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La Ruta Pacífica de las Mujeres: un movimiento feminista que abraza los territorios

«En Urabá no hay resistencia, hay berraquera»

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CNMH

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Movilización Nacional de la Ruta Pacífica de las Mujeres «Un viaje de alegría y fiesta por la vida» en el Bajo Cauca y el Norte de Antioquia. Crédito: Ruta Pacífica de las Mujeres.

Publicado

18 diciembre 2023


La Ruta Pacífica de las Mujeres: un movimiento feminista que abraza los territorios

Desde 1996, la organización feminista, pacífica y antimilitarista ha transitado Colombia poniendo en el centro el cuerpo de las mujeres como territorio de violencias en el conflicto armado.

 

En la tierra donde el banano brota con facilidad y el conflicto armado ha dejado una huella imborrable, empezó a sonar un llanto colectivo de dolor que alcanzó los oídos de más de mil mujeres en Colombia. En 1996, al Urabá antioqueño llegaron alrededor de mil quinientas mujeres para abrazar a aquellas cuyos cuerpos eran desgarrados por la violencia.

«Supimos que había un corregimiento donde el 70 % de las mujeres eran víctimas de violencia sexual», dice Marina Gallego Zapata, coordinadora nacional y cofundadora de la Ruta Pacífica de las Mujeres (RPM). Esa cifra despertó las alarmas de las organizaciones de mujeres y se sumó a la intranquilidad por el pico de desplazamientos y masacres que había en la subregión. «Teníamos que hacer algo por esas víctimas totalmente invisibles en Colombia», agrega.

En ese momento, la RPM no existía, pero la necesidad de una movilización era latente. «No hubo que convencer a nadie, sino que más bien canalizamos la situación para juntarnos», explica la coordinadora nacional. En una época en la que no existían las redes sociales, las organizaciones —en su mayor parte de Medellín— aparecieron en los periódicos de la época, nacionales e internacionales, y llegaron hasta Mutatá (Antioquia).

 

 

De acuerdo con Kelly Echeverry Alzate, coordinadora de la RPM en Antioquia, desde esa movilización se empezó a tejer y a construir el movimiento. «La Ruta cruza todos esos territorios que eran negados para las mujeres y reivindica que este país también nos pertenece», puntualiza.

 

 
 
 
 
 
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Una sombrilla de organizaciones

Han pasado 27 años desde la consolidación del movimiento feminista, pacifista y antimilitarista, y una de las razones por las que se ha mantenido en el tiempo tiene que ver con las organizaciones que lo componen. «Las que vinieron no fueron mujeres individuales —señala Marina—. Cuando decidimos crear la Ruta, fue una decisión colectiva de nueve regiones».

Las cerca de mil quinientas mujeres que llegaron a Mutatá estuvieron impulsadas por el dolor de las víctimas. «Cuando uno escucha a las cofundadoras, había mucha indignación y creo que eso convocó a otras feministas», precisa Kelly sobre el movimiento que pone en el centro el cuerpo de las mujeres como territorio afectado por violencias sistemáticas.  «La RPM es un proceso, es como una sombrilla en la que están todas las organizaciones».

En vez de debilitarse, el tejido que se construyó desde noviembre de 1996 se ha fortalecido. «Yo no sé si las fundadoras sabían que esto iba a perdurar durante más de veinte años y se iba a volver un movimiento tan potente», indica la coordinadora de Antioquia. Así, Mutatá fue la primera de muchas movilizaciones que buscaron la paz y la reivindicación de las mujeres.

 

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«Del 2000 al 2009, la RPM se mantuvo, se sostuvo y se consolidó en medio de un país que no daba para negociaciones», comenta Gallego. A diferencia de otras organizaciones que desaparecieron bajo la política de Seguridad Democrática, «nosotras nos hicimos al lado de las mujeres y mantuvimos una agenda hasta que llegó el Acuerdo de Paz con las FARC», añade.

Ni un hombre, ni una mujer, ni un peso para la guerra

La Ruta Pacífica de las Mujeres ha pasado por el territorio a contracorriente. «Que un montón de mujeres entraran sin pedir permiso a Mutatá, sin militarizar la zona, es un acto de profunda rebeldía y sentido por la vida», sostiene Echeverry. Y ese ejercicio por y para las mujeres generó una fuerza colectiva de decir «aquí estamos».

Las feministas que le han apostado a seguir los caminos tejidos desde Urabá entendieron que los armados también podían ser los hijos e hijas de las activistas. «Este movimiento no solo es en contra del uso y gasto en las armas —reflexionó Kelly—, sino que es también en contra de la militarización de la vida civil y cotidiana».

 

 

Sin la consigna con la que nació la RPM («ni un hombre, ni una mujer, ni un peso para la guerra»), el movimiento no sería lo que es hoy. «El camino del antimilitarismo ha sido nuestro polo a tierra. Es nuestro apellido fundante, que propende por la recuperación de la vida y del territorio dignamente», afirma la coordinadora de Antioquia.

Tanto Kelly como Marina han encontrado un apoyo colectivo en la Ruta, y esa sensación también se ha replicado a lo largo del país. «Creo que la movilización es un abrazo real a los territorios», dice Echeverry. Las mujeres saben que cuentan con un apoyo, saben que si violan a una o incluso si reclutan a un menor de edad la Ruta denunciará.


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FICDEH 2023: el CNMH proyectó el documental Mandeleros, memorial del retorno

Autor

CNMH

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El artista del barrio Nelson Mandela, Dayro Carrasquilla, y la profesional del CNMH, Anyi Cárdenas, en el conversatorio sobre el documental Mandeleros, memorial del retorno.

Publicado

22 agosto 2023


FICDEH 2023: el CNMH proyectó el documental Mandeleros, memorial del retorno

La pieza audiovisual se proyectó en la Universidad Externado de Colombia, el pasado 15 de agosto, en el marco del Festival Internacional de Cine por los DD. HH. (FICDEH), donde los espectadores también escucharon un conversatorio sobre la historia de los habitantes del barrio Nelson Mandela en Cartagena (Bolívar).

 

«Ser mandelero es estar en la defensa de lo mío, del otro y de lo colectivo», dijo Dayro Carrasquilla, artista del barrio Nelson Mandela en Cartagena (Bolívar). Sus palabras quedaron registradas en el documental Mandeleros, memorial del retorno, proyectado el 15 de agosto en el auditorio del edificio H de la Universidad Externado de Colombia.

La institución educativa le abrió las puertas al Centro Nacional de Memoria Histórica (CNMH) con su franja de cine documental «Todas las memorias todas». Las piezas audiovisuales  escogidas recogen las luchas y resistencias de las víctimas del conflicto armado y fueron presentadas en el marco de la 10.ª edición del Festival Internacional de Cine por los Derechos Humanos (FICDEH). 

El 15 de agosto, estudiantes y ciudadanos entusiastas llegaron a las 3:00 de la tarde para conocer la historia de aquel barrio que queda a 15 kilómetros de la ciudad amurallada. «Cuando nos referimos a Cartagena, pensamos en una ciudad turística, pero es un lugar que tiene mucho qué contarnos», manifestó Anyi Cárdenas, profesional del CNMH y moderadora del conversatorio sobre la resistencia de los mandeleros. 

El barrio Nelson Mandela cuenta con cerca de cincuenta mil habitantes y ha sido el refugio de personas desplazadas por la violencia. Ante la ausencia estatal y las acciones de actores armados ilegales, muchos de sus habitantes fueron revictimizados y tuvieron que huir de nuevo hacia otras zonas del país. 

Dayro Carrasquilla —quien viajó desde Cartagena hacia Bogotá— dijo en el conversatorio que el barrio «no es un territorio violento, sino violentado». Por esa razón, los mandeleros han buscado espacios de memoria y reparación colectiva para combatir la estigmatización con la que han cargado históricamente. 

La iniciativa consistió en la acción de memoria llamada Poética del retorno, en la cual los habitantes reflexionaron sobre su territorio y su identidad, gracias al apoyo brindado por el Museo de Memoria de Colombia del CNMH. «Fue muy especial cuando el CNMH se acercó a nosotros —puntualizó el artista—. Vimos en esos procesos de reconstrucción de memoria una manera de descargarnos».

 

 

El memorial consiste en hacer unas lámparas con latas que reflejan en una de sus tapas palabras como Mandela y esperanza. De acuerdo con Carrasquilla, el día en el que se organizó la acción, se convocó a un número determinado de habitantes y «fue muy bonito ver cómo empezó a llegar más gente de otros lugares». Para él, esa congregación representa a la gente del territorio. «Nos movemos sin estar esperando que los de afuera digan qué hay que transformar».

De ese modo y a pesar del temor, se reunieron con la emoción de encontrarse con otras personas, lo cual permitió confrontar, mover y sensibilizar sobre lo que pasa en el barrio cartagenero.  «El arte tiene ese poder transformador, no solo para el que lo ve, sino para el que cree que sirve para cambiar», señaló el artista.

El proceso de los habitantes del barrio cartagenero quedó reflejado también en el especial web Mandeleros. Texturas de una comunidad sobreviviente. El documental está disponible en el canal de YouTube del CNMH.

 


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Los invitados al Colegio Gabriel García Márquez llevaron envueltos, galletas, palitos de queso, buñuelos y otros alimentos para compartir en el pícnic literario.

«El sabor de la memoria»: un picnic que crea lazos a través de la comida

La comunidad de San Andrés de Pisimbalá eligió varios lugares marcados por la guerra para resignificarlos con una exposición de memoria. Foto: Felipe Alarcón, CNMH.

Autor

CNMH

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Los invitados al Colegio Gabriel García Márquez llevaron envueltos, galletas, palitos de queso, buñuelos y otros alimentos para compartir en el pícnic literario.

Publicado

03 agosto 2023


«El sabor de la memoria»: un picnic que crea lazos a través de la comida

 

  • Desde el Colegio Gabriel García Márquez y gracias a la gestión de la biblioteca especializada de la Dirección de Archivo de los Derechos Humanos, estudiantes e integrantes de distintos colectivos se reunieron para reflexionar, sentir y saborear la memoria histórica de sus territorios.

 

La memoria está estrechamente relacionada con el sentir; un aroma, una fotografía, una textura e incluso un sabor pueden transportar a cualquiera a lugares o momentos que no recordaba. Según David Landínez, de Prosofi Javeriana, para hablar de memoria en la Unidad de Planeación Zonal (UPZ) La Flora,  existe un elemento que caracteriza e identifica a sus habitantes: la comida. «Es ella la que los hace estar en unidad», dice.

A partir de esa premisa, surgió la idea de organizar el pícnic literario «El sabor de la memoria» en el Colegio Gabriel García Márquez, ubicado en la localidad de Usme (Bogotá). El 28 de julio, asistieron alrededor de 30 personas, entre ellas estudiantes e integrantes de colectivos como La Olla Artística, Macondo Gabo, La Quinta Comunica, Incitar para la Paz, la Red de Huertas, Prosofi Javeriana, Enredados y Zon Bijao.

Desde el Centro Nacional de Memoria Histórica (CNMH), el espacio estuvo liderado por la biblioteca especializada de la Dirección de Archivo de los Derechos Humanos (DADH). «El CNMH nos acompaña para hablar sobre la construcción de paz y de la memoria, que es tan importante para nosotros como comunidad», manifestó Landínez.

Lee también: Rutas de las Resistencias: una construcción por la memoria de Bolívar (https://centrodememoriahistorica.gov.co/ruta-de-las-resistencias-una-construccion-por-la-memoria-de-bolivar/).

La actividad estaba pensada al aire libre como un pícnic tradicional; sin embargo, las nubes que opacaron el cielo obligaron a un cambio de planes. Los participantes se reunieron en un salón que contaba con unas mesas largas decoradas con los clásicos manteles de cuadros blancos y rojos. Cualquiera que se asomara al recinto sentía un ambiente de camaradería, acompañado por las risas y el olor de los alimentos. «La comida hace eso: genera un vínculo con el otro para que hablemos de las realidades sociales que nos atañen», dijo el vocero de Prosofi Javeriana.

Reconocer al otro

Los participantes del pícnic «El sabor de la memoria» empezaron a caminar en un recinto cerrado para reconocer al otro.Los participantes del pícnic «El sabor de la memoria» empezaron a caminar en un recinto cerrado para reconocer al otro.

Los protocolos formales no fueron característicos del pícnic. El primer ejercicio consistió en caminar en el salón para encontrarse con otros y reconocerlos en ese andar. Poco a poco empezaron a formarse grupos de ocho personas de todas las edades, con el fin de promover la diversidad y el respeto a la diferencia.

Eliana Quitian, docente de comunicaciones del colegio, señaló que ese encuentro intergeneracional se dio gracias a que la escuela es un espacio abierto al territorio y a la comunidad. «Nosotros estamos dispuestos a hacer ese diálogo todo el tiempo», comentó la profesora, y destacó la apuesta por una transformación pedagógica con «las historias de los barrios, de los estudiantes, de su memoria, sus realidades y universos personales».

Para conocer todas las perspectivas, no solo se dejaron las puertas abiertas, sino que también se realizó una presentación que estuvo marcada por el alimento que cada invitado llevó al evento. «Nos vamos a quitar los títulos —dijo Landínez—. Yo no soy el estudiante de ciencias políticas, soy un joven curioso e inquieto que se convence de que la paz se puede lograr en comunidad».

El vocero dijo que llevó unos pandebonos, «porque para mí representan a Bogotá; en cada panadería encuentro uno». Otros compartieron envueltos, galletas, buñuelos, crispetas e incluso una bandeja paisa.

«Este ejercicio implica reconocer al otro desde su sentir, porque estamos compartiendo algo desde lo emocional», afirmó Andrés Guzmán en representación de la biblioteca especializada de la DADH. El profesional lideró el pícnic desde esa apuesta reflexiva, invitando a los asistentes a reflexionar desde una armonía con lo sensible y lo personal.

Eliana Quitian estuvo de acuerdo con su postura: «Si yo miro esta mesa, los encuentro a cada uno de ustedes», manifestó, y destacó que la comida y la memoria son magia. «A veces nos puede doler, como quien mencionaba el envuelto que su mamá hacía y que, de pronto, ya no está», añadió.

Territorio, género y construcción de paz

La entrega de la comida no fue formal. En varias bandejas se sirvieron las crispetas, las galletas, los buñuelos y los envueltos; quien quisiera ir pasando por las mesas podía tomar algo de comer. El momento de merendar estuvo acompañado por el bullicio de la conversación; los invitados —en grupos de ocho personas— empezaron a reflexionar sobre la historia del país.

Lee también: En San Carlos, las mujeres le apuestan a la cocina como método de memoria (https://centrodememoriahistorica.gov.co/mujeres-de-san-carlos-cocinan-sus-memorias-y-crean-un-recetario/).

La comida los unió en un mismo espacio y les permitió conversar sobre sus perspectivas respecto al conflicto armado colombiano. «La guerra ha atravesado de extremo a extremo nuestro país», resaltó Landínez mientras entregaba unos papelitos con unas palabras. «Van a discutirlas entre ustedes —detalló — y lo harán desde tres ejes: el territorio, el género y la construcción de paz».

Después de que las bandejas quedaron casi vacías, los participantes plasmaron sus reflexiones en tres murales que tenían por título el nombre de cada eje. 

«Todos somos seres humanos y merecemos el mismo respeto. No importa la orientación sexual», se leía en la cartelera sobre género. En la del territorio se hablaba sobre la soberanía alimentaria, y en la de construcción de paz se mencionaba la necesidad de «reconocer la historia, las condiciones y los contextos de las personas».

Ese 28 de julio, el pícnic literario acercó a la comunidad con los estudiantes del Colegio Gabriel García Márquez para trabajar por conocer la historia del territorio y de los líderes y lideresas que lo habitan. «La comida nos activa la memoria matizando el recuerdo, creando vínculos con las otras personas», indicó Quitian, y Martha María Lesmes, una huertera de la tercera edad, le dio la razón: «Este espacio me trajo a la memoria olores, sabores, recuerdos de la familia y de nuestros territorios».


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Centro Nacional de Memoria Histórica, CNMH, Conferencia, Estallido social, Instituto Caro y Cuervo, Lenguajes, Literatura., Paro nacional

Así será la primera conferencia nacional «Estallido social 2021 en Colombia: lenguajes y literatura»

Así será la primera conferencia nacional «Estallido social 2021 en Colombia: lenguajes y literatura»

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CNMH

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Entre el 12 y el 15 de septiembre se realizará la primera conferencia nacional «Estallido social 2021 en Colombia: lenguajes y literatura», organizada por el Instituto Caro y Cuervo.

Publicado

02 agosto 2023


Así será la primera conferencia nacional «Estallido social 2021 en Colombia: lenguajes y literatura»

  • La iniciativa del Instituto Caro y Cuervo se realizará entre el 12 y el 15 de septiembre, de manera virtual y presencial. Participarán el Centro Nacional de Memoria Histórica (CNMH); el Centro de Memoria, Paz y Reconciliación; el colectivo La Mariacano; la Dirección de Artes, y el Programa Especial Jóvenes por el Cambio del Ministerio de Cultura.

La ola de jóvenes que salió a las calles en el 2021 marcó la historia del país. Su espíritu transformador reclamaba por una Colombia más justa y sus peticiones desembocaron en la elección del Gobierno del Cambio. Esos impactos no solo se representaron en las urnas, sino que se han convertido en materia de análisis desde diferentes frentes.

Tras dos años de ocurrido, el estallido social será analizado desde la óptica del impacto que tuvo en los lenguajes y en la literatura. Entre el 12 y el 15 de septiembre se llevará a cabo la primera conferencia nacional anual «Estallido social 2021 en Colombia: lenguajes y literatura», organizada por el Instituto Caro y Cuervo (ICC). 

Medófilo Medina, director del ICC, comentó que en el encuentro se analizarán la variedad de lenguajes reivindicativos que hubo durante el estallido social: «El hecho de que los manifestantes no utilizaran términos como compañero o compañera y que, más bien, se utilizaran términos como parcero o parcera, son algunas de las peculiaridades».

Esas palabras representan la diversidad de manifestaciones y expresiones que rodearon el paro nacional. Pero este no será el único componente que se analizará en la conferencia: también se hablará sobre las demandas, la participación social y las modalidades de liderazgo, y la represión estatal en contra de la protesta social, ciudadana y juvenil.

La directora del Centro Nacional de Memoria Histórica (CNMH), María Gaitán Valencia, ha mencionado en más de una ocasión su admiración por lo que lograron los manifestantes. «Yo le agradezco a toda esa muchachada que salió a las calles a transformar», manifestó Gaitán, quien resaltó que un evento como este es relevante para la sociedad, «porque se hace un llamado al espíritu transformador que genera la rabia».

El CNMH es uno de los socios entusiastas del evento y será el encargado de organizar la segunda edición de esta conferencia anual. El ICC también cuenta con el apoyo del Centro de Memoria, Paz y Reconciliación; el colectivo La Mariacano; la Dirección de Artes, y el Programa Especial Jóvenes por el Cambio del Ministerio de Cultura.

Conozca la programación

La primera conferencia nacional «Estallido social de 2021 en Colombia: lenguajes y literatura» empezará con un preencuentro virtual en el que se analizará la protesta social en América Latina y el papel de las redes sociales y los medios de comunicación. 

De forma presencial habrá dos espacios: en el primero se dictarán una serie de ponencias dirigidas por investigadores que han estudiado a profundidad el fenómeno histórico y el segundo estará dedicado a los testimonios de los protagonistas del estallido social en diferentes ciudades y regiones, para que puedan compartir sus perspectivas de lo vivido en el 2021.

Consulta y descarga la programación del evento aquí. Diligencia este formulario para manifestar tu interés en participar.


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Ruta de las Resistencias: una construcción por la memoria de Bolívar

Autor

CNMH

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En la foto, la piragua que construyeron y pintaron los integrantes de la Ruta de la Resistencias con su lema «Aquí estamos».

Publicado

01 agosto 2023


Rutas de las Resistencias: una construcción por la memoria de Bolívar

 

  • Durante la Feria Latinoamericana del Libro de Cartagena (Felicar), un grupo de organizaciones y medios comunitarios se reunió para dialogar y contar las apuestas de resistencias que han tenido desde sus territorios.

 

«Rema, rema, remaaa. Remo mi destino, ¡remaaa!». Sin quererlo, esos versos se convirtieron en la armonía que identificó a la Ruta de las Resistencias, una iniciativa de memoria colectiva construida durante la Feria Latinoamericana del Libro de Cartagena (Felicar). La canción le dio la bienvenida a las organizaciones que participaron en el encuentro y, dos días después, con ella ofrecieron la despedida, rememorando los lazos que allí tejieron. 

Siete colectivos y medios comunitarios llegaron al estand del Centro Nacional de Memoria Histórica (CNMH) en la Felicar. Como si los hubiese convocado el sonido del tambor —característico de la Ruta de las Resistencias—, asistieron al espacio propuesto por la Escuela de las Memorias del CNMH, la cual pretende recoger, difundir y potenciar los procesos de memoria en los territorios. 

Desde el 21 hasta el 23 de julio, se realizó un ejercicio de juntanza entre las organizaciones Generación V+, La Boquilla TeVe, La Comadre, Las Callejeras, Vokaribe Radio, Corporación Rural Montes de María y Por Nuestras Raíces. Alrededor de 25 personas dialogaron y construyeron ese performance que se presentó a los visitantes de la Felicar. 

Walter Hernández Índigo, integrante de Vokaribe Radio, explicó que la Ruta de las Resistencias combina la teatralidad, la música y la pintura no solo con el propósito de contar lo que sucedió en el territorio, sino también para sugerirle «a la sociedad un sentido transformador de las memorias». Para el líder, la puesta en escena también podría entenderse como una estrategia de comunicación que le permite a cualquiera conectarse, de manera intergeneracional, con su sentir.

Primera estación: «Soberanía»

En la primera estación de la Ruta de las Resistencias, Damaris Támara personifica a una abuela que cuenta los impactos del desplazamiento forzado.

«¡Bienvenidos a la Ruta de las Resistencias!», dijo Damaris Támara, vocera de Por Nuestras Raíces, mientras sonaba el tambor que llamaba a los visitantes de la Felicar a participar en el espacio. «Esta es la historia y la memoria de organizaciones, colectivos y medios de comunicación del Caribe. ¡Sígannos!».

En tres ocasiones, Támara le dio la bienvenida a los espectadores de la Felicar para luego personificar a una abuela que le cuenta una historia a su nieto. «Yo soy de por allá de las montañas, María, donde nosotros sí éramos felices —manifestó la lideresa recordando cómo su tierra le servía para cultivar—. Allá lo que había era comida, ¡hombe! No teníamos que resistir como ahora, cuando nuestras tierritas nos han quitado y ya no tenemos dónde sembrar». 

Después de sus palabras, todos gritaron: «¡Aquí estamos!», como lema insignia de la Ruta de las Resistencias. Esa frase quedó grabada no solo en la memoria de los participantes, sino también en la piragua que hicieron y pintaron previamente, la cual reposaba en esa primera estación llamada «Soberanía». 

Segunda estación: «Resistencias y juventudes»

Los sollozos de una menor retumbaron en los parlantes y la voz de un hombre tomó fuerza en el escenario improvisado: «Si no quieren correr la misma suerte que está corriendo la niña, tienen 24 horas para irse». De esa forma, le dieron cara al desplazamiento forzado, que sacó a esa abuela y a su nieto de la ruralidad, para enfrentarse después a las injusticias de la ciudad.

Las desigualdades sociales urbanas fueron recordadas con las arengas más reconocidas del estallido social de 2021: «¡Vamos pueblo, carajo! El pueblo no se rinde, carajo». Las voces se unificaron en una sola para también cantar: «¡A parar para avanzar, ¡viva el Paro Nacional!».

 

 

Sus proclamas resonaron en la segunda estación «Resistencias y juventudes», donde las y los jóvenes contaron cómo las injusticias de la ciudad afectan a las nuevas generaciones y a las víctimas del desplazamiento forzado. «Les tocó resistir y volver a iniciar su vida en condiciones precarias», indicó Midia Gómez, de Las Callejeras, quien destacó que, mientras haya resistencia, «la memoria está viva y es transformadora».

Por su parte, Milton Patiño, de Vokaribe Radio, dijo la frase que recogió todo el pensamiento de esa segunda parada: «Del campo a la ciudad, de la ciudad al campo, para que sean todas las memorias, todas».

Tercera estación: «Memoria y resistencia»

En la construcción de la Ruta de las Resistencias, los participantes escribieron y acomodaron sus reflexiones en un tendedero.

Los participantes siguieron caminando hasta llegar a la tercera estación: «Memoria y resistencia». Todos y todas cerraron los ojos y se dispusieron no solo a recordar, sino también a perdonar a quienes los llevaron a las grandes ciudades. «Hoy, también vamos a pedir perdón a la tierra, para que podamos caminar en paz», afirmó una lideresa. 

Esos pensamientos sobre el significado de resistir quedaron plasmados en dos murales. Con plumones, lapiceros y pinturas, el público y los integrantes de las organizaciones escribieron: «Una mente abierta sabe que el respeto da paz», «¿Cómo termina la guerra? Extrañando a muchos que no volveré a ver», «Somos uno», «Cuéntame mil veces cómo terminó la guerra y mil veces lloraré». 

La Ruta de las Resistencias fue un ejercicio para recordar aquello que duele y poderlo transformar. Si bien los integrantes se despidieron ese 23 de julio y viajaron hacia sus territorios, cada uno sabe que tejieron algo que los une, que reconocen en el otro y que, seguramente, cuando se vuelvan a encontrar cantarán: «Rema, rema, remaaa. Remo mi destino, ¡remaaa!».

 


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Tres momentos inolvidables del CNMH en la Feria Latinoamericana del Libro de Cartagena (Felicar)

Tres momentos inolvidables del CNMH en la Feria Latinoamericana del Libro de Cartagena (Felicar)

Tres momentos inolvidables del CNMH en la Feria Latinoamericana del Libro de Cartagena (Felicar)

Autor

CNMH

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En la foto, los integrantes de las organizaciones que construyeron la Ruta de las Resistencias durante la Felicar

Publicado

31 julio 2023


Tres momentos inolvidables del CNMH en la Feria Latinoamericana del Libro de Cartagena (Felicar)

Entre el 17 y el 23 de julio, el Centro Nacional de Memoria Histórica (CNMH) participó en la Feria Latinoamericana del Libro de Cartagena (Felicar), donde recordar y resistir fueron los dos nortes de las actividades que se realizaron.

«El territorio habla y el centro tiene que escuchar», afirmó María Gaitán Valencia, directora del Centro Nacional de Memoria Histórica (CNMH), en una de las charlas de la Feria Latinoamericana del Libro de Cartagena (Felicar). Ese es el pilar de esta administración, que busca reconocer y escuchar cada una de las voces que han vivido el conflicto armado y, en este caso, las del departamento de Bolívar, territorio protagonista de la feria.

Gaitán Valencia manifestó que, para combatir el memoricidio, «Bogotá tiene que conocer y hacer visible lo que está haciendo el territorio para sanar». A través del canto, el baile, el arte y la escritura, las víctimas han trabajado por transformar su dolor y transitar hacia la paz; sin embargo, mientras eso no lo sepa el centro del país, el fantasma del olvido seguirá acechando.

La directora reconoció la importancia de estos procesos transformadores y se refirió a cómo la labor del CNMH debe estar encaminada hacia ellos. «La memoria histórica se ha pensado como un producto», alertó sobre los informes, los videos y las exposiciones que se han realizado, y si bien estos recopilan la información de lo que ha acontecido, «un producto no transforma, un proceso sí».

Con el objetivo de destacar y referir los procesos que se ejecutan desde el territorio, mencionamos tres momentos inolvidables del CNMH en la Felicar.

 

Las visitas guiadas por el Archivo de los Derechos Humanos

Un grupo de estudiantes se acerca para escuchar la visita por el Archivo de los Derechos Humanos del CNMH liderada por Nartyjulieth Vásquez.
Un grupo de estudiantes se acerca para escuchar la visita por el Archivo de los Derechos Humanos del CNMH liderada por Nartyjulieth Vásquez.

Nartyjulieth Vásquez lidera la visita guiada por el Archivo de los Derechos Humanos en la Felicar.
Nartyjulieth Vásquez lidera la visita guiada por el Archivo de los Derechos Humanos en la Felicar.

Nartyjulieth Vásquez lidera la visita guiada por el Archivo de los Derechos Humanos en la Felicar.
Nartyjulieth Vásquez lidera la visita guiada por el Archivo de los Derechos Humanos en la Felicar.

 

Nartyjulieth Vásquez nunca hace dos charlas iguales y las visitas guiadas por el Archivo de los Derechos Humanos no fueron la excepción. En cinco ocasiones, la profesional acaparó la atención del público, especialmente la de los jóvenes, para destacar la importancia de preservar y custodiar el material que documenta las graves violaciones a los derechos humanos y al derecho internacional humanitario (DIH) durante el conflicto armado colombiano.

«Nuestra vida se configura de archivos y estos son vitales para que no olvidemos lo que nos pasó, para que no se repita lo mismo», explicó Vásquez. La vocera fue enfática en que no todo constituye un archivo (por ejemplo, los documentales, informes y pódcast que realizan otras direcciones del CNMH no se consideran archivo). «El archivo son esos documentos que surgen por una necesidad judicial y a partir de ahí pueden generarse una cantidad de acciones para contar lo que sucedió», agregó.

Como ejemplo, Nartyjulieth mostró parte del archivo de Fabiola Lalinde, una madre que buscó a su hijo desaparecido por más de tres décadas: «se lo devolvieron en una cajita con 69 huesos». Vásquez llevó solo un par de documentos, de una recopilación que pesó 25 kilos, sobre la búsqueda para encontrar a Luis Fernando Lalinde Lalinde.

«Su madre levantó el croquis de lo que le pasó a su hijo y no solo nos enseñó su resistencia, sino que nos mostró que sí se puede lograr», comentó la experta. Asimismo, expuso algunos de los contenidos que se realizaron para visibilizar su historia, como la canción Lalinde, recopilada en el pódcast Tocó cantar, o el documental 25 kilos de verdad.

 

Conversatorios para no olvidar lo que pasó en Bolívar

Lanzamiento del informe sobre los bloques paramilitares de los Montes de María y La Mojana en la Felicar.
Lanzamiento del informe sobre los bloques paramilitares de los Montes de María y La Mojana en la Felicar.

«Toda memoria es una forma de resistir al olvido —afirmó Lukas Rodríguez, investigador del CNMH—. Cuando llegamos a los territorios, ellos [los habitantes] eran conscientes de la necesidad de contar». Sus palabras tienen que ver con el lanzamiento del informe sobre los bloques paramilitares de los Montes de María y La Mojana, en el que la comunidad de Bolívar mostró su interés por conocer los impactos de estas estructuras en su territorio.

El ejemplar tiene por nombre una frase mencionada por Dagoberto Villadiego, un líder comunitario de los Montes de María. «Cuando le preguntamos por qué era necesario hablar de memoria, él respondió: “Por un poco de verdad para respirar”», indicó Rodríguez. Esa oración también representa el valor de aquellos que alzaron la voz después de 15 o 18 años de silencio.

Así fue la presentación del informe en El Carmen de Bolívar

Durante el conversatorio, la población conoció que el informe cuenta con los testimonios de los paramilitares desmovilizados que hicieron parte del Mecanismo No Judicial de Contribución a la Verdad y la Memoria Histórica. No obstante, «escuchamos no solo a los que fueron responsables, sino que corroboramos esa información con las organizaciones y las víctimas», puntualizó Carlos Mario López, director de Acuerdos de la Verdad (DAV).

En ese ejercicio, los investigadores se percataron de que los miembros de la estructura paramilitar se autodenominaban «Bloque Héroes de los Montes de María», pero resignificaron ese nombre a petición de la comunidad. De acuerdo con Lukas Rodríguez, lo primero que les decían era que «no los consideraban héroes, porque habían hecho mucho daño».

La población de Bolívar mostró su agradecimiento por la labor del CNMH, no solo en ese espacio, sino también en la charla «Escuelas del terror paramilitar, variaciones de la violencia en el Caribe colombiano». En ese encuentro se habló de la trayectoria de estas estructuras en la región y de las acciones deshumanizantes que se conocieron en el proceso.

Las escuelas del terror fueron modelos de enseñanza que estaban transitoriamente en el territorio. «Ernesto Báez, quien diseñó toda la estrategia paramilitar que operó en el país, nos contó antes de su muerte que en esas escuelas nunca le enseñaron a un hombre a disparar un arma, sino por qué hacerlo», recordó Alberto Santos, asesor de la dirección general del CNMH.

Los investigadores comprobaron que el objetivo era aniquilar al otro, «construir una imagen en la que el otro es un peligro, un monstruo», detalló Santos. En ese sentido, los paramilitares cometieron su accionar bajo la lógica de que «si usted no le hace eso a él, él se lo va a hacer a usted»; bajo esa premisa se cometieron actos deshumanizantes, especialmente contra los campesinos en el Canal del Dique y los Montes de María.

El paso del padre Francisco de Roux por la Ruta de las Resistencias

El padre Francisco de Roux dialoga con la directora María Gaitán Valencia en el estand del CNMH en la Felicar.
El padre Francisco de Roux dialoga con la directora María Gaitán Valencia en el estand del CNMH en la Felicar.

Los primeros pasos de la construcción de la Escuela de las Memorias fueron visibles para siete organizaciones de Bolívar: Generación V+, La Boquilla TeVe, La Comadre, Las Callejeras, Vokaribe, Corporación Rural Montes de María y Por Nuestras Raíces.

La iniciativa a cargo del equipo de pedagogía y comunicaciones busca recoger, difundir y potenciar los procesos de memoria, para así generar su apropiación social. El primer encuentro presencial se dio precisamente en la Felicar entre el 21 y el 23 de julio.

 

Desde el Centro Nacional de Memoria Histórica estamos comprometidos con el legado de la Comisión de la Verdad.

 

Durante esos tres días, los medios regionales y las organizaciones se juntaron para escuchar sus procesos y resistencias, y, durante ese tiempo, dialogaron para construir la Ruta de las Resistencias. «Estamos haciendo memoria de lo que ocurre en el territorio para que también se le proponga a la sociedad un sentido transformador de las memorias», manifestó Walter Hernández Índigo, de Vokaribe.

El padre Francisco de Roux, otrora presidente de la Comisión para el Esclarecimiento de la Verdad (CEV), pasó por el estand del CNMH cuando las organizaciones estaban trabajando en la construcción de la ruta. El sacerdote se quedó un tiempo para dialogar con la directora María Gaitán Valencia y otros participantes, especialmente con los integrantes de Generación V+, una red juvenil que busca seguir difundiendo el legado de la Comisión de la Verdad.

La Ruta de las Resistencias se convirtió en un acto performático con tres estaciones: «Soberanía», «Resistencias y juventudes» y «Memoria y resistencia». El 23 de julio se presentó tres veces a los participantes de la Felicar con la esperanza de que quienes lo vieran entendieran el sentido transformador de la memoria, del tejer y de la resistencia en la que trabajan las comunidades en Bolívar.


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Desde Barbosa (Antioquia), se presentó el especial digital que fue construido por la Red de Mujeres Víctimas y Profesionales, y el Museo de Memoria de Colombia del Centro Nacional de Memoria Histórica (CNMH).

Lanzamiento de Transformar lo vivido: memorias desde nuestros cuerpos

Desde Barbosa (Antioquia), se presentó el especial digital que fue construido por la Red de Mujeres Víctimas y Profesionales, y el Museo de Memoria de Colombia del Centro Nacional de Memoria Histórica (CNMH).

Autor

CNMH

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Desde Barbosa (Antioquia), se presentó el especial digital que fue construido por la Red de Mujeres Víctimas y Profesionales, y el Museo de Memoria de Colombia del Centro Nacional de Memoria Histórica (CNMH).

Publicado

12 julio 2023


Lanzamiento de Transformar lo vivido: memorias desde nuestros cuerpos

  • El 7 de julio, el Museo de Memoria de Colombia y la Red de Mujeres Víctimas y Profesionales lanzaron oficialmente el especial web sobre violencia sexual dentro y fuera del conflicto armado en Colombia.

 En la guerra, el cuerpo es el primer territorio impactado donde quedan las marcas de la violencia ejercida por los victimarios. «Al principio reconocíamos el abuso carnal violento, pero no habíamos mirado más allá», manifestó Ángela Escobar, coordinadora nacional de la Red de Mujeres Víctimas y Profesionales (RMVP). Para la lideresa, quienes sufren este flagelo «ya no pensamos en el día en que nos violaron, sino en sus consecuencias».

Pasar la página implica recordar y reconocer sus historias; sin embargo, «lo enfocamos mucho en que “no pude seguir estudiando” o que “fui desplazada”», señaló Escobar, pero destacó que los impactos ante la violencia sexual van mucho más allá. El mismo cuerpo les estaba hablando —a su manera— y mostrando los daños que ha recibido: algunas de las víctimas tienen incontinencia urinaria, cicatrices, depresión, ansiedad e incluso enfermedades de transmisión sexual (ETS).

Tal como se plasman los daños en un territorio, lo que ocurrió en sus cuerpos terminó registrado en pliegos de papel. La Red de Mujeres Víctimas y Profesionales desarrolló un trabajo basado en cartografías de los cuerpos de mujeres cis y trans miembros de la comunidad LGBTIQ+, e incluso hombres heterosexuales. «Lo más interesante es que no tienen nombres, porque muchas veces no han dejado ese miedo de decir: “esta soy yo”», puntualizó Ángela.

Aun así, sin nombres y sin rostros, las cartografías fueron un impulso para lograr el especial digital sobre violencia sexual Transformar lo vivido: memorias desde nuestros cuerpos. Después de tres años de creación, el Museo de Memoria de Colombia del Centro Nacional de Memoria Histórica (CNMH) y la RMVP lanzaron, desde la Casa de la Cultura de Barbosa (Antioquia), el interactivo web que recopila lo que piensan las víctimas, lo que quieren y lo que les pasó.

 
 
 
 
 
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Sacar a flote: la guerra no se inventó la violencia sexual

Durante el lanzamiento el 7 de julio, las participantes mencionaron en más de una ocasión que la violencia sexual no nació con la guerra, sino que ha existido desde hace mucho tiempo atrás. «En los hogares, en la casa y en la misma familia se ha mantenido oculto», indicó Fanny Escobar, integrante de la Red de Mujeres Víctimas y Profesionales.

El especial web resalta la importancia de reconocer que ese tipo de violencias se intensifican en la guerra y están presentes día a día debido a un orden patriarcal. «El espacio más peligroso para una mujer es su propia casa, su propia familia», comentó el alcalde de Barbosa, Édgar Gallego Arias, quien no solo asistió al encuentro, sino que también aplaudió que la iniciativa contemplara a aquellas víctimas fuera del conflicto armado: «Todas tienen derecho a la justicia, la reparación y la no repetición».

«Voces que irrumpen»: un abismo de dolor en el alma de las víctimas

En la imagen, Judith Ospina, integrante de la Red de Mujeres Víctimas y Profesionales, presenta una cartelera que diseñó para hablar sobre la violencia sexual en el conflicto.
En la imagen, Judith Ospina, integrante de la Red de Mujeres Víctimas y Profesionales, presenta una cartelera que diseñó para hablar sobre la violencia sexual en el conflicto.

Desde los preparativos logísticos del evento, una cartelera llamó la atención con la frase «La violencia sexual en el conflicto armado: un abismo de dolor en el alma de las víctimas». La pancarta fue levantada por quien la escribió, Judith Ospina, integrante de la Red de Mujeres Víctimas y Profesionales, para mostrar «ese vacío de tristeza y dolor» que llevan a cuestas.

Así como ella, otras mujeres se atrevieron a hablar gracias al trabajo de la RMVP. «La red ha sido como esa madrina o mamá nacional que nos ha acogido a nosotras», explicó Fanny Escobar, porque, después de recibir acompañamiento y asesoramiento, las víctimas regresan a sus regiones diciendo: «no es hora de callar, es hora de levantar la voz».

 

Lea también: «¡Estoy viva!»: un grito de resistencia a la violencia sexual en el conflicto armado

 

Ese megáfono impulsado por la organización cuenta con voces diversas. «No solo fue mi cuerpo, sino también los cuerpos de muchas hermanas trans a lo largo del país», afirmó Catha Rendón, coordinadora nacional del grupo focal de mujeres trans víctimas de violencia sexual para la RMVP. Los grupos armados legales e ilegales les decían, por ejemplo, que «los cuerpos de hombres son de hombres y los cuerpos de hombres no pueden ser mujeres».

Esas voces que han irrumpido fueron recopiladas en el especial digital de violencia sexual. Según Rendón, las víctimas sienten tranquilidad con el lanzamiento: «Con esto vamos a empezar a visibilizar estas acciones que ocurrieron en el conflicto», dijo la coordinadora con la esperanza de que el proceso permita buscar «más respeto y tolerancia por las víctimas de violencia sexual».

 «Nunca será lo mismo, pero aquí estamos»

Durante el lanzamiento, la Mesa Municipal de Víctimas de Medellín presentó en la Casa de la Cultura de Barbosa la obra de teatro Ponte en mis zapatos para exponer las violencias del conflicto.
Durante el lanzamiento, la Mesa Municipal de Víctimas de Medellín presentó en la Casa de la Cultura de Barbosa la obra de teatro Ponte en mis zapatos para exponer las violencias del conflicto.

En la Casa de la Cultura de Barbosa, las voces de las víctimas resonaron. No solo se presentó el especial Transformar lo vivido: memorias desde nuestros cuerpos, sino que también hubo un conversatorio en el que el arte fue el protagonista. «Lamentablemente, la historia de nuestro país no nos ha permitido ver que el arte es fundamental en el desarrollo de la sociedad y la democracia», detalló Pilar Rueda, asesora en género de la Unidad de Investigación y Acusación de la Jurisdicción Especial para la Paz (JEP); sin embargo, iniciativas como las de la RMVP buscan cambiar esa perspectiva.

 

«Vimos cómo el arte repara —precisó Ángela Escobar sobre el especial digital— y cómo el dolor, el sufrimiento, la vergüenza y la tristeza se convierte en algo bonito». No solo las cartografías y el interactivo son prueba de ello, sino que el mismo encuentro les permitió llenarse de «valentía y empoderamiento, convirtiéndonos en sanadoras, en constructoras de paz», manifestó Judith Ospina.

El arte permite transformar y así lo demostró la Mesa Municipal de Víctimas de Medellín con su obra Ponte en mis zapatos. Los actores interpretaron las historias de aquellas y aquellos que habían sufrido distintas violencias durante el conflicto, mientras las espectadoras no apartaban la mirada ante lo que veían, incluso si se les atravesaba unas cuantas lágrimas.

«El arte nos ayuda a sacar, a sanar y a liberar nuestra alma», concluyó Fanny Escobar. Si bien considero que las víctimas son como un espejo roto porque «nunca vuelven a ser igual», también han aprendido a sanar: «En el especial vi esas mariposas en el fondo y yo siento que soy una de esas, que ahora puedo volar, que por medio de la escritura pude soltar».


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comunicado

Balance de Archivos vinculados a DD.HH. afectados por actos de vandalismo en Colombia

Recuperar la memoria que repara: misión del CNMH

Autor

CNMH

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CNMH

Publicado

27 de mayo 2021


Balance de Archivos vinculados a DD.HH. afectados por actos de vandalismo en Colombia

Desde el inicio de las jornadas de protesta a nivel nacional se ha presentado una serie de ataques a la infraestructura de entidades públicas y privadas, en varias ciudades y municipios del país, lo cual ha llevado a que en algunos casos los archivos públicos y privados de dichas entidades se hayan visto afectados.

La Dirección Técnica de Archivos de Derechos Humanos – DADH del Centro Nacional de Memoria Histórica – CNMH, ha venido haciendo un seguimiento a las noticias sobre los actos y presenta un balance sobre la afectación de los archivos.

En un informe del diario El Espectador del pasado 20 de mayo, el Ministerio de Defensa reporta en sus cuentas “afectaciones en 352 establecimientos comerciales, 431 oficinas bancarias, 1.099 vehículos de transporte público, 91 estaciones de gasolina, 107 edificios gubernamentales, 28 peajes y 10 estaciones de Policía”.

De otro lado, el boletín #12 “derechos humanos en el marco del paro nacional 2021” del 24 de mayo, expedido por la consejería presidencial para los derechos humanos y asuntos internacionales, reporta la afectación a 1.768 bienes públicos, entre ellos, 108 correspondientes a infraestructuras gubernamentales y 21 bienes culturales.

A nivel municipal, las mayores afectaciones registradas por los medios se realizaron en Acacías, Meta; Piedecuesta, Santander; Buenaventura, Jamundí, Tuluá y Yumbo en Valle del Cauca; Popayán, Cauca y La Plata, Huila.

Archivos afectados

De las más de 40 noticias publicadas en medios y monitoreadas por la Dirección Técnica de Archivos de los Derechos Humanos, que hacen referencia a ataques a infraestructuras gubernamentales, se verificó que cuatro archivos fueron afectados de forma grave.

La primera, fue publicada el pasado 4 de mayo por Radio Nacional de Colombia con el titular, Vandalizan oficina de Derechos Humanos en la Personería de Medellín. Radio Nacional reportó que, en esta ocasión, el ataque fue dirigido a “archivos relacionados con el seguimiento a casos de violaciones de Derechos Humanos en Antioquia”.

Según el reporte de la Personería, desconocidos ingresaron a la sede y no solo atentaron contra las instalaciones, sino que se llevaron computadores con información sobre denuncias de presuntas violaciones a los derechos humanos que atiende esta entidad.

La segunda noticia, fue publicada por El Espectador el pasado 14 de mayo, bajo el título En riesgo restos óseos y evidencia judicial por ataque a fuego a Medicina Legal en Popayán. El diario reporta que “Hay alerta y mucha preocupación por el riesgo en el que se encuentra la evidencia judicial, archivos de personas desaparecidas y restos óseos que están almacenados en la sede de Medicina Legal, en Popayán, que fue vandalizada e incendiada”.

Así mismo la publicación incorpora una declaración de Juliette de Rivero, representante en Colombia de la Alta Comisionada para los Derechos Humanos de la ONU, quien señaló (@ONUHumanRights): “Condenamos ataque a medicina legal #Popayán urge proteger evidencias forenses que allí se encuentran y que son fundamentales para búsqueda de desaparecidos, verdad, justicia y reparación para las víctimas”.

La tercera noticia fue de Caracol Radio quien reportó el pasado 15 de mayo otro ataque en Jamundí, Valle del Cauca, al despacho de la Alcaldía e instalaciones del Concejo municipal, donde se presentaron ataques contra varios archivos con pérdidas de información.

En la cuarta noticia, la revista Semana bajo el título Incendio en Tuluá, Valle del Cauca, informó que en la noche del martes 24 de mayo las autoridades reportaron la quema del Palacio de Justicia. Según el semanario, delincuentes atacaron la infraestructura pública, lo cual terminó en un fuerte incendio que provocó la pérdida del archivo (equivalente a 7482 expedientes) resguardado en la edificación, la cual es de carácter patrimonial.

Otras menciones de ataques

Algunos medios de comunicación reportaron ataques a sedes de alcaldías, concejos municipales y otras entidades y aunque no mencionan afectación a los archivos, existe la probabilidad de que algunos hayan sido deteriorados por estos actos, situación que está siendo verificada.

La revista Semana reportó el pasado 15 de mayo, Madrugada tenebrosa: incendian Alcaldía de Jamundí y sede del Concejo. Agrega que el balance de daños indica que el edificio del Concejo Municipal presenta pérdida parcial, mientras que las secretarías de Hacienda y Jurídica, las oficinas de Juventudes y Comunicaciones y el despacho del Alcalde, registran pérdida total.

El diario El País de Cali, reportó el pasado 15 de mayo declaraciones del Ministro de Defensa en las que manifestó que “En ataque de Popayán hurtaron procesos de 38 indiciados del ELN y Farc”. Allí se indicó que en los despachos afectados se desarrollaban investigaciones sobre organizaciones criminales, además de los 38 procesos indicados.

El mismo diario reportó el 17 de mayo: “En disturbios, incendiaron la alcaldía de La Plata, Huila, y atacaron la Casa de Justicia”.  Según las primeras versiones, en medio de los enfrentamientos entre autoridades y manifestantes también fue atacado el Comando de Policía.

El 26 de mayo el noticiero Caracol TV, en su edición del mediodía, reportó destrucción de archivos administrativos de la alcaldía local de Suroriente de Barranquilla.

Conforme lo anterior, la Dirección Técnica de Archivos de Derechos Humanos del Centro Nacional de Memoria Histórica, en virtud de la situación de orden público que está viviendo Colombia, reitera el llamado urgente a las entidades del Estado para que tomen las medidas necesarias con el fin de proteger los archivos que custodian, en los términos definidos por la normativa vigente.

También recuerda que, en un Estado Social de Derecho, los Archivos y la Información pública, cumplen una función probatoria, garantizadora y perpetuadora. Los Archivos forman parte del patrimonio documental de la nación, además, por su naturaleza, cumplen con diversas funciones. Están involucrados directamente con el ejercicio de derechos, las garantías constitucionales y los principios de igualdad, democracia y participación. 

Además, la pérdida parcial o total de archivos limita la capacidad de las personas de ejercer sus derechos, requerir rendición de cuentas al Estado, construir memoria y promueve la impunidad.

Por lo anterior, la DADH del CNMH informa que está adelantando acciones para la localización y protección de archivos vinculados a DDHH y de la misma manera invita a las autoridades competentes a tomar medidas de contingencia para la protección, acceso y reconstrucción de los acervos afectados y en riesgo, para lo cual la Entidad está en total disposición de brindar su apoyo y acompañamiento, dentro de las facultades permitidas por Ley.

 


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Dario Acevedo

Centro Nacional de Memoria Histórica exaltó el liderazgo de las víctimas

Director general del CNMH y director de Museo de Memoria con las mujeres y los hombres víctimas del conflicto armado invitados al evento conmemorativo.

Autor

CNMH.

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CNMH

Publicado

15 de abril 2021


Centro Nacional de Memoria Histórica exaltó el liderazgo de las víctimas

  • El director general del CNMH, Darío Acevedo, extendió su reconocimiento al universo de víctimas en el país que superan los nueve millones de personas, equivalente al 18% de la población colombiana.
  • Para Juana Alicia Ruiz, lideresa de los Montes de María, la memoria es la que garantiza la no repetición de hechos violentos. “Nosotros seguimos apostando por hacer memoria, pero por una memoria que nos ayude a sanar el dolor”, agregó.
  • “Con el Museo de Memoria vamos a tener una especie de memoria viva donde las cantaoras, las danzoras y las tejedoras podamos hacer nuestros eventos y ayudar a las víctimas del conflicto armado”, dijo Carmen Romelia Palacio, lideresa de mujeres víctimas y cabezas de hogar en Antioquia.

El Centro Nacional de Memoria Histórica (CNMH) conmemoró el Día Nacional de la Memoria y la Solidaridad con las Víctimas del Conflicto Armado, el pasado 9 de abril, con eventos que se desarrollaron en Bogotá, D.C, San Francisco (Antioquia), Ginebra (Valle del Cauca) y la Sierra Nevada de Santa Marta, considerando los protocolos de bioseguridad necesarios para prevenir y mitigar el Covid-19.

En el auditorio Teresa Cuervo, del Museo Nacional, en Bogotá, el director general del CNMH, Darío Acevedo, entregó 15 placas a las víctimas invitadas de diferentes organizaciones y procesos que se desarrollan en las regiones y en el exterior con el fin de enaltecer sus liderazgos. Las placas tienen grabado el siguiente mensaje:

“El Centro Nacional de Memoria Histórica le otorga esta placa conmemorativa en reconocimiento a su liderazgo en la visibilización de las memorias del conflicto armado y la defensa de los derechos humanos”.

Acevedo extendió este reconocimiento al universo de víctimas en el país que superan las nueve millones de personas, equivalente al 18% de la población colombiana.

Durante el evento, el director general del CNMH expresó que: “hay que persistir, insistir y no desistir en seguir haciendo memoria, porque el día que perdamos la memoria, el día que nuestros hijos, nietos, bisnietos ya no sepan qué fue lo que pasó correrán el peligro de repetir la historia del sufrimiento injusto y no buscado de millones de víctimas”.

Los relatos y las reivindicaciones de las víctimas asistentes también fueron centrales en este acto. Ménderson Mosquera, presidente nacional de la Asociación de Víctimas por la Paz y coordinador de la Mesa Departamental de Víctimas de Antioquia, manifestó que el 9 de abril es un día que nos recuerda la historia y la lucha por la defensa de los derechos humanos.

Por otra parte, Derly Pastrana, Coordinadora de la Mesa de Víctimas del Conflicto Armado en el Huila, indicó que la resiliencia y las ganas de sacar adelante a los hijos a pesar de los dolores vividos, es una de las principales enseñanzas que nos dejan las mujeres víctimas de muchos hechos atroces.

Entre tanto, Juana Alicia Ruíz, quien llegó desde los Montes de María, narró el significado de los tapices que realiza con las tejedoras de Mampuján.

“Estos tapices los hemos elaborado con diferentes familias, personas de la sociedad civil y víctimas, pero también con exparamilitares, exguerrilleros, funcionarios del Estado y empresarios porque estamos en un tema de reconciliación. Estos tapices cuentan cómo éramos en las comunidades, qué fue lo que pasó y qué queremos a futuro. El futuro al que nosotros le apostamos es el de la construcción de paz y el de la reconciliación con todas y todos”, apuntó.

Juana, a su vez, recalcó que la memoria nos garantiza no repetición de los hechos violentos, y destacó que “nosotros seguimos apostando por hacer memoria, pero por una memoria que nos ayude a sanar el dolor porque sanos vamos a tener un país no polarizado, sino reconciliado, amistado, lleno de amor y de perdón”. 

Director del Museo de Memoria con las víctimas de distintas regiones del país en el predio donde se está construyendo el Museo.

 

Visitaron obra del Museo

Otra de las actividades que tuvo lugar el Día Nacional de la Memoria y la Solidaridad con las Víctimas del Conflicto armado, fue la visita de los representantes de distintos sectores de víctimas, provenientes de diferentes regiones del país, al predio donde se está construyendo el Museo de Memoria de Colombia.

Los visitantes al ver que pronto el Museo será una realidad expresaron gratitud y alegría, porque en él podrán ver plasmadas sus historias, sus memorias y sus sentires.

Carmen Romelia Palacio, quien lidera una asociación de mujeres víctimas y cabezas de hogar en Antioquia expresó: “me siento muy orgullosa de estar en este predio donde se está construyendo el Museo porque aquí se van a plasmar todas nuestras ideas, nuestras actividades. Vamos a tener una especie de memoria viva donde las cantaoras, las danzoras y las tejedoras podamos hacer nuestros eventos y ayudar a las víctimas del conflicto armado”.

 

Conmemoraciones en los territorios

Otro de los escenarios donde se conmemoró el Día Nacional Día Nacional de la Memoria y la Solidaridad con las Víctimas fue en San Francisco, municipio del Oriente antioqueño.

Allí, el CNMH acompaña a los habitantes en la Iniciativa de Memoria Histórica que tiene como objetivo principal la creación de un mural que plasme los seres queridos afectados por la guerra y los procesos de resistencia y de reconstrucción del tejido social. Es de anotar que el 98% del total de la población de esta localidad, 6.273 habitantes, son víctimas del conflicto armado por diversos actores.

Durante el evento conmemorativo, un equipo de expertos de la dirección de Construcción para la Memoria Histórica y la Estrategia de Comunicaciones del CNMH elaboró una narrativa que se proyectó en un video mapping, creado a partir de las memorias de la comunidad.

Así mismo, se presentó un mapa parlante con historias que reflejaron el antes, durante y después del conflicto armado; y otras expresiones culturales y artísticas, provenientes de las víctimas y sus organizaciones. La fortaleza de los lazos de unión y de construcción de memoria tejidos por los habitantes del municipio con el apoyo de la administración municipal fueron visibles en el desarrollo de las distintas actividades.

En Ginebra (Valle del Cauca), el CNMH, la Alcaldía y la Personería municipal acompañaron a las víctimas del conflicto armado en su conmemoración. La Guardia Indígena y el grupo Fugas de Salvajina intercambiaron muestras culturales y artísticas.

Entre tanto, la Mesa Municipal de Participación Efectiva de las víctimas de Ginebra elaboró una colcha de retazos con las fotografías y los nombres de las personas desaparecidas y asesinadas, quienes hacen parte de sus memorias del conflicto armado.

Julieth Cuchillo, consejera para educación de la Organización Regional Indígena del Valle del Cauca, indicó que se trató de un momento histórico en el que rememoraron las victimizaciones milenarias de las que han sido objeto, pero en el que también se pudo expresar gratitud por la unidad de las comunidades. 

Así mismo, el Museo de Memoria de Colombia participó en una agenda de trabajo junto a la Organización Wiwa Golkushe Tayrona, en la Sierra Nevada de Santa Marta, entre el 9 y el 12 de abril. Allí se presentó una expografía sobre el Ruama Shama, el proceso de memoria histórica Wiwa que ha apoyado el CNMH desde hace varios años.

Con estos eventos conmemorativos, el CNMH contribuye a mantener viva la memoria histórica del país y a refrendar su compromiso con los millones de víctimas que ha dejado el conflicto armado.


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Fabio Bernal

“El Museo debe ser un espacio de reflexión”: Fabio Bernal, director Museo de Memoria de Colombia

Autor

CNMH.

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CNMH

Publicado

4 de marzo 2021


“El Museo debe ser un espacio de reflexión”: Fabio Bernal, director Museo de Memoria de Colombia

Este año, el proyecto del Museo de Memoria de Colombia (MMC), liderado por el Centro Nacional de Memoria Histórica (CNMH),  entra en una etapa avanzada antes de abrir sus puertas en Bogotá en 2022. La construcción del edificio, en la calle 26 con avenida Las Américas, está en marcha. Paralelo a esta, sigue la apuesta por fortalecer su dimensión territorial en todo el país y su dimensión virtual, incluso por fuera de Colombia.

Además, el MMC mantiene un diálogo abierto y constructivo con organizaciones de víctimas, academia, entidades públicas y organismos multilaterales.

En esta entrevista, Fabio Bernal, director del Museo, habla sobre los retos de construir colectivamente un museo que articule memorias plurales y diversas, y que promueva el diálogo y la reflexión de todo el país. También se refiere  a los avances de la obra y el impacto de la exposición SaNaciones.

Llevamos varios años hablando de la construcción del Museo, y por fin hace unas semanas hay máquinas y movimiento en el predio. ¿En qué etapa va el proyecto?

La obra del Museo de Memoria de Colombia ya inició. Va avanzando. Ya estamos finalizando el proceso de pilotaje, que es la cimentación profunda, y continuaremos con la obra durante este año. A medida que vaya transcurriendo 2021, vamos a empezar a ver cómo crece el edificio para completar sus seis pisos, y así poder cumplir con la meta de abrir las puertas y poner en marcha el Museo en 2022.

Paralelo al proyecto del edificio en Bogotá, el Museo se ha construido en otras dimensiones. ¿Cómo es ese trabajo?

El Museo se ha pensado en tres dimensiones: física, territorial y virtual. Estas se complementan. El Museo existe más allá de sus paredes. Es un museo que debe aprender y fortalecer los procesos que se hacen en regiones, los procesos que se construyen desde las comunidades, que son las que tramitan su duelo de los horrores que ha dejado el conflicto armado. Por eso en la dimensión territorial del Museo seguimos empeñados en trabajar con comunidades de todo el país.

A final del año pasado desarrollamos una exposición transmedial llamada SaNaciones: diálogos de la memoria, que tuvo diferentes plataformas. Una fue Museo en casa, que nos permitió llegar a los hogares de habitantes de la región Caribe a través de los recibos de servicios públicos. Hicimos alianzas con empresas de servicios, y nos permitieron incluir obras de artistas que nos pusieron a reflexionar en familia sobre qué es construir memoria, por qué son importantes estos diálogos.

Es interesante y necesario buscar formas de acercar los museos a la gente que no puede o no está acostumbrada a visitarlos. ¿Qué otras estrategias hay en este sentido?

En SaNaciones también tuvimos otra plataforma que fue la unidad móvil. Con esta estuvimos en Barranquilla en cuatro urbanizaciones de vivienda mayormente habitadas por víctimas del conflicto armado.

En medio de la pandemia, era necesario contar con todos los protocolos, pero no dejar de llevar el Museo a los territorios. Estuvimos en Villas de San Pablo, Villa Cordialidad, Gardenias y Pinar del Río, en Barranquilla, y también en Malambo y Soledad, a petición del Grupo de Gestión de Paz y Víctimas de la Gobernación del Atlántico.

Allí compartimos con las comunidades y ellas alzaron su voz. Fue muy conmovedor ver la valentía de las víctimas, quienes, a pesar de estar amenazadas en algunos casos, vincularon su voz a la construcción del Museo. Es fundamental que el Museo se construya desde los territorios. Por eso, este año seguiremos con esos procesos.

Este Museo está llamado a incluir la pluralidad de las voces de las víctimas. ¿Cómo garantizar que en la construcción del Museo participen distintos sectores y esté representada la diversidad de experiencias alrededor del conflicto armado?

Nosotros hemos desarrollado actividades con una población variada de víctimas. Hemos trabajado acciones de memoria con comunidades indígenas, con miembros de la fuerza pública que han sido víctimas, entre otros, y ellos se han podido expresar en espacios seguros.

Consideramos que el Museo debe ser un espacio de debate y reflexión, pero debe ser un espacio de debate seguro, donde se puedan expresar estas opiniones. Convocamos a diferentes sectores, que seguro tienen opiniones diferentes, porque este conflicto ha sido complejo, ha impactado a diferentes sectores de la sociedad, y por supuesto las opiniones son diversas.

Por eso es importante respetar el mandato que tenemos de no promover una verdad oficial. Debemos poner sobre la mesa las diferentes opiniones para fortalecer el conocimiento colectivo de los hechos ocurridos en el marco del conflicto armado. Esa es la labor del Museo: poner sobre la mesa estas voces diversas y privilegiar las voces de las víctimas, para que la sociedad pueda reflexionar sobre lo ocurrido.

El Museo ha procurado no solo incluir la diversidad de voces de las víctimas, sino también integrar y aprender de sectores como la academia, el sector cultural, las entidades del Estado, la cooperación internacional, entre otros. A final del año pasado hubo unas mesas de diálogo en las que estos sectores siguieron aportando a la construcción del Museo. ¿Cuál fue el balance?

Recién ingresé al Centro Nacional de Memoria Histórica, trabajamos junto al equipo de Innovación Pública del Departamento Nacional de Planeación y el equipo de Innovación Social del Departamento para la Prosperidad Social, para configurar un espacio en el que recibiéramos observaciones de diferentes sectores.

De ese esfuerzo resultaron las mesas de diálogo, que tuvieron seis temáticas, en las cuales participaron organizaciones de víctimas, entidades públicas, cooperación internacional, organismos multilaterales, y representantes de la Mesa Nacional de Participación Efectiva de Víctimas, entre otros participantes.

Sobre el Museo existen muchas expectativas, pero fundamentalmente entendimos que debe ser un espacio vivo, un espacio que permita incluir nuevas opiniones, nuevas voces.

No podemos pensar que el Museo sea un espacio con exposiciones inamovibles, que su plan museológico sea indefinido en el tiempo, que su guión      museológico no pueda crecer a medida que se generan reflexiones.

El Museo debe ser un museo vivo, debe tener espacio para las expresiones vivas de la memoria, debe privilegiar las voces de las víctimas, y por lo tanto debe ir a los territorios. En ese esfuerzo, este año también haremos mesas de diálogo en varias regiones para seguir construyendo el Museo entre todos.

¿Los participantes de esas mesas de diálogo van a poder hacer seguimiento a la implementación de las conclusiones?

Al final de las mesas tuvimos una mesa de cierre. Allí compartimos con todos los participantes los resultados de estas sesiones de trabajo. Por supuesto, varios de ellos expresaron la intención de seguir acompañándonos en el proceso de consolidar el Museo de Memoria de Colombia y ponerlo en marcha. Con ese acompañamiento, el equipo del CNMH consolida los elementos necesarios para poner en marcha el Museo, y seguiremos abriendo espacios para que estos diálogos continúen.

El Museo no empieza de cero, sino que se construye sobre el legado del CNMH. ¿Cómo se está incluyendo el trabajo de más de una década?

En el Museo estará el Archivo de los Derechos Humanos. Será una parte fundamental, casi que un núcleo para esta entidad, porque en el Archivo reposan los documentos que dan cuenta de las vulneraciones a los derechos humanos en el marco del conflicto armado. También estará vinculado el Observatorio de Memoria y Conflicto, que es una de las bases de datos más importantes sobre el conflicto armado en el país.

Estos elementos nutren el trabajo que desarrollará el Museo de Memoria: sus exposiciones, sus actividades culturales, las reflexiones que se deberán dar entorno al patrimonio que custodiará el Museo.


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