La familia decidió quedarse en Aleppo acompañando la lucha del papá, uno de los máximos líderes opositores. Sus cuatro hijos, tres niñas y un niño, reparten su tiempo en clases improvisadas de lectura que dicta la hermana mayor de 11 años; inspecciones ocasionales a casas abandonadas; y, además, en la construcción de municiones para la guerra. No hay tiempo para jugar, aunque para ellos, como para cualquier niño, la vida no deja de ser un juego.
El otro protagonista tiene 13 años y Mettelsiefen lo describe como el Justin Bieber sirio. “Un día él dijo que le dolía la cabeza y no iba a cantar. Se canceló la manifestación”, dijo el director. Por ser una figura pública vivía amenazado por las fuerzas oficiales, y por extremistas islámicos que se aprovecharon de la situación en Siria para imponer sus reglas. Varias veces se salvó de morir en medio de bombardeos en los lugares públicos donde se presentaba.
Los cinco protagonistas de “Niños en el frente de batalla”, a pesar de su corta edad, tienen una postura política muy fuerte. La guerra los ha obligado a vivir en la ironía de compartir su inocencia mientras se convierten en adultos para sobrevivir. Ellos, que ven la muerte de frente, saben que no están viviendo una vida normal, pero que es el precio que tienen que pagar por el amor a su pueblo. Sin embargo, cuenta el director, después de haber grabado el documental la situación en Siria se complicó y tuvieron que salir exiliados. No ganaron la guerra; perdieron su infancia.
En Colombia los niños también han tenido mucho que contar en décadas de conflicto armado. Algunas propuestas cinematográficas tratan directamente este tema, como: “Los colores de la montaña” de Carlos César Arbeláez y el documental animado “Pequeñas voces” de Jairo Carrillo y Óscar Andrade. “Niños en el frente de batalla” se estará presentando el domingo 13 de septiembre en el estand de la Memoria de la Fiesta del libro y la cultura de Medellín, gracias al festival Ambulante. (Ver programación)