de ellos”, dice Viviana Osorio, hermana del soldado Helmer Revelo Sarmiento, quien murió en este ataque. 

    “La verdad es de todos”, expresaron varios familiares durante la conmemoración.  Una frase donde piden saber qué pasó, y a la vez ser escuchados, para que el país conozca sus sentimientos y dolores alrededor de la guerra. 

    “Hay esperanza, después de mucho tiempo de nosotros estar creyendo que no teníamos voz, que éramos olvidados de este conflicto y nos dieron una luz de esperanza, de saber que no nos habían olvidado, de que los sobrevivientes todavía estamos en la memoria del Ejército, es un signo de esperanza”, finaliza Marco Tulio Morales uno de los sobrevivientes del ataque a Gutiérrez.