Las personas homosexuales y de identidad no heteronormativa en Colombia han sufrido diversas formas de violencia, a partir de señalamientos dentro de lo que no es deseable. Y los actores armados han incorporado ese desprecio en los repertorios de violencia que han empleado durante la disputa territorial y cuando han controlado la vida de las comunidades. Estos aspectos están descritos en el informe Ser marica en medio del conflicto armado.
“Nunca ha sido fácil nadar a contracorriente, y la corriente de la historia ha fluido racista, clasista, sexista y heteronormada. Para llegar rápido al punto: nunca ha sido fácil ser marica”, señala este informe, que el Centro Nacional de Memoria Histórica (CNMH) presentó como parte de su programación en la Fiesta del Libro de Medellín.
Joel Sair Martín, miembro del Enfoque de Género del CNMH, recorrió los contenidos y principales hallazgos de este informe, que recoge las memorias de personas LGBT en el Magdalena Medio, a través de un diálogo con Manuel Antonio Velandia, gestor de Desarrollo de Capacidades de la Subdirección LGBTI de la Secretaría de Integración Social de Bogotá, y Lina María Palacio, representante por la población LGBTI en la Mesa Municipal de Víctimas de Medellín.
“Ser marica en medio del conflicto armado es un libro realizado en respuesta a la primera orden judicial de la Sala de Justicia y Paz del Tribunal Superior de Bogotá contra varios postulados de las Autodefensas Campesinas de Puerto Boyacá por crímenes cometidos contra esta población”, explicó Joel Sair Martín.
Entre 1981 y 2016 se documentó la victimización de 175 personas con orientación sexual o identidad de género no heteronormativa en hechos del conflicto armado en el Magdalena Medio. En total fueron 261 casos de violencia registrados en 39 municipios. En 118 de los casos registrados se determinó la responsabilidad de paramilitares y en otros 34 casos, de guerrilleros.
Manuel Antonio Velandia es un reconocido activista de los derechos de las personas homosexuales en Colombia. Fue el primer candidato homosexual a la Cámara de Representantes por las minorías sexuales avalado por el Partido Liberal y en el 2007 tuvo que exiliarse en España por amenazas contra su vida. “Desaparecer, boletear, excluir, separar, desplazar, violar, asesinar… han sido las respuestas desde la heteronormatividad. Asumen que hay un deber ser de y para los cuerpos, los géneros, las relaciones afectivas, eróticas, genitales, del placer y del erotismo”, señaló Velandia, también miembro del Foro Internacional de Víctimas del conflicto armado colombiano.
Lina María Palacio es cofundadora de la organización de mujeres víctimas Ave Fénix, que trabaja la escritura como medio de sanación. Este año ha participado de la realización del documental Aún no termina: órdenes de género, sexualidad y actores armados en Colombia, producto acompañado por el Enfoque de Género del CNMH, que se estrenará en los próximos meses. “Cuando llegaba un grupo armado a un pueblo, la población sabía que se aliaban, se iban o se silenciaban. A la población LGBTI no le quedaba opción, éramos castigados y exhibidos para que las demás personas supieran que no está permitido lo que no está establecido dentro de la heteronormatividad”, denunció durante la presentación del informe Ser marica en medio del conflicto armado.