Soplando Sueños es un libro ilustrado donde una mujer mayor y tejedora le cuenta a Laurita, una niña de Aguachica, la historia de la primera consulta popular por la paz que se generó en Colombia. Ella con paciencia le narra que para esa época “los niños no podían jugar tranquilos, habían padres y madres que no regresaban a casa”, y le explica la manera que encontraron los pobladores para afirmar la paz, el símbolo que construyeron, el árbol que plantaron, las situaciones que se transformaron y la advertencia “si los violentos regresan”.
El 27 de Agosto de 1995 la consulta popular en Aguachica preguntaba: ¿Rechaza usted la violencia y está de acuerdo en convertir Aguachica en un municipio modelo de paz? La consulta popular fue aprobada por más de 10 mil ciudadanos. “Cuentan que ese día fue muy emotivo, todos caminaban de blanco con sus hijos, hablaban que ese día se podía terminar la violencia que se vivía en ese momento. Fue una violencia que tocaba a todo el mundo, se iba la luz por unos minutos y cuando volvía había gente que ya no estaba”. Esté es uno de los testimonios con los que se encontró Sergio Yañez, autor del libro durante el proceso de investigación para elaborar la historia de Soplando Sueños.
Sergio evoca su experiencia como docente con niños, la relación con sus pequeñas sobrinas para construir el personaje de Laurita y la mujer mayor. “Al recopilar la memoria de la consulta se resaltan a los hombres que la impulsaron, pero es importante también visibilizar la participación de las mujeres, en este ejercicio me encontré con la historia de la jefe de prensa de la época que vivió de cerca el proceso y tiempo después de aprobada la consulta tuvo que irse y pensé en ella para construir los diálogos de la abuelita (mujer mayor) como esta mujer que la vida le da la oportunidad de contarle la historia a su nieta”.
La creación de los dibujos estuvo a cargo de Leslie Carbonell quien explica que “el personaje de la abuela (mujer mayor) es demasiado grande porque representa la gran sabiduría que existe en los abuelos (personas mayores) y en la niña, proyecte unas líneas básicas para que tuviera un cabello muy llamativo, con rasgos de esta región”. Con el apoyo de Miguel Fabra se generaba el movimiento de los personajes, Gilberto Estrada aportó en las terminaciones de las ilustraciones y William Toro fue el asistente en la elaboración de estas imágenes. Cada dibujo implicaba hacerlo hasta tres veces para llegar a la versión final.
La conversación de la mujer mayor y su nieta esta alternada por dos colores durante la narración. Hacia la mitad de la historia Laurita aprende hacer el ringlete tricolor que fue el símbolo de la consulta, para ello Leslie cuenta que “nos fuimos al colegio Villa Paraguay y comenzamos a explicarle a los niños cómo se hacía paso a paso el ringlete, entonces el hecho de enseñar nos generó las herramientas pedagógicas para escribirlo en el libro y comenzamos a contarles la historia, allí nos fijamos que palabras podían entender y explorar cómo las recibían”.
La publicación es uno de los productos que desarrolló como una iniciativa de memoria histórica la Corporación Artística Phersulogía en el marco del proyecto de “Memoria Histórica para el Magdalena Medio, un aporte para la paz” gracias al apoyo de Ecopetrol, USO, Programa de Desarrollo y Paz del Magdalena Medio y el Centro Nacional de Memoria Histórica.