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Publicado

09 Oct 2017

Memoria de la infamia

Con un emotivo evento, donde el protagonismo fue para las familias de las víctimas de desaparición forzada, se llevó a cabo el lanzamiento del informe “Memoria de la infamia. Desaparición forzada en el Magdalena Medio”, el pasado 27 de septiembre en el auditorio Mario González de la Universidad Industrial de Santander, en Barrancabermeja.


Hace tres años que inició esta investigación, continuando con la línea de trabajo sobre la desaparición forzada en Colombia, que el Centro Nacional de Memoria Histórica (CNMH) presentó basado en la construcción de memoria histórica del delito en diez municipios de la región del Magdalena Medio, el cual gira en torno al testimonio de las familias víctimas en esta zona del país, con el fin de analizar y visibilizar casos de desaparición forzada que no son conocidos.

Silvia Monroy, encargada del hacer el acompañamiento técnico a las investigaciones del CNMH, fue la encargada de abrir la jornada. En su intervención señaló que con esta publicación se pretende  hacer un reconocimiento a las trayectorias de búsqueda marcadas por el “terror, el dolor, la crueldad, la sevicia, la impunidad”, pero también al amor infinito que ha impulsado esa constancia por encontrar a las personas desaparecidas.


     

    “En este libro se clama por la sacralidad de la vida y bajo ese presupuesto incuestionable se insta a la sociedad y al Estado a continuar y mejorar la búsqueda, recuperación e identificación de las víctimas con todos los mecanismos técnicos y de comunicaciones que se deben mejorar e implementar; clama por la gestión interinstitucional y por un trabajo más consistente y continuo con las organizaciones locales; aboga por la comprensión local y regional de la comisión de este delito y por el diseño de estrategias de prevención, protección y acompañamiento sicosocial respecto a un flagelo que prevalece, a una infamia que no ha desaparecido”, añadió.

    Posteriormente, Liz Arévalo y Andrés Prieto, relatores del informe, presentaron los mensajes más importantes que contiene esta publicación. Entre ellos, mencionaron: la desaparición forzada cambió la vida de las familias e irrumpió en su cotidianidad y en su mundo emocional; el apoyo de las organizaciones defensoras de derechos humanos, organizaciones campesinas, sociales y religiosas ha sido fundamental en medio de esta tragedia; la ausencia de justicia y la impunidad, sumada a la falta de atención médica y psicosocial llevan al estancamiento de aspectos de la vida y a la invisibilización del delito; hablar de lo que pasó y conocer la verdad es esencial para devolver a la familia su lenguaje, su identidad y su cronología. 

    A continuación se dio inicio a un conversatorio moderado por Silvia Monroy en el que se conversó sobre la importancia de este informe y los retos para el país y las organizaciones. Allí Santiago Camargo, del Programa de Desarrollo y Paz del Magdalena Medio, afirmó que este informe sirve como referencia de una metodología de investigación efectiva, pues a partir de unos 128 casos se pudo analizar lo que pasó en toda la región, para detectar unos patrones y mostrar una realidad que se quiso ocultar. “Tenemos que seguir investigando y el convenio entre el CNMH y CREDHOS demuestra que es posible un trabajo entre región y nación”, añadió. Así mismo, dijo que es imperativo que las universidades incluyan en las carreras de psicología y trabajo social asignaturas de atención psicosocial a las víctimas de desaparición forzada.

    Iván Madero, director de la Corporación Regional para la Defensa de los Derechos Humanos (CREDHOS), mencionó que este informe le da la oportunidad a las organizaciones sociales defensoras de derechos humanos de visibilizar su trabajo y añadió que uno de los mayores retos es la documentación de todos los casos para que se realicen los duelos de los familiares con el respectivo acompañamiento psicosocial. 

    Al finalizar el conversatorio Liz Arévalo, tomó el micrófono y luego expresó que ante la infamia de este delito, está la belleza del amor demostrada en la persistencia de la búsqueda y el no olvido de las familias por sus seres queridos. Después de ello pidió a todos los presentes formar una comunidad de apoyo, e inmediatamente el ambiente en el auditorio cambió.

    Las personas invitadas al evento subieron a la tarima, sostuvieron en alto los nombres de sus familiares desaparecidos y gritaron sus nombres, uno a uno. ¡Miguel Alfonso Díaz Martínez!… ¡Pedro Cárdenas Peña! Fueron 128 nombres los que retumbaron en el auditorio, 128 personas de las que se desconoce su paradero y detrás de las que hay una familia esperando conocer su paradero y saber la verdad. Acto seguido, Liz pasó el micrófono al público, y a través de distintas voces, se empezó a oír un mismo sentir: rechazo a la infamia, disculpas por la indiferencia, reivindicar la vida.

    Para finalizar, algunos de los familiares que estaban en la tarima tomaron el micrófono para decir que no debemos callar, que debemos comprometernos con la memoria de nuestros desaparecidos y que la sociedad necesita una transformación y esa transformación depende de nosotros. “No estamos acá para multiplicar el dolor, no deseamos que nadie viva lo que vivimos”.

    Y así, con un nudo en la garganta y con el corazón conmovido, los asistentes a este evento salieron por la puerta con el compromiso de iniciar esa transformación.


    Publicado en Noticias CNMH