«Proyecto Rafael»: el rescate de las pesquisas de un periodista asesinado

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Publicado

04 mayo 2023

«Proyecto Rafael»: el rescate de las pesquisas de un periodista asesinado

En conmemoración de los 30 años del Día Mundial de la Libertad de Prensa, se revisa el caso de Rafael Moreno, cuya voz no fue del todo silenciada tras su asesinato en octubre de 2022.

El trabajo periodístico de Rafael Moreno en el sur de Córdoba comenzó a generar un efecto dominó poco antes de su asesinato. El reportero, dotado de un agudo olfato y vasta experiencia, poseía una voluntad inquebrantable para denunciar casos de corrupción y clientelismo en la región. Tal fue su impacto, que su voz cobró fuerza en el medio digital que fundó en 2018: Voces de Córdoba.

 Sus denuncias y palabras repercutieron en otros lugares del departamento, e impulsaron  a sus colegas a meter las narices en proyectos que eventualmente incomodarían a los poderosos. Según la Fundación para la Libertad de Prensa (FLiP), el método de Moreno era sencillo: «se sumergía en la plataforma de contratación del Estado [Secop] y hacía reportería en los municipios en lo que se evidenciaban retrasos o irregularidades». El periodista no solo publicaba sus investigaciones en Facebook, sino que también hacía videos o registros en vivo en los sitios donde tenían lugar tales casos.

Una característica fundamental de sus reportajes fue la ironía, como en el caso de la obra de un estadio que él mismo bautizó como “La Eternidad”, por las demoras en la culminación de la infraestructura. «Debió entregarse hace dos años y a causa de la corrupción la plata se perdió», dijo durante un cubrimiento, en julio de 2021.

El 16 de octubre de 2022 un sicario acalló la voz de Moreno propinándole tres disparos en un local de comida rápida de su propiedad, que había abierto un par de semanas atrás en el municipio de Montelíbano. El periodista llegó temprano a su restaurante, “Rafo Parrilla”, a recaudar la caja, minutos después entró el hombre responsable de su muerte.

Tras cometer el crimen, el sicario escapó mientras los clientes y vecinos brindaban su apoyo al reportero, que yacía en el suelo del local; sin embargo, ya no había forma de salvarle la vida.

El asesinato de Rafael no era del todo inesperado, pues a medida que su espíritu de denuncia en la región crecía, también aumentaban las amenazas en su contra por sus publicaciones periodísticas sobre entramados de corrupción e información acerca de grupos ilegales. El reportero conocía perfectamente el riesgo, y sus palabras —inmortalizadas en las redes sociales— presagiaron lo que ocurriría después de su muerte.

—Si me van a matar, mátenme. Pero les digo de frente, no me van a silenciar.

Después de su homicidio, 30 periodistas de investigación de medios nacionales e internacionales retomaron su labor. Sus pesquisas llevaron a la creación del «Proyecto Rafael», rememorado por el Centro Nacional de Memoria Histórica (CNMH) en el Día Mundial de la Libertad de Prensa. Quienes asesinaron al periodista cordobés trataron de silenciar su voz, sin contar con que la red que respaldó sus investigaciones amplificaría sus denuncias.

La iniciativa fue posible gracias al propio Moreno. Días antes de su homicidio, se contactó con Forbidden Stories, una red que ofrece a periodistas amenazados la posibilidad de proteger sus archivos a través de la red SafeBox Network. De este modo, en caso de ser secuestrados, encarcelados o asesinados, la entidad y sus socios colaboradores continuarán las investigaciones y las difundirán masivamente.

Seis meses después del crimen, se comenzaron a divulgar los hallazgos de las investigaciones que el periodista llevaba a cabo. En su mayoría, los cuestionamientos se dirigieron en contra del exalcalde de Puerto Libertador, Expedito Duque, y del representante liberal Andrés Calle. Las irregularidades que pesan en su contra ahora son conocidas a nivel internacional.

 

Las amenazas contra Rafael Moreno y los periodistas regionales

La última amenaza en su contra fue denunciada por Rafael el 21 de julio de 2022, en un video de 37 minutos. El reportero señaló que había encontrado el cartucho de un arma de fuego en el baúl de su moto junto con una carta anónima: «Parcero usted se cree el puticas porque habla en público y por eso se cree intocable, aquí ninguno lo es», se leía en el documento donde aseguraban que no le perdonarían lo que estaba haciendo. «Así que ya sabe parcero, el resto del proveedor de esta nueve, está listo esperando por ti [sic]», añadieron.

Aunque esas palabras se materializaron, podrían haberse hecho mayores esfuerzos para salvaguardar la vida del reportero. La FLiP señaló que el periodista había sido víctima de amenazas y hostigamientos desde 2019 y, a pesar de las solicitudes a la Unidad Nacional de Protección (UNP) para reforzar su esquema de seguridad, la entidad no atendió su llamado.

 

 «Moreno tenía un esquema de protección asignado por la UNP que incluía un escolta, un botón de pánico y un chaleco antibalas», afirmó la organización. No obstante, el día de su asesinato, la persona encargada de su seguridad no estaba presente, incluso, la entidad decidió mantener las medidas que ya tenía Moreno, a pesar de que la FLiP había alertado sobre dos amenazas nuevas el 12 de julio de 2022.

 

La Fundación para la Libertad de Prensa también recordó que, en 2022, en el sur de Córdoba se reportaron 17 de los 21 ataques dirigidos contra la prensa en ese departamento. Así pues, hicieron un llamado por las garantías de los periodistas «que conviven cotidianamente con el miedo a perder la vida y que, después de lo ocurrido con Rafael Moreno, piensan en abandonar el oficio».

 

La imposición del silencio

 

En el 30 aniversario del Día Mundial de la Libertad de Prensa, la Organización de las Naciones Unidas (ONU) reconoció los avances en la comunicación gracias a las tecnologías digitales y la proliferación de medios independientes. No obstante, reiteró que los ataques a los periodistas «repercuten en el cumplimiento de otros derechos humanos», e hizo un llamado para que se preste mayor atención al cuidado y la protección de la libertad de prensa.

 

En Colombia, este tipo de violencia ha sido documentada por el CNMH debido al impacto social que ha causado durante el conflicto armado. En el informe La palabra y el silencio, se resalta que el asesinato de los periodistas «además de amedrentar a sus colegas y en general a toda la población, impone su silenciamiento y en muchos casos tiende un manto de secreto que les permite a los violentos o a los corruptos actuar con mayor eficacia y cinismo».

Todo ello ha afectado de diversas maneras a la sociedad, llevando a muchos al exilio, al padecimiento de amedrentamientos y estigmatizaciones, e incluso a la autocensura. Esta imposición del silencio ya ha comenzado a hacer efecto en el caso de Rafael Moreno y de otros 165 periodistas asesinados en el país. Un colega suyo le dijo a la FLiP que,  «los que roban hoy en el sur de Córdoba van a robar más tranquilos», pues el fundador de Voces de Córdoba ya no está y era él quien revisaba los contratos del Estado, por tal razón, concluye: «hoy yo no sé si va a haber alguien que lo haga».

El legado de Rafael Moreno y otros periodistas que han perdido la vida en la lucha por la verdad debe ser un recordatorio constante de la importancia de proteger y defender la libertad de prensa en todo el mundo. Solo mediante la garantía de que los periodistas puedan trabajar libremente y sin miedo, podremos mantenernos informados y responsabilizar a los poderosos por sus acciones; dos grandes contribuciones de la prensa que coadyuvan a la construcción de sociedades más justas, transparentes y democráticas.

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