Las bibliotecas: un lugar de refugio para la memoria
En el Día del Bibliotecólogo y el Bibliotecario, el CNMH reconoce la labor de quienes trabajan en estos espacios que han acogido las historias de las víctimas del conflicto armado.
Detrás de las puertas de las bibliotecas de Colombia no solo hay repisas con libros, también se alberga la palabra, las emociones, los miedos y los sentimientos de quienes las visitan y las cuidan. Aquellos lugares se han convertido —en más de una ocasión— en un refugio frente al conflicto armado.
La Biblioteca Comfenalco Centro Occidental en la Comuna 13 (Medellín, Antioquia) ha sido uno de esos referentes para la población civil. Sus habitantes manifestaron que fue la única institución que no cerró sus puertas a la gente, a pesar de la crudeza de la guerra, así se convirtió en un lugar seguro de resguardo.
De acuerdo con el informe del Centro Nacional de Memoria Histórica (CNMH) Medellín: memorias de una guerra urbana, esa labor fue posible gracias a las y los bibliotecólogos y bibliotecarios. Fueron ellas y ellos quienes se preocuparon por «mantener una buena porción de agua aromática para darles a los usuarios», o por presentarles películas infantiles a los menores de edad para evitar que escucharan los enfrentamientos armados.
En el Día del Bibliotecólogo y el Bibliotecario, conmemoramos esta labor titánica que se ha llevado a cabo desde cada rincón del territorio. «Las bibliotecas son tan necesarias para la sociedad como el alma que habita y transita en su memoria», señaló Nartyjulieth Vásquez, contratista de la Biblioteca Especializada en Derechos Humanos, Memoria Histórica y Conflicto Armado del CNMH.
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Las memorias de las víctimas y su poder transformador
La mayoría de los bibliotecarios que residen en las periferias de Colombia no solo han conocido los relatos de la guerra, también, muchas veces, la han vivido muy de cerca. El CNMH ha escuchado sus historias desde múltiples encuentros, como lo son los talleres de «Entretejiendo memoria» que se han desarrollado en distintos lugares del país.
Nazly Londoño, promotora de lectura en la Biblioteca Pública Comfamiliar en Risaralda, explicó en aquel taller que su cercanía con las voces de las víctimas le ha permitido entender la Colombia que habita. «Un escalofrío recorre el cuerpo de los que escuchamos. Pienso: “Qué ajena había estado a la realidad del país”», indicó la joven.
Este 23 de abril, el CNMH destaca esa labor de escucha; de recoger la memoria y compartir la lectura en estos lugares que reciben a todo tipo de personas sin discriminación alguna. Tal como lo manifestó Londoño: «Las bibliotecas son espacios donde cabemos todos para construir paz».
La transformación social es una acción natural de las bibliotecas y no sería posible sin la labor de los #bibliotecólogos y los #bibliotecarios. Así lo confirmó Nazly Londoño, promotora de lectura en la Biblioteca Pública Comfamiliar en Risaralda.https://t.co/uVBcMNxHOn
— Centro Nacional de Memoria Histórica (@CentroMemoriaH) April 23, 2024
Como en Risaralda, pero desde Güepsa (Santander), también se realizó uno de esos talleres que permitió no solo conocer las memorias de la guerra, sino también el talento literario que acogen las bibliotecas. Zuly Tavera, bibliotecaria de la Biblioteca Pública Efraín Herrera, escribió el poema «¿De quién son los muertos?», del cual destacamos este fragmento:
¿De quién es la guerra?
Preguntan las lágrimas.
¿A dónde huimos si somos tierra?
A donde vayamos seremos batalla
¿De quién es la sangre?
Preguntan las madres desesperadas
Buscamos hijos sin rótulo ni uniforme
buscamos el fruto de nuestras entrañas.
Zuly Tavera, bibliotecaria de la Biblioteca pública Municipal Efraín Herrera, de Güepsa, #Santander y participó en el taller «Entretejiendo Memoria», realizado la Estrategia de Pedagogía del #CNMH, en el marco del convenio interadministrativo 4470 con la @BibliotecaNalCo. pic.twitter.com/t9NXVzUbQE
— Centro Nacional de Memoria Histórica (@CentroMemoriaH) September 2, 2022
Para Nartyjulieth Vásquez, las voces de las y los bibliotecarios son una prueba más del poder que tienen estos lugares. «Cuando nosotros hablamos de la transformación cultural, para la biblioteca es una acción natural», explicó la contratista.
Por eso, desde la Biblioteca Especializada del CNMH se han encargado de acompañar esos procesos para que haya acciones sin daño, formando a 866 personas desde los territorios. «La transformación no se da solamente con el acceso —precisó Vásquez— se da con herramientas para abordar ese proceso de una manera sin daño».
De ese modo, en los rincones más lejanos de Colombia, la gente seguirá escribiendo y contando el conflicto armado. «Y muchas de esas cosas quedarán guardaditas ahí, en las bibliotecas, como un tesoro», añadió Nartyjulieth.
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