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Autor

CNMH

Fotografía

© Centro Nacional de Memoria Histórica

Publicado

12 Ago 2015

No hay seguridad para los líderes de Tumaco

El pasado 3 de agosto en horas de la mañana, Genaro García -representante legal del Consejo Comunitario Alto Mira y Frontera- se desplazaba por la carretera que va de Chilvi al corregimiento de San Luis Robles, zona rural de Tumaco, en medio del recorrido dos hombres que se movilizaban en moto interceptaron el vehículo y luego de revisar las identidades de todos los pasajeros se llevaron a Genaro. Minutos después, lo asesinaron.


Lamentablemente, la muerte de este líder no es la primera que se registra en Tumaco, un municipio donde varios líderes y representantes de víctimas han sido silenciados ante las denuncias que interponen. Desde el Centro Nacional de Memoria Histórica hablamos con José Luis Foncillas, coordinador de la Casa de la Memoria del Pacífico Nariñense, para consultar la situación que viven esta región del país y los procesos de memoria que se adelantan para no olvidar lo que está sucediendo.

El pasado 3 de agosto fue asesinado Genaro García, un caso más que engrosa la larga lista de líderes asesinado en Tumaco. ¿Qué nos puede contar de él y de lo que han tenido que vivir los líderes en la costa pacífica nariñense?

No alcancé a conocerlo personalmente, sin embargo, Genaro García es otro caso de la cadena de líderes asesinados en Tumaco. Él era el representante legal del Consejo Comunitario Alto Mira y Frontera, un Consejo que antes tuvo a otro líder, Francisco Hurtado, quien también fue asesinado en el año 1997. Ambos trabajaron con la hermana Yolanda Cerón, quien se desempeñaba como directora de la Pastoral Social de Tumaco hasta el 2001, año en que fue asesinada mientras salía de su lugar de trabajo.

Esta no es una situación nueva, los líderes en Tumaco han sido amenazados y asesinados sistemáticamente por grupos armados hace casi 20 años, como sucedió con Francisco Hurtado y con la hermana Yolanda Cerón. Los asesinatos han generado mucho miedo al punto que los Consejos Comunitarios ya no quieren denunciar lo que sucede, sienten un gran temor por contar esas amenazas.

¿Qué medidas cree que son necesarias para mejorar esta situación? 

Visibilizar más lo que sucede en la región sería una medida, a veces parece que Tumaco no fuera Colombia y solo es noticia cuando sucede algo grave. Por ejemplo del Consejo Comunitario Alto Mira y Frontera han sido asesinados dos representantes legales y tres miembros de la junta directiva, es decir de un solo Consejo, de uno pequeño, han sido asesinados cinco líderes y ese drama que se está viviendo no es visibilizado a nivel nacional. Tumaco solo se muestra cuando se vuela un oleoducto, algo que en los últimos 20 años ha pasado al menos 15 veces,  y somos noticia únicamente cuando hay intereses políticos de por medios, sin embargo, Tumaco es sistemáticamente invisibilizado. 

Es necesario que se muestre lo que pasa en Tumaco al igual que otras regiones del país, darle el mismo eco y acabar la indiferencia ¡Aquí también somos colombianos!

¿Qué se hace desde la Casa de la Memoria del Pacífico Nariñense para visibilizar esta situación?

La Casa de la Memoria de la Costa Pacífica Nariñense nace con ese propósito, visibilizar lo que sucede en el conflicto armado que tiene sumido a Tumaco en una de las ciudades con más hechos victimizantes del país. La Casa de la Memoria ha trabajado año tras año por la memoria de las víctimas, se les recuerda mayormente a través de fotografías y en este momento unas 500 familias se han acercado a traer las fotos de sus familiares. Esto se saca a las calles, a las vías públicas, se hacen marchas, se hacen actos de memoria, el último fue el 9 de abril, fecha en la que recordamos a Miller Angulo, otro gran líder que perdimos hace 2 años, uno de los representante de la Mesa de Víctimas que fue asesinado en plena calle de Tumaco.

La Casa de la Memoria tiene un lema: “Que nadie diga que no pasa nada”. Por eso no solo hacemos memoria hacia el pasado, sino que denunciamos las graves violaciones de derechos humanos que suceden en el presente. También hacemos trabajo con jóvenes de colegios que visitan la Casa de la Memoria y con los muchachos que tienen que prestar el servicio social obligatorio cuando terminan el bachillerato, con ellos realizamos acciones de defensa y promoción de los derechos humanos y de la memoria en las calles de Tumaco.

Además, trabajamos con las víctimas. La Casa de la Memoria es el punto de encuentro de la Mesa de Víctimas Municipal, aquí es donde hacen sus talleres y reuniones. Finalmente, hacemos memoria con los informes regionales, “Que nadie diga que no pasa nada”, los cuales se hacen desde la Diócesis de Tumaco para denunciar la grave situación de derechos humanos y el conflicto que se vive en la región.

¿Qué llamado hace a las autoridades y a la sociedad en general para que pongan sus miradas en Tumaco?

Nuestra Casa de la Memoria es de la Costa Pacífica Nariñense. Los municipios de esta costa han sido históricamente olvidados por el Estado y por Colombia, por ejemplo La Tola, Mosquera y El Charco, tienen un 90% de necesidades básicas insatisfechas hoy, no en el siglo 19, hoy en pleno siglo 21. En Tumaco tampoco hay trabajo, en la región hay un 70% de desempleo y consideramos que esta es la peor violación de derechos humanos producida por el Estado y necesitamos que el mismo Estado invierta en estas regiones, pues esta situación es el caldo de cultivo para que todos los grupos armados ilegales aprovechen y siembren el terror. 

El primer llamado es a que los derechos sociales, económicos y culturales de la población del pacífico nariñense sean respetados como en el resto de Colombia. También le decimos a los grupos armados que respeten la vida y los derechos de la población de esta región, golpeada por el desplazamiento y los homicidios. Este es un llamado que la Diócesis de Tumaco ha venido haciendo desde la época de hermana Yolanda Cerón, quien fue asesinada precisamente por esas denuncias incomodas hacia el Estado y sus nexos con las AUC,  en su momento Yolanda los denunció sin miedo por la radio, por las emisoras, por comunicados. Genaro García era otra de esas voces incomodas que en vez de ser escuchadas fueron eliminadas.

 
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