“Nunca más el memoricidio, nunca más el silencio, nunca más el atropello”

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CNMH

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Publicado

7 diciembre 2022

“Nunca más el memoricidio, nunca más el silencio, nunca más el atropello”

(Palabras de clausura de la marcha ‘Iluminemos la Memoria’ de María Gaitán Valencia, directora del Centro Nacional de Memoria Histórica este 7 de diciembre de 2022)

Buenas noches a todas y a todos

Esta es una tarde de las velitas especial. Estamos protagonizando un ritual, por supuesto. Porque los seres humanos necesitamos de rituales colectivos que nos den sentido de pertenencia y que, ante todo, nos hagan sentir que no estamos solas, que somos COMUNIDAD. Y somos COMUNIDAD. Una comunidad diversa y plural, cada una y cada uno con sus dolores, cada una y cada uno con sus anhelos, con sus legados, con sus memorias y sus historias, atravesadas por las mismas violencias.

Las violencias que sufrimos, y ante las que resistimos, no son solo las del conflicto armado que el País político gesto en 1945. Las colombianas y los colombianos sufrimos una ocupación violenta hace ya varios siglos; acogimos a cientos de miles de personas en condición de esclavitud que se unieron a nuestras resistencias; sabemos desde hace siglos lo que es la crueldad, la injusticia, la avaricia de las oligarquías de todos los partidos, la corrupción, el crimen organizado, la impunidad… pero también sabemos lo que es, y seguimos sufriendo, no contar con la educación, la salud, la vivienda adecuadas o con el alimento más básico.

Por eso es tan importante que iluminemos la memoria, como estamos haciendo en esta tarde. La memoria que han querido ocultar, tergiversar o contra la que han atentado por acción u omision. Vivimos en el país del memoricidio, pero eso no tiene porque seguir ocurriendo.

Cuando todas y todos decidimos iluminar hoy las memorias históricas, ir a la raíz del conflicto y de todas las violencias, cuando le perdemos el miedo a la verdad, cuando caminamos juntos y juntas… estamos cantando un mensaje de dialogo a quienes insisten en dividirnos, enfrentarnos, aniquilarnos o asustarnos. No más memoricidio, no más silencio, no atropellos.

Hoy también estamos iluminando al Centro Nacional de Memoria Histórica para que con esa luz asuma el mandato de dedicarse en cuerpo y alma a apoyar los procesos de memoria de las víctimas, de los y las voceras de memorias olvidas, escondidas o tergiversadas, de las organizaciones, de las comunidades, de los pueblos originarios, afrodescendientes y campesinos de Colombia.

La tarea que tenemos por delante -ustedes y nosotros- es inmensa. Para afrontarla debemos recobrar eso que las violencias nos han hurtado: la confianza en el otro, en la otra. La confianza nos permite crear comunidad y como comunidad, ustedes lo saben, seremos invencibles. Queremos ser la memoria de los olvidos provocados, queremos aprender y caminar con todas las memorias de este pueblo resistente que, a pesar de tanto golpe, de tanto dolor, no se ha dejado doblegar.

Estamos en un tiempo de cambios, unos que afectan el ritmo de la tierra, otros que impactan nuestra economía pero otro, que nos alienta a pensar que una Colombia en paz es posible y a eso debemos apostar juntos, juntas, sin delegar. Debemos ser partícipes, debemos estar alerta, debemos cuestionar, pero, ante todo, construir. La paz total es posible y será con todos nosotros y nosotras o no será.

Gracias por aceptar esta invitación, por acompañar la construcción de las memorias y por iluminar el necesario rumbo que el Centro Nacional de Memoria Histórica está tomando. Disfruten de la tarde y de la noche de las velitas. Somos COMUNIDAD y nos gusta compartir con la gente que amamos y con la que construimos un nuevo país.

Somos la memoria del olvido.

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