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CNMH

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Publicado

11 Ago 2015

Mandarinas

En 1992 Georgia, Europa del este, se encontraba en medio de una guerra interna: la región de Apkhazeti buscaba su independencia y los georgianos defendían su territorio. Un pueblo de inmigrantes estonios quedó en la mitad del fuego cruzado y la mayoría de sus habitantes decidieron regresar a su país. Dos vecinos, Ivo y Margus, sin embargo, se quedaron: Margus esperando vender la última cosecha de mandarinas e Ivo simplemente porque no quiere abandonar su hogar. En el pueblo hubo un tiroteo y dos hombres sobrevivieron quedando gravemente heridos: uno georgiano y otro de Apkhazeti. Ivo los acoge en su casa, les da comida, y los cuida mientras espera que se recuperen.

- Margus: ¿No te da miedo que se maten? 

- Ivo: No, el de Apkhazeti dio su palabra…

- Margus: ¿Y el Georgiano?

- Ivo: También

Mandarinas, nominada este año a mejor película de habla extranjera en los Premios de la Academia,  logra capturar a perfectamente la empatía humana en medio de los peores conflictos. El gesto de Ivo de salvar la vida de estos dos hombres, los obliga a convivir bajo el mismo techo, aun odiándose a muerte, y les enseña, al final, que sus diferencias son tan efímeras y frágiles como el valor mismo de sus vidas en medio de la guerra.

A pesar de que la situación interna en esa región de Georgia se estabilizó en 1993, el conflicto, en menos de dos años, dejó cerca de 2500 muertos. En Colombia, tras seis décadas de un conflicto que se ha complejizado con el tiempo, los que eran enemigos se han visto obligados a volver a convivir unos con otros. Es común ver barrios donde viven personas desplazadas al lado de personas desmovilizadas, demostrando que, así como en Mandarinas, la reconciliación y la convivencia pacífica, incluso en medio del clima de tensión que supone estar en medio de una guerra, es, de alguna manera, posible.


 

Publicado en Cine + memoria

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