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CNMH y pueblos indígenas de la Sierra Nevada definen ruta de entendimiento para desarrollar procesos de memoria

21N: Lo que vino después de la noche del histórico «cacerolazo»

Autor

CNMH

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Representantes de las comunidades indígenas de los pueblos: arhuaco, kogui, wiwa, kankuamo, yukpa y ette ennaka. Junto al equipo del CNMH y demás asistentes al diálogo sobre la investigación «Naturaleza y territorio como víctima».

Publicado

2 diciembre 2023


CNMH y pueblos indígenas de la Sierra Nevada definen ruta para desarrollar procesos de memoria

 Implementar planes de territorialización, crear un centro de memoria para los 115 pueblos indígenas de la Sierra Nevada y diseñar estrategias comunicativas que lleven mensajes al resto del país fueron las principales conclusiones que dejó el diálogo el Centro Nacional de Memoria Histórica (CNMH) y las comunidades indígenas de los pueblos arhuaco, kogui, wiwa, kankuamo, yukpa y ette ennaka.

 

Entre el 23 y el 25 de noviembre, en el Jardín Botánico y Escuela de Saberes Busintana, ubicado en Pueblo Bello (Cesar), se realizó la presentación y el diálogo sobre la investigación «Naturaleza y territorio como víctima». De igual manera, se llevó a cabo una actividad de escucha sobre la exposición «SaNación», que estuvo a cargo de la Dirección de Museo, en la que se incluyeron cerca de 115 pueblos indígenas de Colombia.

El diálogo sobre la investigación inició con un recorrido por el Jardín Botánico y Escuela de Saberes Busintana. Allí, las comunidades indígenas explicaron cómo es su relación con la naturaleza y el significado que esta tiene para la conservación de sus tradiciones y la memoria de sus antepasados: «La naturaleza nos recuerda permanentemente el lazo que nos une con nuestros antepasados, la manera como esta nos da lo que necesitamos para vivir. Es la fuente de la vida representada en árboles, agua, plantas y animales. Para los pueblos, la tierra es sagrada y ha sido por cientos de generaciones la fuente de nuestra existencia», comentó el mamo Luis Guillermo Izquierdo.

 

 

En el segundo día de la actividad, el CNMH realizó la presentación de la investigación. ¿Cómo se comprenden la naturaleza y el territorio?, ¿de qué manera se han visto afectados la naturaleza y sus territorios? y ¿cómo se protege la naturaleza desde las comunidades? fueron las preguntas que alimentaron el debate sobre la manera en que la memoria contribuye a preservar el medio ambiente. «La naturaleza nos enseña cómo debemos comportarnos y cómo debemos convivir en el territorio, ella nos da lo necesario para vivir y nosotros, a cambio, debemos respetarla y enseñarles a las generaciones venideras a respetarla. Nuestras memorias están ligadas a nuestro entorno y lograr que nuestros hijos y nietos comprendan esto es la mejor manera de conservar nuestra memoria», explicó Samuel Mojica, representante del pueblo wiwa.

Acto seguido, el equipo de la Dirección de Museo del CNMH realizó la presentación del proyecto expositivo «SaNaciones, avanza caminando la palabra con los 115 pueblos indígenas en Colombia». En la presentación se mencionaron diferentes características de los grupos indígenas y los objetivos de la exposición, y se finalizó con un diálogo reflexivo con las autoridades indígenas de la Sierra Nevada de Gonawindúa. «Estos encuentros son muy necesarios, dado que en la memoria está la vida. Sin la memoria de los pueblos se perderá la cultura, es una forma de extinción; eliminar su historia es una forma también de eliminar la existencia de estos pueblos», afirmó el mamo Luis Guillermo Izquierdo.

 

En Yarumal el CNMH también presentó la estrategia de territorialización en el rincón de la memoria

 

Para el cierre de la jornada se instaló una mesa de trabajo y proyección de actividades para 2024, en la que el CNMH y las comunidades indígenas acordaron la ruta a seguir; las principales necesidades a desarrollar fueron: 1) establecer lugares de memoria, 2) incluir a los 21 pueblos indígenas de la Sierra a los diálogos, 3) implementar planes de territorialización que permitan la implementación de un centro de memoria en la zona y 4) instaurar mecanismos comunicativos que lleven los mensajes del territorio al resto del país. «Construir un lugar de memoria que represente a los pueblos de la Sierra y dar inicio a los procesos de SaNaciones de la mano de los mamos como guías son los faros que deben guiar en el 2024», dijo María Gaitán, directora general del CNMH, en el cierre de la jornada.


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«En Urabá no hay resistencia, hay berraquera»

«En Urabá no hay resistencia, hay berraquera»

Autor

CNMH

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Integrante de la Corporación Camaleón de Apartadó durante la presentación de la obra de teatro Érase una vez un Pueblo Bello, en el cuarto encuentro subregional de la estrategia de territorialización del CNMH.

Publicado

29 noviembre 2023


«En Urabá no hay resistencia, hay berraquera»

Entre el 16 y el 18 de noviembre, alrededor de 100 personas se congregaron en Apartadó (Antioquia) para conocer y construir en conjunto la propuesta de territorialización del Centro Nacional de Memoria Histórica (CNMH) «El territorio habla, el centro escucha».

 

«Esta es una tierra donde las madres enterramos a los hijos, porque estamos maldecidos», dijo una de las voces que interpretó la obra de teatro Érase una vez un Pueblo Bello. La pieza cuenta la historia de un corregimiento de Turbo (Antioquia) que afrontó uno de los episodios más violentos del conflicto armado tras vivir una incursión guerrillera y luego una paramilitar. De acuerdo con María Victoria Suaza, directora de la Corporación Camaleón de Apartadó (Antioquia), la obra narra el momento en que Los Castaño llegaron al territorio y amenazaron a la comunidad: «Pidieron 42 cabezas de ganado y, si no aparecían, entonces se llevarían, por cada res, la cabeza de un hombre».

 

Conoce las cinco reflexiones sobre la estrategia de territorialización del Centro Nacional de Memoria Histórica 

 

A pesar de que eran 42 cabezas de ganado, la historia se refiere a 43 asesinatos cometidos por los paramilitares en la zona. Según Suaza, la última víctima es un mito: distintos relatos —recopilados por la corporación— detallan que el último homicidio correspondió al de un señor que le extendió la mano a un camión… nunca más se volvió a saber de él. «Cuando se subió, uno de los paramilitares dijo: ‘Entonces serán 43’», puntualizó María Victoria.

El 17 de noviembre, el grupo teatral representó la masacre ocurrida entre el 13 y el 14 enero de 1990 y las lágrimas de los espectadores corrieron por sus rostros. Para la directora, ese es el poder del arte: «Mirar de frente el pasado para encontrar herramientas para el presente y no perder la esperanza de futuro». Así, la subregión de Urabá ha encontrado la manera de afrontar y renacer en medio del dolor. «Este territorio no es solo banano y masacres, Urabá es resistencia y mucha fuerza». 

 

 

La obra de teatro se presentó durante el cuarto encuentro subregional del Centro Nacional de Memoria Histórica (CNMH), realizado entre el 16 y 18 de noviembre en Apartadó. En esas fechas, el municipio les dio la bienvenida a casi cien personas víctimas del conflicto armado para presentar y construir en conjunto la propuesta de territorialización «El territorio habla, el centro escucha». El encuentro reunió tres departamentos: Antioquia, Chocó y Córdoba. «Pudieron escuchar tres departamentos de Colombia que han sido golpeados por la violencia —manifestó Birleyda Ballesteros, integrante de la Mesa de Víctimas de Apartadó—. Yo lo llamo las tres Urabá».

Hablar y ser escuchado

  • Imagen de las casi cien personas que asistieron al cuarto encuentro subregional de la estrategia de territorialización del CNMH.

  • Imagen de las casi cien personas que asistieron al cuarto encuentro subregional de la estrategia de territorialización del CNMH.

  • Imagen de las casi cien personas que asistieron al cuarto encuentro subregional de la estrategia de territorialización del CNMH.

  • Imagen de las casi cien personas que asistieron al cuarto encuentro subregional de la estrategia de territorialización del CNMH.

  • Imagen de las casi cien personas que asistieron al cuarto encuentro subregional de la estrategia de territorialización del CNMH.

 

Las muestras artísticas, los liderazgos desde las mesas municipales de víctimas y la lucha por espacios de memoria han sido algunas de las formas de afrontar el conflicto armado en la subregión. Bien lo dijo Ariel Moreno Rovira, invitado del encuentro: «Aquí no hay resistencia, hay berraquera con lo que hicieron con este territorio».

Los profesionales del CNMH reconocieron la necesidad de escuchar las iniciativas de memoria y resistencia que se han adelantado en Urabá. Según Óscar Cárdenas, coordinador del equipo regional pionero, el propósito del encuentro no solo fue tejer lazos entre esas fronteras que tienen dinámicas similares, sino también «pensar unos planes territoriales de memoria para entender cuáles son las acciones que se han realizado en el territorio».

 

El CNMH presenta la estrategia de territorialización en el rincón de la memoria de Yarumal 

 

Durante las mesas de trabajo se efectuó un ejercicio de cartografía social en el que salieron a la luz algunas de las necesidades de las comunidades: presencia estatal en las comunidades, garantía de los derechos de los líderes sociales y capacitación de los habitantes. «Queremos que esto no sea cosa de un día, sino que haya unas bases consolidadas en los territorios», señaló uno de los invitados. Ese deseo corresponde a un compromiso del CNMH de regresar al territorio. «La apuesta es esa: que sean las víctimas las voces que trabajen de la mano del Estado», destacó Karen Valencia, integrante del equipo regional pionero.

 

 
 
 
 
 
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La llegada del CNMH al territorio ha empezado a cambiar la perspectiva de las víctimas. Así lo confirmó María Victoria Suaza, al afirmar que ver a los profesionales de la entidad le trajo mucha esperanza: «Hay que empezar a tejer tantos hilos sueltos que tenemos en este país. Uno a veces se imagina el Centro Nacional de Memoria Histórica como una estatua, pero aquí podemos sentirlo y percibirlo», precisó.


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21N: Lo que vino después de la noche del histórico «cacerolazo»

21N: Lo que vino después de la noche del histórico «cacerolazo»

Autor

CNMH

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Manifestaciones en Medellín durante el paro nacional de 2019, el 22 de noviembre. Crédito: Rubén Torres @mrbencho.

Publicado

29 noviembre 2023


21N: Lo que vino después de la noche del histórico «cacerolazo»

A finales de 2019, hubo una ola de protestas en Colombia por cerca de tres semanas que representaron la primera fase del estallido social que causó una ola de cambio en el país.

 

El 21 de noviembre de 2019, desde muy temprano, las calles del país recibieron a miles de colombianos con sus arengas llenas de reclamos. «No eran ni las 8:00 de la mañana cuando ya habían reventado uno de los puntos que estábamos cubriendo», manifestó Eliana Rubio, defensora de derechos humanos de la fundación Lazos de Dignidad. Rubio estaba en Bogotá, sobre la avenida Primero de Mayo con Décima, cuando vio cómo una aturdidora le explotó muy cerca a la cara a un joven durante las manifestaciones. «Le desfiguró el rostro, pero, aun así, la jornada de movilización continuó todo el día», puntualizó. 

La noche empezó a caer en cada una de las ciudades principales y los manifestantes aún tenían energía para continuar. La voluntad de exigir un cambio llevó a los ciudadanos a sacar sus ollas y utensilios de cocina a las calles para hacerse escuchar. Allí nació el histórico «cacerolazo», una acción típica en América Latina, pero que nunca se había realizado en Colombia hasta ese día. Algunos salieron en pijama y se unieron a las olas de gente que hacían sonar sus cacerolas, mientras otros hicieron lo mismo desde las ventanas de sus casas. De acuerdo con Stephani Ortiz Muñoz, también integrante de la fundación Lazos de Dignidad, «se evidenció que esos sectores se movilizaban fundamentalmente por el tema de la defensa de los líderes sociales».

 

 

La protesta social del 21N, en su mayor parte pacífica, fue el resultado de una acumulación de inconformidades ante el Gobierno nacional por parte de la ciudadanía. «Por un lado, estaba la defensa del Acuerdo de Paz, y, por el otro, había un rechazo al “paquetazo” que [Iván] Duque nos quería imponer recién llegado a la Presidencia», precisó Ortiz. Los afiches que invitaban a la movilización señalaban diez puntos clave para marchar: en contra de la reforma laboral, la reforma pensional, el holding financiero, las privatizaciones, la restricción a la protesta social, la reforma tributaria, la corrupción y el aumento de las tarifas de energía, y a favor del cumplimiento de los acuerdos con los distintos sectores sociales y de un salario mínimo digno.

 

 
 
 
 
 
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¡Se van a meter a los conjuntos!

A pesar del cansancio en los pies, las marchas continuaron al día siguiente.  Con proclamas como «a parar para avanzar, viva el paro nacional», la ciudadanía siguió manifestándose y en la noche del 22 de noviembre las cacerolas volvieron a sonar, pero por una razón diferente. «¡Se están metiendo al conjunto del lado!», se escuchó decir a muchas personas, e incluso se empezó a difundir por medio de WhatsApp información sobre supuestas incursiones en unidades residenciales, lo que propagó el rumor e incentivó a que los residentes se armaran con palos de escoba. «Estaban indicando que la gente que se estaba movilizando, entre otras personas, iban a ingresar a las residencias —explicó Eliana Rubio—. Usaron unos rasgos bastante discriminatorios, con unos lenguajes y discursos de odio muy fuertes».

 

 

De acuerdo con la defensora de derechos humanos, el propósito del rumor era «eliminar por completo la solidaridad hacia los manifestantes, diciendo que eran vándalos y peligrosos, para entregarlos a las autoridades». Esa noche, «el “cacerolazo” apareció como respuesta de los vecinos, en los conjuntos y las casas, que no comieron cuento», comentó Stephani Ortiz. Si bien algunos salieron con palos y piedras para «protegerse», al descubrir que tales incursiones no eran ciertas, «la gente se sintió utilizada, humillada, como tratada de una mala manera, y eso también impulsó que volvieran a salir a las calles», agregó.

En memoria de Dilan Cruz

En la imagen, el joven Dilan Cruz, víctima mortal de la represión policial el 23 de noviembre de 2019.

Las manifestaciones de 2019 son recordadas no solo por el sonido de las cacerolas, sino también por el caso de Dilan Cruz. Según Fernanda Espinosa, investigadora del informe sobre el estallido social que adelanta el Centro Nacional de Memoria Histórica (CNMH), «el joven es un símbolo de la protesta de los últimos años, al ser víctima de la represión policial».

Hacia el 23 de noviembre, los colombianos estaban percibiendo cuál era el verdadero rol que estaba desempeñando la Policía durante las protestas. «No era una fuerza civil, no era una autoridad confiable, porque manipulaba, engañaba y porque estaba lastimando gente», afirmó Rubio. Esa percepción se agravó después del asesinato de Cruz. «Precisamente es una muerte causada por un agente del Esmad», indicó la investigadora Espinosa. La indignación fue inmediata tras conocerse los videos en los que se veía a un agente del Esmad direccionando su arma hacia el cuerpo del joven. «No lo hicieron de forma parabólica, como los protocolos indican —detalló Rubio—. La gente vio cómo el chico cayó, ya en un estado de inconsciencia».

Han pasado cuatro años tras el suceso y la memoria de Dilan Cruz sigue viva. Mientras su familia sigue luchando para que haya justicia —la impunidad persiste—, la ciudadanía sigue conmemorando a esta víctima de represión policial. «Los jóvenes se sienten parte de una generación fuertemente impactada por lo ocurrido», dijo Espinosa.

 

Conoce los procesos de resistencia y las peticiones de Mocao, a tres años del 9S

 

Desde la investigación que está adelantando el CNMH, lo que sucedió en 2019 se reconoce como la primera fase del fenómeno conocido como «estallido social». De hecho, el «cacerolazo» y el caso de Dilan Cruz fueron dos símbolos que perduraron en las protestas de 2021, por lo que el paro nacional de 2019 se convirtió en uno de los antecedentes más relevantes para la ola de cambio que exigió el país.

*Las voces de Eliana Rubio y Stephanie Ortiz fueron recogidas en el marco de la investigación que está construyendo el CNMH sobre el estallido social de 2021 y 2021. Fernanda Espinosa, quien también dio su voz para este reportaje, es la coordinadora de ese informe.


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El CNMH firma convenio con firmantes de paz para aportar a la memoria y al esclarecimiento de la verdad

Laboratorio colaborativo: «Naturaleza y territorio en el marco  del conflicto armado»

Autor

CNMH

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• La directora general del CNMH y la representante legal de Cepdipo firmaron un memorando de entendimiento que tendrá una vigencia inicial de tres años. Foto: Camila Galindo

Publicado

22 noviembre 2023


El CNMH firma convenio con firmantes de paz para aportar a la memoria y al esclarecimiento de la verdad

Tras varios meses de intercambio, el CNMH y el Centro de Pensamiento y Diálogo Político acordaron trabajar conjuntamente en el desarrollo de acciones y procesos de pedagogía, investigación y construcción de archivos de derechos humanos.

 

El Centro Nacional de Memoria Histórica (CNMH) y el Centro de Pensamiento y Diálogo Político (Cepdipo) —organización creada por el Acuerdo Final de Paz— firmaron en Bogotá un memorando de entendimiento para «llevar a cabo acciones conjuntas a nivel nacional que propendan por la reconstrucción de memoria histórica y el esclarecimiento de la verdad en torno a los orígenes, el desarrollo, el fin y la transición del conflicto armado interno».

En virtud del convenio, que tendrá una vigencia inicial de tres años, el CNMH propiciará espacios de pedagogía y asistencia técnica con Cepdipo en aspectos relacionados con el esclarecimiento de la verdad, la construcción de archivos de derechos humanos, la recopilación de testimonios, la aplicación de enfoques diferenciales y el fortalecimiento de los lugares de memoria.

Asimismo, recibirá, registrará y dispondrá para su consulta los archivos que ha recopilado Cepdipo sobre casos de graves violaciones a los derechos humanos e infracciones al derecho internacional humanitario.

 

Puedes leer también: ¿Por qué se debe buscar el origen del conflicto armado colombiano antes de 1958? 

 

La directora general del CNMH, María Gaitán Valencia, señaló: «Este es realmente un día muy importante. Como firmantes del acuerdo de 2016, el aporte de Cepdipo a la memoria histórica y al esclarecimiento de la verdad es fundamental, a sabiendas de que estamos absolutamente comprometidos con la paz de Colombia. Un parte de confianza a la ciudadanía es este memorando de entendimiento que estamos firmando hoy».

La directora agregó que, como resultado del convenio, se realizarán procesos conjuntos de investigación, cuyos resultados se entregarán a la ciudadanía: «La idea es que no se conviertan solamente en documentos que engrosen anaqueles de bibliotecas, sino que se inicien en procesos que nos lleven a entender por qué estamos donde estamos y qué debemos hacer para esa transformación que nos permita la no repetición».

 

Durante la firma del memorando, la directora general del CNMH reconoció la necesidad de vincular a los firmantes de paz a los procesos de construcción de memoria. Foto: Camila Galindo

 

Cepdipo, por su parte, facilitará espacios de discusión «en torno al conflicto armado interno, sus hechos y aspectos relativos a graves violaciones a los derechos humanos e infracciones al derecho internacional humanitario», tanto en Colombia como en el exterior, con personas exiliadas. Además, propiciará escenarios de diálogo sobre investigaciones o temas relevantes que permitan profundizar en el conocimiento sobre los «orígenes, la evolución, el cierre y las transiciones del conflicto».

Julián Gallo, senador por el partido Comunes y quien ha venido acompañando el proceso, declaró tras la suscripción del memorando: «Es una posibilidad enorme la que tenemos con la firma de este convenio, en la medida en que quienes protagonizamos partes del conflicto podamos aportar nuestra propia versión de los hechos».

 

 
 
 
 
 
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En ello coincidió Olga Lucía Quintero, representante legal de Cepdipo: «Hay una versión que no se ha contado al país, que debemos recoger desde diferentes sectores, visiones, para poder hacerla integral y que pueda servir de base para esta historia de Colombia. Empezamos a hacer esta reconciliación en el marco de la firma de un acuerdo de paz tan importante como el de 2016, pero también esperamos que la paz total avance y a futuro podamos estar acá sentados todos los sectores hablando de esa reconstrucción de la memoria histórica del país».

Los procesos de memoria histórica que se formulen como resultado del memorando buscarán aportar al esclarecimiento de los hechos y al reconocimiento de responsabilidades. Las partes también realizarán acciones conmemorativas para «resarcir la dignidad de las víctimas del conflicto armado colombiano».


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35 años de la masacre de Segovia: el florecer político que paramilitares y Fuerzas Militares quisieron exterminar

35 años de la masacre de Segovia: el florecer político que paramilitares y Fuerzas Militares quisieron exterminar

Autor

CNMH

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La masacre cobró la vida de 46 personas, entre ellas 10 mujeres, 4 menores de edad y un adulto mayor.

Foto: Manuel Cepeda.

Publicado

20 noviembre 2023


35 años de la masacre de Segovia: el florecer político que paramilitares y Fuerzas Militares quisieron exterminar

Conmemoramos una de las masacres emblemáticas del conflicto armado colombiano, perpetrada en el marco de un escenario de terror contra disidentes políticos que se extendió a lo largo de casi dos décadas por todo el país y que tiene en el exterminio de la Unión Patriótica (UP) la más funesta y reprochable de sus expresiones.

 

Nota: Esta publicación contiene fragmentos del informe Silenciar la democracia. Las masacres de Remedios y Segovia, disponible aquí.

A finales de los ochenta, Remedios y Segovia (Antioquia) tenían una larga tradición organizativa y de movilización social. La apertura democrática de entonces fue vivida allí como una promesa que les permitiría a distintas corrientes de la izquierda proyectarse en condiciones más favorables en la escena política institucional. Sin embargo, lo que muchos veían como una oportunidad para la renovación política fue visto por los poderes locales y regionales, secundados por guarniciones militares de la región, como una real o potencial amenaza que debía ser «erradicada» y así lo hicieron: conformaron grupos paramilitares y comenzó el exterminio.

Entre 1982 y 1997, en los municipios de Remedios y Segovia hubo catorce masacres y centenares de asesinatos selectivos. En este escenario de terror perpetrado por paramilitares y miembros de las Fuerzas Militares, se documentaron al menos cuatro masacres que hicieron parte de una escalada criminal contra activistas políticos, líderes sociales, militantes de la UP y defensores de derechos humanos.

El 11 de noviembre de 1988, un grupo de hombres armados cometió una masacre en la cabecera municipal de Segovia y en el área urbana del corregimiento La Cruzada del municipio de Remedios. El ataque cobró la vida de 46 personas, entre ellas 10 mujeres, 4 menores de edad y un adulto mayor.

 

Los responsables de esta masacre fueron los paramilitares del grupo Muerte a Revolucionarios del Nordeste (MRN o Los Realistas), que actuaron con la ayuda y aquiescencia del Ejército Nacional de Colombia. El MRN apareció públicamente después de que se conocieran los resultados de las elecciones del 9 de marzo de 1986, en las cuales la Unión Patriótica alcanzó seis de las diez curules en los concejos municipales de Segovia y Remedios. Como reacción, el MRN empezó a hacer grafitis, boletines, cartas, sufragios y comunicados de prensa que anunciaban el exterminio.

 

«Barreremos el nordeste de tanta escoria marxista. No aceptaremos alcaldes comunistas en la región, como tampoco concejos municipales integrados por idiotas campesinos o vulgares obreros como los de la Unión Patriótica que no tienen la inteligencia para manejar estos municipios que siempre nos han pertenecido. Espérennos. ¡Saldremos con un gran golpe mortal! M. R. N.», decía uno de los comunicados que repartieron los paramilitares en la región.

 

En las veredas Cañaveral y Manila, de Remedios, se cometió una masacre entre el 4 y el 12 agosto de 1983; en Segovia, se cometieron dos el 11 de noviembre de 1988 y el 22 de abril de 1996; y en en el casco urbano de Remedios, una el 2 de agosto de 1997.

Estas masacres son emblemáticas de una violencia sistemática contra disidentes políticos que se extendió a lo largo de casi dos décadas por todo el país y que tiene en el exterminio de la UP la más funesta y reprochable de sus expresiones.


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Firmantes del Acuerdo de Paz aportarán a la construcción de la memoria histórica

Laboratorio colaborativo: «Naturaleza y territorio en el marco  del conflicto armado»

Autor

CNMH

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• El Centro Nacional de Memoria Histórica (CNMH) y el Centro de Pensamiento y Diálogo Político (Cepdipo), creado por firmantes de la paz de las FARC, oficializarán una alianza para la construcción de la memoria histórica en torno a los orígenes, desarrollo, fin y transición del conflicto armado interno en Colombia.

Publicado

20 noviembre 2023


Firmantes del Acuerdo de Paz aportarán a la construcción de la memoria histórica

  • El Centro Nacional de Memoria Histórica (CNMH) y el Centro de Pensamiento y Diálogo Político (Cepdipo), creado por firmantes de la paz de las FARC, oficializarán una alianza para la construcción de la memoria histórica en torno a los orígenes, desarrollo, fin y transición del conflicto armado interno en Colombia.
  • Se trata de la garantía de no repetición contemplada en el Acuerdo Final de Paz de La Habana (Cuba).
  • El compromiso se hará oficial este lunes 20 de noviembre a las 4:00 p. m en las instalaciones del CNMH, Carrera 7 N.° 32-42, piso 31, Edificio San Martín – Torre Norte.

Bogotá, noviembre 20 de 2023. Los aportes que conduzcan a la construcción de la memoria histórica en torno a los orígenes, desarrollo, fin y transición del conflicto armado interno en Colombia y el esclarecimiento de la verdad es una tarea en la que trabajarán en equipo el Centro Nacional de Memoria y el Centro de Pensamiento y Diálogo Político (Cepdipo), creado por firmantes de la paz de las FARC.

Se trata de una iniciativa de esclarecimiento de la verdad para avanzar en la transformación cultural que nos lleve a la no repetición, como parte de la reparación simbólica e integral a las víctimas que extenderá la aplicación del Mecanismo No Judicial de Contribución a la Verdad a firmantes de los Acuerdos de Paz entre las FARC y el Gobierno de Colombia.

El convenio firmado entre la directora general del CNMH, María Gaitán Valencia, y la representante legal del Cepdipo, Olga Lucía Quintero Sierra, dará vía libre a tareas conjuntas para la reconstrucción de la memoria histórica y el esclarecimiento de la verdad, abordando aspectos relacionados con el conflicto armado colombiano, contribuyendo así a la garantía de no repetición y a la transformación cultural que nos lleve a la no repetición, en el marco de la implementación del Acuerdo Final de Paz de La Habana (Cuba).

Para ello, se generarán espacios de articulación y visibilización con cooperantes internacionales o aliados estratégicos, así como la consecución de apoyos para propiciar el esclarecimiento de la verdad y la reparación integral a las víctimas.

Como parte del acuerdo se estableció la conmemoración de fechas claves en honor a las víctimas del conflicto armado colombiano y la definición de mecanismos e instrumentos para el intercambio seguro de información. Los aportes y el proceso de construcción de memoria histórica se harán por medio de la asistencia técnica en esclarecimiento, de contribuciones voluntarias a la verdad y de la construcción de archivos y colecciones documentales de DD. HH. El proceso incorporará testimonios de personas desmovilizadas, víctimas y académicos con enfoques diferenciales, además de lugares de memoria.

Cepdipo aportará sus archivos y colecciones documentales, testimonios y diversas fuentes de información. También posibilitará espacios de encuentro y discusión en todo el territorio nacional y con población en exilio.

Más información:
Comunicaciones CNMH
Ayda Ma. Martínez 3142434334

 


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Acuerdo del Viernes Santo, Bronagh Hinds, CNMH, Colombia, Conmemoración, Irlanda del Norte, María Gaitán Valencia, Memoria, Paz

El CNMH participa en la conmemoración de los 25 años del Acuerdo de Viernes Santo

Laboratorio colaborativo: «Naturaleza y territorio en el marco  del conflicto armado»

Autor

CNMH

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María Gaitán Valencia y Bronagh Hinds durante la conmemoración de los 25 años del Acuerdo de Viernes Santo.

Publicado

14 noviembre 2023


El CNMH participa en la conmemoración de los 25 años del Acuerdo de Viernes Santo

El 9 de noviembre, la directora del Centro Nacional de Memoria Histórica (CNMH), María Gaitán Valencia, conversó con Bronagh Hinds, cofundadora de NI Women’s Coalition, sobre el impacto de las mujeres en la construcción de paz de ambos países. 

 

«Las mujeres sostienen la paz en Colombia y por eso entiendo lo que sucedió en Irlanda», manifestó la directora del Centro Nacional de Memoria Histórica (CNMH) en el Centro Cultural Gabriel García Márquez (Bogotá). Su declaración señaló cómo el poder de las mujeres ha trazado la historia de dos países que, aunque muy distintos, le apostaron a acabar con la guerra. 

El 9 de noviembre, alrededor de 60 personas asistieron a la conmemoración de los 25 años del Acuerdo de Viernes Santo, un pacto político que puso fin a 30 años de conflicto en Irlanda del Norte. La Embajada de Reino Unido y la Embajada de Irlanda organizaron el evento que destacó el papel de las mujeres en aquel proceso que buscó una nueva ruta encaminada hacia la paz. 

 

 

«Este año se cumplen 25 años de este acuerdo, que es la piedra angular de la paz en Irlanda del Norte y el corazón de cómo vemos las relaciones con nuestras islas», dijo la embajadora de Irlanda en Colombia, Fiona Nic Dhonnacha. «Alcanzar la paz es un proceso largo», indicó la vocera y, por eso destacó los aprendizajes que han tenido al apoyar la implementación del Acuerdo Final de Paz de Colombia. 

El Alto Comisionado para la Paz, Danilo Rueda, también envió un mensaje en el que le agradeció a Irlanda y Reino Unido por las lecciones que dejó el Acuerdo de Viernes Santo. «Aprendimos de la importancia del rol de las mujeres en la construcción de paz», puntualizó el funcionario y recordó que en el Gobierno del Cambio se están desarrollando políticas públicas que vinculen el poder de las mujeres negras, indígenas y campesinas del país.

Una conversación entre María Gaitán y Bronagh Hinds

En el auditorio Rogelio Salmona, los asistentes escucharon las reflexiones de dos mujeres que le han apostado a encaminar sus vidas hacia la paz: Bronagh Hinds, cofundadora de NI Women’s Coalition, y María Gaitán Valencia. Durante la conversación, ambas reconocieron que existen grandes diferencias entre los conflictos de los dos países, pero también encontraron similitudes. 

  • En el Centro Cultural Gabriel García Márquez se conmemoraron los 25 años del Acuerdo de Viernes Santo

    En el Centro Cultural Gabriel García Márquez se conmemoraron los 25 años del Acuerdo de Viernes Santo

  • Embajadora de Irlanda en Colombia, Fiona Nic Dhonnacha, durante la conmemoración de los 25 años del Acuerdo de Viernes Santo

    Embajadora de Irlanda en Colombia, Fiona Nic Dhonnacha, durante la conmemoración de los 25 años del Acuerdo de Viernes Santo

  • María Gaitán Valencia y Bronagh Hinds durante la conmemoración de los 25 años del Acuerdo de Viernes Santo

    María Gaitán Valencia y Bronagh Hinds durante la conmemoración de los 25 años del Acuerdo de Viernes Santo

  • Bronagh Hinds, cofundadora de NI Women’s Coalition, durante la conmemoración de los 25 años del Acuerdo de Viernes Santo

    Bronagh Hinds, cofundadora de NI Women’s Coalition, durante la conmemoración de los 25 años del Acuerdo de Viernes Santo

  • Proyección del documental Adiós a los dinosaurios, que narra la historia de las mujeres que influyeron en el Acuerdo de Viernes Santo

    Proyección del documental Adiós a los dinosaurios, que narra la historia de las mujeres que influyeron en el Acuerdo de Viernes Santo

 

«Creo que hay una cercanía entre Colombia e Irlanda, en nuestros corazones y almas», comentó Bronagh Hinds. De acuerdo con la lideresa que hizo parte de la historia del Acuerdo del Viernes Santo, una de las cosas que tienen en común ambas naciones «es la profunda historia de resistencia de las organizaciones en nuestros países».

 

 

Gaitán Valencia estuvo de acuerdo con esa perspectiva y señaló que, de hecho, los colectivos en Colombia se han compuesto históricamente por mujeres. «Nosotras nos comprometemos con nuestros legados con gran amor —resaltó la directora del CNMH—. Aunque en el país todavía no entendemos del todo que la fuerza de la memoria histórica está en las mujeres». 

Hinds resaltó que, en la historia de Irlanda del Norte, las mujeres que integraban la NI Women’s Coalition tomaron una decisión que fue crucial:  «Debíamos apoyar esta coalición más allá de las diferencias que nos separaban». De hecho, esa idea fue explicada con la proyección del documental Adiós a los dinosaurios, que narra cómo fueron ellas las que hicieron posible el diálogo entre los demás partidos políticos durante el proceso de paz. 

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A pesar de que han pasado 25 años, la cofundadora de NI Women’s Coalition afirmó que aún quedan desafíos por resolver en Irlanda del Norte. «Sí, dejamos las armas, pero no hemos podido resolver el legado del pasado», precisó Hinds y reconoció que esa tarea está mucho más adelantada en Colombia. 

—No le hemos dedicado tiempo suficiente a las víctimas y eso es algo de lo que podemos aprender de ustedes.


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El poder de encontrarse en el Quindío

Laboratorio colaborativo: «Naturaleza y territorio en el marco  del conflicto armado»

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CNMH

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En la Casa de la Cultura de Pijao (Quindío), alrededor de 35 víctimas del conflicto armado se congregaron para el tercer encuentro regional de la estrategia de territorialización del CNMH.

Publicado

14 noviembre 2023


El poder de encontrarse en el Quindío

Entre  los días 2 y 4 de noviembre, alrededor de 35 personas se congregaron en la Casa de la Cultura de Pijao (Quindío) para conocer y construir en conjunto la propuesta del Centro Nacional de Memoria Histórica (CNMH) «El territorio habla, el centro escucha». 

 

«Siempre nos muestran al Quindío como un remanso de paz y dicen que aquí no pasa nada», dijo Doralba Mabel Cardona, coordinadora de la Mesa Municipal de Víctimas de Génova. Desde la perspectiva de una mirada lejana, la guerra ha pasado por «los laditos» en el territorio, pero las voces de las víctimas contrarrestan esa postura. «No digan que no pasa nada porque aquí pasó mucho», añadió. 

Las palabras de Cardona se sustentan no solo en lo que se ha comentado en medio del conflicto armado, sino también en lo que ha vivido desde niña. «A mí me tocó ver las amenazas, cómo mi abuelo tenía que pagar vacunas, cómo mataron a mi suegro y cómo desaparecieron a mi primo», señaló la lideresa y destacó la capacidad que han tenido los quindianos de resistir. 

—Lo más lindo del Quindío es su gente —precisó Doralba—. Somos resilientes y sobrevivientes.

A pesar de que esas historias de resistencia se tejen entre sí, no todas las víctimas conocen los rostros detrás de esas experiencias. Por eso fue tan poderoso el encuentro que se hizo en la Casa de la Cultura de Pijao, donde alrededor de 35 personas que han sufrido los distintos flagelos de la guerra conversaron sobre los dolores vividos y la esperanza de trabajar por la paz.

 

 

El poder de encontrarse fue posible gracias al tercer encuentro subregional de la estrategia de territorialización del Centro Nacional de Memoria Histórica (CNMH), realizado entre los días 2 y 4 de noviembre en Pijao. «La guerra no ha respetado fronteras y por eso es tan significativo que nos juntemos», manifestó Felipe Marín, integrante del equipo regional pionero del CNMH.

El territorio habla, el centro escucha

Asistentes al tercer encuentro subregional de la estrategia de territorialización trabajan en unas cartografías sociales propuestas por el CNMH.

«Somos un equipo de personas que pertenece a una institución que está por allá en Bogotá y que tiene el propósito de llegar a los territorios», precisó Marín respecto a la estrategia de territorialización del CNMH. Bajo la premisa «El territorio habla, el centro escucha», la entidad pretende tejer, fortalecer y, en algunos casos, restablecer el relacionamiento con las víctimas. 

Camila Orjuela, profesional del equipo de la estrategia de territorialización y transversalización del CNMH, señaló que la iniciativa de la administración de María Gaitán Valencia nace de una demanda que se ha venido haciendo desde los territorios, que se circunscribe a «cómo la entidad despliega su capacidad humana, técnica, y administrativa más allá de la ciudad de Bogotá».

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Ese despliegue ya comenzó en territorios antioqueños y del Eje Cafetero. El equipo regional pionero ha realizado estos encuentros en Yarumal (Antioquia), Samaná (Caldas) y, en esta ocasión, Pijao (Quindío). «Queremos atender sus inquietudes, pero sobre todo que nos ayuden a pensar cómo hacer que el CNMH llegue al territorio», puntualizó Felipe. 

De ese modo, los oídos que estaban acostumbrados a escuchar desde la centralidad llegaron hasta el Quindío, «para recoger todas nuestras vivencias», indicó Doralba Cardona. Durante dos días, los líderes y lideresas conocieron cuál es la labor del Centro Nacional de Memoria Histórica y aportaron sus conocimientos para la construcción de la estrategia de territorialización. 

La memoria como ejercicio colectivo

El primer ejercicio que se efectuó fue una cartografía social con tres objetivos: identificar los procesos de memoria que se han iniciado en los territorios; hacer una radiografía de cuáles fueron las huellas que dejó la guerra en los distintos municipios y veredas; e identificar las propuestas de iniciativas de memoria en el Quindío. 

Durante el proceso de diálogo aparecieron las primeras luces de los deseos, inquietudes y peticiones de las víctimas. «Necesitamos más material en libros y pódcast para mostrarle a la gente», afirmó Doralba en representación de Génova, mientras que desde Pijao y Calarcá solicitaron «capacitaciones para empoderarnos, sensibilizarnos y fomentar liderazgos».

 

 

Sin planearlo, el trabajo plasmado en aquellos mapas del Quindío dejó los primeros cimientos para construir los planes territoriales de memoria que ha proyectado el CNMH. «Estas cartografías no se van a quedar empolvadas en la institución, sino que vamos a regresar para hacerlo una realidad», indicó Felipe Marín.

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Esa promesa quedó en la memoria de los asistentes y así lo confirmó Camilo Pinzón Camacho, habitante de Pijao: «Nos van a escuchar a todas las víctimas a nivel nacional, no solo a una persona, sino a un grupo para favorecernos todos». Esa misma idea la replicó Luz Mila Vasco, integrante de la Mesa de Víctimas de ese municipio, al manifestar su deseo de que los encuentros se repitan. 

—Aprendimos de los dolores que hemos sentido por la violencia de este país. 


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Personaje del mes – octubre

Operación Orión: El Museo de Memoria del CNMH participó en la conmemoración de los 21 años

Autor

CNMH

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Leidy Bibiana Patiño Amaya.
Una madre ejemplar, una contadora destacada y una mujer que prioriza su familia por encima de todo.

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Publicado

Octubre 2023


Una madre ejemplar, una contadora destacada y una mujer que prioriza su familia por encima de todo.

Leidy Bibiana Patiño Amaya

Nació el 25 de julio de 1982 en Facatativá. Es hija de José Alberto Patiño Giraldo y Ana María Amaya Rodríguez. Tiene dos hermanos: Alejandra, su hermana mayor, es bacterióloga y actualmente trabaja en el Instituto Nacional de Salud (INS); su hermano menor, Jaime, es director de un proyecto de tecnología en el Ministerio de Educación. También tiene una sobrina, Juliana, de 4 años, con quien comparte muchos momentos en familia. De Juan Camilo Bravo Patiño, su hijo de 15 años, próximo a terminar el bachillerato, habla con amor, orgullo e ilusión.

Leidy Bibiana estudió su primaria y bachillerato en Facatativá y realizó un técnico en Contabilidad y Finanzas de noche; luego, con mérito entró a la Fuerza Aérea. Allí había un convenio con la Universidad Central para realizar su pregrado y ella aprovechó y estudio Contaduría Pública en el año 2000. A los dos años le propusieron un trabajo en el Centro Administrativo Nacional (CAN) en Bogotá y se fue a estudiar y trabajar a la capital colombiana. En 2006, Bibiana tuvo el privilegio ir a Estados Unidos durante 45 días a un viaje de trabajo; al regresar a Colombia quedó en embarazo y volvió a Facatativá para estar cerca de su familia.

 

 

 

Ella está convencida de que, como le dijo a un amigo, «los hijos traen el pan bajo el brazo»: cuando Juan Camilo llegó a su vida, empezó a tener grandes oportunidades. La ascendieron en la Fuerza Aérea, volvió a viajar a Estados Unidos por temas laborales y, por coincidencias de la vida, integrantes del Ministerio de Defensa conocieron su trabajo y la invitaron a hacer parte del equipo donde inició como contratista y luego ascendió a coordinadora financiera. En el Ministerio duró dieciséis años, tiempo en el que tuvo grandes aprendizajes personales y laborales. Luego pasó al Ministerio de Ciencias, donde trabajó seis años.

Trabajó mucho: «Me quería comer el mundo a nivel laboral», dice. Sin embargo, llegó un momento en que buscó tener más tiempo de calidad con su hijo y brindarle mayor estabilidad, por lo que se presentó al concurso de carrera administrativa del Centro Nacional de Memoria Histórica. «Traje el cargo con el pensamiento. Vi que el examen era para mí, era como si me lo hubieran puesto», dice Bibiana, quien obtuvo el primer lugar en las pruebas funcionales.

 

 

Siempre se ha destacado por su rigor y disciplina tanto académica como laboral. Es detallista. Sale de su casa a las 4:30 a. m. para llegar a las instalaciones del CNMH a las 7:00 a. m. y regresa a su hogar antes de las 7:00 p. m. para compartir tiempo con su hijo.

Leidy Bibiana tiene muchos sueños y uno de ellos es ejercer la docencia: «Llevo 23 años trabajando en el tema financiero, pero me gustaría dedicarme algún día a enseñar». También le gustaría hacer un curso de fotografía, una de sus grandes pasiones escondidas. Piensa que el tiempo ideal para «vivir la vida» es cuando su hijo termine el colegio.

Y es que para ella lo más importante es compartir con Juan Camilo: él pudo conocer durante la pandemia lo que ella hacía en el trabajo y a partir de ese momento los dos fortalecieron más su relación de complicidad. En sus tiempos libres, lo acompaña a montar en bicicleta, una de sus grandes pasiones. También le gusta ir al cine, ver series españolas y armar rompecabezas, sudokus y todas las actividades relacionadas con la destreza de la mente. Leidy Bibiana es inteligente y siente fascinación por los números, además de tener una facilidad con ellos.

Busca un equilibrio en su vida y dice: «No puedes pedir resultados siempre. Hay que valorar a la gente, no todos tenemos la misma capacidad de aprendizaje, comunicación y habilidades. Tienes que aprender a distinguir eso. Ya pasé por un proceso donde lloré, reí y la gente me hizo ver que estaba fallando». Leidy Bibiana busca seguir formándose como persona y profesional en el CNMH, entidad en la que el pasado 12 de septiembre cumplió un año de haberse posesionado. «Si vas a estar 8 horas en el trabajo, tienes que ver algo positivo en la gente, en el chiste que te cuentan y hacer sentir bien a los que tienes a tu alrededor. Y si hay alguna diferencia laboral, entender que es solo eso: una diferencia laboral, y luego seguir adelante, poder tomar onces o almorzar con tranquilidad», dice. Formar lazos de amistad en el trabajo terminó siendo algo inesperado para ella, pero que aprecia bastante: incluso, por primera vez salió de viaje con sus compañeras de trabajo del CNMH.

Prefiere escuchar pódcast que oír música. Cree en Dios y fue catequista de niña; a su hijo le diría: «Me has enseñado a ser valiente. Me has dado ese motivo para nunca decaer, para siempre ver los lados positivos de las cosas, para poder buscar una salida, para seguir creciendo. Quiero que seas extremadamente feliz. Al final, la felicidad lo es todo».

No hay que hablar mucho con ella para darse cuenta de la calidad humana que tiene. Además de ser una gran profesional, sin duda es una buena persona. A Leidy Bibiana le agradecemos por su generosidad, solidaridad, profesionalismo y amor por la entidad.

 


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El Valle del Cauca canta sus memorias y le compone al sueño de la paz

El Valle del Cauca canta sus memorias y le compone al sueño de la paz

Laboratorio colaborativo: «Naturaleza y territorio en el marco  del conflicto armado»

Autor

CNMH

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Helena Hinestroza, cantora, poeta, sobreviviente de la guerra y fundadora del colectivo Mujeres Unidas por la Vida y la Paz del Territorio.

Publicado

31 octubre 2023


El Valle del Cauca canta sus memorias y le compone al sueño de la paz

Durante la Feria del Libro de Cali, las agrupaciones artísticas Mujeres Unidas por la Vida, La Múcura y Escuela Canalón hicieron vibrar al público con sus composiciones y cantos de resistencia, esperanza y dignidad. Aquí, un resumen de sus apuestas musicales.

«La música del litoral Pacífico es nuestra medicina»: Mujeres Unidas por la Vida

Helena Hinestroza es de Timbiquí (Cauca), pero hace años vive en Cali, la ciudad adonde llegó desplazada por el conflicto armado y donde, junto a otras mujeres, fundó el colectivo Mujeres Unidas por la Vida y la Paz del Territorio, un espacio en el que confluyen cantadoras, alabadoras y percusionistas que, a través de las músicas tradicionales del litoral Pacífico, han alzado su voz para denunciar la guerra, pero también para hacer memoria, sanar sus dolores y, como dice Helena, aferrarse a la alegría de estar vivas y tener voz para cantarle al país y al mundo las historias del Pacífico.

 

 

«En la guerra sentí perder la voz.

Sentí que todo estaba oscuro a mi alrededor.

Me quedé en tinieblas llorando mi dolor.

Pero de esas tinieblas algo hermoso salió. Un día me senté a conversar conmigo.

Me dije: Dejé todo lo que había conseguido, pero lo que soy se ha venido conmigo.

Aquí tengo la herencia que me dejó mi abuela.

Los cantos iluminan de nuevo mi camino.

Mi abuela está conmigo.

Gracias, abuela, gracias le doy, por esta herencia que me dejó».

Todas las integrantes del colectivo son del litoral Pacífico y reivindican los cantos de sus abuelas.

Así canta Helena, quien, además de cantora, es poeta. Catorce mujeres más la rodean y acompañan en los coros. La voz —dicen— les sale de las entrañas. Cantan como les enseñaron sus abuelas. Le cantan a la tierra, al río y al mar. Les cantan a los vivos y a los muertos. Cantan para recordar sus días en el Pacífico y cantan para darle sentido a sus vidas en la ciudad. Cantan para denunciar a los violentos y al modelo económico que expolia sus tierras y comunidades. Pero también le cantan a la dulzura de sus tradiciones y a las bondades de sus costumbres. En el concierto que ofrecieron en el estand del Centro Nacional de Memoria Histórica, en la Feria del Libro de Cali, las Mujeres Unidas por la Vida deslumbraron con la fuerza de sus cantos, de sus tamboras y de su espíritu de resistencia hecho canción.

«Resistimos con alegría porque elegir la vida es un gozo»: La Múcura

Jimena Almario, una de las integrantes de La Múcura. Es la compositora de la agrupación y, junto a Bonnie Devine, ha recorrido durante diez años Suramérica.

La Múcura es un dúo multinstrumentalista de nueva música social latinoamericana conformado por Jimena Almario y Bonnie Devine, dos vallecaucanas que viajan desde hace diez años por Suramérica escuchándola, conociéndola, aprendiendo a cantar y a sonar con ella y con su gran cordillera de los Andes.

 

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«Nos enfocamos en la relación que existe entre el arte y la transformación social para la vida digna, la tierra viva y el alma tranquila. Creamos música de amplias raíces suramericanas con conciencia social, ambiental, política y de género, y hacemos investigaciones cercanas para el empoderamiento, la participación y la propuesta», cuentan las artistas en su página web.

 

 

«Resistir con alegría

Porque elegir la vida es un gozo

Regalo precioso de nuestra ancestralidad

Para nuestra libertad, dignidad e identidad.

Sacudiremos el territorio con el arte encendido

Con los pasos liberatorios, la danza y la canción

Pintaremos de colores la ciudad

Ante la opresión de ese gris moribundo que nos impone el dolor

¡Que caigan los símbolos de la opresión!

¡Que caigan el patriarcado y la segregación!

Y se levanten la memoria y la restauración.

Somos bosque nativo, biodiverso y tropical

No somos monocultivo ni fáciles de dominar

Indomable libertad, tejiendo comunidad

Nuestros padres ganaron la guerra y nosotres ganamos la paz,

Somos resistencia, tenemos sabor, tenemos la fuerza, la magia y la unión.

¡Cali soberana!

 

Bonnie Devine, saxofonista, vocalista y multipercusionista de La Múcura.

Este es un fragmento de la canción «Cali soberana» de La Múcura. Es una canción emblemática del paro nacional del 2019 y 2021, uno de cuyos epicentros fue la capital del Valle del Cauca. Las voces y la música de Bonnie y Jimena son contundentes pero dulces. Dicen verdades. Hablan de la guerra. De sus estragos. Sin embargo, con cada letra e interpretación reivindican la ternura, el amor y la comunión de la humanidad con la naturaleza, con la cordillera. Sus canciones son urdimbres de memoria, resistencias, caminos de exploración y juntanzas de comunidades y dignidades suramericanas. Con sus cantos se expande el poder sanador y transformador de su creatividad, que nos invita a hacer memoria para hacer conciencia de nuestro pasado y presente como sociedad, aunque también a pensar en una Colombia distinta donde podamos «elegir la vida» como forma de resistencia y donde sea posible vivir al lado de los ríos, con ellos, sin hacerles daño.

 

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Fundación Escuela Canalón: guardianes y guardianas de los ritmos tradicionales del Pacífico sur

 

Niños, niñas, adolescentes y adultos mayores de las comunas 13, 14, 15 y 21 de Cali y del municipio de Timbiquí (Cauca) confluyen y unen sus talentos y saberes musicales en la Fundación Escuela Canalón, un espacio de formación y transformación social que, al son de la enseñanza de la marimba, el cununo, el bombo, y los cantos y las danzas tradicionales del Pacífico, le apuesta «a forjar diálogos entre distintas sonoridades y establecer la conexión de los niños y adultos con la cultura del Pacífico sur».

 

Los niños y las niñas de la Escuela habitan las comunas 13, 14, 15 y 21 de Cali y del municipio de Timbiquí (Cauca).

 

En sus conciertos, los niños y las niñas de la Escuela Canalón interpretan bundes, arrullos y currulaos tradicionales, los mismos que cantan sus padres y que cantaban sus ancestros. «Valoramos la sabiduría de los músicos empíricos y de las cantoras. Somos un proceso de relevo generacional que busca mantener vivas nuestras prácticas culturales y nuestros ritmos tradicionales en los territorios de Cali y Timbiquí, donde somos constructores y constructoras de paz», cuentan los maestros de la Escuela cuando la presentan.

 

Su repertorio está hecho de bundes, currulaos y arrullos tradicionales del Pacífico.

Las músicas del Pacífico son mucho más que músicas. Son experiencias de resistencia y reivindicación de las historias y memorias afrocolombianas. Cuando tocan sus instrumentos y cantan sus canciones, cuando se forman con sus profesores y cuando se apropian del conocimiento de sus mayores, las niñas y los niños de la Escuela se conectan con saberes ancestrales y tejen relaciones sociales transformadoras que rompen los ciclos de violencia en los barrios de Cali y en Timbiquí.


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