Desde hace muchos años atrás las campesinas y campesinos de la zona alta de El Carmen de Bolívar habíamos sembrado la esperanza de hacer una memoria viva, de contar a través de nuestras palabras cómo llegamos a este territorio, cómo surgió esta comunidad, cómo vivimos, qué nos unió y qué nos distanció en determinados momentos, por qué la guerra fue durante días y noches el escenario de nuestra vida cotidiana, cómo nos afectó el conflicto armado y qué huellas dejó en el campo, en quienes lo cultivamos y habitamos.
A través de estas letras queremos transmitir la memoria viva de la Alta Montaña. La llamamos así por ser una memoria que surge de nosotros, de nuestras experiencias, escritos, imágenes conversaciones, relatos y voces. Es memoria viva por la participación de la comunidad en todo el proceso de narrar nuestras historias y recuerdos y por haber sido cultivada en este territorio a través de la oralidad y la escritura, de nuestras expresiones y formas de narrar.
Estas memorias que compartimos con ustedes han sido contadas desde un presente, por ello al recordar también decimos cómo estamos ahora y cómo quisiéramos que fuera el porvenir a partir de esta historia que también van a leer o a escuchar nuestros niños, niñas y jóvenes, mientras continúan recorriendo las 54 veredas y 13 corregimientos que reunidos conforman un área rural a la que llamamos Alta Montaña.
El proceso de memoria de la Alta Montaña de El Carmen de Bolívar fue uno de los 91 compromisos suscritos por los gobiernos nacional y departamental en 2013, luego de la caminata promovida por el Movimiento Pacífico de la Alta Montaña de los Montes de María. Ese año más de 1.600 campesinas y campesinos salieron entre el 5 y el 8 de abril de sus veredas, ubicadas en la denominada zona alta de El Carmen de Bolívar y San Jacinto y caminaron buscando una vía que los llevara desde el campo hacia un escenario de diálogo con las autoridades departamentales y nacionales con el siguiente propósito: “Demandar ante estas un conjunto de derechos, tales como salud, educación, vivienda, recreación y reparación integral, cuya garantía permanecía en mora desde años atrás”.
El listado de demandas ante las autoridades competentes incluía, además, los temas de vías e infraestructura y el acceso a servicios públicos como electrificación y acueducto. Otros asuntos hicieron parte de las solicitudes formuladas: entre estos se destaca el denunciar y conocer las causas de la muerte del aguacate y apoyar la economía campesina ante la afectación generada por la pérdida de este cultivo en muchas veredas de la zona, a finales de la década de los noventa, cuando la población fue obligada a desplazarse en medio del conflicto armado.
El proceso de memoria se sumó a las solicitudes presentadas al Gobierno nacional, relacionadas con el derecho de las comunidades, grupos y organizaciones a participar en este tipo de iniciativas y a vincular este derecho con el deber de memoria del Estado.
Este documento metodológico, escrito por el equipo de investigación del CNMH que acompañó la construcción del informe de memoria de la Alta Montaña de El Carmen de Bolívar, hace un recuento de la forma como se realizó el proceso de memoria viva, teniendo en cuenta los antecedentes, las condiciones que conllevaron a su solicitud, su inclusión como parte de los acuerdos con el Gobierno y la participación de la comunidad.