Pizarro es un apellido que se ha transformado en símbolo de resistencia, lucha y paz. Ese es el apellido de María José, la hija menor de Carlos, el hombre que hace 25 años, como jefe del M19, decidió dejar las armas para firmar el primer proceso exitoso de paz en Colombia. Sin embargo, 40 días después, y siendo candidato presidencial, fue asesinado: “no podemos tener control sobre cada uno de los millones de colombianos”, explicó en su momento el presidente Virgilio Barco al referirse que el entonces candidato presidencial por la Alianza Democrática M19, debió prestar más atención a las noticias del país y no salir a las calles arriesgando su vida.
El pasado domingo 26 de abril, a las 12:20 p.m., María José Pizarro entró al Cementerio Central con su hermana María del Mar, cargaban un ataúd pequeño de color oscuro. Llevaban blusas blancas, jeans y caminaron con firmeza. Un cordón de seguridad les permitía moverse entre la gente, unas 300 personas que gritaban “Pizarro presente, presente, presente”. Hace 25 años fueron miles los que llegaron hasta aquí, llenos de rabia y dolor por la muerte del líder político.
María José recuerda que el día más horrible de su vida fue cuando mataron a su padre; ella era una niña que lloraba desconsolada frente al féretro, sentía que le arrancaban su vida. “No me atrevo a dejarlo ir”, expresa en su película “Pizarro”, al hablar sobre la fuerte unión que existe entre los dos.
María José llegó del exilio decidida a encontrar la verdad acerca del asesinato de su padre. Por eso el año pasado se realizó la exhumación del cadáver de Carlos Pizarro con apoyo de la Fiscalía, a la espera de que avance la investigación ya que el caso se encuentra en total impunidad; y pese a que fue declarado crimen de lesa humanidad aún no existe alguien juzgado.
El dictamen de la Fiscalía arrojó inconsistencias graves en el asesinato del sicario del padre de María José, a quien también se le practicó la necropsia. El estudio fortalece las declaraciones de los testigos quienes afirman que Gerardo Gutiérrez, el sicario, después de arremeter contra Pizarro se rindió y tras estar detenido en el piso del avión, uno de los escoltas del DAS le disparó al joven desarmado.