Premios Óscar: el drama humano que alojan los conflictos
A propósito de la reciente nominación del Abrazo del Serpiente a la 88ª edición de los Premios Óscar, CINE+MEMORIA quiere recomendar entre la selección de habla no inglesa, tres películas (A War, Theeb y El hijo de Saul) que exploran, cuestionan e interpelan a los espectadores sobre la tragedia de la guerra.
Entre la sensatez y sensibilidad de las circunstancias que abrigan a las guerras.
El cine siempre ha sido un instrumento político, público y artístico para des–construir los relatos de las guerras, de forma especial el conflicto afgano es sin duda uno de las confrontaciones más documentadas en la historia contemporánea del cine, sus motivaciones han sido la inspiración creativa de muchos directores.
A War (Krigen) del director danés Tobias Lindholm, representa este tipo de cine al narrar las dinámicas propias de confrontación del conflicto desde un perspectiva moral y profesional del servicio militar; dilema complejo al cual apuesta el director, ya que no solo reclama, sino actualiza el debate sobre la actuación de agentes estatales en la guerra de Afganistán en relación a la violación de los derechos humanos.
Tema que sin duda es polémico y constituye otro de los méritos del film, ya que su forma particular de entretejer los matices de la política de derechos humanos, nos permite -a través de su cinematografía- hacer parte de un juego de roles, que cuestiona la esquina desde la cual comprendemos, justificamos y juzgamos las dinámicas de la guerra, sus escenas consiguen compaginarnos esporádicamente entre roles de culpables e inocentes; interpelando al espectador sobre su lugar “admisible” en la guerra.
Estrategia de Lindholm que además deja al descubierto la ambigüedad de los contextos y repertorios de la ética humanitaria, evidenciando su carácter condicional al sujeto, espacio y tiempo del acontecimiento violento, que en tiempos de guerra parecen ser tan flexibles e interdependientes a nuestra propia supervivencia.
La cuota jordana a la categoría de mejor película de habla no inglesa.
El cine que representa conflictos armados se ha quedado con un espacio en nuestros recuerdos a través de películas como La vida es bella, Las tortugas también vuelan, Kamchatka, Buda explotó por vergüenza y Los colores de la montaña, que relatan las vidas de los niños y su cotidianidad en contextos de guerra.
Theeb, es el nombre de un niño de una tribu de beduinos nómadas del desierto jordano, quien como todo infante que vive en un territorio de conflictos, no entiende de bandos o ideologías políticas, de contextos sociales y enemigos. En él se refleja la pureza infaltable de un niño, la cual es acorralada por el agobio, la incertidumbre y la desgracia de las confrontaciones bélicas. La cinta de Naij acude a la sensibilidad que genera el lado de los inocentes, pues Theeb emprende camino con su hermano, el reemplazo paterno tras la muerte de su padre, para guiar a un oficial británico en la época de la primera guerra mundial. Un camino de dificultades, confrontaciones y muerte con el que no tenía que ver y al que no puede huir.
Las narraciones que evidencian la angustia de los niños en las guerras como Theeb, han generado una reflexión más profunda en el público, pues se desconectan por un momento la ideas que sostienen la defensa del uso de la fuerza como un mecanismo para lograr la riqueza, la conquista y el poder en algunos de los aspectos de la sociedad, y da paso a un pensamiento más inestable pero puro, como en un niño, sobre nuestros conceptos de justicia, venganza, y solidaridad.
107 minutos con la muerte
El pasado 11 de febrero llegó a cines colombianos El hijo de Saul, del director húngaro László Nemes, película basada en la historia de los Sonderkommandos, prisioneros judíos utilizados para trabajar en los campos de concentración nazi, especialmente en las cámaras de gas llevando los prisioneros -en muchas ocasiones su familiares o amigos- para quemarlos.
El director László Nemes interna a los espectadores en la desesperación del protagonista, Saul Auslander, uno de los Sonderkommandos, para mostrarnos las complejidades de la vida al tener de frente la muerte. De manera directa y precisa, El hijo de Saul es una película para deleitarse con una narrativa nunca antes vista, y hablada, sobre el holocausto nazi, que nos introduce en las diferentes maneras creativas que pueden surgir a la hora de relatar un tema tan saturado. Es una película que le hace un llamado de atención a los realizadores nacionales, invitándolos a contar y recontar el conflicto armado colombiano desde otras ópticas.
Esta producción audiovisual está contada narrativamente desde la experiencia de Saul a través de dos líneas. La primera como prisionero, pero a la vez verdugo. Como héroe y antihéroe, mostrando episodios claves en la labor de él como Sonderkommando. Con el desasosiego que le produce encontrar su rendición moral con un joven, que identifica como su hijo, y al cual quiere salvar del fuego al darle digna sepultura.
-“Traicionaste a los vivos por un muerto”-, le dice un compañero, Sonderkommando, a Saul Auslander (Géza Röhrig).
La segunda es el peso que le da el manejo de la cámara, siempre un Saul en primer plano, reflejando su angustia, dolor, frustración, temor, rabia; algo que muestra el dolor de la guerra. Una estrategia narrativa de alta calidad que se fortalece de planos secuencias, con un destacado sonido que hace juego con el solido discurso de los personajes. Una película con mirada de documental.
Son estas las razones por la cuales recomendamos A war, Theeb y El hijo de Saul, en esta entrega especial de CINE + MEMORIA sobre los films que hacen carrera por la estatuilla a mejor película de habla no inglesa de los premios Oscar.
La ceremonia de entrega de los Premios Óscar 2016, será el próximo 28 de febrero en el teatro Dolby de Los Ángeles.
Publicado en Noticias CNMH