Operación Orión: El Museo de Memoria del CNMH participó en la conmemoración de los 21 años

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CNMH

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Leidy Bibiana Patiño Amaya.
Una madre ejemplar, una contadora destacada y una mujer que prioriza su familia por encima de todo. .

Publicado

Octubre 2023

Una madre ejemplar, una contadora destacada y una mujer que prioriza su familia por encima de todo.

Leidy Bibiana Patiño Amaya

Nació el 25 de julio de 1982 en Facatativá. Es hija de José Alberto Patiño Giraldo y Ana María Amaya Rodríguez. Tiene dos hermanos: Alejandra, su hermana mayor, es bacterióloga y actualmente trabaja en el Instituto Nacional de Salud (INS); su hermano menor, Jaime, es director de un proyecto de tecnología en el Ministerio de Educación. También tiene una sobrina, Juliana, de 4 años, con quien comparte muchos momentos en familia. De Juan Camilo Bravo Patiño, su hijo de 15 años, próximo a terminar el bachillerato, habla con amor, orgullo e ilusión.

Leidy Bibiana estudió su primaria y bachillerato en Facatativá y realizó un técnico en Contabilidad y Finanzas de noche; luego, con mérito entró a la Fuerza Aérea. Allí había un convenio con la Universidad Central para realizar su pregrado y ella aprovechó y estudio Contaduría Pública en el año 2000. A los dos años le propusieron un trabajo en el Centro Administrativo Nacional (CAN) en Bogotá y se fue a estudiar y trabajar a la capital colombiana. En 2006, Bibiana tuvo el privilegio ir a Estados Unidos durante 45 días a un viaje de trabajo; al regresar a Colombia quedó en embarazo y volvió a Facatativá para estar cerca de su familia.

 

 

 

Ella está convencida de que, como le dijo a un amigo, «los hijos traen el pan bajo el brazo»: cuando Juan Camilo llegó a su vida, empezó a tener grandes oportunidades. La ascendieron en la Fuerza Aérea, volvió a viajar a Estados Unidos por temas laborales y, por coincidencias de la vida, integrantes del Ministerio de Defensa conocieron su trabajo y la invitaron a hacer parte del equipo donde inició como contratista y luego ascendió a coordinadora financiera. En el Ministerio duró dieciséis años, tiempo en el que tuvo grandes aprendizajes personales y laborales. Luego pasó al Ministerio de Ciencias, donde trabajó seis años.

Trabajó mucho: «Me quería comer el mundo a nivel laboral», dice. Sin embargo, llegó un momento en que buscó tener más tiempo de calidad con su hijo y brindarle mayor estabilidad, por lo que se presentó al concurso de carrera administrativa del Centro Nacional de Memoria Histórica. «Traje el cargo con el pensamiento. Vi que el examen era para mí, era como si me lo hubieran puesto», dice Bibiana, quien obtuvo el primer lugar en las pruebas funcionales.

 

 

Siempre se ha destacado por su rigor y disciplina tanto académica como laboral. Es detallista. Sale de su casa a las 4:30 a. m. para llegar a las instalaciones del CNMH a las 7:00 a. m. y regresa a su hogar antes de las 7:00 p. m. para compartir tiempo con su hijo.

Leidy Bibiana tiene muchos sueños y uno de ellos es ejercer la docencia: «Llevo 23 años trabajando en el tema financiero, pero me gustaría dedicarme algún día a enseñar». También le gustaría hacer un curso de fotografía, una de sus grandes pasiones escondidas. Piensa que el tiempo ideal para «vivir la vida» es cuando su hijo termine el colegio.

Y es que para ella lo más importante es compartir con Juan Camilo: él pudo conocer durante la pandemia lo que ella hacía en el trabajo y a partir de ese momento los dos fortalecieron más su relación de complicidad. En sus tiempos libres, lo acompaña a montar en bicicleta, una de sus grandes pasiones. También le gusta ir al cine, ver series españolas y armar rompecabezas, sudokus y todas las actividades relacionadas con la destreza de la mente. Leidy Bibiana es inteligente y siente fascinación por los números, además de tener una facilidad con ellos.

Busca un equilibrio en su vida y dice: «No puedes pedir resultados siempre. Hay que valorar a la gente, no todos tenemos la misma capacidad de aprendizaje, comunicación y habilidades. Tienes que aprender a distinguir eso. Ya pasé por un proceso donde lloré, reí y la gente me hizo ver que estaba fallando». Leidy Bibiana busca seguir formándose como persona y profesional en el CNMH, entidad en la que el pasado 12 de septiembre cumplió un año de haberse posesionado. «Si vas a estar 8 horas en el trabajo, tienes que ver algo positivo en la gente, en el chiste que te cuentan y hacer sentir bien a los que tienes a tu alrededor. Y si hay alguna diferencia laboral, entender que es solo eso: una diferencia laboral, y luego seguir adelante, poder tomar onces o almorzar con tranquilidad», dice. Formar lazos de amistad en el trabajo terminó siendo algo inesperado para ella, pero que aprecia bastante: incluso, por primera vez salió de viaje con sus compañeras de trabajo del CNMH.

Prefiere escuchar pódcast que oír música. Cree en Dios y fue catequista de niña; a su hijo le diría: «Me has enseñado a ser valiente. Me has dado ese motivo para nunca decaer, para siempre ver los lados positivos de las cosas, para poder buscar una salida, para seguir creciendo. Quiero que seas extremadamente feliz. Al final, la felicidad lo es todo».

No hay que hablar mucho con ella para darse cuenta de la calidad humana que tiene. Además de ser una gran profesional, sin duda es una buena persona. A Leidy Bibiana le agradecemos por su generosidad, solidaridad, profesionalismo y amor por la entidad.

 

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