Etiqueta: Cantos

Pogue: la memoria hecha de cantos

Pogue: la memoria hecha de cantos

Autor

Camila Orjuela Villanueva.

Fotografía

Natalia Quiceno Toro. Ilustraciones por Carolina Rivera

Publicado

22 Ene 2016


Pogue: la memoria hecha de cantos

Pogue es un pueblo afrodescendiente perteneciente al Consejo Comunitario de la Asociación Campesina Integral del Atrato (Cocomacia), un territorio al cual se llega tras embarcarse por varias horas en panga y bote por el río Atrato y por el río Bojayá en el departamento del Chocó.


Desde allí, en noviembre de 2015 el grupo de cantaoras las Musas de Pogue presentaron a su comunidad y a atrateños visitantes dos productos para fortalecer su cultura y sus experiencias cotidianas de resistencia, en medio de la disputa que se gesta desde hace varias décadas en la región del Atrato por su territorio colectivo.

La cartilla Pogue: un pueblo, una familia, un río y el documental Las Musas de Pogue, fueron compartidos a los rezanderos y cantadoras invitadas de comunidades vecinas como La Boba, Veracruz, Buchado, Bellavista y Puerto Conto, pueblos en los cuales aún perviven las manifestaciones que, junto a los cantos de las Musas, constituyen el universo espiritual y las prácticas mortuorias de las comunidades negras del Chocó.

Cuando en 2002 ocurrió la masacre de Bojayá, la relación de los vivos con sus muertos estalló en mil pedazos, y como ellos mismos señalan: quedaron sin saber cómo velar y cantar a tanto muerto, qué sentido atribuir a los cuerpos mutilados y dispersos por la Iglesia y de qué forma tramitar la deuda adquirida con sus seres queridos al abandonarlos en una fosa sin hacer los rituales que corresponden a cada quien, de manera individual y especifica según su edad.

En Pogue, esta experiencia cobró un especial significado no solo por el papel que han tenido que asumir rezanderos y cantaoras frente a la mala muerte – la ocasionada por el conflicto armado y la violencia-, sino porque un número significativo de las víctimas mortales de ese 2 de mayo eran hombres, mujeres y niños descendientes  de los primeros pobladores de su pueblo.

Por eso, desde el 2014 y durante el 2015, estás mujeres lograron la articulación de las hermanas Agustinas Misioneras de la Diócesis de Quibdó, el Centro Nacional de Memoria Histórica, Cocomacia, la investigadora Natalia Quiceno Toro, la Universidad de British Columbia (Canadá), la  Fundación Passolini de Medellín y la Organización Internacional para las Migraciones para fortalecer su grupo y avanzar en su propósito de “hacer escuela” y con ello trasmitir sus saberes por toda la región de Bojayá, especialmente, con las nuevas generaciones. Ejemplo de esto es que Jhon Mario Mosquera, un niño del grupo, ya cuenta con su primera composición de alabao, uno de los que se entonó el pasado 6 de diciembre en el acto de reconocimiento de responsabilidades por la masacre de Bojayá por parte de las Farc. 

Compartimos entonces la cartilla Pogue: un pueblo, una familia, un río acompañado del mensaje que envían las Musas: “tenemos el gusto, el honor y el cariño, de entregarles con todo el corazón y con todo el alma nuestros saberes y esperamos que todo lo que encuentran ahí escrito se apersonen de él y lo compartan con todo el mundo”.

Escuchen también el programa radial que realizaron Cocomacia y Bojayá Estéreo sobre el evento de lanzamiento:

Asimismo compartimos los versos que Ana Oneida Orejuela, cantaora de Pogue, nos compartió al finalizar la jornada.

Aquí llegaron la gente
que hace seis meses un día
que vinieron a buscar
eso que ellos querían.

Llevaron el alabao,
el santo dios y el gualí,
lo montaron a internet,
lo pasaron a CD,
lo traen purificado
pa´ que lo vean aquí.

20 años de estar cantando
como garza en la laguna
rompiéndonos la garganta
sin esperanza ninguna.

A las grandes filmadoras
y a esa bendita memoria
hoy nos han reconocido
y nos tienen en la historia

 


Cantos, Cultura, Pogue, resistecia

Alabaos, cantos de resistencia y memoria

Noticia

Autor

Laura Cerón

Fotografía

César Romero

Publicado

28 Mar 2016


Alabaos, cantos de resistencia y memoria

En la Catedral Primada de Colombia las luces se apagan, al fondo, una fila de mujeres con una batea en la cabeza entonan versos que retumban hasta el techo. Los alabaos son cánticos que desde distintas zonas del pacífico colombiano crean un puente entre los muertos que se van y los vivos que quedan.


Las mujeres que conforman el grupo Oro y Platino son nueve, todas nacidas y criadas en Condoto, Chocó, un municipio a tres horas de Quibdó, la capital del departamento. Una de ellas, María Jesucita Mosquera, de 47 años, siempre pensó que la vida no le alcanzaría para lograr cantar en la catedral más importante del país. En el momento en que mostraron Canto para no olvidar, presentación que hizo parte del Festival Iberoamericano de Teatro de Bogotá, la emoción la invadió por completo. “Nuestra cultura es vida, para nosotros visibilizar lo que hacemos los afro es muy importante, es un aporte que le hacemos al desarrollo del país a través de nuestra cultura”.

Declarado Patrimonio Inmaterial de la Nación desde 2014, los alabaos son cantos que reúnen a una gran cantidad de personas entorno a la muerte de un ser querido. De acuerdo a la edad del muerto, los cantos cuentan historias narradas por una voz líder y un coro de mujeres que responde. Si la persona murió en edad adulta los versos resultan románticos, se exalta la alabanza a Dios, se crean plegarias para que lo acoja, lo perdone, lo cuide y le abra las puertas del cielo. Por el contrario, si muere entre los 12 y los 18 años se cantan arrullos porque eran jóvenes que habían cometido pecado. Cuando muere un bebé el velorio es totalmente distinto, es una fiesta llamada gualí.  Como dice Jesucita “son niños que van derecho al cielo, es una fiesta, Dios los acoge inmediatamente”.

El interés por el canto en Jesucita nació desde muy pequeña cuando asistía a los velorios. Se emocionaba al escuchar las voces roncas y profundas de las mujeres más viejas del pueblo que cantaban y se contoneaban alrededor del difunto. Cuando alguien muere toda la comunidad se solidariza con las personas que han perdido a un ser querido. La tradición, que se remota a la colonia, en que los esclavos cantaban festejando que aquel muerto no sería más esclavo, ha perdurado de generación en generación. En el velorio mientras unos preparan el muerto, lo bañan y le ponen sus mejores ropas, otros cocinan para los asistentes. Mientras unos alistan y decoran la tumba, otros se congregan a rezar y cantar.  

Actualmente, las mujeres de Condoto reconocen el valor simbólico que tienen los alabaos en la construcción de memoria histórica. Los alabaos también contienen cantos sociales dedicados a la historia de su pueblo, a la violencia sufrida por el conflicto armado, al perdón y a la reconciliación. Los alabaos son el ejemplo de una manifestación tradicional de la cultura chocoana que resiste y que se niega a desaparecer, “ahora imagínese el aporte que nosotros traemos a la paz con nuestros cantos –afirma Jesucita con la emoción en los ojos- quién no se conmueve con un alabao, imagínese si todos los colombianos escucharan la lombriz o santa azucena. Nosotros en el Chocó somos ejemplo de solidaridad y unión”.

El Centro Nacional de Memoria Histórica realizará un evento de alabaos protagonizados por mujeres de la comunidad de Pogue, Chocó, el 9 de abril en el Museo Nacional.  Próximamente más información en el sitio web.

 


Cantos, Memoria

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