Autor: CNMH

Lugares del horror y la memoria: claves del informe sobre el Bloque Catatumbo

«En Urabá no hay resistencia, hay berraquera»

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CNMH

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Hornos de Juan Frío durante inspección judicial. Fotografía suministrada por La Opinión al CNMH.

Publicado

2 enero 2024


Lugares del horror y la memoria: claves del informe sobre el Bloque Catatumbo

La más reciente investigación del CNMH reconstruye la historia del Bloque Catatumbo de las Autodefensas Unidas de Colombia, que operó en 30 municipios de Norte de Santander entre 1999 y 2004.

 

En la larga historia del conflicto armado en el departamento de Norte de Santander ―ubicado al nororiente colombiano, en la frontera con Venezuela―, sobresalen los impactos humanitarios producidos por el Bloque Catatumbo (BC) de las Autodefensas Unidas de Colombia (AUC). Una estructura compuesta por cuatro frentes desplegados en 30 municipios, bajo el comando de Jorge Iván Laverde Zapata, conocido como el Iguano.

Para aportar al esclarecimiento de los crímenes perpetrados por esta estructura, el Centro de Nacional de Memoria Histórica (CNMH) acaba de presentar en Cúcuta su más reciente informe: Memorias de sobrevivientes al Bloque Catatumbo, compuesto por dos tomos. La investigación hace parte de una serie sobre el origen y la actuación de los grupos paramilitares en las regiones, que reúne centenares de testimonios de excombatientes vinculados al Mecanismo no Judicial de Contribución a la Verdad ―entre otras fuentes―.

El tomo I, titulado El estallido de un trueno ajeno, reconstruye la historia del BC, que operó entre 1999 y 2004, cuando se desmovilizó como resultado del proceso de negociación entre las AUC y el Gobierno colombiano. El documento detalla las estructuras y formas de operar de los frentes La Gabarra, Tibú, Fronteras y El Tarra.

 

 
 
 
 
 
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El tomo II, Guerra sin fronteras, resistencias sin límites, está centrado en los daños que el BC produjo en la sociedad nortesantandereana, pero también en las estrategias de afrontamiento de familias, comunidades y organizaciones. Estas últimas, situadas en el marco de la justicia transicional existente, la recomposición de formas organizativas y el impulso de acciones territoriales de memoria.

Entre muchos de sus aportes, el informe se destaca por la documentación de los espacios donde se violentaron y ocultaron los cuerpos de las víctimas; bienes civiles  ―rurales y urbanos, privados y comunitarios― empleados como centros de tortura, asesinato, inhumación y cremación. Además, registra aquellos lugares que han sido renombrados, resignificados y erigidos como monumentos en memoria de las víctimas.

Los sitios del horror

El BC ha sido reconocido públicamente por incinerar los cuerpos de sus víctimas. En una antigua fábrica de ladrillos ubicada en el corregimiento Juan Frío, en el municipio Villa del Rosario, varias decenas de cuerpos ―previamente inhumados― fueron cremados en hornos para evitar que fuesen descubiertos por la Fiscalía General.

 

Además de esos hornos ―recientemente intervenidos por la Unidad de Búsqueda de Personas Dadas por Desaparecidas― el informe del CNMH documentó la existencia de otros lugares de incineración a cielo abierto: las fincas Pacolandia, de Cúcuta; y Aguasucia, ubicada en inmediaciones del río Táchira.

 

Consulte aquí el El estallido de un trueno ajeno

 

Los ríos de la región también fueron usados para la desaparición de las víctimas. Al respecto, el informe señala: “Los principales ríos convertidos en acuafosas fueron los ríos San Martín, Campo Tres, Oro, Tarra, Zulia, Sardinata y, por supuesto, Catatumbo. En este último se establecieron puntos frecuentes de desaparición forzada”.

 

Ruinas de calabozo paramilitar en la base El Sesenta. Fotografía de Jhon Jairo Jácome para La Opinión y suministrada al CNMH.

 

Los paramilitares, además, establecieron centros urbanos de detención, tortura y asesinato: en La Gabarra, la base paramilitar El Sesenta y una casa ubicada en el barrio Once de Noviembre; en Tibú, “la casa de los enfermos”; en El Tarra, las residencias El Popular, El Capri y América; y en Las Mercedes (Sardinata), la Cantina Verde.

La destinación de viviendas y bases paramilitares para la perpetración de graves crímenes ocurrió «en prácticamente todos los municipios donde tuvo control el BC», según el informe. La Cúcuta urbana no fue la excepción; parqueaderos ubicados en el sector de Alejandría fueron usados como sitios de retención, mientras un sector de la central de abastos que se encontraba desocupado fue utilizado como lugar de torturas y ejecuciones.

 

Consulte aquí Guerra sin fronteras, resistencias sin límites

 

Espacios de uso comunitario también fueron usados por los paramilitares para arrojar los cuerpos de sus víctimas, lo que produjo temor en la población y restringió su uso. Así ocurrió con una cancha de fútbol ubicada en el barrio Cerro Norte, de Cúcuta, nombrada como El Chulo por la frecuente aparición de cadáveres. El sitio conocido como La Virgen, en Sardinata, también «fue convertido en una zona de ejecución y de abandono de cadáveres», de acuerdo con la investigación.

Lugares de memoria

Algunos de los sitios donde el BC perpetró graves crímenes han sido apropiados, renombrados y resignificados por organizaciones y comunidades de la región, tal como destaca el informe del CNMH.

Es así como en distintos municipios se han erigido placas y monumentos en memoria de las víctimas: en La Gabarra, en el sitio donde funcionó la base El Sesenta; en Sardinata, en la Virgen de la Ye, la Casa de la Cultura y el cementerio del corregimiento Las Mercedes; en El Tarra, en el parque principal; y en Cúcuta, en la central de abastos.

 

Memorial por las víctimas en el cementerio del municipio de Sardinata. Fotografía de Camilo Villamizar Hernández para el CNMH.

 

Otros lugares han sido renombrados. La cancha El Chulo se llama hoy cancha de La Paz; una asociación cultural de El Tarra lleva el nombre del exalcalde José de Dios Díaz Núñez, asesinado por el BC en 2003; y el frigorífico de Sardinata fue llamado Félix María Hernández Casas, en honor al pesero asesinado por paramilitares en 2000.

 

Lea también: 14 042 desmovilizados de grupos paramilitares han aportado a la memoria histórica

 

Las comunidades también han destinado lugares para la construcción de memoria y la documentación de violaciones a los derechos humanos. Es el caso de la Casa de la Memoria de El Aserrío, en Teorama; y las tres Casas de Derechos que existen en el Catatumbo.

 

La investigación del CNMH destaca el “insuficiente acompañamiento del Estado” a las iniciativas de memoria de los municipios donde operó el BC, donde existen importantes demandas de la comunidad para dignificar la memoria de las víctimas en el espacio público.

Otros hallazgos

Los dos tomos de Memorias de sobrevivientes al Bloque Catatumbo contribuyen al esclarecimiento de las alianzas entre el BC y agentes estatales, las fuentes de financiación de esa estructura paramilitar y los crímenes perpetrados contra la población civil.

Haciendo uso de múltiples fuentes, la investigación concluyó que «este grupo paramilitar tuvo como uno de sus patrones de macrocriminalidad el arrasamiento de caseríos completos», lo que fracturó la economía campesina y habilitó la siembra de grandes extensiones de palma de aceite.

Esta publicación se suma a otros aportes realizados por el CNMH para la reconstrucción de la memoria en Norte de Santander. Entre ellos, Hacer la guerra y matar la política. Líderes políticos asesinados en Norte de Santander (2014), Con licencia para desplazar. Masacres y configuración territorial en Tibú, Catatumbo (2015) y Catatumbo: memorias de vida y dignidad (2018).


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La Ruta Pacífica de las Mujeres: un movimiento feminista que abraza los territorios

«En Urabá no hay resistencia, hay berraquera»

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CNMH

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Movilización Nacional de la Ruta Pacífica de las Mujeres «Un viaje de alegría y fiesta por la vida» en el Bajo Cauca y el Norte de Antioquia. Crédito: Ruta Pacífica de las Mujeres.

Publicado

18 diciembre 2023


La Ruta Pacífica de las Mujeres: un movimiento feminista que abraza los territorios

Desde 1996, la organización feminista, pacífica y antimilitarista ha transitado Colombia poniendo en el centro el cuerpo de las mujeres como territorio de violencias en el conflicto armado.

 

En la tierra donde el banano brota con facilidad y el conflicto armado ha dejado una huella imborrable, empezó a sonar un llanto colectivo de dolor que alcanzó los oídos de más de mil mujeres en Colombia. En 1996, al Urabá antioqueño llegaron alrededor de mil quinientas mujeres para abrazar a aquellas cuyos cuerpos eran desgarrados por la violencia.

«Supimos que había un corregimiento donde el 70 % de las mujeres eran víctimas de violencia sexual», dice Marina Gallego Zapata, coordinadora nacional y cofundadora de la Ruta Pacífica de las Mujeres (RPM). Esa cifra despertó las alarmas de las organizaciones de mujeres y se sumó a la intranquilidad por el pico de desplazamientos y masacres que había en la subregión. «Teníamos que hacer algo por esas víctimas totalmente invisibles en Colombia», agrega.

En ese momento, la RPM no existía, pero la necesidad de una movilización era latente. «No hubo que convencer a nadie, sino que más bien canalizamos la situación para juntarnos», explica la coordinadora nacional. En una época en la que no existían las redes sociales, las organizaciones —en su mayor parte de Medellín— aparecieron en los periódicos de la época, nacionales e internacionales, y llegaron hasta Mutatá (Antioquia).

 

 

De acuerdo con Kelly Echeverry Alzate, coordinadora de la RPM en Antioquia, desde esa movilización se empezó a tejer y a construir el movimiento. «La Ruta cruza todos esos territorios que eran negados para las mujeres y reivindica que este país también nos pertenece», puntualiza.

 

 
 
 
 
 
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Una sombrilla de organizaciones

Han pasado 27 años desde la consolidación del movimiento feminista, pacifista y antimilitarista, y una de las razones por las que se ha mantenido en el tiempo tiene que ver con las organizaciones que lo componen. «Las que vinieron no fueron mujeres individuales —señala Marina—. Cuando decidimos crear la Ruta, fue una decisión colectiva de nueve regiones».

Las cerca de mil quinientas mujeres que llegaron a Mutatá estuvieron impulsadas por el dolor de las víctimas. «Cuando uno escucha a las cofundadoras, había mucha indignación y creo que eso convocó a otras feministas», precisa Kelly sobre el movimiento que pone en el centro el cuerpo de las mujeres como territorio afectado por violencias sistemáticas.  «La RPM es un proceso, es como una sombrilla en la que están todas las organizaciones».

En vez de debilitarse, el tejido que se construyó desde noviembre de 1996 se ha fortalecido. «Yo no sé si las fundadoras sabían que esto iba a perdurar durante más de veinte años y se iba a volver un movimiento tan potente», indica la coordinadora de Antioquia. Así, Mutatá fue la primera de muchas movilizaciones que buscaron la paz y la reivindicación de las mujeres.

 

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«Del 2000 al 2009, la RPM se mantuvo, se sostuvo y se consolidó en medio de un país que no daba para negociaciones», comenta Gallego. A diferencia de otras organizaciones que desaparecieron bajo la política de Seguridad Democrática, «nosotras nos hicimos al lado de las mujeres y mantuvimos una agenda hasta que llegó el Acuerdo de Paz con las FARC», añade.

Ni un hombre, ni una mujer, ni un peso para la guerra

La Ruta Pacífica de las Mujeres ha pasado por el territorio a contracorriente. «Que un montón de mujeres entraran sin pedir permiso a Mutatá, sin militarizar la zona, es un acto de profunda rebeldía y sentido por la vida», sostiene Echeverry. Y ese ejercicio por y para las mujeres generó una fuerza colectiva de decir «aquí estamos».

Las feministas que le han apostado a seguir los caminos tejidos desde Urabá entendieron que los armados también podían ser los hijos e hijas de las activistas. «Este movimiento no solo es en contra del uso y gasto en las armas —reflexionó Kelly—, sino que es también en contra de la militarización de la vida civil y cotidiana».

 

 

Sin la consigna con la que nació la RPM («ni un hombre, ni una mujer, ni un peso para la guerra»), el movimiento no sería lo que es hoy. «El camino del antimilitarismo ha sido nuestro polo a tierra. Es nuestro apellido fundante, que propende por la recuperación de la vida y del territorio dignamente», afirma la coordinadora de Antioquia.

Tanto Kelly como Marina han encontrado un apoyo colectivo en la Ruta, y esa sensación también se ha replicado a lo largo del país. «Creo que la movilización es un abrazo real a los territorios», dice Echeverry. Las mujeres saben que cuentan con un apoyo, saben que si violan a una o incluso si reclutan a un menor de edad la Ruta denunciará.


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Así avanza el Centro Nacional de Memoria Histórica en la implementación de las recomendaciones de la Comisión de la Verdad

«En Urabá no hay resistencia, hay berraquera»

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CNMH

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Fuente: Mary Torres. Directivas del CNMH presentaron la estrategia de difusión del legado, del Informe y de las recomendaciones de la Comisión de la Verdad.

Publicado

18 diciembre 2023


Así avanza el Centro Nacional de Memoria Histórica en la implementación de las recomendaciones de la Comisión de la Verdad

Los detalles se socializaron en un encuentro público organizado por el Centro Nacional de Memoria Histórica (CNMH) y el Comité de Seguimiento y Monitoreo a la Implementación de las Recomendaciones de la Comisión.

 

Además de aportar al esclarecimiento del conflicto armado colombiano, los volúmenes del Informe Final de la Comisión para el Esclarecimiento de la Verdad (CEV) contienen una serie de recomendaciones para que el Estado y la sociedad avancen en la consolidación de lo que la propia Comisión denominó «la paz grande».

Doce de esas recomendaciones se relacionan con la memoria y la verdad, según el análisis realizado por el Comité de Seguimiento y Monitoreo a la Implementación de las Recomendaciones de la Comisión (CSM), creado por el Acuerdo Final de Paz. Entre ellas se encuentran la formulación de una política pública de memoria y verdad, la realización de procesos de memoria sobre funcionarios judiciales victimizados, el esclarecimiento de las violencias sufridas por los pueblos étnicos, la difusión del legado de la CEV y la difusión de los testimonios de las personas LGBTIQ+ victimizadas.

Para conocer los avances de su implementación , el CNMH y la CMS realizaron este 11 de diciembre el encuentro «Estrategia de difusión del Informe Final y de las Recomendaciones de la Comisión para el Esclarecimiento de la Verdad», cuya apertura estuvo a cargo de María Gaitán Valencia, directora del CNMH; Francisco de Roux, expresidente de la CEV; y Marina Gallego, presidenta del CSM.

 

Reviva el encuentro aquí:

 

En su intervención, Gaitán reafirmó el compromiso del CNMH con la implementación de las recomendaciones, pero reiteró la necesidad de continuar trabajando en torno a dos temas fundamentales.

Fuente: Mary Torres. La directora general del CNMH destacó la necesidad de garantizar la continuidad de la institución más allá de 2031.

 

El primero es el análisis de los volúmenes del Informe, con el objetivo de identificar aquellos procesos, hechos y discursos que no fueron recogidos en el trabajo final de la CEV. «Cuando analizamos, los diálogos sociales han sido muy importantes. Empezamos a aprender que hay voces que han sido olvidadas por distintas razones. Estamos, por ejemplo, entendiendo que el insilio también hace parte de este conflicto», señaló.

 

Consulte aquí el Informe Final de la Comisión de la Verdad

 

El segundo consiste en revaluar la recomendación de la CEV según la cual sería el Museo Nacional de la Memoria, y no el CNMH, la institución pública, de «carácter permanente, autónoma e independiente, encargada de construir, preservar, apropiar y difundir las memorias del conflicto y de los afrontamientos y resistencias desde una perspectiva plural».

Al respecto, Gaitán señaló que la eventual desaparición del CNMH implicaría la imposibilidad de continuar desarrollando una agenda investigativa propia que permita avanzar en el esclarecimiento del pasado: «Eso sería un gravísimo error, y el territorio lo comparte. Necesitamos continuar esclareciendo, involucrando las memorias que no fueron incluidas por alguna razón en el informe de la Comisión». Por esa razón, reiteró la necesidad de que la institución adquiera un carácter permanente.

Francisco de Roux, expresidente de la CEV, reconoció que «la verdad tiene que ser sometida a la crítica, a la confrontación de nuevos datos, de nuevas investigaciones, de nuevas víctimas […]. Ese es el dolor brutal del país, y nosotros tenemos que comprender esa situación y estar siempre abiertos a las víctimas, a nuevas críticas y reclamos para que la realidad de Colombia llegue toda y nos toque a todos».

 

Fuente: Mary Torres. El padre Francisco de Roux se desempeñó como presidente de la Comisión para el Esclarecimiento de la Verdad.

 

En ese sentido, de Roux destacó que la eventual extensión del trabajo del CNMH debería cambiar los mecanismos de elección del director y la composición del consejo directivo para asegurar una mayor independencia: «Si ha de haber una ley sobre el CNMH, ese es también un debate democrático, debe ser una institución de Estado, que no dependa del presidente de la república. Esta búsqueda incansable de la verdad debe ser absolutamente libre; no debe estar al servicio de la Iglesia, los militares o guerrilleros, los partidos, nuestros amigos o nuestras familias. Es la verdad de las víctimas, de la dignidad humana».

Los avances de la implementación

Durante el evento, directivos del CNMH presentaron los avances que ha realizado la institución frente a la implementación de las recomendaciones del Informe Final de la CEV.

En relación con las investigaciones, Álvaro Villarraga, director de Construcción de Memoria, explicó que la agenda investigativa del Centro dialoga con los volúmenes del Informe, contribuyendo a su difusión y análisis. Así ocurre en las que indagan por actores armados específicos (ELN, disidencias de las FARC-EP, estructuras armadas delincuenciales de alto impacto), procesos regionales, origen del conflicto, la naturaleza y el territorio como víctimas, pueblos étnicos y el estallido social de 2021.

 

El CNMH recibió una copia del Informe Final de la Comisión de la Verdad 

 

Villarraga expresó: «Estamos culminando 12 procesos de investigación; desarrollando 70 procesos regionales de acompañamiento a memorias que entregan elementos de esclarecimiento diversos; y 33 ejercicios de memoria histórica demandados por entes judiciales. Parte de los 120 procesos de memoria y esclarecimiento a cargo de esta área se cruzan de muchas maneras con la consulta, revisión y complementación de los informes [de la CEV]».

El CNMH también ha avanzado en la apropiación pedagógica del legado, relacionándose con actores educativos, comunidades y medios de comunicación para construir agendas de trabajo. Además, ha iniciado la incorporación de los documentos públicos del archivo de la Comisión al Archivo Virtual de los DD. HH., y de los datos sobre violaciones a derechos humanos recabados por la Comisión en las bases de datos del Observatorio de Memoria y Conflicto (OMC), lo que ha facilitado su consulta.


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Acciones que transforman: tres espacios inolvidables de la Semana por la Memoria del Centro Nacional de Memoria Histórica (CNMH)

«En Urabá no hay resistencia, hay berraquera»

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Durante el 7 de velitas, en la Semana por la Memoria, el CNMH lanzó juegos pirotécnicos en la gran fogata por la memoria para apostarle a la transformación.

Publicado

12 diciembre 2023


Acciones que transforman: tres espacios inolvidables de la Semana por la Memoria del Centro Nacional de Memoria Histórica

Del 5 al 10 de diciembre de 2023, en la Plazoleta del Concejo de Bogotá, se realizaron conversatorios, muestras artísticas y juntanzas para honrar y dignificar las tradiciones de los pueblos indígenas y de las comunidades negras, raizales, afrodescendientes, palenqueras y campesinas.

 

«La creación de la Semana por la Memoria de 2023 se la entregamos a las acciones que transforman», manifestó María Gaitán Valencia, directora del Centro Nacional de Memoria Histórica (CNMH). Entre el 5 y el 10 de diciembre, desde distintos territorios se congregaron líderes y lideresas en el eje de la memoria de la capital para encender una luz por la memoria y la transformación.

Bajo la premisa «El territorio habla, el centro escucha», el CNMH ha implementado la estrategia de territorialización para llegar a aquellos lugares afectados por el conflicto armado en Colombia. «Al escuchar el territorio, empezamos a tener luces de lo que estamos viendo hoy. Si nosotros no avanzamos a una memoria histórica, con un enfoque de transformación, no vamos a lograr salir de esta guerra», explicó la directora.

De este modo, las acciones que transforman fueron las protagonistas de la Semana por la Memoria 2023. Alrededor del Fogón del Ubuntu hubo seis juntanzas para reflexionar, dignificar y honrar la diáspora africana en Colombia; y en las demás zonas se presentaron veinte conversatorios y quince expresiones artísticas, entre ellas el concierto de la rapera Diana Avella en compañía de la Tribu Newen.

 

 
 
 
 
 
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Diálogos al calor del fogón

El Fogón del Ubuntu, eje central de la Semana por la Memoria, fue el epicentro de conversaciones entre mujeres cocineras de comunidades negras, afrocolombianas, raizales y palenqueras de distintas regiones del país, investigadoras y el chef congolés Chris Massamba. En este escenario, el CNMH buscó reconocer el fogón como punto de partida para valorar los aportes de las cocineras tradicionales a la transmisión de saberes, la unidad de las comunidades y la transformación cultural.

En seis momentos diferentes, los participantes narraron las historias, los aprendizajes, las reflexiones y las identidades que han construido en torno a la cocina. Iselis Cassiani, sabedora de Palenque, dijo: «Para las mujeres afrocolombianas, la gastronomía es clave. Nosotras aportamos a la memoria, al cuidado de las raíces africanas y de nuestra identidad a través de la cocina, que es una de nuestras muchas expresiones de resistencia».

El chef congolés Chris Masamba, que reside en Francia, reiteró el vínculo entre la gastronomía y las formas de la resistencia: «Las recetas y los ingredientes de la cocina tradicional africana son mucho más que un método de preparación de nuestros alimentos; son, ante todo, un símbolo de nuestras luchas por la libertad. África vive y resiste a través de cada receta».

 

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En estos diálogos también se reconocieron las afectaciones que el conflicto armado ha producido en la alimentación de las comunidades. Los confinamientos, por ejemplo, les han impedido ir a las parcelas a sembrar y a los ríos a pescar. Carolina Escobar, del CNMH, explicó que «los grupos armados limitaron las formas tradicionales de cocinar de las comunidades afros. En el desplazamiento forzado se perdieron prácticas como la pesca y las azoteas. Se perdieron plantas e ingredientes para mantener las recetas vivas».

Estas conversaciones motivaron la participación de organizaciones sociales y de víctimas. La Corporación Camaleón, de Apartadó, destacó que las prácticas culinarias han conservado la identidad que ha sido amenazada por la violencia: «Las ollas comunitarias nos han hecho fuertes para enfrentar una violencia mucho más cruda, una violencia interna que nos ha despojado de lo más importante: la cultura. ¿Eso dónde lo encontramos? En un plato de comida, en las manos que nos preparan el alimento».

Antes y después de los diálogos, las cocineras compartieron con el público productos elaborados por ellas: dulce de papaya del Cauca, arequipe de borojó y chontaduro del Chocó, y viche curado de Tumaco. En el mismo Fogón se preparon alimentos para los asistentes.

Al cierre de la última juntanza, la directora general del CNMH, María Gaitán Valencia, informó que la metodología del fogón se replicará en el Museo Nacional de Colombia, donde se realizarán escuchas permanentes.

La tarima como un espacio para la Colombia fuera de Colombia

«Me dijeron que estoy en la lista, dizque por colaborar con la guerrilla, ¡pero no es cierto! Yo soy la voz de la comunidad». Con esas palabras empezó el monólogo Elvia de la lideresa y defensora de derechos humanos Martha Hinestroza. «La bala del fusil me encontró de rodillas llorando […], pero desperté en un mundo diferente, en uno donde hay justicia», agregó.

Hinestroza llegó a la Semana por la Memoria desde Londres para enseñar cómo el arte le ha permitido transformar el dolor que conlleva el exilio. «Hice este monólogo porque el nombre de mi tía Elvia no aparece en ninguna parte y yo quise reivindicarla por lo que hacía por la comunidad», precisó la activista. A través de la danza acompañada por la cumbia y la dramaturgia, les demostró a los asistentes que no ha perdido esa conexión con la tierra que la vio nacer. «Nosotros somos la Colombia fuera de Colombia. No estamos acá, pero nuestro corazón sí es de acá».

 

 

La defensora de derechos humanos se presentó en la zona de la tarima, adonde también llegó el sonido del bullerengue desde Antioquia y las reflexiones del pueblo indígena nasa desde Santiago de Cali. En la Semana por la Memoria, las puertas se abrieron para que el territorio cantara, tejiera, hablara y contara las tradiciones con las que resiste y transforma.

El colaboratorio: un espacio creativo para explorar la memoria histórica desde la naturaleza


Los participantes del Laboratorio colaborativo vinieron desde territorios como Caquetá, Putumayo y Sumapaz.

Desde que inició el despliegue de su estrategia de territorialización, el CNMH ha promovido diferentes estrategias y espacios de diálogo y aprendizaje colectivo. Una de estas estrategias es el laboratorio colaborativo Naturaleza y Territorio en el Marco del Conflicto Armado, que se concibe como un espacio de encuentro y aprendizaje en común para explorar los impactos del conflicto armado en la naturaleza.

Este laboratorio ocupó un lugar muy importante en la agenda de la Semana por la Memoria 2023. Personas y organizaciones de diferentes regiones participaron, durante cinco días, en una gran juntanza creativa para pensar propuestas, ideas y dispositivos que permitan escuchar a la naturaleza y conocer lo que ella tiene por decir en relación con los daños ocasionados por la guerra. Así, se conocieron siete propuestas de la sociedad civil para avanzar hacia la comprensión de las causas y los impactos del conflicto armado a partir de la naturaleza.

Desde Bogotá, un grupo de personas propuso rescatar el conocimiento y los usos de plantas tradicionales que se perdieron con ocasión de los destierros, desarraigos y desplazamientos forzados. Otra de las propuestas fue la construcción de una ruta de reconciliación y memorias de los páramos situados en los municipios de Cocuy, La Uvita y Chita (Boyacá).

 


Durante cinco días, grupos de ciudadanos intercambiaron ideas para pensar dcómo darle voz a la naturaleza.

Desde Solano (Caquetá), se propuso escuchar los ríos de Colombia, conocer sus especies animales y vegetales, pero también las memorias de las comunidades que habitan sus riberas, que los navegan y protegen sus aguas. Esta propuesta, llamada «Ictio-Teca», nació durante un monitoreo comunitario de peces en el medio río Caquetá y, según los participantes, es algo parecido a una «biblioteca del río y de los peces». La «Ictio-Teca» quiere navegar hacia otros ríos de Colombia para involucrar a diversas comunidades en el conocimiento de sus fuentes de agua, así como en la conversación sobre las maneras en que han sufrido los ríos a causa de la guerra y en la proyección de ideas para cuidarlos colectivamente.

Algo parecido propusieron los participantes del corregimiento de Santa Ana, municipio de Puerto Asís (Putumayo), quienes invitaron a juntarse en las orillas del río Putumayo y a navegarlo para hacer memoria con la naturaleza a través del teatro.

 


La propuesta de Solano (Caquetá) se llama «Ictio-Teca
» y le apuesta al conocimiento de los ríos y sus especies.

 

Desde la Serranía del Alto Baudó, los participantes invitaron a escuchar el árbol de la jagua, tal como lo ha hecho ancestralmente el pueblo embera dobida. Ese árbol es especial, pues, a través de sus frutos y semillas, las comunidades embera se protegen, se comunican, se identifican, se embellecen y se conectan con sus espíritus sagrados. La memoria de árboles como este es clave en la comprensión de las dimensiones de los daños socioambientales del conflicto en nuestras selvas.

Desde Usme (Cundinamarca), se propuso avanzar en la construcción de la memoria histórica a través de un proyecto de reforestación activa de las cuencas del río Tunjuelito y se hizo un llamado de atención a considerar a las comunidades campesinas como parte esencial del páramo de Sumapaz, de su conservación y sus memorias.

El CNMH continuará apostándole a la reconstrucción de las memorias de la naturaleza a la que reconoce y comprende como un sujeto de dolor que también debe ser reparado y sanado.


El CNMH espera que las propuestas construidas durante el colaboratorio se consoliden en el futuro.


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CNMH, Encuentro Internacional de Diplomacia Feminista por la Paz, Exilio, Género, Insilio, Migración, Mujeres, Refugio

El CNMH construirá un plan de memoria del exilio, del retorno y del insilio

«En Urabá no hay resistencia, hay berraquera»

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La directora general del CNMH participó en el panel «El territorio habla y el CNMH escucha» del I Encuentro Internacional de Diplomacia Feminista por la Paz. Foto: Cristian Sánchez.

Publicado

12 diciembre 2023


El CNMH construirá un plan de memoria del exilio, del retorno y del insilio

Esta apuesta se presentó durante el I Encuentro Internacional de Diplomacia Feminista por la Paz, que se desarrolló en Bogotá entre el 28 y el 30 de noviembre con la participación de lideresas y organizaciones de víctimas colombianas que residen en 26 países.

 

Reconociendo el acumulado de procesos de memoria y esclarecimiento de la verdad realizados con las víctimas en el exilio, el CNMH diseñará durante 2023 el Plan de Memoria Histórica del Exilio, del Retorno y del Insilio* (MHERI). El proyecto se construirá participativamente con organizaciones sociales, de víctimas, víctimas no organizadas y comunidades de acogida. 

 

Lee más sobre el exilio colombiano en este libro.

 

Así lo anunció la directora general del CNMH, María Gaitán Valencia, durante el I Encuentro Internacional de Diplomacia Feminista por la Paz, convocado por mujeres exiliadas, refugiadas y migradas con el objetivo de incidir en la construcción de políticas públicas que promuevan la participación política de las mujeres en las agendas de paz y seguridad, así como la reparación integral de las víctimas en el exilio. 

El MHERI se diseñará durante 2023, a partir de la construcción colectiva de un plan piloto de memoria del exilio, retorno e insilio; un piloto de reconocimiento de los puntos fronterizos donde se asientan comunidades binacionales; y planes de memoria regionales o interregionales. Surtidas esas etapas, la implementación podría iniciar entre 2025 y 2026.

 

 

Al respecto, señaló la directora del CNMH: «Tenemos el gran reto de que hay nuevos elementos que se incorporan al exilio y que están perdidos en estos trabajos que se hacen con memoria histórica: es todo el trabajo del retorno, como elemento sustancial de reconstrucción de memoria, y también otro elemento: el insilio. Es fundamental que trabajemos en exilio, retorno e insilio como un solo componente». 

La elaboración del plan tendrá en cuenta los aprendizajes de la Agenda Exilio del CNMH, así como la metodología, los hallazgos y las recomendaciones del tomo «La Colombia fuera de Colombia» del Informe Final de la Comisión para el Esclarecimiento de la Verdad. 

 

Te invitamos a conocer el especial web «Voces del Exilio».

 

Alba Teresa Higuera Buitrago, integrante de la Colectiva de Mujeres Refugiadas, Exiliadas y Migradas, y participante del I Encuentro Internacional de Diplomacia Feminista por la Paz, destacó que existe un importante acumulado de acciones y procesos de memoria, a partir de los cuales será necesario «seguir construyendo no a partir del dolor, sino de la alegría, lo común y el bienestar, que es lo que correspondería en estas sociedades del siglo XXI». 

Dentro de ese acumulado de acciones y procesos de memoria se encuentran iniciativas como la obra de teatro «Mujer-eres, el teatro como arte sanador», el libro «Rompiendo el silencio desde el exilio. Aportes para la memoria y la construcción de paz con enfoque de género» (2018) y el informe «Exilio colombiano. Huellas del conflicto armado más allá de las fronteras» (CNMH, 2018).

 

El I Encuentro Internacional de Diplomacia Feminista por la Paz fue convocado por organizaciones y lideresas de 26 países. Foto: Cristian Sánchez

 

El I Encuentro buscó, además, incidir en la elaboración de nuevos instrumentos legales para la reparación de las víctimas en el exilio con enfoque de género, étnico y de discapacidad, además de la ampliación de la participación de las mujeres exiliadas, refugiadas y migradas en el actual proceso de diálogos con el ELN y otros que puedan desarrollarse en el marco de la política de Paz Total. 

 

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Las mujeres exiliadas también pusieron en común las dificultades que siguen enfrentando en sus países de acogida, como la negación de las solicitudes de asilo, las dificultades para el acceso a trabajos bien remunerados y al reconocimiento de sus títulos profesionales, la discriminación, la prisionalización y las limitaciones para el acceso a los sistemas de salud, entre muchos otros. 

En esa línea, Alba Teresa Higuera señaló que es necesario tramitar un nuevo proyecto de ley que reconozca las necesidades de las víctimas en el exterior y conciba retornos estacionales, teniendo en cuenta las realidades de las familias que se han construido tras largos años en el exilio: «Tenemos interés de seguir incidiendo en la política pública, en las acciones y responsabilidades de los Estados para garantizar los derechos fundamentales de la sociedad y de las mujeres específicamente». 

Durante el I Encuentro, el CNMH participó en la mesa sobre la Estrategia de Territorialización y el enfoque de género en el trabajo por la memoria, con el objetivo de «codiseñar estrategias para que los procesos de memoria en el exilio relacionados con archivos, esclarecimiento de la verdad, museos, iniciativas de memoria, reparación colectiva y pedagogía sean socializados y obtengan los apoyos necesarios».

*«Insilio» es un término no registrado en el diccionario, que se refiere a las “personas afectadas por el exilio de sus familiares”, tal como señaló la Comisión para el Esclarecimiento de la Verdad en su informe La Colombia fuera de Colombia.


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CNMH, Encuentro Internacional de Diplomacia Feminista por la Paz, Exilio, Género, Insilio, Migración, Mujeres, Refugio

La verdad, un camino para la reparación y las transformaciones culturales para la paz

La verdad, un camino para la reparación y las transformaciones culturales para la paz

  • En el marco de la Semana por la Memoria se realiza el conversatorio: ‘Usos Sociales de la Verdad’.

 

Bogotá, diciembre 6 de 2023.- ¿Porqué es necesario que comunidades afectadas por hechos del conflicto colombiano conozcan la verdad cómo herramienta de reparación del tejido social?

Se trata de la inquietud que busca resolver el conversatorio ‘Usos Sociales de la Verdad’, programado para hoy en el primer día de la Semana por la Memoria, que se realiza en la instalación temporal del Centro Nacional de Memoria Histórica (CNMH) en la plazoleta del Concejo de Bogotá, en pleno corazón del eje por la memoria.

La verdad se convierte en herramienta crucial para entender las formas de relacionarse y el significado social por parte de las comunidades.

Xiomara Pérez, investigadora de la Dirección de Acuerdos de la Verdad del CNMH, guiará la discusión en torno a cómo estas formas de usos de la verdad, que no están atados a normas y leyes preestablecidas, surgen de la diversidad en los territorios. En este espacio participan, además, Saraya Bonilla y Laura Escobar, quienes han participado en otros informes de esclarecimiento de la verdad.

Los usos sociales de la verdad dan cuenta de lo que sigue vigente y ofrecen una visión hacia el futuro al destacar posibles transformaciones necesarias. Es decir, que expresan luchas colectivas con trayectoria histórica, apuestas políticas y de vida de comunidades u organizaciones sociales, así como señalan necesidades sociales emergentes que llevan a las transformaciones culturales.

El conversatorio explorará un repertorio extendido respecto a la utilidad de los hallazgos de esclarecimiento. Esto incluirá el reconocimiento de responsabilidad por parte de los causantes de violaciones, la dignificación de las víctimas, el reconocimiento del sufrimiento vivido y la generación de medidas de satisfacción.

 

Qué: Conversatorio los usos de la verdad.
Dónde: Zona de proyecciones, plazoleta del Concejo de Bogotá,
Hora: 2:00 pm

 


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Un Día de velitas para vivir con las iniciativas de memoria histórica que llegan al corazón de Bogotá

Un Día de velitas para vivir con las iniciativas de memoria histórica que llegan al corazón de Bogotá

  • En el marco de la Semana por la Memoria, los bogotanos podrán vivir el tradicional día, que da inicio a las celebraciones de la Navidad, con las víctimas que llegaron para participar en la Semana por la Memoria.
  • Invitación a medios a conocer las experiencias, desafíos y esperanzas de las iniciativas de Construcción de Memoria

Bogotá 7 de diciembre de 2023.- El tradicional Día de las velitas se vivirá hoy al lado de  con las iniciativas que construcción de memoria histórica que llegan desde el territorio nacional a Bogotá para la Semana por la Memoria 2023, que se enriquecerá con el ‘El Fogón del Ubuntu, Acciones que Transforman’ busca llamar la atención desde la Plazoleta del Concejo de Bogotá, punto clave del Eje por la Memoria.

Los 4 fuegos al unísono, juegos pirotécnicos y la fogata de la memoria unirán a los bogotanos con las resistencias de los territorios y las iniciativas comunitarias que buscan transformaciones culturales para la paz.

El Fogón del Ubuntu es el epicentro de la instalación temporal que incluye una tarima principal con presentaciones artísticas provenientes de diversos territorios. Las actividades se distribuirán en varias zonas, como las de proyección, Zona CNMH y talleres, para ofrecer una experiencia integral y participativa a todos los asistentes a la cita con la construcción de la memoria histórica.

No se pierda en la zona de exposiciones propuestas como La Casa Volteada de la Memoria de Tumaco, La Ruta de la Memoria para no Olvidar, Hablemos de los Archivos de los Derechos Humanos y El Fogón del Ubuntu, un concepto arraigado en las comunidades afro que refleja la resistencia, el cuidado y la construcción comunitaria.

Se ofrecerán presentaciones musicales que resaltan diferentes experiencias de memoria en las regiones, proporcionando un espacio para la reflexión y la expresión cultural, como parte del concepto «El territorio habla el centro escucha» que ha venido desarrollando el CNMH en su propósito de escuchar, conocer y hablar con las expresiones que construyen alrededor de su forma de apropiar la forma cómo se vivió el conflicto.

El Gran concierto de cierre será con la cantante  Diana Avella, integrante activa del hip hop colombiano, que en sus letras refleja la realidad de mujeres colombianas y latinoaméricanas. Con el arte y su profesión como pedagoga acerca al público a narrativas que recogen memorias territoriales.


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Semana por la Memoria 2023: Acciones que transforman

Semana por la Memoria 2023: Acciones que transforman

  • Bajo el lema El Fogón del Ubuntu, acciones que transforman, el CNMH busca homenajear y dignificar la diáspora africana en Colombia.
  • Acompáñenos en un viaje por la historia de las cocinas tradicionales de las comunidades negras para reconocer sus aportes a la transformación de cultura y la transmisión de las memorias.

 

Bogotá, noviembre de 2023. La Semana por la Memoria es un evento impulsado por el Centro Nacional de Memoria Histórica (CNMH) con el objetivo de reflexionar sobre el papel de la memoria como eje principal de la transformación cultural para la paz. Bajo el lema El Fogón del Ubuntu, acciones que transforman, la agenda de 2023 propone homenajear y dignificar la diáspora africana en Colombia.

Desde el corazón del Eje de la Memoria de la capital, entre el 5 y el 10 de diciembre los y las ciudadanas podrán unirse  a las resistencias de los territorios y participar activamente en las iniciativas comunitarias que buscan transformaciones culturales para la paz, a través de una nutrida agenda de actividades que se desarrollará en cinco escenarios simultáneos.

El epicentro de la Semana por la Memoria es el Fogón del Ubuntu, alrededor del cual se realizarán diálogos de saberes en torno a la cocina de las comunidades negras, afrocolombianas, raizales y palenqueras como espacios de transformación cultural y transmisión de las memorias. Cada mañana, cocineras tradicionales de distintas regiones del país conversarán con investigadoras y con el chef congolés Chris Massamba.

Junto al Fogón se presentarán en Tarima las experiencias y reflexiones de procesos de construcción de memoria impulsados por colectivos, organizaciones y artistas de Antioquia, Valle del Cauca, Putumayo, Quindío, Nariño, Caquetá y víctimas en el exilio. Entre los participantes se encuentran el Consejo Comunitario Villa del Río, la Casa de la Memoria de Nariño, la Corporación Cultural Camaleón de Urabá y el Museo de Memoria Tras las Huellas de El Placer.

Los procesos territoriales también tendrán lugar en la zona de Exposiciones, donde se podrán apreciar las muestras “La casa volteada”, de la Casa de la Memoria de Tumaco; “Ruta de la memoria para no olvidar”; “Hablemos de los archivos de los derechos humanos: tres experiencias colectivas”; y “El fogón del Ubuntu”.

En la zona de Colaboratorio se realizarán encuentros entre organizaciones e instituciones provenientes de diversos territorios del país, mientras en la carpa gigante del CNMH se desarrollarán conversaciones y talleres sobre Iniciativas de Memoria Histórica, investigaciones y procesos de creación artística impulsados por el CNMH.

El acto de cierre contará con la presentación de Diana Avella, rapera, educadora y activista por la memoria.

EL CNMH invita a todos los ciudadanos y ciudadanas a unirse a la Semana por la Memoria 2023 para reconocer la diversidad cultural, el trabajo comprometido de las víctimas y las resistencias que transforman realidades.

 

Cuándo: 5 al 10 de diciembre de 2023
Dónde: Plazoleta del Concejo de Bogotá
Horario: Todos los días de 9:00 a.m. a 9:00 p.m.

Más información: Ayda Ma. Martínez

                            Cel: 3142434334


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Las historias del exilio se cuentan desde la voz de las víctimas

Las historias del exilio se cuentan desde la voz de las víctimas

  • En la Semana por la Memoria, la asociación Revivir lanza una serie de podcasts con
    las historias de vida de las víctimas en el exterior.

Bogotá viernes 8 de diciembre de 2023.- Las historias de superación personal de colombianos víctimas en el exilio, así como sus luchas por sus derechos desde el extranjero, forma parte de las historias que recoge la serie podcast de la Fundación Revivir.

En la actualidad, miles de colombianos continúan trabajando en el reconocimiento y visibilización de las experiencias de la población exiliada, quienes recientemente se reunieron en el Segundo Encuentro del Exilio en Bogotá.

Los logros de la comunidad exiliada desde el exterior para que sea una realidad las transformaciones necesarias para que el país entre en una era de paz e igualdad, es otra de sus misiones, la cual se apoya en tareas realizadas por nacionales desde más de 97 países, lo cual se refleja en la producción audiovisual.

 

Qué: Lanzamiento podcast Asociación Revivir
Dónde: Zona Bóveda
Hora: 10:00 am


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Estallido Social del 2021: una revisión a sus impactos y aportes

Estallido Social del 2021: una revisión a sus impactos y aportes

  • El Centro Nacional de Memoria Histórica (CNMH) presenta algunos de los avances sobre esta investigación.

     

Bogotá, diciembre 9 de 2023.- El estallido social del 2021 en Colombia, marcado por la participación masiva de jóvenes, que piden más equidad, es hoy objeto de una investigación en la que avanza el Centro Nacional de Memoria Histórica (CNMH).

Parte de la investigación, que analiza la influencia en los lenguajes reivindicativos y en la literatura del país, cuenta con avances que se presentarán en el marco de la Semana por la Memoria 2023, que avanza en la plazoleta del Concejo de Bogotá y mañana llegará a su fin.

La diversidad de las manifestaciones que caracterizaron el paro nacional, las demandas, la participación social y las modalidades de liderazgo, así como la represión estatal contra la protesta social, ciudadana y juvenil, forma parte de los elementos que se desarrollan por esta investigación emblemática de  Construcción de la Memoria del CNMH.

Este fenómeno social que dejó huella y sigue logrando avances en materia de transformaciones culturales que orientan nuevos alcances para la población joven del país, será el foco del conversatorio que se realizará en la zona de talleres a las 10:00 de la mañana en la plazoleta del Concejo de Bogotá.

La Semana por la Memoria 2023 busca impulsar la reflexión sobre el papel de la memoria como eje principal de la transformación cultural para la paz, bajo el lema El Fogón del Ubuntu, acciones que transforman.

EL CNMH invita a todos los ciudadanos y ciudadanas a unirse a la Semana por la Memoria 2023 para reconocer la diversidad cultural, el trabajo comprometido de las víctimas y las resistencias que transforman realidades.

 

Cuándo: 9 de diciembre de 2023
Dónde: Plazoleta del Concejo de Bogotá
Horario: 10:00 a.m.

 


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