Lideresas a favor de la igualdad
En Colombia hay cerca de 2.150 personas víctimas de los sectores LGBT reconocidas en el Registro Único de Víctimas. Cada una de ellas ha sufrido una o múltiples victimizaciones en el marco del conflicto armado colombiano: violencia sexual, desplazamiento forzado, amenazas y homicidios.
A pesar de que el país ha avanzado en la garantía de sus derechos, lo cierto es que son muchas las violencias que viven a causa de la discriminación estructural y la estigmatización. Para 2016, la Defensoría del Pueblo atendió 298 casos en regiones como La Guajira, Magdalena, Atlántico, Bolívar, Córdoba, Urabá, Antioquia, Caldas, entre otros. Por ello, muchos líderes y lideresas desde sus municipios se han organizado y han convertido sus identidades en formas de resistencia desde la cotidianidad.
Este 17 de mayo se conmemoró el Día Internacional contra la Homofobia, Lesbofobia, Bifobia y Transfobia. Hablamos con dos lideresas que desde Chaparral (Tolima) y Florencia (Caquetá) que luchan diariamente contra la discriminación.
Daniela empezó su liderazgo en Chaparral una vez se identificó como mujer trans, primero con su familia y luego ante la gente de su municipio. Para ella su identidad siempre fue su bandera y lo demostró desde los inicios del reinado trans del río Tuluní, que nació como un paseo al río en el año 2000 y luego se convirtió en una plataforma de visibilización de todas las personas de los sectores LGBT principalmente mujeres trans y hombres gays. A nivel de trabajo con las víctimas han desarrollado acciones desde 2015 con la Asociación Chaparral Diversa.
“Trabajamos en un proyecto que consolida y documenta los casos de desaparición y asesinatos y así poco a poco hemos logrado tener participación social. Sin embargo, me amenazaron como a muchas otras con el respaldo de la gente y de la policía y tuve que volver a salir en 2016. Las otras chicas que se quedaron sí participaban en foros. Ahora nos están capacitando para brindar programas de asistencia en espacios públicos en los que se sensibiliza a la sociedad. Mostrarse como trans en Colombia es súper difícil. La gente lo ridiculiza a uno y siente que uno no debería existir. En Chaparral pasa igual, nos mostramos como trans en un pueblo de insurgencias, de grupos al margen de la ley y nos ganamos nuestros espacios en el pueblo. Todo viene desde la educación en el respeto entre todos, sin importar nuestra identidad sexual, nuestra raza, nuestro género. Ya lo estamos logrando, En los programas de educación, en los planes de políticas públicas de infancia y adolescencia dejamos plasmadas las capacitaciones en orientación y aceptación de identidades diversas”.
Zunga empezó a hacer activismo siendo estudiante de Licenciatura en Ciencias Sociales de la Universidad de la Amazonía, en Florencia, desde la Mesa Amplia Nacional Estudiantil. Hace parte de Asotranca y en su trabajo como activista ayuda a mostar y denunciar las violencias que afectan a las personas transgénero en Caquetá. Dentro de los proyectos que desarrollan hacen caracterizaciones para exponer las violencias contra las personas de los sectores LGBTI en el marco del conflicto armado.
“Cuando empecé a ver que la discriminación me tocaba no solo por ser trans, sino también por ser de estrato uno, y venir de un departamento por el cual han circulado muchas violencias y muchos actores armados fue que sentí motivación por el liderazgo y tener agencia me ha obligado a salir de esos círculo de exclusión. A nosotras nos están amenazando por diversas causas, pero el ser LGBTI marca mucho esas violencias. Trabajar desde la memoria nos reivindica porque es una aliada que nos permite recordar y ver lo importante que es interseccionalizar nuestras luchas con las comunidades afro, las indígenas y cerrar esos ciclos de violencia. Es necesario hacer ejercicios cotidianos de respeto desde lo institucional, desde lo local. Podemos ayudar a una persona LGBTI a superar las barreras de exclusión reconociendo su identidad de género. Muchas veces nos niegan la identidad y el llamarnos mujer trans u hombre trans y es un paso importantísimo para cerrar brechas. No reproduzcamos discursos machistas, misóginos y transfóbicos. Es una deuda de la paz hablarnos desde el reconocimiento, desde el respeto y la celebración de la diversidad para poder acercarnos como hermanos”.
Según la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), el 80 % de las mujeres trans de Latinoamérica mueren antes de cumplir 35 años. La mayoría mueren asesinadas. Es así como la muerte se convierte en una de las prácticas más usadas para eliminar a las personas de los sectores LGBT. Acabar con la discriminación no es fácil. El trabajo de Daniela y Zunga en contextos donde las violencias se acentúan a causa del conflicto armado, nos muestra que las garantías de paz y de no repetición están relacionadas a la eliminación de las violencias estructurales: que cesen las agresiones en las casas, en el colegio, en el barrio. Así mismo, en el reconocimiento de derechos también exigen tener las mismas oportunidades de acceso a la educación, al trabajo y a la salud.
Los sectores LGBT han sufrido de manera directa los embates del conflicto armado, y esperan, al igual que todos los colombianos, que en la paz esta situación sea diferente. Con su fortaleza se ha convertido en gestores políticos asumiendo la reclamación de sus derechos y sus comunidades. (Puede leer Aniquilar la diferencia)