“¿Qué me robaron? la figura paterna, un hermano, un ser maravilloso” eso lo dice Miriam Suspez, cuando recuerda a su hermano David, uno de los once desaparecidos que trabajaba como chef de la cafetería del Palacio. Pero los Suspez, los Rodríguez, los Esguerra, los Beltrán Hernández, los Beltrán Fuentes, los Portoles, los Franco, los Anzola, lo Lizarazo, los Guarín y los Oviedo, crearon una sola familia para nunca olvidar.
Esta vez, un grupo de universitarios los acompañaron en sus consignas con un perfomance que mostraba, a través de fotografías tamaño real, cómo algunos militares se llevaban a sus once familiares. Fueron 3 horas en las que trataron de demostrar que frente a los hechos del Palacio no hay olvido, frente al dolor no hay resignación y frente a la injusticia no hay silencio.
Rosalbina, madre de Luz Mary Portela León –una de las desaparecidas-, cuenta cómo en algunas noches de insomnio ve la figura de su hija regresando a casa y diciendo: “Nos liberaron”. Pero es un sueño… o una pesadilla porque es mentira. Una ficción. Lo único cierto para Rosalbina es ese encuentro anual con “su familia” en la Plaza de Bolívar. Aún tiene la esperanza de encontrar verdad y justicia.