El secuestro no es un fenómeno desconocido para el pueblo colombiano, muchas familias lo sufrieron directamente y todos fuimos espectadores de las imágenes más emblemáticas de las víctimas en medio de la selva, muchas veces encadenadas. También escuchamos de su propia voz las plegarias por su liberación en diferentes medios de comunicación. En repetidas ocasiones, como sociedad civil, nos volcamos a las calles pidiendo por el regreso de quienes estaban en cautiverio y exigiendo también que se detuviera esta práctica cruel, utilizada en el marco del conflicto armado.
En el caso de los integrantes de la Fuerza Pública, las fotografías y pruebas de supervivencia –cuando existieron– fueron ampliamente difundidas por la prensa. Teniendo presente que los militares y policías fueron un grupo importante de víctimas de este repertorio de violencia utilizado por las guerrillas en el marco del conflicto armado1, este texto se centra en las memorias de las vivencias del cautiverio, pero también narra los retos que supuso para muchos el retorno a la vida en libertad.