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«Mi resistencia es con la palabra»: El legado de las letras en la Feria Internacional del Libro de Cali

«Mi resistencia es con la palabra»: El legado de las letras en la Feria Internacional del Libro de Cali

Laboratorio colaborativo: «Naturaleza y territorio en el marco  del conflicto armado»

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CNMH

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Expresión artística en medio del taller «El sueño de los colibríes», organizado por la Dirección del Museo de Memoria del CNMH.

Publicado

27 octubre 2023


«Mi resistencia es con la palabra»: El legado de las letras en la Feria Internacional del Libro de Cali

Entre letras, tejidos, arte y música se llevó a cabo la Feria Internacional del Libro de Cali (FILCali) entre el 12 y el 22 de octubre. Las letras y sus diferentes formas de expresión y de dejar huella fueron las protagonistas.

Un estallido creativo

«El cuerpo era la comunidad. La mente eran las personas y el espíritu, era la primera línea» expresó con emoción Diana Contreras, más conocida como Tokio, integrante de la primera línea, en medio del diálogo «Memorias sobre el estallido social en Cali». Se trató de una conversación que no solo revivió las memorias de aquellos que con pinceles, letras y música resistieron durante el estallido social de 2021 en el Valle del Cauca, sino que, además, pudieron compartir cómo la fuerza colectiva los hizo unirse en comunidad porque «algo afuera estaba pasando», algo que los transformó en sociedad y que los hizo reconocer que «hubo un estallido artístico que transformó la historia».

Cali feria libroDiana Contreras, Tokio, durante el diálogo «Memorias sobre el estallido social en Cali» en el marco de la FILCali.

La protagonista fue la palabra y la memoria quedó fijada en las letras, aquellas que, cuando se leen en grupo, hacen aflorar emociones e historias guardadas en el interior. «Mi resistencia es con la palabra. Dicen que resistir es aguantar, pero para mí no es aguante, es vida», dijo en voz alta NarthyJulieth Vásquez, antes de comenzar a leer un fragmento del libro Ojalá nos alcance la vida, durante el espacio «Micrófono abierto: Leer la memoria», que organizó la Dirección de Archivo de los Derechos Humanos (DADH) del Centro Nacional de Memoria Histórica (CNMH). Mientras se oía su voz, se vivió un espacio armónico, lleno de complicidad, en el que los asistentes compartieron de forma espontánea sus relatos más íntimos por medio de la música y la poesía.

 

Una memoria guardada, una memoria tejida

Muestra artística del Laboratorio Textil Itinerante y VincuHilarte.

«Las resistencias cotidianas son aquellas pequeñas cosas que, sin que nos demos cuenta, tejen la vida, las tareas creativas que dan sentido a la rutina diaria, las que nos ayudan a preservar la memoria», dicen las palabras bordadas en una pieza textil expuesta en la Feria Internacional del Libro de Cali (FILCali) por el Laboratorio Textil Itinerante y VincuHilarte, un grupo de mujeres paisas que tienen en común la pasión de sanar y dejar su legado por medio del tejido.

Sus manos, bordadoras de telas de colores vivos y rebosantes de sensibilidad para enseñar, estuvieron presentes en el estand del CNMH. Durante cinco días llevaron diferentes invitados con quienes instauraron un espacio de diálogo en torno a sus experiencias de vida con el tejido. Una práctica que cobra especial sentido cuando se transforma el dolor vivido mediante una expresión de arte llena de memoria.

Cali feria libroAsistentes tejen el mural textil Tejer memorias. Hilar historias.

El grupo de tejedoras invitó a los asistentes a que entre todos construyeran el mural textil Tejer memorias. Hilar historias, en el que, para lograr el tejido, varias parejas tenían que entablar una acción colaborativa. Esta práctica representa el sentido de la unión en medio de la «ancestralidad textilera», como ellas la definen.

El sueño de los colibríes

«Los colibríes sueñan con que un día todo sea mejor. Por eso invitan a los habitantes de su pueblo a unir sus voces para que las langostas dejen sus corazas y se unan en un mismo canto de vida y armonía». Este fue un fragmento leído del libro Mi voz es tu voz, la escucho, la siento y la cuento, en el taller «El sueño de los colibríes», actividad realizada por la Dirección de Museo de Memoria del CNMH en el marco de la FILCali.

 

El taller invitó a los niños y las niñas a soñar, a pensar en un deseo colectivo que pueda materializarse con el aporte de cada uno. Para el CNMH, este sueño se relaciona con la construcción del Museo de Memoria de Colombia, un lugar que recogerá las memorias de las víctimas de todo el territorio del país. Por ello, el taller «El sueño de los colibríes» también hizo una invitación para recoger todas las muestras artísticas que sirven de inspiración en el proceso de elaboración del museo, pensando en un proceso creativo en conjunto en el que las víctimas sean las protagonistas, pues «El territorio habla y el centro escucha».

Durante el desarrollo del taller «El sueño de los colibríes», organizado por la Dirección de Museo de Memoria del CNMH.


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Buenaventura, Cali, Feria Internacional del Libro de Cali, FILCali, Museo de Memoria de Colombia, Valle del Cauca

Arte Fest: 610 artistas colombianos cantan, bailan y actúan la «Paz total»

Arte Fest: 610 artistas colombianos cantan, bailan y actúan la «Paz total»

El Arte Fest se llevó a cabo del 16 al 19 de junio en el barrio Villas de San Pablo, en Barranquilla.

Autor

CNMH

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El Arte Fest se llevó a cabo del 16 al 19 de junio en el barrio Villas de San Pablo, en Barranquilla.

Publicado

26 junio 2023


Arte Fest: 610 artistas colombianos cantan, bailan y actúan la «Paz total»

  • En la tercera edición de este festival, liderado por Asodesvisa, en Barranquilla, se reunieron centenares de artistas de Colombia para demostrar cómo sus puestas en escena siguen narrando la guerra y sus sombras, pero también la esperanza.

Llegaron de todas partes, de cerca y de muy lejos. Desde las costas del Pacífico, del Bajo Cauca, del altiplano cundiboyacense, de la sabana costeña, del Canal del Dique… A algunos les tomó 36 horas en bus, a otros apenas un parpadeo en un trayecto de no más de dos vueltas al reloj.

Llegaron a poblar un colegio gigante donde otros niños, niñas y adolescentes, como ellos y ellas, reciben clases. Lo convirtieron en una gran vecindad donde subían y bajaban, durante ese fin de semana, con toallas en la mano, cepillos de dientes y crema dental; con la pollera rosada colgada sobre el antebrazo y el sombrero de ala ancha cubierto con papel de colores.

Hicieron de los salones de clase sus habitaciones y patios de ensayo. Arrinconaron sillas y maletas, inflaron colchones e improvisaron un campamento impensado: un pelotón de bailarines, músicos, actores y actrices. Una legión de 610 artistas.

El Arte Fest es a todo o nada. Es un festival gestado y alojado en Villas de San Pablo, un barrio del suroccidente de Barranquilla mayoritariamente poblado por familias que debieron desplazarse forzosamente, y que hoy habitan viviendas de interés social. Con apenas tres ediciones, el festival, organizado por la Asociación para el Desarrollo Social Villas de San Pablo (Asodesvisa), está lejos de estar en el radar de los eventos culturales de la ciudad. Ni qué decir del fastuoso Carnaval de Barranquilla.

 
 
 
 
 
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El Arte Fest se aferra a los apoyos institucionales del sector de la inclusión social —como el Centro Nacional de Memoria Histórica (CNMH) o la Unidad para la Atención y Reparación Integral a las Víctimas (UARIV)— y a programas de concertación, como los del Ministerio de Cultura, para echar a volar. Con el fin de dimensionar lo que se ha logrado, vale la pena considerar lo que falta: condiciones más dignas para el arte. Se espera que bailar en una tarima frente a 600 niños, niñas y jóvenes no sea un reto colosal, sino un disfrute total.

Los nuevos símbolos, las nuevas instituciones

Los nuevos símbolos, las nuevas instituciones

El primero de los conversatorios del Arte Fest giró en torno a la necesidad de apoyo y de acompañamiento constante. Al escenario del Polideportivo de Villas de San Pablo se subieron para hablar, en mecedoras, los invitados a la conversación. En primer lugar, dialogaron los representantes de las entidades estatales y otras instituciones: María Gaitán, directora del CNMH; Sonia Londoño, subdirectora de la Unidad para las Víctimas; Mauricio Sarmiento, del Ministerio del Interior; María Vicenta Moreno, directora de Fomento Regional del Ministerio de Cultura; Paola Eljaik, líder y gestora social, y Walter Hernández, artista y comunicador, cofundador de Vokaribe Radio y Systema Solar.

Gaitán fue la primera en intervenir en el panel «Paz total desde una perspectiva cultural».

Gaitán fue la primera en intervenir en el panel «Paz total desde una perspectiva cultural». La directora del CNMH dejó claro que la gran respuesta a la participación de la cultura en esta política de Estado «se da en esta mecedora […]. El gran poder que tenemos como colombianos es nuestra diversidad y las resistencias. Estas mecedoras arrullan los relatos de nuestros ancestros, que cuentan lo que estamos viendo hoy en expresiones fantásticas, dramáticas, que han permitido que el pueblo resista», porque, como también aseguró Gaitán, el territorio canta, baila, teje, conversa, reclama.

La directora del CNMH invitó al público a escucharse entre sí: «Hemos sido un país profundamente dividido, y en este escenario estamos sentados por agrupaciones, por los grupitos con los que vinimos. Cuando empecemos a mezclarnos, ahí es que estamos empezando a entendernos».

Esa riqueza que se junta, que se mezcla, es evidente desde la cabeza: en la diversidad de sombreros que tenemos en Colombia y que se alzan sobre uno y otro, provenientes de todas las regiones. Y es que en este Gobierno del cambio la diversidad se expresa en el vestir, no se homogeniza en un protocolo, como lo señaló Walter Hernández, moderador del conversatorio: «Ya no vienen acá con camisa blanca ni zapatos blancos», a lo que el público aplaudió con fuerza.

«Ese Ministerio de Cultura siempre estuvo ausente, no creíamos en nada de lo estatal», afirmó María Vicenta Moreno, funcionaria de dicha cartera. Ahora, el discurso da la vuelta, y ese misterio «se está enfrentando a unas estructuras sistemáticas que no permiten que avancemos». La tarea, entonces, es desaprender lo establecido y garantizar formas prácticas y reales de llegar a los territorios porque, como afirmó Sonia Londoño, de la UARIV, «ustedes nos han demostrado que hay otras formas de sanar desde la cultura».

El arte, ni precarizado ni romantizado: político

El arte, ni precarizado ni romantizado: político

Antes de finalizar el primer momento de diálogo e intervenciones, un gestor cultural y director de grupos folclóricos del corregimiento de La Paila, en el municipio de Zarzal, Valle del Cauca, subió a la tarima para agradecer la titánica labor de José Eduardo Arrieta, director del Arte Fest, e hizo un llamado a la necesidad de volver la vista sobre los grupos congregados en esa mañana; sobre los cientos de niños, niñas y adolescentes que sortean condiciones adversas de transporte y estadía para reunirse e intercambiar experiencias en torno a la danza, la música, las artes escénicas. «Estuvimos 36 horas viajando en un bus para llegar acá. Nos merecemos condiciones más dignas para la cultura», exclamó.

La segunda parte del conversatorio «Paz total desde una perspectiva cultural» trató justamente sobre esta idea: es necesario hacer un llamado colectivo desde el arte y la cultura, pero sobre todo es imperativo trabajar desde lo institucional y sistemático para cambiar estas nociones.

«La paz no puede ser el silencio de los oprimidos». Así de fuerte y así de alto habló Magdalena Moreno, lideresa, cantadora y activista de Santander. Para ella, su lucha transformadora como mujer trans y negra vale la pena en espacios como el Arte Fest, que resulta transgresor y disruptivo, amplio y diverso, y le responde a la pompa y al derroche que suele haber en otros escenarios culturales de mayor bagaje y alcance. «Ya hay transformación con venir acá, algunos 24 horas, otros 36 viajando», expuso Moreno.

Escenarios como el Arte Fest le dan un sentido político al arte, que no puede ser romantizado desde la precariedad con la que suelen trabajar las iniciativas culturales. «Las artes también tenemos dignidad, y esa dignidad la tenemos que buscar, no romantizando la pobreza, sino reclamando el lugar que nos merecemos», agregó la cantadora, antes de entonar con fuerza una de sus composiciones.

Arte Fest: 610 artistas colombianos cantan, bailan y actúan la «Paz total»

Una vez finalizó el conversatorio, las presentaciones volvieron a la tarima para que el arte siguiera haciendo lo que sabe hacer. Desde Lorica y Cereté, en Córdoba, llegó un bullerengue que contó sus dolores: los desplazamientos, el reclutamiento, la desaparición forzada. Desde Necoclí resonó una canción, entonada por el grupo El Totumo Encantado, sobre los días oscuros de la guerra. Si hacer del sufrimiento una canción no resulta transformador, acaso ¿qué lo podrá ser? Esa tiene que ser la «Paz total»: hacer posible lo imposible. 


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Un informe necesario

Noticia

Autor

CNMH

Fotografía

CNMH

Publicado

28 Nov 2014


Un informe necesario

Alrededor de 100 personas se dieron cita el pasado 24 de noviembre en la Universidad ICESI para presenciar lanzamiento del informe “Patrones” y campesinos: tierra, poder y violencia en el Valle del Cauca (1960 – 2012).


El evento inició con la proyección de un corto que parte de la serie “La tierra en las venas”, el cual atestigua el desplazamiento, el despojo de tierras y la resistencia en el Urabá antioqueño.

Finalizada la proyección, el Dr. Jerónimo Botero, decano de la facultad de derecho y ciencias sociales de la universidad, agradeció al CNMH por la realización del evento y afirmó que existen grupos de profesores que están muy interesados en estos temas y que desean participar, no solo en su estudio e investigación, sino en la búsqueda de soluciones.

Posteriormente, John Jairo Rincón, relator del informe e investigador del CNMH, hizo un recuento de lo que fue la realización del informe y cuáles fueron sus principales hallazgos. Insistió en que el propósito de esta publicación era recrear y reconstruir las dinámicas de violencia que afectaron a la población campesina en esta subregión del Valle del Cauca; se trata de un recuento histórico que permite entender la estructuración socioeconómica en el centro y norte del Valle desde 1960 a 2012. “Entender cómo se configura un orden regional en el centro del Valle del Cauca: ¿quién manda? ¿Cómo manda? Y ¿Por qué mata?”, dijo. Además, aseguró que la referencia principal para la elaboración de este trabajo fue la versión de la población víctima, la cual se reconstruyó a través de entrevistas y de sus propios testimonios. Aquí es importante destacar que estas dinámicas de violencia no solo victimizaron a la población campesina, sino también a los indígenas y afros.

Por su parte, Inge Helena Valencia, Directora del Programa de Antropología de la Universidad ICESI, insistió en la importancia de entender la relación tierra – violencia para poder comprender las lógicas del conflicto porque el despojo no es otra cosa que una pérdida de autonomía, de poder y de organización. “Debemos pensar en la visibilidad/invisibilidad de los campesinos. Este informe los visibiliza, los nombra como actores en estas dinámicas”, aseguró.

Seguidamente, los y las lideresas provenientes de diversas regiones del Valle del Cauca tomaron la palabra. Orlando Buriticá afirmó que desde que los alzados en armas se hicieron dueños del territorio, los campesinos decidieron reorganizarse para recuperarlo. “Nosotros somos un centro muy importante: construimos paz, comida y empleo, pero el gobierno no nos tiene en cuenta”, dijo.

Luz Stella Tumiñán dijo que los indígenas y afro también son campesinos y comparten el mismo territorio, y todos unidos han tratado de lograr el reconocimiento que merecen. “La lucha no debemos verla separada, la debemos hacer en conjunto”, aseguró, pues, según sus palabras, con hambre no hay paz.

Finalmente, Orlando Naranjo aseguró que el informe era otra forma de reparación simbólica y un gran avance en esa búsqueda incansable por la verdad, la justicia y la restitución de los derechos de las víctimas, pero, comentó, aún queda mucho camino por recorrer. Invitó a los estudiantes para que visiten las organizaciones para conocer sus procesos y su memoria, esa que nos pertenece a todos.

Para finalizar, Joaquín Emilio Agudelo cantó a capela dos canciones colombianas que hicieron alusión a la violencia bipartidista vivida en los años 50 – 60.

* Descargar informe “Patrones” y campesinos: tierra, poder y violencia en el Valle del Cauca (1960 – 2012).

 


Informes, tierra, Valle del Cauca

Encuentro de víctimas de desaparición forzada del Valle

Noticia

Autor

CNMH

Fotografía

Álvaro Cardona

Publicado

24 May 2016


Encuentro de víctimas de desaparición forzada del Valle

 

El próximo 27 de mayo cientos de madres, padres, hermanos, hermanas, esposos e hijos, saldrán a la Plaza San Francisco, de la ciudad de Cali, en la semana internacional del Detenido Desaparecido, para exigir la búsqueda de sus seres queridos, y no son sólo de ellos, de nuestros desaparecidos. Según cifras de la base de datos del SIRDEC (Sistema de Información Red de Desaparecidos y cadáveres), en Valle del Cauca se reportan 9.055 personas como desaparecidos y en Santiago de Cali 6.450 personas.  

La desaparición forzada no sabe de edad, género o momento. Es un delito que se sigue registrando a pesar de estar más visibilizado. Las desapariciones tienen un profundo impacto psicosocial tanto en las víctimas directas como en sus familiares, quienes se enfrentan a la incertidumbre sobre el paradero y la situación de sus seres queridos. Por eso el MOVICE, la Corporación para el Desarrollo Regional, Fundación Guagua y el CNMH se unen en esta fecha para conmemorar la vida y memoria de las víctimas de desaparición forzada en Valle del Cauca.  

AGENDA:

27 de Mayo:

ACTO PÚBLICO: Exhibición de galerías de memoria en homenaje a las Víctimas de Desaparición Forzada. Acto simbólico “Las y Los Desaparecidos Forzados están presentes”. 

Fecha: 27 de Mayo de 2016

Lugar: Plaza San Francisco, Cali.

Hora: 9:00 a.m.

Mayor información

Harold García

harold.garcia@centrodememoriahistorica.gov.co

3205470189

 


Desaparecidos, Desaparición Forzada, Encuentro de victimas, Valle del Cauca

Familiares de los diputados del Valle del Cauca entregan informe de memoria a la JEP

Noticia

Autor

JEP

Fotografía

JEP

Publicado

26 Oct 2018


Familiares de los diputados del Valle del Cauca entregan informe de memoria a la JEP

Los seres queridos de los representantes, secuestrados en el 2002 y asesinados cinco años después por las FARC, realizaron el acto simbólico este viernes 26 de octubre en una audiencia de la Jurisdicción Especial para la Paz. Esta investigación será presentada a la opinión pública el 10 de noviembre en Cali y el 23 del mismo mes en Bogotá.


El libro “El caso de la asamblea del valle: tragedia y reconciliación”, es el primer ejercicio de memoria histórica que realizan los familiares de los diputados del Valle secuestrados el 11 de abril del 2002 por la guerrilla de las FARC. Este viernes 26 de octubre, en medio de una audiencia pública sobre secuestro político citada por la Jurisdicción Especial para la Paz (JEP), los familiares de las víctimas le entregaron a los magistrados este informe realizado de la mano de investigadores del Centro Nacional de Memoria Histórica (CNMH).

Este libro es una reconstrucción íntima de las vidas de los once diputados asesinados en cautiverio en el 2007 (Alberto Quintero, Carlos Alberto Barragán, Carlos Alberto Charry, Edison Pérez, Francisco Javier Giraldo, Héctor Fabio Arizmendi, Jairo Javier Hoyos, Juan Carlos Narváez, Nacianceno Orozco, Ramiro Echeverry y Rufino Varela), del único sobreviviente de este hecho (Sigifredo López), y de las otras tres personas que murieron el día del secuestro: el conductor Walter Hayder López López y el camarógrafo Héctor Hernando Sandoval Muñoz, de RCN, quienes estaban cubriendo lo sucedido; y el subintendente Carlos Alberto Cendales.

Aquí compartimos el prefacio del libro, escrito por el director del CNMH, Gonzalo Sánchez, y los invitamos al lanzamiento oficial que se realizará los días 10 y 23 de noviembre en Cali y Bogotá, respectivamente:

“El caso de los 12 diputados del Valle, secuestrados por las FARC con ardides, mientras sesionaban en la sede de la Asamblea Departamental, el 11 de abril de 2002, es un símbolo trágico de la crueldad y del envilecimiento de nuestro conflicto armado. La paz firmada con esta guerrilla, y la institucionalidad creada para que los procesos de verdad, justicia, reparación y garantías de no repetición relacionados con sus acciones arrojen resultados, ayudarán sin duda a esclarecer lo que falta por saber sobre este hecho atroz, así como a juzgar a los responsables. Será el camino hacia la no repetición y la reconciliación por las que apuestan los propios familiares de las víctimas que dejaron aquí su testimonio.

El informe contribuye al esclarecimiento sobre la manera como fue planeado y ejecutado el secuestro con varios meses de anticipación, sin que las autoridades hubieran tomado en serio los fundados temores sobre su inminencia; señala los comandos responsables a cargo de la operación y el modo de accionar de la guerrilla alrededor del secuestro; también ofrece una testificación directa de la marcha forzada por los Farallones de Cali primero y luego la larga travesía a la que fueron sometidos los diputados por la selva, las montañas, los pantanos y los páramos de la región del suroccidente del país; del largo cautiverio padecido; de las enfermedades, el hambre y las múltiples penurias; de las condiciones inhumanas de cualquier secuestro, que obliga a la víctima a poner su vida entre paréntesis y a luchar por conservarla recurriendo a una fuerza física y emocional que no sabía que era capaz de gestionar.

Este informe arroja luz sobre algunas de las zonas oscuras que quedan alrededor de la modalidad de secuestro político; del secuestro en general como práctica degradante de la guerra; hace que nos planteemos las preguntas que quedan pendientes por resolver. Pero, sobre todo, consideramos que este informe logra el propósito fundamental para el que fue elaborado: dignificar a todas las víctimas directas e indirectas de este hecho atroz: al subintendente Cendales quien custodiaba el edificio, asesinado a sangre fría por los secuestradores en medio de la operación guerrillera; al conductor y al camarógrafo de RCN quienes murieron mientras, en ejercicio de su profesión, cubrían la noticia de la fuga de los guerrilleros, en medio de un operativo militar desenfrenado y sin contemplaciones; a los 11 diputados secuestrados, mantenidos en cautiverio durante cinco años e inesperadamente asesinados en un protocolo inhumano de respuesta al fuego que sus captores consideraron erróneamente enemigo; y al único diputado que sobrevivió y fue liberado después de siete años de cautiverio.

Pero también al hijo que va al cementerio a hablar con su padre; a la hija a la cual la guerra le arrebató su infancia; a la madre que esperaba una anunciada liberación del hijo, “pero siempre pasaba algo”; la soledad deliberada del hijo frente a las primeras pruebas de sobrevivencia, con una mezcla de alegría y de tormento interior: “Entonces yo me fui para mi casa y las vi solo. Empezaron a salir uno a uno los diputados. Mi papá creo que salió en la mitad: parecía un cadáver. Cuando lo vi empecé a llorar”. También se registra el momento de las añoranzas: “En música le gustaban los temas Viejo Farol y Lejos de Ti, que eran tangos, y de muy niño, Amor Divino, de Leo Dan”.

Se evoca aquí el difícil reto del encuentro con los jefes guerrilleros en la iglesia de San Francisco, en Cali, después de la firma de los acuerdos: “con nuestras lágrimas de 14 años recogidas en nuestras manos, pedimos a Dios que, a sus asesinos, los comandantes de las FARC, cada que laven su cuerpo recuerden las lágrimas nuestras para que esas lágrimas les sirvan de fuerza al levantarse cada mañana y cumplir su decisión de construir paz”.

Se evidencian los esfuerzos de los propios secuestrados por tranquilizar a los suyos a través de las pruebas de supervivencia: “Todos sus mensajes estaban cargados de amor y sabiduría, llegó hasta dedicarle una canción a mi mamá”. Y en la misma dirección, el padre que motiva a sus hijos: “siempre nos decía era que termináramos la escuela, que nos enfocáramos, que estudiáramos, o sea, él quería que nosotros siguiéramos adelante”.

En suma, por estas páginas circulan escenas de indignación, de afecto, de espera y también de perdón.

De manera previa, el CNMH publicó dos informes sobre el secuestro: Una verdad secuestrada, que elabora una base de datos sobre el secuestro, sus víctimas y la distribución de responsabilidades entre los actores armados ilegales; y Una sociedad secuestrada, que es un informe temático sobre este crimen de lesa humanidad, que es prohibido por el Derecho Internacional Humanitario.

El secuestro, hay que decirlo con claridad, somete a sus víctimas a múltiples formas de violencia continuada, que no solo dura el tiempo del cautiverio, sino que tiene secuelas posteriores a la liberación. Es un crimen atroz, que afecta no solo a los secuestrados sino a todo su núcleo familiar, psicológica y económicamente, razón por la cual los familiares y amigos de las víctimas sienten que también su vida es puesta en cautiverio, entre paréntesis, forzados a permanecer atentos a las pruebas de supervivencia, a enviar mensajes de apoyo que no saben si logran llegar hasta ellos, o incluso a quedar en medio de la presión del Estado y la de los secuestradores.

En ese sentido, el CNMH considera que además de los secuestrados, son muchos los miles de víctimas de este flagelo en nuestro país, con distintos grados de afectación, que van desde la enfermedad, el trauma, e incluso la muerte. Pero, como si esto fuera poco, es un delito que, en nuestro país, ha tenido un desenlace fatal en un alto porcentaje de casos (de las 37.094 víctimas de secuestro entre 1958 y 2018, 1.147 han muerto o han sido asesinados durante su cautiverio, según reporta el Observatorio de Memoria y Conflicto del CNMH).

Desde otro ángulo el tema de los liderazgos políticos impactados por el conflicto armado, a través de asesinatos, secuestros y confinamientos, ha sido abordado en nuestro informe Hacer la guerra y matar la política en donde se explora la reflexión no solo de la sustitución de las armas por la política, sino del ejercicio de la vida política misma y en últimas de la democracia como víctimas de la guerra.

Como sello característico, este informe se elaboró con la activa participación de los familiares y amigos o copartidarios cercanos de las víctimas. Ellos dejaron aquí su testimonio, sin mediaciones es su propia voz la que narra quién era cada uno, como padre, esposo, hijo, compañero de vida o amigo, como militante de un partido político y como funcionario, el proyecto de vida, el lazo afectivo o el hogar que quedó trunco.

En este informe consignamos el testimonio del dolor de cada familiar afectado, pero sobre todo su manera de sobreponerse al impacto de los hechos, su resiliencia y resistencia constantes, su lucha por elevar su caso a asunto de Gobierno y de sociedad a fin de lograr un acuerdo humanitario que mantuviera viva la esperanza de su liberación, los sueños imposibles de fuga, las movilizaciones ciudadanas, el cara a cara con los perpetradores, y por último, como ya se dijo, su invitación sufrida y generosa a la reconciliación para frenar la tentación a las venganzas sin fin. Todo ello sin eludir el reclamo interpelante de uno de los secuestrados: “A veces pienso que no sé quiénes son más infames, si los que nos secuestran o los que nos olvidan”. Si el secuestro pretendió separarlos, aislarlos de nosotros, que la memoria nos vuelva acercar a ellos, ese es nuestro compromiso.

No solo estigmatizamos a las víctimas anónimas, a los civiles de las regiones apartadas del país. Cuando la violencia se cierne sobre alguien, se levanta el dedo acusador: “por algo sería”. Por eso, en el CNMH no hemos cejado en nuestro empeño de luchar contra la estigmatización prejuiciosa de una buena parte de la sociedad, cuando no indiferente y ajena al dolor de los otros.

Por ello, dignificar a cada una de las víctimas de este secuestro masivo, así como a sus familiares, sigue siendo una tarea pendiente. Confiamos en que este informe ayude a llenar algunos de los tantos vacíos que dejó el secuestro de los diputados de la Asamblea Departamental del Valle, aunque en estricto sentido no haya manera de llenar el abismo de soledad e injusticia abierto entre un padre y la hija de dos años que fueron separados para siempre, de un abuelo que no vio nacer a sus nietos, de un compañero que seguirá siendo extrañado, o de la madre o el padre que murieron sin volver a abrazar a los hijos perdidos por la deshumanización de la guerra.

Que estas páginas sean el inicio del reconocimiento estatal y social de una deuda de memoria pendiente con las víctimas fatales de estos hechos y con sus familiares que siguen cargando su dolor y su reclamo de justicia y pleno esclarecimiento.

A ustedes familiares de los diputados, les ofrecemos nuestra solidaridad y un gracias infinito por habernos convertido en depositarios de su palabra. Confiamos en que este libro sea una expresión material de nuestra gratitud, pero también de nuestro deber de dar audiencia y espacio a sus voces”.

Publicado en Noticias CNMH



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