«Todas las memorias todas» o el reencuentro de los territorios

Autor

CNMH

Foto

CNMH

Publicado

13 marzo 2023

«Todas las memorias todas» o el reencuentro de los territorios

  • Los líderes, las lideresas, los y las representantes de decenas de procesos de memoria del país se dieron, una vez más, un abrazo colectivo.
  • Llegaron a la capital provenientes de diferentes lugares para descubrir la hoja de ruta conjunta construida tres meses atrás, a raíz de varias juntanzas y escuchas que propuso el Centro Nacional de Memoria Histórica (CNMH).

Poco a poco fueron llegando los abrazos, el calor. El primer café del día, o el segundo, entre saludos de conocidos que comenzaron a tejer lazos en diciembre, cuando nos reencontramos en «este país nuevo».  Gloria Elcy Ramírez, de Granada, y Yuliana Arango, de Mesopotamia, ambas antioqueñas, se encontraron con José Roberto Quijano, que llegó la noche anterior desde el Cañón de las Hermosas, en Tolima, a Bogotá.

 

Por los cerros bajó el frío de la mañana, y el mayor José Pereira agradeció por eso: «A la naturaleza, a la vida, al origen». También a las autoridades espirituales en los territorios y lugares sagrados, a los pueblos ancestrales y nativos, a todos los orígenes: a cada una de esas fuerzas que alimentaron la vida. Tal como sucedió en la Semana por la Memoria, bajo el lema «Todas las memorias todas», el mayor armonizó el espacio, la jornada, la palabra que vendría. Hizo sonar una concha sagrada y un par de instrumentos de viento elaborados artesanalmente, y agradeció a las geografías, todas, por su presencia: a la gente llegada de diferentes lugares, sitios, territorios, veredas, pueblos, corregimientos.

Fue desde Caquetá que llegó William Wilches, director del museo de memoria de ese departamento. «Nos recibe la fría Bogotá con lluvia, pero no es obstáculo para compartir iniciativas, propuestas e intereses. Nos vimos las caras con expectativas cuando nuestro presidente posesionó a la directora [María Gaitán]. Nos compartieron las palabras que pronunció: “Hágase cargo del Centro Nacional de Memoria Histórica y transfórmelo para las víctimas, dele la importancia que el país necesita”. Desde el bosque de niebla, que está al otro lado de la Cordillera Oriental […], desde la tierra del arazá, del camu-camu, vamos a brindar nuestro respaldo».

En esa —y hacia esa— transformación se transita. Por eso están todos y todas ahí, un centenar de personas provenientes del sur, del norte, del este y del oeste de Colombia, para escuchar lo que hace tres meses comenzaron a construir. Sus memorias, sus historias, sus ideas, sus sueños crearon una constelación de palabras, repetidas una y otra vez, y que hoy son un derrotero que marcan el camino que se quiere andar, resumido en diez puntos.

«Las dos palabras más escuchadas fueron escucha y territorialización, al punto de que ya podemos pronunciar territorialización sin equivocarnos», bromeó seriamente Álvaro Villarraga, director para la Construcción de la Memoria Histórica del CNMH. Una y otra vez volvieron a sonar estas palabras durante la mañana, en el auditorio Rogelio Salmona del Fondo de Cultura Económica, en el centro de Bogotá, lugar del encuentro, o del reencuentro. Porque no fue solo que Gloria Elcy, Yuliana y Roberto se volvieran a ver, hubo más.

«Todas las memorias todas» o el reencuentro de los territorios

Silvia Narváez fue la encargada de anunciar otro retorno: «Estamos muy felices y abrazamos con mucha esperanza el reingreso del CNMH a la Red de Sitios de Memoria Latinoamericanos y Caribeños, y a la Red Colombiana de Lugares de Memoria». Después de tres años, el CNMH se reunirá con 42 lugares de memoria del país para trabajar en conjunto en el fortalecimiento de estos espacios que narran memorias particulares de lo que dejó el conflicto armado a su paso por determinados territorios, las luchas alrededor de esto y las resistencias que se han forjado.

No esconden la expectativa, ni los miedos, pero creen en este nuevo rumbo, en este nuevo país. «Nos han hecho promesas a lo largo de la historia, nos han dicho muchas cosas, pero muchas de esas se han quedado en palabras. Ese es otro de los miedos: qué va a pasar después», confesó Narváez.

Pero no todos los temores vienen desde los lugares de memoria. Hay líderes que conocen bien los efectos secundarios de la descentralización o de la territorialización, para usar esa palabra tan en boga. Ellos y ellas saben lo que significa que una entidad estatal del orden nacional decida abrir sus puertas en diferentes regiones. Conocen sus riesgos. Los sabe bien Roberto Quijano, miembro de la Asociación de Cabildos Indígenas del Tolima, y los cuenta: «Sería bueno que el CNMH se hiciera territorial, pero que no se encierren en una oficina en Ibagué de las que no salen. Sería bueno que las oficinas funcionaran en municipios PDET, en el sur de Tolima. Todo llega y se queda funcionando encapsulado en una oficina, cuando la memoria no está en esa ciudad».

Una memoria, unas memorias que habrá que rastrear por muchos tiempos y caminos, pues «“ha sido construida aún sin la existencia de la Ley 1448, que vienen resistiendo para que no se olvide la lucha de nuestros ancestros», como precisó María Gaitán, directora del CNMH. Y agregó: «Largas horas de transcripción, de análisis, nos fueron direccionando por el camino que tenemos que emprender». Ya la ruta está trazada, no queda más que recorrerla. Al final, otro reencuentro dirá si ha valido la pena.

Volver arriba