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CNMH

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Estas ilustraciones hacen parte del cómic que los jóvenes del colectivo Memorias del Trapiche han elaborado para visibilizar su historia.

Publicado

6 septiembre 2023

Memorias del Trapiche: una iniciativa para endulzar la historia del norte de Bolívar

La Corporación Cultural Arte Somos promueve un proceso de memoria en Cañaveral, corregimiento de Turbaco, para contar, desde las voces de los jóvenes, la historia de la guerra de este pueblo que conecta los Montes de María con el canal del Dique. La iniciativa se condensa en un micrositio web que se lanzará este 8 de septiembre.

 

Cañaveral es un corregimiento del municipio de Turbaco (norte de Bolívar) que, durante años, padeció y resistió las violencias de varios grupos armados. La comunidad hizo frente desde sus trapiches y desde el arraigo profundo a sus cañaduzales, adonde campesinos y campesinas siempre eligieron volver tras los desplazamientos forzados y desde donde enfrentaron las presiones de los violentos que, con sus armas, buscaron vaciar el territorio de su gente. Hoy, Cañaveral resiste desde las artes.

Dicha resistencia es movilizada por la Corporación Cultural Arte Somos, un colectivo juvenil cuyo propósito es brindar espacios de formación artística y cultural a los habitantes del corregimiento. Su trabajo se centra en la enseñanza de artes, la organización de festivales culturales, la promoción de la cultura de paz y los derechos humanos, y el fomento de emprendimientos productivos. En la iniciativa participan víctimas, sobrevivientes del conflicto armado y jóvenes que, desde su liderazgo, buscan incidir en procesos sociales, económicos, políticos y ambientales de la región. Cada una de sus acciones está orientada por un lema: «Que nunca más la violencia nos silencie o nos obligue a encerrarnos y a olvidar nuestros sueños».

 

Memorias del Trapiche, la guerraLa guerra obligó a las y los campesinos de este corregimiento a abandonar sus cañaduzales.

 

Actualmente, estos jóvenes desarrollan investigaciones sobre los hechos victimizantes que sufrieron las familias en su territorio. Lo hacen porque quieren comprender la historia de Turbaco y de Cañaveral, acercarse a sus abuelos y a su comunidad, escuchar sus relatos y, sobre todo, contar y nombrar la guerra y la paz desde su mirada, sus sentires y sus palabras.

Con esa intención, la Corporación Cultural Arte Somos puso en marcha la iniciativa de memoria histórica Memorias del Trapiche. Esta iniciativa, que está acompañada por el Centro Nacional de Memoria Histórica (CNMH) y cuyo lanzamiento será el próximo 8 de septiembre, recoge en un micrositio web —a través de los relatos de los habitantes de Cañaveral— los hitos de la historia del conflicto armado en ese corregimiento.

 

Hoy, los jóvenes de Cañaveral impulsan el diálogo intergeneracional para que diversas memorias conversen y se nutran mutuamente.

 

«Esta iniciativa nace de personas jóvenes que vivieron el conflicto siendo niños o adolescentes y crecieron escuchando historias de guerra en la zona, de la llegada de la guerrilla y los paramilitares, y de desplazamientos forzados», cuenta Brian Venera, líder de la iniciativa de memoria. Según él, era clave darle una nueva mirada a esa historia para comprenderla e integrarla, con su potencial transformador, a los procesos sociales que la juventud moviliza en el pueblo.

 

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Tres líderes han sido claves en esta iniciativa de memoria. Por un lado están Paula Rodríguez Zambrano y Angie Sánchez, ambas víctimas de desplazamiento forzado. Ellas se encargan del trabajo comunitario y, junto con el Colectivo Arte Somos, lideran los encuentros de saberes con adultos mayores, adolescentes y niñez. Por otro lado está Brian Venera, quien se encarga de la producción de contenidos y de la formación en derechos humanos dirigida a otras juventudes. Los tres han logrado constituir un grupo de personas que, con sus voces y recuerdos, han tejido una red de memorias que conversan, se nutren y se acompañan en la reconstrucción de un pasado que hoy se siente como un faro de luz para las nuevas generaciones en Cañaveral.

 

En el diálogo de memorias, los adultos mayores han hecho aportes claves para que los jóvenes comprendan el pasado de la región.

Hitos del conflicto en Cañaveral

Durante el proceso de memoria histórica liderado por la Corporación Cultural Arte Somos, los jóvenes identificaron varios hitos del conflicto en su región. Aquí destacamos algunos: 

  • El 14 de julio de 1994, el Gobierno nacional y el Frente Francisco Garnica del EPL, con 130 combatientes a su cargo, escogieron la cancha de fútbol de Cañaveral para hacer la entrega de armas de este grupo guerrillero que decidió integrarse a la vida civil. Aunque fue un acto de paz, este acto de desmovilización tuvo consecuencias difíciles para los habitantes del corregimiento, que fueron duramente estigmatizados. Además, tras la desmovilización del EPL nuevos grupos guerrilleros y paramilitares intentaron instalarse en el territorio.
  • Con la llegada del siglo XXI, otras formas de violencia llegaron a Turbaco y a Cañaveral, un corredor clave entre los Montes de María y el canal del Dique. Los pobladores del corregimiento cuentan que, en 1997, encapuchados empezaron a merodear por el pueblo y que el miedo se instaló en la comunidad. Según el portal Rutas del Conflicto, a finales de ese año «paramilitares incursionaron en los Montes de María, mediante el Frente Montes de María o Bloque Rito Antonio Ochoa, en principio bajo la jurisdicción las Autodefensas Campesinas de Córdoba y Urabá (ACCU)  y posteriormente organizadas como Bloque Norte». Luego, entre San Juan de Chiquito y Cañaveral, comenzaron a desplazar a campesinos, que se vieron obligados a abandonar sus parcelas. Muchos de estos campesinos eran cañicultores. En esos años se perdieron miles de cultivos de caña y maíz.
  • A finales de la década de 1990, cañicultores de la zona decidieron organizarse y crearon el Festival de la Caña para llamar la atención de autoridades y dirigentes de la región. A pesar de las dificultades de esos años, el festival logró consolidarse como una luz de esperanza para las comunidades que, a pesar de sus esfuerzos, siguieron siendo violentadas por los paramilitares. 
  • En la segunda década del 2000 hubo un gran despertar organizativo en Cañaveral. Organizaciones de campesinos, de mujeres y jóvenes, permitieron la emergencia de unos liderazgos sociales en la zona que marcaron un punto de giro en la historia del corregimiento. En 2015 se dieron muchos liderazgos culturales que pusieron en marcha una resistencia social que, gestada desde el arte, ha forjado en Cañaveral un espíritu de esperanza. La danza, la pintura y la música empezaron a propiciar grandes cambios en las comunidades, que se han dispuesto a sanar las heridas causadas por la guerra. Estos logros se deben a una comunidad juvenil altamente organizada y comprometida con la transformación de un territorio al que nunca más quieren ver sufrir.
  • En el marco de esta resistencia cultural gestada por los jóvenes de Cañaveral, fue creado el cómic web «Memorias del Trapiche. Una historia dulce sobre Cañaveral», que contó con el apoyo y acompañamiento de la Estrategia de Iniciativas de Memoria Histórica del Centro Nacional de Memoria Histórica y que pretende abrirles paso a nuevos procesos de memoria en el corregimiento.

Para conocer más sobre la historia de Cañaveral, las iniciativa de sus jóvenes y sus proyecciones de cambio social, visita este micrositio: https://micrositios.centrodememoriahistorica.gov.co/memoriasdeltrapiche/.

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