«Si alguien deja abandonado un objeto, no lo recoja; si usted no lo botó, no lo recoja» dice Clara Villamizar, familiar de un sobreviviente de minas antipersonal. En Saravena (Arauca), los habitantes aprendieron a desconfiar de los objetos extraños que aparecían en el camino, pues muchos de ellos cercenaron las partes del cuerpo de quienes encontraron la guerra al caminar.
Entre 1987 y 2021, 639 personas fueron víctimas de minas antipersonal en ese departamento (89 de ellas en 2007, el más dañino, el que más víctimas dejó). Las marcas corporales del conflicto armado suelen no borrarse, y aprender a vivir con ellas hace parte de los procesos de memoria y resistencia de los sobrevivientes de una guerra que tomó las formas más inesperadas para herir y matar.
Fue arreglando las luces de su casa, subido a una canasta de cervezas, que Óscar Izquierdo conoció las minas antipersonal. «Salí de mi casa, donde vivía, y al atardecer regresé y habían minado la vivienda donde yo vivía con mi familia […]. Perdí la pierna derecha y en ese entonces cambió mi vida totalmente», recuerda.
Su relato, como muchos otros, hace parte del «Álbum de la memoria», una iniciativa de memoria histórica gestada en Saravena para visibilizar —con códigos QR que llevan a vídeos y audios— las memorias de algunos integrantes de la Asociación de Sobrevivientes de Minas Antipersonal Luchando por la Dignidad y la Paz (Asodigpaz), así como para buscar el reconocimiento de las afectaciones que les dejó el conflicto armado y los recursos resilientes que les permitieron sobreponerse a los hechos.
Más testimonios de la comunidad de Saravena en este hilo:
«El reproche que hacemos se circunscribe a la omisión estatal por la protección de la vida. Desde el mismo hecho violento se oculta y victimiza, desconociendo la situación de orfandad en la que quedan los familiares»: Yolanda Montes, ponente e integrante de ASOFAVIDA. pic.twitter.com/kLC8QoWoxy
— Centro Nacional de Memoria Histórica (@CentroMemoriaH) August 30, 2023
Para el desarrollo de esta acción de memoria, desde el enfoque diferencial de discapacidad del Centro Nacional de Memoria Histórica (CNMH), se realizó, en primer lugar, un acercamiento para la concertación de estrategias que permitieran reconstruir la memoria histórica desde diversas narrativas de los miembros de Asodigpaz. Como segundo ejercicio, se realizó un trabajo colaborativo con los participantes para el diseño y la elaboración de un mural llamado Siembra vida, en homenaje a los sobrevivientes de minas antipersonal en el municipio.
Con tales acciones como derrotero, los miembros de Asodigpaz finalmente eligieron el lenguaje expresivo para plasmar sus memorias: un audio álbum que incluyera su quehacer cotidiano, la labor pedagógica que desarrollan y su realidad personal, familiar y social. Con sus voces, narran las diversas historias de vida y resistencia que han construido, mientras invitan al lector a preguntarse por la atención y reparación que se les está dando a las personas víctimas del conflicto armado que adquirieron algún tipo de discapacidad (física, sensorial, múltiple o psicosocial) como consecuencia de la guerra.
El próximo 20 de septiembre, Saravena conocerá el resultado de este trabajo. Podrá leer, escuchar y ver este álbum multimedia que es memoria colectiva de una parte muchas veces invisibilizada del conflicto armado. La cotidianidad de sus protagonistas contrasta con el olvido estatal y social, pero sus voces —siempre presentes— son su resistencia, así como el modo que encontraron para adaptarse a una vida que parecía destinada a los obstáculos. Son sobrevivientes.
Le invitamos a conocer contenido del Álbum, el cual se encuentra alojado en el Visor de Iniciativas de Memoria Histórica, en el siguiente link:
https://accioneseiniciativas.centrodememoriahistorica.gov.co/s/inicio/item-set/1087