Zipaquirá fortaleció la memoria histórica de Cundinamarca con un encuentro regional lleno de arte, verdad y resistencia
Zipaquirá fue el epicentro de la memoria histórica en Cundinamarca. Allí, en el marco de la Semana Internacional del Detenido Desaparecido, el CNMH reunió a 35 delegaciones de 16 provincias en el Encuentro Regional de Memoria Histórica de Cundinamarca, para seguir tejiendo, desde los territorios, una memoria viva, colectiva y transformadora. ¡El territorio habla y el centro escucha!
Del 29 al 31 de mayo de 2025, en el marco de la Semana Internacional del Detenido Desaparecido, se realizó en Zipaquirá el Encuentro Regional de Memoria Histórica de Cundinamarca, organizado por el Centro Nacional de Memoria Histórica (CNMH) junto con la Secretaría de Gobierno y el Instituto de Cultura de la Alcaldía de Zipaquirá, con el apoyo de la Unidad de Búsqueda de Personas dadas por Desaparecidas (UBPD), la Jurisdicción Especial para la Paz (JEP), la Agencia Nacional para la Reincorporación y Normalización (ARN) y la Unidad de Restitución de Tierras (URT), en articulación con organizaciones sociales y comunidades del departamento. Durante tres días, las delegaciones de las 16 provincias de Cundinamarca participaron en foros, actos simbólicos, muestras artísticas, exposiciones y mesas de trabajo para avanzar en la construcción participativa del Plan Territorial de Memoria Histórica del departamento (PTM), una herramienta para reconocer, articular y fortalecer los procesos de memoria en el territorio.
El evento inició en el auditorio subterráneo de la Catedral de Sal, considerada «la primera maravilla de Colombia», un sitio de peregrinación religiosa y de interés turístico, ubicado a 180 metros bajo tierra dentro de la mina de sal de Zipaquirá. Allí se realizó un acto protocolario por parte de la Alcaldía de Zipaquirá, como anfitriona del evento, seguido del foro «La importancia de la memoria histórica en la búsqueda de verdad y justicia», que reunió a 35 delegaciones de todas las provincias del departamento, así como a representantes de entidades estatales, gobiernos locales, procesos organizativos y colectivos de víctimas.
En este foro público participaron representantes del CNMH; la directora de la UBPD, Luz Janeth Forero; la enlace territorial de Cundinamarca y Boyacá de la JEP, Paula Cañón; la directora territorial de la URT, Martha Arévalo; la representante de Mafapo, Carmenza Gómez, y la representante del Caso Colectivo 82, Nancy García Villamizar, así como otros actores culturales y comunitarios del departamento.
El encuentro continuó en la histórica estación del tren de Zipaquirá, donde se llevó a cabo una velatón, además de la inauguración de la galería de memoria histórica «Rostros y nombres de personas desaparecidas de Cundinamarca», la primera de carácter departamental en el país, con cerca de 2200 nombres de personas reportadas como desaparecidas en el departamento. En este espacio abierto al público, se rindió homenaje a las personas desaparecidas mediante una instalación fotográfica de los procesos de búsqueda que adelanta la UBPD. Esta galería, construida entre organizaciones y familiares, presenta más de 250 fotografías de hombres y mujeres desaparecidos en distintos municipios del departamento.
Cada persona que participó en la velatón sostuvo una imagen. Aunque no todas correspondían a familiares o conocidos, cada retrato evocaba una ausencia, una historia rota, un nombre que aún espera verdad y que merece ser buscado hasta ser encontrado. A través de este acto simbólico, se iluminó la memoria, se tejió una red de reconocimiento y se reafirmó el compromiso con la búsqueda.
«Cada uno de nosotros sostiene el rostro de una persona desaparecida. No siempre sabemos quién fue, pero sabemos que falta. Esta galería no es solo memoria: es una acción colectiva que nace del catalizador de la desaparición forzada», expresó Pablo Cala del @CentroMemoriaH.
— Centro Nacional de Memoria Histórica (@CentroMemoriaH) May 30, 2025
Con… pic.twitter.com/dkZ3rjKZdb
Esta galería no está terminada, sino que es un ejercicio vivo y en construcción que representa un compromiso permanente con las víctimas y sus familias; en esa medida, es una invitación a seguir sumando rostros, relatos y acciones que dignifiquen la ausencia y mantengan viva la memoria de Cundinamarca.
Por otra parte, las delegaciones participantes también trabajaron colectivamente en la construcción del PTM de Cundinamarca. Esta herramienta, impulsada por el CNMH bajo el principio de que «el territorio habla, el centro escucha», propone una metodología flexible para construir memoria desde las realidades locales, reconociendo que la memoria histórica es un derecho colectivo.
Es así como, durante el encuentro, se avanzó en los seis niveles metodológicos del plan: escucha (diagnóstico desde los territorios), sistematización (análisis del estado de la memoria), concertación (priorización de acciones), articulación (sinergias entre actores), incidencia (desarrollo con enfoque territorial) y evaluación (seguimiento y ajuste participativo). Estos niveles fueron complementados con fases de desarrollo y monitoreo institucional, conforme al enfoque nacional de los PTM.
Las y los participantes se organizaron en mesas temáticas enfocadas en tres dimensiones clave: la identificación y resignificación de lugares materiales de memoria, el reconocimiento de acciones colectivas impulsadas desde los territorios y la reflexión sobre los catalizadores que han marcado las memorias provinciales. Este ejercicio permitió reconocer apuestas diversas, fortalecer la articulación comunitaria e institucional y proyectar una hoja de ruta compartida para avanzar en procesos de memoria y justicia.
De igual manera, este ejercicio visibilizó la diversidad de apuestas territoriales, fortaleció la articulación entre actores comunitarios e institucionales y construyó colectivamente una hoja de ruta para la memoria en Cundinamarca. Con ello, se reafirma el carácter participativo y transformador de los PTM como espacios donde las voces de las víctimas y las comunidades guían el camino hacia la verdad, la justicia y la no repetición.
Ver esta publicación en Instagram
Este encuentro también fue un espacio para celebrar la vida y la resistencia a través del arte, la música y la palabra. En el parque La Esmeralda, se vivió una jornada cultural abierta al público con presentaciones de música campesina, lectura en voz alta y expresiones artísticas comunitarias, como parte del viernes cultural por la paz y la memoria.
La programación cerró con el Festival por la Vida y las Memorias, una muestra artística y cultural que reunió expresiones de la Sabana Centro y de otros lugares del departamento. En este espacio, la música, la danza, el arte popular y las narrativas del territorio dieron forma a un encuentro que reafirmó el poder transformador de la cultura en la reconstrucción del tejido social, desde la memoria histórica.
«La cultura se vuelve un dispositivo muy importante en la construcción de memoria», expresó Hanan Al-Mutawa, subgerente de Cultura del Instituto Municipal de Cultura, Recreación y Deporte de Zipaquirá (IMCRDZ), durante la jornada.
En resumen, a lo largo de tres días, el Encuentro Regional de Memoria Histórica de Cundinamarca propició el fortalecimiento de procesos comunitarios, el intercambio de saberes, las alianzas y la proyección de acciones conjuntas para el futuro. Desde el CNMH, reiteramos nuestro compromiso con las comunidades del departamento y su participación activa en la construcción de un país con verdad y no repetición.
Con fuerza simbólica y memoria viva, delegaciones de todo Cundinamarca entregaron al CNMH artesanías, emblemas y objetos cargados de historia, resistencia y esperanza. Cada uno de estos artículos representa un pedazo de territorio, una memoria compartida y un compromiso activo con la verdad y la dignidad de las víctimas.
Desde Yacopí, La Palma, Albán, Viotá, Tocancipá, Bituima, Arbeláez, Sumapaz, Fusagasugá, Guatavita y muchos otros municipios, las comunidades se sumaron a este acto simbólico, compartiendo elementos profundamente significativos como baúles de recuerdos, figuras religiosas, café cultivado localmente y símbolos de oficios tradicionales.
De igual manera, en esta actividad también participaron Mafapo, la Red de Mujeres de Cundinamarca, la Casa de la Memoria y la Reconciliación del Sumapaz, el Colectivo 82, el colectivo EchandoPata, el colectivo Parchemos por Yacopí y otras expresiones organizativas que han hecho de la memoria un camino de lucha, cuidado y construcción colectiva.
Cada elemento honra la memoria desde el arraigo, el dolor y la esperanza, y constituye una historia que se entrega y se cuida entre manos aliadas, como gesto de dignificación, resistencia y amor por el territorio.
Durante el encuentro, algunas voces recordaron expresiones como «que uno aprenda a contar la historia sin llorar no quiere decir que no duela», y que también es necesario «colocar herramientas lúdicas que trabajen por la memoria». Estas expresiones revelan la profundidad del dolor, pero también la creatividad con la que los territorios insisten en narrar, sanar y resistir.
Para el CNMH, estos objetos se acogen como parte de un patrimonio simbólico y territorial que nutre los procesos de memoria histórica en Colombia, reafirmando nuestro compromiso de custodiar, visibilizar y proteger las voces que surgen desde los territorios.
Los objetos entregados, como expresiones de memoria de los territorios y procesos organizativos, serán albergados en la recién creada Casa de la Memoria de Zipaquirá, en un espacio entregado por la Alcaldía de Zipaquirá a la mesa municipal de víctimas.
Participantes del Encuentro Regional de Memoria Histórica de Cundinamarca sostienen los retratos de personas desaparecidas, como parte de la construcción colectiva de la galería «Rostros y nombres» y del acto simbólico por la verdad y la dignidad en el territorio.