Etiqueta: Violencia

Observatorio de Memoria y Conflicto construye el índice de distribución de la violencia

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CNMH.

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CNMH

Publicado

30 de septiembre 2021


Observatorio de Memoria y Conflicto construye el índice de distribución de la violencia

  • El Observatorio de Memoria y Conflicto del CNMH lanzó su más reciente producto analítico durante la programación de la Fiesta del Libro y la Cultura de Medellín.
  • Este índice se encuentra alojado en la página web del CNMH.

Este miércoles 29 de septiembre a las 2:30 de la tarde el CNMH realizó el lanzamiento de uno de los más recientes productos del Observatorio de Memoria y Conflicto (OMC) llamado ‘Índice de Distribución de la Violencia en Colombia’. 

Este documento propone un índice de medición de violencia que permita identificar aquellas áreas geográficas en las cuales el conflicto armado ha sido constante a lo largo del tiempo, visibilizándose en periodos anuales, con resultados de distribución de violencia basados en la metodología de cálculo de la curva de Lorenz, diferenciándose de la cuantificación de violencia trabajada previamente, fundamentada principalmente en el conteo de víctimas o eventos de violencia en periodos anuales.

En este encuentro, que se transmitió en vivo a través del Facebook Live del CNMH, el coordinador del OMC, Jorge Lozano, explicó que este producto fue realizado con la información del Sistema de Información de Eventos de Violencia del Conflicto Armado Colombiano (SIEVCAC) y datos del Registro Único de Víctimas (RUV) de la Unidad de Atención y Reparación Integral a las Víctimas (UARIV), en los que se incluyen 18 modalidades de violencia, como las acciones bélicas, los asesinatos selectivos, los atentados terroristas, las desapariciones forzadas, entre otros. 

Además, se contó con la participación de Manuel Alejandro Vega, Científico de datos del OMC quien explicó los principales hallazgos de este índice y las novedades del documento.

Durante el lanzamiento, también participaron Lina Peñaloza, líder del equipo de Análisis de la Subdirección Red Nacional de Información UARIV y Edwin Andrés Martínez, integrante del equipo de Análisis de la Subdirección Red Nacional de Información UARIV quienes se encargaron de explicar el aporte de la Unidad para las Víctimas en este producto del CNMH.  

Si quiere conocer más sobre la información de este índice les invitamos a visitar el micrositio del OMC https://cutt.ly/GEPieOE y a revivir esta charla aquí https://fb.watch/8kFtt1f07b/ 


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Comunicado ante la violencia que se viene registrando en Los Montes de María

Comunicado ante la violencia que se viene registrando en Los Montes de María

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CNMH

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Foto: CNMH

Publicado

10 septiembre 2020


Comunicado ante la violencia que se viene registrando en Los Montes de María

El Centro Nacional de Memoria Histórica (CNMH) expresa su más enérgico rechazo y preocupación ante los últimos hechos ocurridos en el Carmen de Bolívar, municipio en el que el lunes pasado se registró una masacre en la que murieron cuatro personas entre los 17 y 37 años, y en la que resultaron heridas dos personas más.

Tan solo en lo que va a ocurrido este año, las autoridades municipales han documentado por lo menos 17 muertes violentas, en un municipio en el que sus habitantes, como los de esa geografía llamada Los Montes de María, nunca han desfallecido en ejercicios de construcción de paz en sus territorios.

Hacemos un llamado a los grupos armados al margen de la ley para que respeten la vida, labores e integridad de los pobladores de Carmen de Bolívar y Montes de María, así como de todo el territorio nacional, y cesen definitivamente las acciones violentas.

Anhelamos un país en paz y confiamos en que el Gobierno Nacional adelantará las acciones pertinentes para garantizar la seguridad de todas las personas que habitan esa región y, en especial, de quienes abanderan procesos sociales, de los jóvenes, de los pueblos indígenas y de la población campesina.

Como es de conocimiento público, el CNMH ha adelantado, apoyado e impulsado distintos procesos de memoria en los Montes de María y actualmente se encuentra en la elaboración del Informe ¡Basta Ya! Regional, investigación que se ha realizado de la mano del Espacio Regional de Construcción de Paz. Adicionalmente, manifestamos nuestro compromiso por seguir acompañando iniciativas de memoria en el departamento de Bolívar.

Así mismo, instamos a que en el Carmen de Bolívar florezcan contextos que brinden bienestar a sus comunidades. Acceso a banda ancha, oportunidades para los jóvenes, opciones de empleabilidad y vías de acceso contribuirían con ello.

El Centro Nacional de Memoria Histórica rechaza cualquier acto violento contra la vida y la libertad, por eso seguiremos trabajando por aunar esfuerzos junto a la comunidad, para promover las garantías de no repetición que permitan la consolidación de la paz en el territorio.

 


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comunicado

CNMH llama a que cese la violencia contra el pueblo Awá

Los diálogos por la pedagogía de la memoria inician con la comuna 13 de Medellín

Autor

CNMH

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CNMH

Publicado

01 agosto 2020


CNMH llama a que cese la violencia contra el pueblo Awá

El Centro Nacional de Memoria Histórica (CNMH) acompaña a las autoridades y miembros del pueblo Awá y hace un llamado urgente a los grupos armados organizados, entre otros, para que se respete y se garantice la integridad y la vida de los miembros de esta comunidad que habita en territorios de Colombia y Ecuador y avanza en procesos sociales de construcción de paz, memoria y reconciliación.

El CNMH ha adelantado, apoyado e impulsado procesos de memoria orientados a la pervivencia del pueblo Awá en el territorio como Gran Familia Awá Binacional. Durante nuestro trabajo hemos contado con el compromiso de esta comunidad indígena y sus líderes en propuestas de construcción de memoria histórica con el interés de mitigar los riesgos a los que están expuestos valores como su lengua ancestral, su medicina tradicional, sus autoridades espirituales, los cuatros mundos que constituyen su cosmovisión y su “Katsa-Su” o territorio grande.

En los últimos días, la Unidad Indígena del Pueblo Awá (Unipa) ha denunciado que en menos de cuatro meses grupos armados al margen de la ley han asesinado a siete indígenas awá, mientras que otros miembros de su comunidad vienen sufriendo intimidaciones y amenazas. Todos estos hechos generan alarma ante la situación humanitaria en el territorio.

El CNMH rechaza cualquier acción violenta contra grupos étnicos en riesgo por diversas amenazas a su cultura y espiritualidad, al tiempo que llama la atención de las autoridades regionales y nacionales para que tomen las acciones pertinentes para responder desde la justicia a la preocupación por la vida en el pueblo Awá.


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Machuca: más allá de la violencia

Machuca: más allá de la violencia

“Construcción de memoria: posibilidades para la reparación”

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CNMH

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CNMH

Publicado

24 junio 2020


Machuca: más allá de la violencia

Durante el segundo semestre de 2019, el Centro Nacional de Memoria Histórica (CNMH) apoyó a la comunidad de Machuca en torno a una iniciativa de memoria, cuyo producto final es una serie radial.  “Machuca: más allá de la violencia” se presentará este sábado 27 de junio. ¡Les invitamos a participar de las actividades de lanzamiento!

“Machuca: más allá de la violencia” es un proceso liderado por niños, niñas y adolescentes de la Institución Educativa Fray Martín de Porres que permitió un diálogo intergeneracional entre los habitantes del corregimiento de Fraguas.

Los anhelos de sus niños y niñas, sus interpretaciones sobre el origen del corregimiento, sobre sus prácticas ancestrales, sus líderes y los años de conflicto armado hacen parte de los cinco capítulos que conforman la serie.

El Río Pocuné, la quebrada La Nevera, la finca La Chispa y la vegetación propia del nordeste antioqueño saludan todos los días a los habitantes del único corregimiento que tiene Segovia: Fraguas, mejor conocido como Machuca.

El 18 de octubre de 1998 Colombia conoció por la prensa nacional en dónde quedaba este corregimiento. Ese día el ELN atentó contra el oleoducto que pasaba por allí, propiedad de Oleoductos Centrales de Colombia-Ocensa: detonó una carga explosiva que provocó un gran incendio. Ochenta y cuatro personas murieron. Los hechos se conocen como la Masacre de Machuca.

Tres años después, en el año 2001, los paramilitares sacaron de sus casas a todas las familias y las llevaron al parque. Allí, con lista en mano, seleccionaron a tres personas y las asesinaron delante de toda la comunidad.

Históricamente el corregimiento de Fraguas – Machuca se ha visto atravesado por la falta de oportunidades, la disputa entre actores armados, el estigma y el abandono. Sin embargo, para los machuqueños esto no es lo único que los define. Los saberes ancestrales, la herencia afro, la música, su biodiversidad y las iniciativas que sus pobladores han desarrollado para conmemorar y para seguir adelante son los aspectos que los representan.

Una iniciativa que da cuenta de ello es la elaboración de una serie radial por parte del Semillero de Radio y Memoria de Machuca que contó con el apoyo de la emisora escolar Voces por la Paz y del CNMH.

“El proceso inició con un encuentro en el que los y las líderes de la comunidad decidieron aprovechar la fortaleza en radio que tenían en el territorio, pues en el corregimiento están la emisora comunitaria Machuca Digital Stereo y la emisora escolar Voces por la Paz. Así nació el semillero de Radio y Memoria de Machuca, vinculado a la emisora escolar, en el que participaron 10 estudiantes de la Institución Educativa Rural Fray Martín de Porres, acompañados de dos docentes y de la directora de la emisora comunitaria”, cuenta Vanezza Escobar, profesional del CNMH que ha acompañado la IMH de Machuca.

De este modo, periódicamente y durante el segundo semestre de 2019, se realizaron talleres sobre memoria histórica y radio. Esto fue fundamental para que cada integrante del semillero definiera qué características debería tener la serie: un espacio sonoro para ampliar los lenguajes expresivos de las memorias de su comunidad.

Los primeros talleres fueron teóricos, enfocados en temas sobre memoria histórica y elementos básicos de radio; posteriormente, los encuentros prácticos se centraron en la elaboración de los guiones radiales, la selección del formato para los programas, la realización de entrevistas y la grabación del material respectivo. Fueron las y los participantes del colectivo quienes buscaron a las personas idóneas para abordar los temas de cada programa radial con enfoque de memoria, lo que les permitió un diálogo intergeneracional, donde sus entrevistados serían también los principales oyentes de la serie.

“La Iniciativa trabajó durante largas jornadas, en fines de semana y festivos, para lograr los contenidos de cada programa de la serie radial sin que ello disminuyera su energía y entusiasmo. Los contratistas del CNMH que acompañaron el proceso se sorprendían cuando antes de la hora acordada para iniciar las sesiones (8.00 a.m.) encontraban estudiantes esperando el inicio de las jornadas, o cómo al finalizar la tarde querían continuar con las actividades de los talleres, o pedían iniciarlos al otro día desde las 6.00 a.m”, agrega Escobar. 

Los artífices de este producto esperan que la serie pueda ser apropiada y difundida ampliamente, pues sus contenidos son una invitación a conocer otras caras de Machuca.

En el capítulo Líderes se exalta a personas que durante años y día tras día han trabajado por el desarrollo de Machuca.

Precisamente, en ese trabajo que implicó elaborar las preguntas de las entrevistas, grabar, pietar el material, escribir guiones y realizar las voces de la locución fue donde tomó forma cada uno de los capítulos que tiene la serie. Quienes escuchen esta pieza sonora conocerán sobre el origen de Machuca, sus prácticas ancestrales, sus líderes, el conflicto armado en el territorio y la actualidad del corregimiento desde la voz de los niños y las niñas de esta zona del país.

Con “Machuca: más allá de la violencia” salen a flote versiones encontradas sobre el inicio del corregimiento, las historias de la llegada y de la incidencia que ha tenido la población afro en esta zona, apellidos de los primeros fundadores como los Palacios, Madrid, Velásquez, Montaño y Torres y, en general, los deseos de la comunidad como la construcción de un centro de salud, un espacio de memoria y una sede del Sena.

El lanzamiento del producto se  realizará en directo por la emisora de Machuca el sábado 27 de junio a las 3:00 p.m. y se presentará a través del Facebook live del Centro Nacional de Memoria Histórica. Este busca ser un espacio sonoro como lugar de encuentro de los habitantes de Machuca con el país, a través de la presentación de sus historias y relatos por medio de presentaciones artísticas y culturales como los cantos tradicionales de la región.

La actividad promete convertirse no solo en una oportunidad para visibilizar el proceso realizado por los machuqueños, sino para animar a seguir rescatando sus memorias a partir de la radio u otros lenguajes expresivos y para seguir exigiendo la paz en su corregimiento, en Segovia y en todo el nordeste antioqueño.

Las emisoras Machuca Digital Stereo y Voces por la Paz, junto al Centro Nacional de Memoria Histórica, la Agencia Catalana para la Cooperación al Desarrollo y la Corporación Opción Legal les invitan a conectarse el 27 de junio a las 3:00 p.m. al evento de lanzamiento de la serie radial “Machuca: más allá de la violencia” por el Facebook del Centro Nacional de Memoria Histórica. ¡Les esperamos!


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Institución Educativa, Machuca, serie radial, Violencia, Voces por la Paz

“Ese día la violencia llegó en canoa…”

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Autor

CNMH

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Oraloteca de la Universidad del Magdalena

Publicado

20 Nov 2014


“Ese día la violencia llegó en canoa…”

Este jueves 20 de Noviembre, El Grupo Regional de Memoria Histórica (GRMH) de la Universidad del Magdalena, dará a conocer el informe y el documental sobre el caso emblemático de la masacre realizada por los paramilitares el 22 de noviembre de 2000 en los pueblos palafitos del complejo lagunar Ciénaga Grande de Santa Marta (CGSM).

Los hechos ocurrieron a las dos de la mañana del miércoles 22 de noviembre de 2000, cuando más de 60 hombre fuertemente armados pertenecientes al Bloque Norte de las AUC, entraron al pueblo palafítico dejando un total de 39 víctimas mortales que, según las versiones de los lugareños, podrían ascender a más de 70 asesinados en total si se tienen en cuenta los cuerpos que nunca se hallaron y que posiblemente arrojaron a los caños, y provocaron el desplazamiento masivo de más de 4.000 habitantes.

Los productos son el resultado de un trabajo de reconstrucción de memoria histórica con la comunidad. Los habitantes que sobrevivieron y retornaron después de ser desplazados, reconstruyeron los sucesos que vivieron durante la masacre, el desplazamiento y el retorno. Además, pone de presente las afectaciones que todo esto implicó.

Esta investigación inició en el año 2012 como resultado del proceso realizado por el CNMH, con apoyo de USIP (United States Institute of Peace) y la Universidad de Los Andes. El proyecto tenía como objetivo apoyar el surgimiento y consolidación de (GRMH) conformados por profesores y estudiantes universitarios en las zonas de Magdalena, Bolívar y Santander.

Como lo anota la coordinadora del proyecto, María Emma Wills Obregón, “este proceso propició el surgimiento de una alianza y un tejido de solidaridades entre víctimas, organizaciones de víctimas y la universidad. Generando un compromiso de rigor que exige el esclarecimiento histórico y que permite reconstruir contextos desde un ejercicio juicioso de contrastar fuentes y un esfuerzo por dilucidar los engranajes ocultos de la guerra”.

El CNMH acompañará el lanzamiento el día jueves 20 de noviembre a las 6:00 pm en la Universidad del Magdalena y el 22 de noviembre, el GRMH y el CNMH se trasladarán a la comunidad palafita para asistir a la conmemoración de los 14 años de la masacre y hacer entrega oficial del resultado de la investigación y proceso audiovisual.

 
 


Canoa, GRMH, Magdalena, Violencia

Una noche en vela para escuchar a las víctimas

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Nota del periódico Llano 7 días

Fotografía

Nota del periódico Llano 7 días

Publicado

30 Nov 2014


Una noche en vela para escuchar a las víctimas

Después de tres años de ausencia, este 8 de diciembre vuelve la vigilia para escuchar a las víctimas, una iniciativa de memoria realizada en la plaza central de San Martín, Meta, en donde víctimas, representantes de organizaciones y habitantes de la región se reúnen y pasan la noche en vela, algunos narrando sus experiencias en medio del conflicto armado y otros escuchando las historias de aquellos a los que la violencia les cambió la vida.

“Fue el jueves 17 de febrero del año 2000 a las 6:45 de la mañana. Ese fue el último día que lo vi” responde doña Yolanda al preguntarle cuándo fue que el conflicto armado tocó su vida. Recuerda día, hora y año de los hechos; sin embargo, 14 años después aún no sabe quiénes fueron los responsables ni el motivo por el cual desaparecieron a su hijo. Una historia que se repite constantemente en San Martín y, lamentablemente, en todo el país.

Ante la falta de verdad y como una medida para que las víctimas del conflicto pudieran dar a conocer sus relatos nace en 2008, Narrativas Visibles, un proyecto liderado por la Defensoría del Pueblo. “Por esos días muchas familias de San Martín asistían a las versiones libres de los desmovilizados durante Justicia y Paz. Veíamos que los desmovilizados tenían los micrófonos, tenían la palabra, pero las víctimas no eran escuchadas ni podían dar sus testimonios, por eso quisimos generar espacios de confianza en donde pudieran contar sus historias” cuenta Wilson Chavarro, asesor de la Defensoría Delegada para la orientación y asesoría a las víctimas del conflicto armado.

Buscaron personas que quisieran escribir y contar sus testimonios del conflicto armado y en el 2009 se realizó la primera vigilia para escuchar a las víctimas. “Ese año un grupo de 20 personas se reunieron en la plaza de San Martín y contaron sus testimonios durante toda la noche y parte de la madrugada”, recuerda Chavarro.

Durante los años siguientes la vigilia se repitió en Granada, Puerto Gaitán y otros territorios del Meta. Pero en el año 2011, con la creación de la Ley de Víctimas, las prioridades cambiaron. Llenar formularios y llevar papeles se convirtieron en la principal preocupación de las víctimas y las vigilias de la memoria pasaron a un segundo plano.

Sin embargo, este año y por mismo pedido de la comunidad, el próximo 8 de diciembre la vigilia vuelve a San Martín. “Me alegra mucho que nos reunamos nuevamente, allá va a estar la fea y la bonita, el pobre y el rico, porque en San Martín la violencia nos afectó a todos” expresa doña Yolanda, quien a sus 67 años aún participa activamente de los eventos sobre memoria histórica y añade: “lo más importante de las vigilias es que revivimos lo que pasó y descansamos, nos liberamos y compartimos experiencias con otras personas a las que la violencia les cambió la vida”.

Desde el CNMH los invitamos a participar en la vigilia, la cual este año iniciará a las 5:00 p.m. en la plaza central de San Martín, desde donde saldrá una marcha de faroles hasta el Bosque de la Memoria, donde se espera que aproximadamente 250 personas se reúnan a contar y escuchar las historias que deja la guerra.

Narrativas Visibles es otra de las iniciativas apoyadas por el proyecto de Alfabetizaciones Digitales del CNMH. Conozcan algunos de los relatos que han hecho parte de este proyecto en http://narrativasvisibles.com/

 
 


Noche, Olvido, Víctimas, Violencia

Conversación a tres bandas

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Autor

CNMH

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Daniel Barahona. Texto tomado de www.eldesconcierto.cl

Publicado

10 Dic 2014


Conversación a tres bandas

El director del CNMH, Gonzalo Sánchez y el director del Center for Latin American Studies de la Georgetown University, Marc Chernick, fueron invitados hace poco a las Cátedras organizadas por el Museo de la Memoria y los Derechos Humanos de Chile y la Universidad Diego Portales. 

Compartimos esta entrevista publicada en un medio local (http://eldesconcierto.cl/) a los pocos días de su presentación.


Estas cátedras hacen referencia a una situación definida como “post violencia”. En algunos documentos colombianos se habla de “post conflicto”. Me gustaría primero situar conceptualmente el tema.

 

Gonzalo Sánchez: Yo comenzaría diciendo que la idea parte de un tipo de experiencia bastante generalizada, y es que el tema de la verdad y la memoria normalmente es un tema post conflicto, que asume mecanismos ya internacionalmente conocidos de condiciones de la verdad, es decir, de organismos no judiciales de esclarecimiento y de concepción de verdad.

Para el caso de Colombia el termino tiene un giro muy distinto, porque en ese caso la construcción de la memoria y la concepción de la verdad es un tema puesto más que por la institucionalidad o por instituciones acordadas internacionalmente, por una práctica social que viene de muy atrás. Una práctica social que en un momento muy particular en el caso de Colombia se encuentra con un espacio institucional que es el creado por la Ley de Víctimas, que crea tres entidades que la configuran. En primer lugar la Unidadde Atención y Reparación a las Víctimas, la Unidad de Tierras y el Centro Nacional de Memoria Histórica. Es una institucionalidad creada antes de entrar en un proceso de negociaciones, o sea que también en el caso de Colombia no solo hay una práctica social anterior sino que hay una institucionalidad previa a un proceso de negociaciones que se encarga de tramitar todos estos temas que normalmente son asociados a una situación post. O sea que Colombia entró por el camino de asumir el tema de la reparación, de la restitución y el esclarecimiento, antes de tener el mecanismo formalmente considerado como condición de la verdad.

Marc Chernick: Estoy de acuerdo con eso, creo que el caso de Colombia es único en el mundo en cuanto a aceptar estos instrumentos de justicia tradicional de memoria y de verdad antes de terminar el conflicto. En el gobierno anterior, de Álvaro Uribe, se hablaba de post conflicto, pero es muy confuso que crean que pueden decretar el post conflicto sin terminar la guerra. Hoy en día están buscando el fin de conflicto armado y esos instrumentos de verdad y memoria son parte del proceso de búsqueda del fin del conflicto.

Eso nos plantearía una relación de la memoria quizás un poco más compleja, y más interesante, con esa noción del tiempo histórico que lo secuencializa y que siempre pone a la memoria en un lugar posterior dificultando pensarla como instrumento del presente.

 

GS: Exactamente, la memoria en el caso colombiano tiene un profundo significado de presente. Es presente en el sentido que en este momento es parte de las negociaciones, no hay que olvidar eso. Pero más allá, ¿qué es el tema de la memoria? Un proceso de negociaciones, es un tema del esclarecimiento de los orígenes, de lo que ha pasado, es un tema sobre las víctimas que ha generado, es un tema de las razones del conflicto, de por qué estamos en ese conflicto, es decir, todos estos temas son de un profundo presente que de todas maneras se echa para atrás. Una cosa que me parece particularmente significativa en el caso colombiano es que temas que estaban como fuera de la agenda pública, de repente en el contexto de las negociaciones se vuelven centrales. Por decir algo, el tema de tierras está relativamente ausente tanto en la reflexión académica como en la reflexión política en el país. La tendencia de la gente es a decir eso ya está resuelto, lo resolvió la violencia, el militarismo lo resolvió por la fuerza, y de repente se vuelve el punto uno de las conversaciones, entonces hay una centralidad.


“Existe muchísimo también esa falsa ilusión de que la paz y los post acuerdos son el fin del conflicto, y la sociedad tiene que ser muy consciente de que muchos conflictos que estaban adormecidos por efectos de la violencia se pueden intensificar.”


Ahora, es evidente que el tema agrario hoy no se plantea tal como se planteó en los orígenes de las FARC en los años 60. El tema agrario hoy no está ligado a la posesión o uso del suelo sino que también está vinculado a otros entornos que marcan muchísimo el destino del post, como el tema de la minería. Esos recursos seguramente van a alimentar otras formas de violencia, y creo que es muy importante anticiparse a eso, porque lo que se está negociando en estos momentos es una dimensión de la violencia, la de los actores armados de la insurgencia, pero en el país ya sabemos que están presentes también unas formas de violencia que normalmente son subsiguientes a los procesos de negociación. Creo que en el caso colombiano esa es una diferencia muy importante, esas formas de violencia ya están presentes antes y en el momento mismo de la negociación.

Entonces es importante hablar de pedagogía social y pedagógica política, que la sociedad entienda que si se resuelve el problema con la insurgencia hay otras forma de violencia que van a seguir, la bandas criminales, la violencia del narcotráfico, y otras que seguramente van a ser caldos de cultivo para quienes no quieran entrar en las mesas de negociaciones.

Otra reflexión que se hace sobre todo en estos contextos post tiene que ver con la precariedad de las democracias latinoamericanas. La memoria pone sobre la mesa una discusión respecto de la concepción misma de democracia. Uno de los riesgos es que, dado que venimos saliendo de situaciones de violencia, acudamos a una concepción consensual que no considera la existencia de conflictos como un aspecto irreductible de toda democracia.

MCh: Yo creo que a pesar de que siempre han dicho que Colombia tiene la democracia más vieja del continente, hay un gran problema que es que las fuerzas sociales en el país están amenazadas, están expulsadas. Buscar la verdad, la memoria y el fin del conflicto, la paz, necesariamente tiene que conducir a una democracia con mayor participación, con mayor inclusión. La paz debería significar no solamente la entrada de la guerrilla, sino también la entrada de todas las fuerza sociales que participan sin violencia. Los derechos de participación no implican que se resuelvan los conflictos sociales, pero si que lo hagan dentro de un proceso cívico y democrático, sin violencia. Ese es el gran problema en Colombia, que no hay política sin violencia, no vamos a acabar con los conflictos pero si vamos a reducir la violencia en la política, eso sería un proceso de paz exitoso.

GS: La democracia no es la negación del conflicto, la democracia es el espacio que precisamente permite que afloren todos los conflictos que hay en la sociedad. El tema de fondo se refiere a los consensos sobre las reglas para tramitar esos conflictos, que no sea por la vía de la violencia que asalta la constitución misma de la democracia, sino por reglas que son parte de los consensos sociales también generados, consensos sociales y políticos para tramitar esas diferencias.

Pero sí existe muchísimo también esa falsa ilusión de que la paz y los post acuerdos son el fin del conflicto, y la sociedad tiene que ser muy consciente de que muchos conflictos que estaban adormecidos por efectos de la violencia se pueden intensificar, por ejemplo en el caso colombiano cuando nosotros miramos lo que ha pasado recientemente por las movilizaciones agrarias, volvemos al punto inicial y te fijas que el tema agrario estaba como fuera y de repente hay una irrupción de movilizaciones agrarias en el país que son tratadas de dos maneras. Primero pueden ser tratadas como amenazas subversivas, así las entienden las fuerzas locales y las fuerzas estatales, pero cuando estamos en un proceso de negociación yo creo que eso hay que verlo en términos de unas demandas sociales que estaban profundamente represadas, que estaban latentes ahí, y que encuentran de pronto en la negociación política un espacio para su expresión plena. Debiesen ser asumidas como una anticipación de lo que va a ser un escenario extremadamente plural del post conflicto.

En su Prólogo al informe Basta Ya hay una valoración de la dictación de laLey de Víctimas en tanto hace visible a un actor del conflicto. Sin embargo al establecer la categoría “víctima” ingresa en una complejidad que por otro lado puede inmovilizar políticamente a ese sector. Refiéranse por favor a la definición de víctima, sus límites y los problemas que están asociados a una condición que parece ser de todas formas necesaria en estos procesos de memoria y reparación.

GS: Creo que la categoría de víctima responde a un primer momento en el proceso de reconocimiento del conflicto y de los daños que produce. La primera definición que uno podría dar es “el conjunto poblacional que ha sido directamente afectado por el conflicto”. En el contexto de no reconocimiento del conflicto, la ley es un paso muy importante en términos institucionales, que permite decir que sí hay un conflicto y sí hay unos daños producidos a un conjunto poblacional que es el universo de las víctimas.


“Ese es el punto central, la víctima no es un sujeto pasivo. Hay que reconocer que hay sujetos que han experimentado mucho daño en el conflicto, pero también son gente que han mostrado muchas veces gran capacidad de resistencia civil.”


Ahora, la víctima no es un concepto estático, sino absolutamente dinámico. Uno define la condición de víctima justamente respecto a esos daños, pero esa misma persona o esa misma colectividad es sujeto activo en relación a muchos otros escenarios de la vida social, es parte de una organización social, es parte de una organización de derechos humanos, es parte de una agrupación política, es parte de una agrupación comunitaria, entonces ese sujeto que muy estrechamente se define como víctima con relación al daño del conflicto también se define como ciudadano en un campo más abierto de la dinámica política.

MCh: Ese es el punto central, la víctima no es un sujeto pasivo. Hay que reconocer que hay sujetos que han experimentado mucho daño en el conflicto, pero también son gente que han mostrado muchas veces gran capacidad de resistencia civil. Se trata de hablar de verdad, no solamente de victimarios y victimas, hablar de todos los procesos sociales, de esa parte de la sociedad civil que ha quedado excluida. Hablar de víctimas es reconocer que ellas tienen vida y tienen derechos ciudadanos. Y ya han participado, hay una gran historia de resistencia y de participación, que han sido reprimidos y excluidos, sí, pero a lo largo de todos esos años han surgido tantas historias y tantos movimientos sociales, y hablar de victimas es abrir la puerta al país para mostrar que ahí están, no solamente victimas con daños, sino ciudadanos.

GS: Eso es lo que hace también rica y compleja la función de la memoria en un caso como el colombiano, porque las localidades y las organizaciones sociales utilizan e instrumentalizan la memoria no solamente para poner en la esfera pública las afectaciones que han sufrido por el conflicto, sino también otras carencias que tienen por mucho tiempo atrás o en el cotidiano de hoy. Cuento una experiencia que me marcó muchísimo en una comunidad afro descendiente en el sur del país, me dicen “mire profesor nosotros queremos hacer acá una casa de la memoria, pero queremos hacer una casa de la memoria muy distinta a como la conciben ustedes o a como la concibe la literatura internacional, nosotros queremos una casa de la memoria donde podamos reflexionar sobre los temas del conflicto, donde podamos poner en galería nuestros muertos, pero una casa de la memoria que nos sirva también para otras cosas, esta zona se inunda muchísimo en invierno y nosotros quisiéramos que esa casa de la memoria fuera al mismo tiempo un alberge para esas persona afectadas”. Entonces el proceso social también resignifica y le rompe a uno los esquemas de lo que puede ser un ejercicio de memoria. Como no tienen expresión por la vía política, por la vía social o de participación, muchas comunidades convierten a la memoria en el espacio por donde se enuncian los temas de la exclusión, los temas de la participación social y de la participación política.

En ese mismo sentido, hablemos de la relación entre memoria y derechos humanos. Muchas veces se consideran los derechos humanos como derechos individuales, propios de víctimas individualizadas, y se pierde una dimensión colectiva como la que usted acaba de narrar. De algún modo la memoria debe poner en tensión las dinámicas de lo individual y lo colectivo en relación con los derechos humanos.

 

MCh: Claro, en la ley internacional de derechos humanos se habla de derechos individuales. Lo que se ve sobre todo en Colombia es que las comunidades hablan de derechos democráticos colectivos, eso es nuevo en la democracia, las democracias generalmente no hablan de eso. “Queremos representación democrática pero somos comunidades y tenemos derechos colectivos”, así lo dicen los afro descendientes, las comunidades campesinas y comunidades regionales y comunidades de paz, todos están reclamando derechos colectivos y respeto a las comunidades, y eso no quiere decir que no reconocen el derecho individual. Creo que esa es la vanguardia del debate, ahí exactamente.

¿Y ahí el acto de reparación también puede ser colectivo?

 

MCh: La Ley de Víctimas lo reconoce, hay reparación individual y reparación colectiva, y hay maneras para que comunidades en todo el país puedan optar por la recuperación colectiva, esto es parte del daño y de la reparación colectiva, y es independiente del daño y la reparación individual. En otros países también, pero yo creo que no hay procesos tan adelantados como el de Colombia.

GS: El tema parte de una constatación: uno de los impactos de la violencia ha sido la ruptura de los tejidos sociales y de los procesos organizativos. Si uno ve los últimos 30 o 40 años, una de las cosas más visibles es que el exterminio ha desarticulado la política, pero también es desarticulado el movimiento social en el campo de la organización campesina por ejemplo, en las zonas de dominio paramilitar, al punto que aquella organización extremadamente activa en los años 70 y 80 desapareció prácticamente. En el escenario de las negociaciones y en las dinámicas de la memoria, hoy los vestigios de esas organizaciones se plantean su reconfiguración como actores de los procesos. Es muy interesante, estamos trabajando con el movimiento campesino en un proceso de construcción a partir de su propia memoria de lo que sería hoy un escenario de reparación colectiva.

¿Y eso viene de ellos o de la institucionalidad?

 

GS: Eso lo plantearon ellos, “queremos ser sujetos activos del proceso de paz hoy, pero para ser sujetos activos queremos que el Centro de Memoria Histórica nos apoye a enunciar nosotros mismos lo que sería la definición de una reparación colectiva”. Y lo estamos haciendo con los campesinos, con los sindicatos, periodistas, indígenas, etc.

Creo que la reparación por la vía colectiva a través de colectivos sociales es una novedad, absolutamente una novedad, nadie sabe como es, pero es una construcción que se está haciendo con los propios sujetos colectivos. Yo creo que de ahí van a salir experiencias tremendamente enriquecedoras para el proceso de negociación política, porque si uno se va por el proceso de la reparación individual no hay salida, sobre todo cuando hay una dinámica de millones de víctimas, no hay manera de salir de ello. Pero si tú en lugar de pensar que vas a devolver la tierra uno a uno, y eso hay que hacerlo de todos modos, piensas que vamos a reconfigurar, que vamos a darle nuevas herramientas al movimiento campesino para que él por su propia cuenta se exprese en la arena política, o a una organización para que se reconfigure y se exprese y sea reconocida como una fuerza socialmente significativa, el impacto es mucho mayor.

Cuando la gente está metida en un proceso de negociación cuyo horizonte es el fin del conflicto, pone un poco al lado el tema de la reparación económica y piensa más en la reconfiguración de sociedad.

Eso conduce a otra temática que también ha estado rondando, la reconciliación. En el caso chileno se puso al centro desde el principio, casi antes que hubiera verdad estaba planteado el deber de la reconciliación. Es complicado de asumir. A los argentinos no les gusta hablar de reconciliación, no es un tema que esté puesto en su agenda, ¿cómo lo ven en el caso colombiano? ¿Cuál es su reflexión con respecto al tema de la reconciliación?

 

MCh: Primero quiero destacar algo de lo que decía Gonzalo.Reparación no solamente quiere decir remuneración económica, la memoria histórica, la verdad, es parte de la reparación colectiva. Ahora, la verdad y la memoria van a conducir a la reconciliación. Eso va a ser un proceso lento, lo que hemos visto en La Habana, donde ya han ido cuatro grupos a hablar con la guerrilla y con el gobierno, es muy interesante. La gente no va con reclamos de venganza ni de justicia punitiva, están hablando de reconocimiento, de verdad, de memoria. Sucedió algo que me impresionó mucho, la hermana de una senadora que fue asesinada por las FARC se enfrentó con el dirigente de las FARC de esa zona, él era el responsable. Ella le contó todo el dolor de su familia y él le pidió perdón, ¡las FARC pidió perdón! Algo está sucediendo, eso no quiere decir que el país va a reconciliarse de la noche a la mañana, pero los procesos están comenzando y han avanzado mucho en poco tiempo.

GS: Nosotros mismos en el Centro de Memoria Histórica nos mostrábamos bastante resistentes al tema de la reconciliación, hablábamos más bien de la transformación del conflicto, de los encuentros políticos o sociales después del conflicto, pero siempre teníamos el temor de que la reconciliación pasara por encima de la verdad, que se volviera un pretexto para no tratar temas álgidos sobre lo que había pasado, sin embargo, creo que hoy para nosotros es mucho más fácil hablar de reconciliación, porque reconciliación se asocia a paz, el nombre de la reconciliación ahora es la paz y la paz en esa perspectiva está bien, porque no es que se acaba el conflicto sino que se acuerdan reglas nuevas para solucionar el conflicto.

Un caso muy poderoso es el de San Carlos, una zona que fue afectada por todos los sectores armados, por los paros, por la guerrilla, por el Estado, es una pequeña población que sufre 20 o 30 masacres en muy corto tiempo, pero ha iniciado una transformación y empieza un proceso de retorno. Esto implica que la gente se va a encontrar ahí en el mismo pueblo con este que fue guerrillero, con este que fue agente estatal, con este que me señaló, esto es tremendamente conflictivo, no solo en términos comunitarios sino en términos familiares, hay familias rotas y atravesadas por la violencia, una mujer que tiene un hijo asesinado por la guerrilla, otro por los paramilitares, entonces esa familia no es afectada solo por un sector sino por las dinámicas de la violencia, y ella asume ese liderazgo para aceptar que hay que repensar esas maneras de encuentro en la sociedad.

 


CNMH, Conversatorio, post conflicto, Violencia

Hace 15 años no murió El Salado

Noticia

Autor

CNMH

Fotografía

Javier Sule

Publicado

05 Mar 2015


Hace 15 años no murió El Salado

El 18 de febrero los saladeros conmemoraron 15 años de una masacre paramilitar que el pueblo jamás olvidará.


Es la mañana del 16 de febrero de 2000 y un grupo de paramilitares, comandados por alias “Amaury”,  instala un retén en la vía que conduce del Carmen de Bolívar a El Salado. Un vehículo que se acerca a poca velocidad es detenido por los hombres armados para interrogar a los tripulantes. Los hacen bajar, dando inicio a su carnaval de sangre y muerte.  

“¡Ella es guerrillera!”,  acusa alias “Nicolás”, el segundo al mando del grupo antiguerrillero “¡Mátenla!”, sentencia.

A empujones e insultos apartan hacia el borde de la carretera a Edith Cárdenas Ponce y allí arremeten contra ella a puñaladas. Luego asesinan a Carlos Eduardo Díaz Ortega, otro de los pasajeros. Quedan dos personas con vida, temblando y llenas de angustia.  Las dejan escapar y corren sin mirar atrás hasta el Carmen de Bolívar donde cuentan lo que está sucediendo.

Todo estos detalles pudieron reconstruirse gracias a la investigación del Grupo de Memoria Histórica, antecesor del Centro de Memoria Histórica “El Salado. Esa guerra no era nuestra”, publicada en 2009.

El grupo de la muerte continúa su recorrido. Se encuentra con un carro que sale de una trocha: “¿Son ustedes guerrilleros?”, preguntan. “Sí”, responden los dos hombres que venían en el automóvil, confundiendo a los paramilitares con guerrilleros. Los rodean de inmediato para asesinarlos.

Simultáneamente, en esa madrugada del 16 de febrero, en el corregimiento de Canutalito, del municipio de Ovejas, otro grupo paramilitar comandado por “El Tigre” instala otro retén donde detienen a Domingo Ezequiel Salcedo, que se transporta en un burro. Lo empiezan a interrogar cuando de repente uno de los “enmascarados” –exguerrilleros que ahora hacen parte de los paramilitares– lo reconoce como colaborador de las Farc, entonces lo obligan a cooperar con ellos a cambio de su vida. Llegan al casco urbano y reúnen a la población en la plaza principal. Llevan hasta allí a cinco hombres que habían sido detenidos minutos antes. –Venimos a hacer una limpieza de la guerrilla –anuncia el escuadrón de la muerte a todos los pobladores. Tres de los cinco hombres son degollados.

Conforme transcurre la incursión de los paramilitares hacia El Salado, desde Córdoba, otro grupo, comandado por “Cinco Siete”, ingresa por la vía a Zambrano, llevándose a su paso nuevas víctimas. Durante el primer día de la ruta de la muerte paramilitar las carreteras, poblados y veredas contaron 24 víctimas: 18 en el municipio de Ovejas, tres en El Carmen de Bolívar y tres en Córdoba, la mayoría degollados o apuñalados.

A la mañana siguiente, el grupo del paramilitar “Amaury” reinicia su recorrido hacia El Salado, pero es atacado durante una hora con cilindros de gas por parte de los guerrilleros del frente 37 de las Farc. Continúan avanzando y detienen a dos hombres que vienen en burro. Los interrogan y de inmediato son señalados por un guía como guerrilleros. Uno de ellos intenta atacar a los paramilitares, pero es asesinado; el otro, “Yiancarlo”, es capturado.

Mapa por Julio Cortés – CNMH.

18 de febrero: la masacre

Los paramilitares al mando de “Amaury” y “El Tigre” entran a El Salado, mientras los de “Cinco Siete” crean un cerco en los cerros. Empiezan a recorrer el pueblo pateando las puertas de las viviendas y obligan a los pobladores a salir y dirigirse hacia el parque principal. Acompañan su accionar criminal con insultos y gritos en los que acusan a los habitantes de ser guerrilleros.

“Bueno –dijeron los paramilitares– ahora vamos a hacer un sorteo. Aquí están todos los hombres: contemos del 1 al 30; primero del 1 al 10, y al que le toque el 10, no se va a salvar”.

Así empezó la ruleta de la muerte, con ese número que ninguno quería decir, pero que muchos tuvieron que pronunciar. Ese día asesinaron brutalmente a 28 saladeros: 17 fueron masacrados en la cancha, seis en las casas y cinco en los montes.

Sólo hasta ese 18 de febrero, dos días después de iniciada la incursión paramilitar, el comando de la Primera Brigada de Infantería de Marina ordenó el despliegue de tres unidades en la zona, los Bafim Nº 5, 31 y 33.

15 años después

Hace 15 años la cantidad de sangre que cubría el parque de El Salado hacía suponer que era el fin de esta comunidad anclada en los Montes de María. Con los asesinatos, el pueblo entero huyó, pero, pasados los años, empezaron a volver y, ahora, la mayoría ha retomado su vida allí, aunque no ha encontrado con una realidad fácil. “Se están presentando muchas necesidades y estamos buscando la oportunidad de transformarlas”, afirma la líder de la comunidad Neyda Narváez.

El Salado ha vivido los últimos años un proceso de cambio muy profundo que impactó fuertemente la manera como se vive el presente. Una masiva intervención externa del sector privado y público en solidaridad con las víctimas, trajo consigo un fuerte impacto en términos materiales, dotando los saladeros de infraestructura pública como un centro médico, una ambulancia, una casa de la cultura llamada Casa del Pueblo, un colegio y una instalación deportiva. Pero la vida no es fácil y construir una economía sostenible sigue siendo todo un desafío.      

El Salado no ha olvidado lo que sucedió hace 15 años. Por eso el pasado 18 de febrero el pueblo conmemoró los 15 años de la masacre con globos blancos, una caminata que reunió a cerca de 200 personas y una chocolatada nocturna en la que recordaron a sus seres queridos.

 
 


El Salado, Masacre, Memoria, Violencia

¿Violencia o Pride?

¿Violencia o Pride?

Autor

CNMH

Fotografía

CNMH

Publicado

16 Dic 2015


¿Violencia o Pride?


CINE+MEMORIA despide el año con una gran invitación para todos los lectores y cinéfilos que nos siguieron durante este 2015.

Para esta última edición del año recomendamos dos películas que han recibido muy buenas críticas del público en festivales nacionales e internacionales al representar cada una, a su modo, los dilemas de la cotidianidad de las personas en medio de las injusticias y el conflicto: Violencia y Pride. ¿Quieren verlas?, sigan atentos a nuestras redes sociales para ganar pases dobles.

Violencia

La cuota colombiana viene con la película del director Jorge Forero, Violencia, la cual narra a través de tres historias y pocos diálogos la cotidianidad de la guerra en Colombia, sus formas y los tres actores que han tenido protagonismo en ella. Todo esto a través del secuestro, la desaparición forzada y la vida de un paramilitar.

También refleja esa naturalidad con la que la violencia permea todos los niveles y dimensiones de la vida de las personas y cómo muchas veces el tiempo pasa sin que nadie se cuestione sobre los hechos que suceden.

En palabras del director “toca las fibras más profundas de lo que somos y de cómo asumimos nuestra situación particular en una violencia tan extendida que pareciera que ya nos ha insensibilizado al dolor del otro”.

Pride: orgullo y esperanza

Esta película inglesa, la cual sobresale desde su reparto, se basa en la historia real de los hechos que tuvieron lugar en Gran Bretaña en el verano de 1984 durante la huelga del Sindicato Nacional de Mineros en su lucha por condiciones laborales justas. Durante esa época la comunidad LGBT luchaba contra la exclusión y el perjuicio que caía sobre ellos por parte de la sociedad, y en su camino de la defensa de los derechos humanos y reivindicaciones se unieron para ayudar a un pequeño sindicato de un pueblo Gales, quienes se debate entre recibir o no la ayuda monetaria de este pequeño grupo de gays y lesbianas.

Con ayuda de la comedia y el drama colectivo, Pride muestra un bello ejemplo de solidaridad entre comunidades que luchan por la vulneración de sus derechos, por la dignidad en sus vidas y por los ideales en los que se cree.

Las boletas las estaremos entregando a los seguidores de nuestras redes sociales para que nos acompañen en las siguientes funciones:

Viernes 18 de diciembre: VIOLENCIA 2:00 P.M.

PRIDE: ORGULLO Y ESPERANZA 8:00 P.M.  

Sábado 19 de diciembre: VIOLENCIA 2:30 P.M.

PRIDE: ORGULLO Y ESPERANZA 2:00 P.M.

Domingo 20 de diciembre: PRIDE: ORGULLO Y ESPERANZA 8:00 P.M.

Los ganadores deben reclamar su bono en las instalaciones del CNMH desde el jueves 17 de diciembre a las 9:00 a.m. hasta las 5:00 p.m. y el viernes 18 de 9:00 a.m. a 2:00 p.m. Es necesario que los ganadores lleguen media hora antes y con el bono reclamen la boleta en la taquilla de Cine Tonalá. Si no se presentan al tiempo previo establecido, no se mantendrá la reserva de su cupo.

 


Cine, Películas, Pride, Violencia

Las huellas no deben estar en nuestro cuerpo

Noticia

Autor

CNMH

Fotografía

© César Romero para el CNMH

Publicado

05 May 2015


Las huellas no deben estar en nuestro cuerpo

Esta vez no se conmemoraba una fecha exacta, un hecho victimizante específico ni un territorio concreto, la consigna de las víctimas era “¡Basta ya!” de la violencia en el conflicto armado contra todas las mujeres del país.


Desde muy temprano, el pasado jueves 30 de abril, varias mujeres víctimas de la Mesa de Participación Efectiva de Víctimas del Municipio de Pasto estuvieron en las emisoras radiales de la ciudad. El objetivo: invitar a los ciudadanos a la ‘Conmemoración a la mujer víctima del conflicto armado’. Para muchas era la primera vez que se escuchaban en un radio; y es que en aquel día para las mujeres de la mesa municipal muchas cosas eran la primera vez: fueron homenajeadas las organizadoras y hasta las maestras de ceremonia.

A las 2:00 p.m., en la Plaza de Nariño, la lluvia empezaba a disolver a los grupos de caminantes que pasaban por la zona. Aún así se daba inicio al evento, las víctimas tomaron los micrófonos e invitaron a los desprevenidos y a los asistentes a acompañarlas en la primera actividad: pintarse las manos de blanco para plasmar las huellas en la acera de la plaza. Cristina González, coordinadora de la Mesa de Participación Efectiva de Víctimas de Pasto, fue una de las primeras en poner la huella. “Las mujeres han sido victimizadas de muchas maneras y métodos, violencia que ha dejado huellas en nuestras vidas y nuestros cuerpos. Por eso queremos pasar esas huellas a un lugar público, porque las huellas no deben estar en nuestro cuerpo”, comentaba Cristina poco después de alentar a ciudadanos, niños y algunos hombres pertenecientes a la fuerza pública  a dejar sus huellas.

En la plaza, Cristina no pasaba desapercibida, pues es la primera transgénero en llegar a la coordinación de una mesa municipal de víctimas tras ser elegida días antes de la conmemoración que se celebraba. “Todo esto salió de iniciativa de nosotras, claro, con apoyo de varias instituciones, y es para poner los ojos en los enfoques diferenciales de los hechos de violencia. Por eso repartimos flores, colocamos exposición fotográfica, para contribuir a la memoria y a la reconciliación”,  expresaba Cristina.

El cielo sobre Pasto empezó a oscurecerse y los asistentes al evento se trasladaron al Teatro Imperial para ver la obra de teatro ‘Mercedes, el río que canta’, que hablaba de la mujer en el conflicto armado y sus luchas y resistencias en este.

Al finalizar, no faltaron los agradecimientos al apoyo institucional que la conmemoración tuvo. La alcaldía de Pasto, el Centro nacional de Memoria Histórica, la Personería Municipal, la Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional –USAID; la Organización Internacional para las Migraciones –OIM, y la Corporación Escénica de Pasta La Gagua, fueron nombrados dando fin al evento donde se conmemoraron las mujeres y sus luchas, todas aquellas que han vivido el conflicto armado, como las de Bahía Portete, las Madres de Soacha, y todas las que han llevado la batuta de la resistencia, la justicia y la verdad.

Publicado en Noticias CNMH



Basta Ya, Conflicto Armado, Territorio, Violencia

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