Allí estaban, rodeando el yarumo. Tantas y a la vez una. La “negra, negrita” del Carmen con la de los cafetales del Cauca, y la de Machuca, Antioquia, con la que llegó desde Buenaventura. Todas tierra; todas ilusión de paz.
Buenas noches les decimos/ buenas noches Bogotá/ Les venimos a contar/ lo que pasa en Bojayá/ Santa María, danos la paz/ que esta violencia no siga más/ Ustedes, los principales/ ¿cómo nos van a ayudar?
Con aquella consigna hecha canto inició un ensamble musical inédito entre las cantadoras de la comunidad de Pogue, Bojayá, y del grupo Echembeleck, conformado por mujeres del Pacífico desplazadas por la violencia.
Sus voces abrieron la ceremonia en la que se puso la primera piedra del Museo de Memoria de Colombia, un proyecto nacional que quiere articular la memoria del pasado con la construcción del futuro, que respetará la diversidad y la diferencia, y que contribuirá a la reconciliación y el reconocimiento de las víctimas.
“Con esta obra, el Estado colombiano dignifica, visibiliza y resguarda a las víctimas plurales y diversas del conflicto armado en Colombia. Para que la sociedad colombiana y el mundo nunca olviden los crímenes de guerra y de lesa humanidad que produjeron intenso dolor y sufrimiento”, aseguró Darío Acevedo, director del Centro Nacional de Memoria Histórica.
El desarrollo del acto estuvo marcado por momentos emotivos para los asistentes, como el descubrimiento de una placa conmemorativa y la siembra colectiva de un yarumo con tierra procedente de todas las regiones desde donde llegaron las víctimas. Allí afloraron consignas de vida: “Parimos hijos para la vida y no para la guerra”, “Queremos morir de viejos y no de pena porque asesinan a los nuestros”.
Durante el evento se proyectaron piezas audiovisuales que mostraron el proceso descentralizado de construcción social que ha tenido el Museo desde 2012: encuentros en los territorios, actividades pedagógicas, conmemorativas y artísticas, exposiciones e itinerancias. Todos esos aprendizajes siguen nutriendo la creación de este lugar de encuentro para las víctimas y para toda la sociedad.
FOTO (Efrain Herrera - Presidencia): La puesta de la primera piedra del Museo refrendó el compromiso institucional con la memoria del conflicto y con las víctimas.
Nidia Mercedes Bermeo, representante de las víctimas ante el consejo directivo del CNMH, hizo un llamado para que el Museo refleje los estragos de la guerra, pero también las historias de las personas que “con su vida han servido de inspiración para seguir adelante”.
“Las víctimas han demostrado al mundo y al país que hay caminos de superación que no implican llamados a la venganza”, agregó Darío Acevedo ante un público en el que se encontraban representantes de organizaciones de víctimas de regiones como Santander, Huila, Cauca, Valle, Chocó, Putumayo y Antioquia.
Finalmente, se compartieron los criterios básicos que tendrá el Museo. Estos incluyen la construcción de ejes que reflejen el universo plural y diverso de las víctimas, desistir de la pretensión de promulgar verdades oficiales, y una misión pedagógica que rechace la violencia y que respete a las instituciones democráticas.
También el Presidente de la República, Iván Duque Márquez, habló de sus expectativas con la primera piedra y el inicio de la construcción del Museo: “Ninguna de sus piedras les devolverá a las familias los seres queridos que se han perdido en las manifestaciones abruptas de la crueldad; pero servirán para que todos, como nación, digamos: ¡Ya basta!”, afirmó.
El Museo abrirá sus puertas en 2022. El diseño del edificio, ganador de un concurso público internacional en 2015, tendrá más de 14.000 metros cuadrados y seis pisos que podrá albergar hasta 3.389 personas. Habrá cinco salas de exposición, una sala de reuniones y multipropósito (Black Box), con capacidad para 250 personas, y áreas destinadas al centro de documentación, una ludoteca y espacios de formación.