Por: Reina Lucía Valencia V, Dirección de Acuerdos de la Verdad
El Centro Nacional de Memoria Histórica (CNMH) acompañó la conmemoración, en Turbaco, Bolívar, del Día de la Dignidad de las Mujeres Víctimas de violencia sexual, este viernes 28 de junio, en “el corazón de las mujeres”, nombre del Centro Comunitario de la Liga de Mujeres Desplazadas.
El evento conmemorativo fue organizado y concertado por las organizaciones de mujeres, Narrar para Vivir, Liga de Mujeres Desplazadas y Afromupaz, quienes hacen parte delproceso de reparación colectiva de la Unidad para las Víctimas.
“Queremos romper el esquema protocolario y que no haya palabras, ni esquemas”, dijo una de las mujeres, durante las reuniones preparatorias sobre el sentir de la realización de dicha conmemoración.
Y fue así como sin protocolos, y sin discursos, se dieron a conocer las historias de las mujeres de las organizaciones convocantes.
Con la consigna “Te voy a entregar mi voz”,las mujeres de Narrar para Vivir, Liga de Mujeres Desplazadas y Afromupaz le entregaron sus testimonios en primera persona a los funcionarios participantes del evento para que fueran leídos y “se involucraran en su sentir”.
Fueron tres historias de vida que se compartieron durante el acto conmemorativo de las 26.534 mujeres que han sido víctimas de delitos contra la libertad y la integridad sexual en desarrollo del conflicto armado, según el Registro Nacional de Información para la Unidad de Víctimas, entre enero de 1985 y mayo de 2019.
El Centro Nacional de Memoria Histórica, a través de la Dirección de Acuerdos de la Verdad, y en voz de su representante Jenny Lopera dio a conocer el testimonio de María Cenobia Mosquera Quinto, quien es sobreviviente del conflicto armado y la violencia sexual.
Esta mujer, quien estuvo “muerta en vida durante 19 años”, así como ella misma lo relata, nos cuenta no solo los hechos violentos que le arrebataron a su madre en una tarde del 18 de mayo de 1996, cuando los paramilitares las torturaron y las violentaron, sino también cuando volvió a vivir al contar su historia a Afromupaz en la estrategia llamada la huerta del perejil.
En palabras de María Mosquera: “A partir de allí sentí que nací de nuevo y hoy en día me siento feliz, yo soy feliz porque pude hablar, porque se me quitó esa capa tan pesada que me atormentaba que cargaba día y noche por 19 años. POR ESO YO QUIERO QUE MI RELATO SEA ESCUCHADO, QUE ESCUCHEN MI VOZ, que escuchen el dolor que me causaron los grupos al margen de la ley y también enviar un mensaje de fuerza a las compañeras víctimas de violencia sexual (…)”.
Para Jenny Lopera “en este espacio donde las mujeres relataron sus testimonios de vida, también muestran cómo el país avanza hacia procesos de reconstrucción del tejido social, porque ellas se dan a conocer como mujeres resilientes, mujeres que hoy transformaron su vida producto de la organización social y del acompañamiento que recibieron por parte de entidades del Estado y de las mismas organizaciones sociales. Esas mujeres hoy son una muestra para el país de que estamos en un proceso de reconciliación, además de empoderamiento y de liderazgo de las mujeres en los territorios”.