La memoria histórica constituye un camino para satisfacer el derecho a la verdad que tienen las víctimas del conflicto armado colombiano y la sociedad en su conjunto. Derecho a que se conozca la historia de lo que han significado estas largas décadas de horror para quienes la han sufrido y para toda la ciudadanía que, directa o indirectamente, resiente los efectos de esa violencia. Así, a la par de su dimensión de esclarecimiento, que pretende interpelar a la sociedad sobre las razones y responsabilidades que caben, la memoria histórica se construye también en el horizonte de dignificar a las víctimas. Memoria para esclarecer, para reclamar y para dignificar.
Cuando se trata de violencia sexual, se ha escuchado muchas veces que su atrocidad constituye un espectro de “lo indecible” y que las víctimas no quieren o no pueden hablar de lo ocurrido. Sin embargo, el trabajo desarrollado por el CNMH (Centro Nacional de Memoria Histórica) en este tema, muestra que, en los tiempos y condiciones apropiadas, esto es, que resulten seguros y dignificantes, las víctimas han hablado: en muchos casos desean y necesitan hacerlo.