Autor: CNMH

Tercer festival de artes por la paz

Noticia

Autor

CNMH

Fotografía

CNMH

Publicado

13 Nov 2017


Tercer festival de artes por la paz

Durante 3 días, las chicas y chicos de 28 colegios distritales de Barranquilla expusieron obras artísticas alusivas a la memoria histórica, la sana convivencia y la reconciliación, como resultado de una estrategia articulada entre la Secretaria de Gestión Social y su oficina de atención a víctimas del Distrito de Barranquilla, el Centro Nacional de Memoria Histórica y otras instituciones de la ciudad.


Directores, docentes y estudiantes trabajaron desde 2016 en canciones, obras de teatro, danzas, esculturas, pinturas, poemas, ilustraciones, entre otros materiales para poner en un lenguaje cercano a los jóvenes las historias del conflicto armado, la cultura de la No violencia, los mensajes sobre prevención del reclutamiento y la invitación a que participen y se empoderen ellos mismos de la construcción de paz en sus territorios. 

Una vida de resistencia ilustrada como historieta 

Bryan tiene 16 años, camina con sus compañeros en frente del público que asiste al “III Festival de Artes por la Paz” y sostiene el micrófono con fuerza para explicarle a los espectadores de qué se trata la historieta que sostienen en sus manos y que lleva por título Sísifo Libre.

“Esta es la historia de resistencia de Astrid Mora Martínez. Todo comenzó cuando el esposo de esta mujer y su familia vivían en una finca al nororiente de Colombia. Ellos colaboraban con la guerrilla porque les tocaba, era una obligación guardarles las armas y alimentarlos, pero entonces llegan los paramilitares y ahí empezó el problema. O estabas con la guerrilla o estabas con los ´paracos”, dice.

Bryan detalla cada uno de los sufrimientos por los que pasa esta familia. El asesinato de uno de sus miembros, el desplazamiento forzado de los que quedaron, su llegada a Barranquilla, una ciudad donde no tenían nada ni a nadie y en particular todas las adversidades que tuvo que enfrentar la protagonista de su historieta ilustrada.

“Astrid estaba embarazada cuando le tocó vivir todo esto. Al llegar a Barranquilla su esposo cayó en el alcohol y empezó a maltratarla a ella y a sus dos hijos. El bebé que venía en camino nació enfermo y a los pocos meses falleció. Cualquiera hubiera podido pensar en suicidarse, pero no ella, ella sacó fuerzas y dejó a su esposo. Se capacitó en confecciones aunque sólo había cursado hasta tercero de primaria y trabajo duro para darles una vida digna a sus hijos”.

A Bryan se le corta la voz y dice con orgullo que esta es la historia de su madre y que él y su hermana fueron esos dos niños a los que les tocó crecer a las malas. En medio de lágrimas explica que el mito de Sísifo cuenta la historia de un hombre que fue condenado por los dioses a perder la vista y a empujar perpetuamente una roca gigante montaña arriba hasta la cima, sólo para que volviese a caer rodando hasta el valle, desde donde debía recogerlo y empujarlo nuevamente hasta la cumbre, sin rendirse.

Quienes lo escuchamos vemos lo grande que es a pesar de su corta edad.

Sus compañeros lo aplauden y otra de las chicas que está en el grupo toma la palabra y dice que haber trabajado este tema les ha permitido entender muchas cosas del conflicto armado, solidarizarse con su compañero y pensar en qué quieren y pueden hacer para ayudar a todas las víctimas de este país que han pasado por situaciones como las que vivió Bryan y su familia.

Las tres pisadas

Monumental y llamativa se ve una escultura de una bota negra, como la de las fuerzas militares, hecha en icopor pero muy bien lograda. Al llegar les pregunto a los chicos que están de pie sobre los autores de la obra y ellos orgullosamente responden que la obra es suya y se llama “Las tres pisadas”.

Son aproximadamente diez, pero uno de ellos explica que esta analogía hace referencia a los tres tipos de actores armados que tuvo nuestro país: guerrillas, grupos paramilitares y fuerza pública. Quienes, sin importar su ideología o propósito, pasaron por encima de la población civil y dejaron huellas imborrables en sus territorios y tradiciones culturales.

La base del monumento es un mapa de Colombia, con sus cordilleras en alto relieve y los ríos hechos con canaletas que transportan agua de verdad.

Otro de ellos dice: “Escogimos ciertos elementos para hablar de algunos casos. Tenemos aguacates porque las personas tenían sus cultivos y tuvieron que dejarlos a causa de la guerra. No sólo porque hubieran sido despojados, sino que además el conflicto volvió la tierra infértil. Por otro lado están los vestidos bordados que representan a las mujeres con sus saberes y prácticas culturales y ancestrales, muchas de ellas ya no lo pueden hacer más y también tenemos una bata blanca por el caso de un médico que lo hicieron pasar como integrante de la guerrilla y lo asesinaron”. Esta obra que mezclaba denuncia y reconocimiento a las comunidades, fue parte del festival. 

El papel de los maestros

Gilcar Carrillo fue uno de los profesores que también se metió en el cuento de la memoria histórica. Lleva 14 años en la enseñanza y se dio a la tarea de montar, con algunas variaciones, la obra teatral “La Maestra”, del dramaturgo colombiano Enrique Buenaventura.

Esta obra denuncia muchas situaciones que se presentan debido al conflicto armado. Cómo los campesinos en Colombia fueron despojados de la tierra, las afectaciones al medio ambiente y las condiciones de desigualdad en la que algunos profesores deben ejercer su profesión, con pocos recursos para sus alumnos y para ellos mismos en la medida en que muchas veces no se les paga por su trabajo y terminan haciéndolo por amor y vocación.

En su argumento la obra presenta a una mujer, maestra de profesión, que se dejó morir de tristeza después de que su padre fue asesinado. Sin embargo, en la versión adaptada que se presentó en este festival, la maestra resiste y tras varias peripecias vuelve a su casa, con su padre, quien no estaba muerto sino solamente desaparecido. 

El profesor Carrillo dice que “al principio fue muy duro porque los muchachos estuvieron muy indiferentes, no se entregaron y el proceso entonces fue muy lento, pero poco a poco fueron metiéndose en el cuento y logramos hacer el argumento de la obra de una manera completa. Yo llevo enseñando 14 años. Los muchachos de esta generación están viviendo unos momentos muy difíciles, ellos nacieron en medio de la violencia, por desgracia eso los ha afectado en su normal desarrollo y les ha tocado actuar a su vez, violentamente. Pero  a través de la educación y estos ejercicios de memoria ayudamos mucho a que ellos se superen y no repitan lo de las generaciones anteriores”

Publicado en Noticias CNMH



Festival, Paz

32 años del Palacio de Justicia

Noticia

Autor

Ricardo Robayo

Fotografía

Ricardo Robayo

Publicado

14 Nov 2017


32 años del Palacio de Justicia

Se cumplieron 32 años de la toma, por parte del M-19, y retoma, por la Fuerza Pública, del Palacio de Justicia el pasado 6 de noviembre y hasta el momento muchas incógnitas se han resuelto mientras otras salen a la luz.


En los últimos años se ha demostrado que hubo irregularidades en la entrega de los cuerpos de varias de las víctimas fatales que dejó el holocausto, puesto que las familias que creían haber encontrado a sus seres queridos, han descubierto que los restos no corresponden y se enfrentan al temor de no encontrar a sus familiares. A su vez, consideran que estas fueron acciones deliberadas con el fin de responderle a ciertas familias, pero dejando once desaparecidos.

Pilar Navarrete, Gabriel Andrade y Alexandra Sandoval comparten una historia similar relacionada a las irregularidades por las que el Estado ha tenido que responder. El esposo de Pilar, Héctor Jaime Beltrán, estuvo desaparecido 32 años desde ese trágico 6 de noviembre de 1985, hasta que recientemente la exhumación de los que se suponía eran los restos del magistrado Julio César Andrade, padre de Gabriel, dieron positivo para Beltrán, convirtiendo al magistrado en una víctima de desaparición forzada.

Por su parte, el magistrado Emiro Sandoval, padre de Alexandra Sandoval, corrió con la misma suerte, antes de este hecho ya se habían identificado fallas en las necropsias de muchos cuerpos y gracias a la sentencia de la Corte Interamericana de Derechos Humanos, el Estado tuvo la obligación de dar respuesta a las familias de los desaparecidos. Esto hizo que en 2015 se exhumara el cuerpo del magistrado auxiliar Emiro Sandoval y se permitiera reconocer que los restos no solo no correspondían con los del funcionario, sino que en su tumba estaban los cuerpos de tres personas, que al día de hoy no han sido identificadas. En este caso en particular, pudo hallarse el cuerpo de Sandoval en la fosa común del Cementerio del Sur, lugar en el que también se encontraron los restos de Lucy Amparo Oviedo, quien trabajaba en la cafetería del Palacio de Justicia. 

¿Qué ha pasado?

Con respecto a Héctor Jaime Beltrán, o “Jimmy” como lo llama Pilar Navarrete, su caso pasa de ser una desaparición forzada a un asesinato. A pesar de la larga lucha que ha tenido que soportar esta mujer, siente que no es momento para dejar de insistir por la verdad, ya que aún se desconocen los hechos que terminaron con la vida de su esposo y el porqué de las irregularidades en la entrega de los cuerpos. 

A su vez, Gabriel Andrade, que para el día de la toma tenía solo 17 años, ha sido un proceso difícil para él y su familia darse cuenta que su padre ahora es víctima de desaparición forzada. En este caso el tratamiento es diferente. Aunque las víctimas afirman que la intención del Fiscal actual va por buen camino, Andrade no cree posible que se llegue a identificar a su padre, por las irregularidades que han existido alrededor del caso; para él una cosa es cierta, espera que los implicados asuman su responsabilidad y otorguen verdad al proceso. 

Sobre perdón y reparación, tanto Alexandra Sandoval, como Pilar Navarrete y Gabriel Andrade, consideran que no se puede exigir perdón, menos cuando nadie ha asumido su responsabilidad. Solo esperan que el caso avance y las víctimas que, como ellos, han pasado momentos difíciles, puedan saber exactamente qué pasó y cómo pasó. En el caso de Sandoval, tenía solo tres años cuando su padre desapareció, lo que le quitó la oportunidad de crecer sin él, pero a la vez de apoyar los procesos de justicia al permitir que se exhumaran los restos de su padre. Son personajes que para la época atravesaban momentos muy distintos en sus vidas, como madre y esposa, como hijo adolescente y como una niña que tuvo que crecer en medio del conflicto.

“Una decisión clasista”

A raíz de los acontecimientos de los últimos años, las familias han empezado a cuestionar las irregularidades en la entrega de los cuerpos y el por qué a algunas familias sí y otras no. Tras encontrar el cuerpo de Héctor Jaime Beltrán y reconocer al magistrado Julio César Andrade como desaparecido, como pasó también con Emiro Sandoval, las víctimas se preguntan si fue una decisión deliberada conceder una especie de tranquilidad a unas víctimas y a otras no.

Publicado en Noticias CNMH


Palacio de Justicia


Palacio de Justicia

Lanzamiento del informe: La guerra inscrita en el cuerpo

Noticia

Autor

CNMH

Fotografía

CNMH

Publicado

14 Nov 2017


Lanzamiento del informe: La guerra inscrita en el cuerpo

Bogotá
Lugar: Antiguo Teatro México
Auditorio Jorge Enrique Molina (Calle 22 # 5-85
Fecha: 24 de noviembre de 2017. 
Hora: 5:30 p.m. 

Medellín
Lugar: Auditorio Casa del Encuentro 
Museo de Antioquia (Calle 52 # 52-43
Fecha: 28 de noviembre de 2017. 
Hora: 5:30 p.m. 

  • Según el Observatorio de Memoria y Conflicto del Centro Nacional de Memoria Histórica (CNMH), con corte al 20 de septiembre de 2017, se contabilizó 15.076 personas víctimas de delitos contra la libertad y la integridad sexual en el marco del conflicto armado. De estas, el 91,6 por ciento han sido niñas, adolescentes y mujeres adultas.
  • Si bien estas cifras pueden ser indicativas de las magnitudes de la violencia sexual, el aún importante subregistro, la invisibilización de algunas modalidades de violencia sexual y el importante porcentaje en el que se desconoce el perpetrador, hace que no sean concluyentes.

La violencia sexual es quizás la violencia más olvidada y silenciada entre los repertorios de violencia empleados en el marco del conflicto armado colombiano. Aun así, las víctimas de violencia sexual han vivido en carne propia las vejaciones que todos los actores armados han ejercido sobre ellas. En sus cuerpos están escritas las marcas de una sociedad que silencia a las víctimas, de un Estado incapaz de hacer justicia, de familias y comunidades tolerantes a las violencias de género y de un manto de señalamiento, vergüenza y culpa que impide que se reconozca la verdad sobre lo sucedido.

Aunque ningún actor armado reconoce el uso de la violencia sexual en el marco del conflicto armado, las múltiples voces y silencios, principalmente de mujeres, confirman la magnitud de la violencia con que sus cuerpos han sido sometidos, apropiados, despojados de su humanidad. Por eso al informe lo cruzan múltiples testimonios de las 227 personas que aportaron para la construcción del mismo. Aquí ponemos solo un par de ellos: 

¿Por qué lo hacía? ¿Que pretendían hacer? ¿Qué buscaban? de pronto 
porque eran bonitas o de pronto también como decimos nosotras siempre la 
utilizaban de botines de guerra. Y también pues utilizaban el objetivo de que 
ellos se sentían dueños de ellas. 

Flor Silvestre, Magdalena 

Él siempre llevaba su doble intención, porque a él le gustaba cogerlo a 
uno que para escolta, siempre tenía muchachas así y después abusar de uno,
él le gustaba abusar de las muchachas que llevaba.

Gina, excombatiente FARC

Según el Observatorio de Memoria y Conflicto del CNMH, los paramilitares han sido responsables de 4.837 casos, es decir el 32,2 por ciento y las guerrillas han sido responsables de 4.722 casos, es decir, el 31,5 por ciento. Agentes del Estado han sido responsables de por lo menos 206 casos registrados y los grupos armados posdesmovilización GAPD son responsables de 950 casos. Hay un importante número de casos en los que no se ha establecido el responsable: 3.973. 

Toda forma de violencia sexual en el conflicto armado emite un mensaje político, un mensaje de poder que repercute de manera negativa en la subjetividad y en la vida de las víctimas. La violencia sexual ha operado como una violencia eminentemente comunicativa que le envía a la población y a la víctima un mensaje sobre quién manda en un territorio; el cuerpo ha servido para descifrar entre líneas eso que los actores armados quieren comunicarse unos a otros, a los pobladores y a sus víctimas. 

La guerra inscrita en el cuerpo, la nueva investigación del Centro Nacional de Memoria Histórica en respuesta a la Ley 1719 de 2014, con apoyo de OnuMujeres y la Organización Internacional para las Migraciones (OIM), y con la colaboración de distintas organizaciones de mujeres, hace parte del acumulado de 10 años en los que el CNMH ha documentado todo tipo de violaciones a los derechos humanos y ha sido testigo de las memorias de dignidad y resistencia. Sobre temas de género el CNMH ha publicado informes como: 

La masacre de Bahía Portete. Mujeres Wayuu en la mira; Mujeres y guerra. Víctimas y resistentes en el Caribe colombiano; Mujeres que hacen historia. Tierra, cuerpo y política en el Caribe colombiano; El Placer. Mujeres, coca y guerra en el Bajo Putumayo; Desafíos para la reintegración. Enfoques de género, edad y etnia; Aniquilar la diferencia. Lesbianas, gays, bisexuales y transgeneristas en el marco del conflicto armado colombiano, entre otros. Son 10 años de historias para transformar el país y por eso este informe se lanza en la 10ª Semana por la Memoria. 

 

Esta investigación pretende avanzar en la comprensión de las circunstancias en que se ha cometido la violencia sexual en el marco del conflicto armado, para describir las motivaciones, los usos que esta modalidad de violencia tiene y la manera como los actores armados han ejercido violencia sexual en los distintos escenarios del conflicto armado, así como los mecanismos de resistencias y afrontamiento de las víctimas. 

Propone la construcción de una memoria ineludible: la de las violencias que han sido silenciadas por una sociedad que en no pocos casos ha elevado un manto de señalamiento, vergüenza y culpa sobre las víctimas. Los testimonios de dolor y sufrimiento recogidos en este informe constituyen una apuesta política desde la dignidad de las víctimas de violencia sexual que le preguntan al país: ¿qué vamos a hacer para que esto no vuelva a suceder? 

No obstante, cabe mencionar que ante los hechos de horror las víctimas han respondido con dignidad, muchas veces tejiendo estrategias de afrontamiento y resistencia para seguir con sus vidas y no permitirse sucumbir al dolor del pasado. Algunas mujeres emberá, por ejemplo, manifestaron que permanecer en el territorio, defenderlo y enfrentar con la palabra a los distintos grupos armados son las estrategias que han encontrado para protegerse y evitar que la violencia sexual se siga ejerciendo en contra de las niñas, jóvenes y mujeres de su comunidad. Otras mujeres en los contextos rurales han decidido enfrentar a los victimarios retándolos con denunciar los hechos, aunque para algunas estas acciones rebeldes les implicaron salir de sus pueblos. 

Algunas mujeres afrocolombianas, por su parte, desde los saberes propios han logrado enfrentar las situaciones de violencia sexual y sus consecuencias, gracias al apoyo espiritual y emocional que han recibido de sus parientes y vecinas en medio del dolor. Así mismo, las mujeres indígenas amazónicas del Caquetá y Putumayo manifiestan que por medio de prácticas ancestrales de sanación, como los rituales de armonización y los círculos de la palabra, los pueblos indígenas pueden reconstruir el tejido social fracturado por la guerra y contribuir a que las mujeres sanen sus heridas como víctimas de violencia sexual. 

Otra estrategia de afrontamiento que algunas mujeres han asumido es la de habitar sus cuerpos, recuperar el control sobre sus contornos, sus formas, sus devenires. Las prácticas artísticas como el teatro, la danza, la música, la pintura y la escritura también se han convertido para algunas mujeres en sus salvavidas para crecer y afrontar la adversidad. Y, por supuesto, algunas de ellas han fortalecido sus liderazgos gracias al acompañamiento que han recibido por parte de organizaciones de víctimas o de derechos humanos. 

Este, entonces, no es solamente un informe sobre la violencia sexual en el conflicto armado, es ante todo un fragmento de lo que nos sucede como sociedad. Primordialmente, debe interpelarnos como país en general acerca de cómo hemos permitido que miles de personas sufran las vejaciones y las estigmatizaciones propias de este crimen. Por esto, este documento se nutre de múltiples descripciones de dolor y sufrimiento que nos permiten entrever la complejidad de lo que somos como seres humanos, las contradicciones que nos habitan, las crueles e infames formas en que los grupos armados se han ensañado contra los cuerpos de las mujeres, los silencios y las connivencias de nuestra sociedad, pero a la par, la fortaleza, las lecciones de resistencia y de afrontamiento que estas personas han desplegado para seguir viviendo. 

Los invitamos a participar en redes sociales con el numeral   #HistoriasqueTransforman y el lema: 10 años de historias para transformar el país.

Publicado en Noticias CNMH



Guerra, Informe, Lanzamiento

Lecciones chilenas para hacer teatro sobre memoria

Noticia

Autor

Juan Pablo Daza

Fotografía

Juan Pablo Daza

Publicado

27 Nov 2017


Lecciones chilenas para hacer teatro sobre memoria

Martín Erazo, dramaturgo chileno, cuenta cómo el teatro ha sido una herramienta para dar a conocer las historias que la dictadura silenció durante años.


La dictadura militar chilena, desde 1973 hasta 1990, limitó los espacios que antes tenía el arte. Los artistas fueron perseguidos y las obras fueron censuradas. Muchos pasaron a territorios clandestinos, remaron a contracorriente. El teatro no fue ajeno a esa crisis. En 1977, un incendio redujo a nada la carpa de la Compañía La Feria, donde hacía pocos días se había presentado una obra que contaba la vida del poeta Nicanor Parra y criticaba la situación que atravesaba el país. A algunos dramaturgos los paralizó el miedo. A otros, en cambio, los impulsó a seguir a como diera lugar.

Seis años después de terminado el régimen, un grupo de artistas interdisciplinares fundaron el colectivo La Patogallina. Seducidos por el teatro popular, buscaron nuevas formas de llenar los silencios que había obligado la dictadura de casi dos décadas. En los últimos veintiún años han producido obras como “El húsar de la muerte”, que cuenta la historia del prócer de la independencia y guerrillero Manuel Rodríguez, o “1907: el año de la flor negra”, que retrata una matanza de obreros ocurrida a principios del siglo XX. La Patogallina autodefine su teatro como callejero, educativo, popular y transgresor.

Martín Erazo, director artístico de ese colectivo, visitó Colombia a final de octubre en el marco del festival de teatro Entreacto, organizado por el Museo Nacional de la Memoria, del Centro Nacional de Memoria Histórica, como parte del proyecto de cooperación Sur-Sur con el Museo de la Memoria y los Derechos Humanos de Chile. Erazo dio un taller en Bogotá, donde construyó un proceso de creación colectiva alrededor de la idea de un museo de memoria. El resultado de ese taller fue un performance callejero presentado en la Plazoleta del Rosario.

Hablamos con él sobre el teatro como herramienta para la memoria y sobre las lecciones que Colombia puede aprender de Chile en esa materia.

Usted dice que su misión como dramaturgo es contar una historia alternativa a la oficial. ¿Cómo ha sido la tensión entre esas dos historias en Chile?

Nosotros hemos abierto un canal donde nos encontramos con un montón de cosas que desde la historia oficial son muy difíciles de entender. Y también hemos podido reconocer a ciertas personas e ideologías clave en Chile que rayan con la historia oficial. Entonces creo que hay dos cosas. Una es que hemos hablado de esos temas históricos que están ahí dormidos en el inconsciente chileno. Y lo otro es que no lo hemos contado desde el homenaje secular, donde solo hay buenos y malos, sino que lo hemos humanizado y lo hemos tratado con humor.

¿Dónde se ubica la memoria que ustedes hacen entre la objetividad y la ficción?

Nosotros a partir de los datos duros armamos una ficción, cuya base es provocar una emoción y un reconocimiento con el público. No solamente hablo de la pena sino de la alegría. Por ejemplo, en el caso de una matanza, nos interesa contar también la cotidianidad de la gente, su intimidad, cómo se organizaban, cómo eran los niños. Como compañía, partimos de la base de que somos ignorantes. Finalmente, lo que hacemos es también una lucha contra la ignorancia nuestra y del público. Es muy difícil que alguien tenga empatía con algo, que se reconozca con algo, si ni siquiera sabe que existe. La gente que ve las obras se sorprende y no puede creer que esto haya pasado en Chile.

¿Esos procesos de memoria con el teatro empezaron a pasar durante la dictadura o después de que acabó?

Yo estaba en la escuela durante la dictadura. El teatro que vi en esos años era trabajado con precariedad, era contestatario, era de resistencia, era perseguido. Pero había un sentimiento en mí de que ahí había algo muy serio, como que había cosas que no se podía hacer. No podías criticar ciertas cosas, a ciertos héroes. Era todo demasiado blanco y negro. Una de las primeras cosas que hicimos nosotros fue tratar de ampliar esas dimensiones. Antes, en el teatro político, era drama, drama y drama, nada de humor.

Hablando del humor, ¿cree que hay que poner límites a la hora de abordar algunos temas sensibles?

Nosotros somos bien directos. Nos metemos en los temas que nos apasionan. No cogemos temas históricos solo porque sí, sino que realmente reconocemos hitos profundos. Pero cuando nos metemos con eso, no nos reservamos nada a la hora de transmitirlo. Nuestro humor no es de chistes, sino de mirar momentos irónicos de la vida real. También usamos humor e ironía a la hora de hablar de los poderes. Es un humor de imagen, no de chistes. Y como no son chistes, nunca han provocado ningún reparo.

¿Esas nuevas dimensiones narrativas las permitió el tiempo y la distancia con los hechos dolorosos?

Claro. Nosotros vivimos la dictadura como niños. Más como un reflejo del miedo de nuestros padres. Era un miedo que ellos nos inculcaban. Y pasaba algo muy oscuro y es que el buen teatro era clandestino, el teatro comercial era malísimo, casi no venían artistas extranjeros. Estábamos como encerrados en el sur. Pero de repente esto explota y hay un vuelco de alegría popular, podíamos salir a la calle en tranquilidad. Se empezó a fraguar un proceso y hubo un boom cultural durante los primeros años de la transición.

¿Cómo fue esa transición para ustedes como artistas?

Lo que hizo la dictadura en Chile, que es más o menos lo que hace en todos lados, fue destruir la cultura. Y además había una persecución a los artistas. Eso, de a poco, empezó a retejerse. Fueron llegando generaciones de jóvenes que venían sin ningún miedo. Al final el miedo fue una cuestión que marcó mucho a las generaciones. Había gente que se autocensuraba. Pero, a medida que se desvanece el miedo, van saliendo nuevas dinámicas.

¿El miedo siempre inmoviliza o también puede llevar a actuar con más fuerza?

En nuestro caso, lo que nos movilizó fue más la rabia que el miedo. Pero veo por ejemplo a mis padres y siento que el miedo entró, quedó y cambió un circuito que tenían las vidas de esas personas. No daban ganas de meterse en política: era preferible proteger a tu familia y a ti mismo. Ahora que lo preguntas, creo que fueron dos cosas las que impulsaron el Chile actual: la represión por parte de las estructuras de poder y la construcción de un modelo económico. Años después, ahí estamos los grupos artísticos y sociales tratando de reencontrar a Chile con su identidad, que es sumamente compleja, y tratando de que la gente se vuelva a involucrar en lo político.   

¿Cómo se plantean desde el teatro esa lucha para volver a meter a la gente en la política?

Yo creo que los países son como las personas: les pasan cosas que los trauman. Entonces el país debe reconocer sus traumas, abrirlos y limpiarlos de alguna manera. La virtud que tiene el teatro es que puede sacar las cosas y mostrarlas a través de la emoción. No estamos hablando de una cosa intelectual que te tienes que aprender, sino de la historia de un ser humano que se para frente a ti y te emociona. Solo que es una historia verídica. Y eso te manda a pensar “¿por qué yo no sabía eso?”. La gente va, se sorprende, investiga. El tema principal para empezar a movilizarse es salir de la ignorancia.

Acá en Colombia muchas veces han sido las mismas comunidades de víctimas las que han buscado su voz a través del arte. ¿Eso pasa también en Chile?

En una escala muy pequeña. Durante los noventa, el arte hablaba bastante de los temas que tenían que ver con la dictadura. Pero no era hecho por víctimas sino por artistas. Otra particularidad es que esas corrientes artísticas ni siquiera tuvieron que ver mucho con la juventud en ese momento. Eran hechas por la gente mayor. Después sí, como te decía antes, hay una relectura de esos temas por parte de las nuevas generaciones.

Ustedes tienen ya un Museo de la Memoria y los Derechos Humanos. ¿Cómo ha contribuido ese espacio a la construcción de la memoria a través del arte?

Además del contenido que tiene el propio museo en sus exposiciones, ha ayudado la relación que tienen con los artistas. Más allá de ser un lugar que guarda las memorias, el museo se ha transformado en un hito cultural. Allá se presentan funciones de obras en distintos lenguajes artísticos y eso lo abre más hacia la comunidad. La gente lo reconoce como un espacio de reflexión, de memoria, pero también de encuentro.

A medida que la dictadura se va alejando en el tiempo, ¿le parece que los temas de memoria a través del arte tienden a agotarse?

En la medida que la vida sigue, la creación va a seguir. Nosotros nada más nos hemos metido en cuatro o cinco puntos de la historia. Nos quedan miles. A mí no me queda vida para hacer la memoria que me interesa llevar a escena. No se va a acabar porque al final el tema es la humanidad. 

Publicado en Noticias CNMH



Chile, Memoria, Teatro

La historia de los defensores de nuestra mayor fuente hídrica: el Macizo Colombiano

Noticia

Autor

CNMH

Fotografía

CNMH

Publicado

31 Ago 2018


La historia de los defensores de nuestra mayor fuente hídrica: el Macizo Colombiano

 

El jueves 6 de septiembre se presenta en Popayán el informe “Crecer como un río”, un ejercicio de memoria del Comité de Integración del Macizo Colombiano, su proceso de lucha social y de exigibilidad de derechos, y las violencias que han recaído sobre ellos en ese camino.


La mayor fuente hídrica del país es el Macizo Colombiano:  un nudo montañoso que se extiende por los departamentos de Caquetá, Putumayo, Nariño, Cauca y Huila, donde la violencia se ensañó con los líderes y campesinos que luchan por sus derechos y la defensa de su territorio y sus recursos naturales. Desde 1980 hasta 2014, el Comité de Integración del Macizo Colombiano (CIMA), que reúne a campesinos de 22 municipios del Cauca y Nariño, fue blanco de 127 actos victimizantes: entre ellos, 31 casos de asesinatos selectivos, 16 de detenciones arbitrarias y 14 de desplazamiento forzado.

En el 2014 el Centro Nacional de Memoria Histórica (CNMH), con participación de integrantes del CIMA en el equipo de investigación, comenzó un trabajo de memoria para visibilizar el proceso de lucha social y de exigibilidad de derechos del Comité, y las violencias que han recaído sobre ellos en ese camino. La reconstrucción de esa historia dio como resultado el informe “Crecer como un río”, compuesto por dos volúmenes, que se presenta este 6 de septiembre en el Colegio Mayor de Popayán.

Son casi 40 años del CIMA trabajando por el reconocimiento del campesinado como sujeto de derechos, por la participación política y la democratización local, y por la protección y salvaguarda de su patrimonio ambiental. En esta historia, la defensa del agua ha sido esencial, sobre todo en este territorio que ha estado en la mira de quienes pretenden mercantilizar los recursos naturales y de la gran minería.

Este proceso de memoria histórica da cuenta de las condiciones actuales del campesinado y el contexto en el que se desarrolla su trabajo organizativo, los antecedentes del CIMA como proceso social, el surgimiento y desarrollo de la organización, los hechos de violencia contra integrantes del CIMA y contra el campesinado en general, las consecuencias colectivas de estos hechos y, finalmente, la identificación del daño colectivo y las propuestas de reparación.

“Crecer como un río” es el resultado del proyecto de investigación desarrollado entre 2014 y el primer semestre de 2017, como parte de los convenios de asociación entre el CNMH y la Fundación del Suroccidente Colombiano (Fundesuma), la cual hace pertenece del Comité de Integración del Macizo Colombiano (CIMA). Este informe hace parte de la línea de trabajo que en materia de tierras, territorios y problemática rural – regional que ha desarrollado el CNMH por diez años.

Estos trabajos serán aportes para la Jurisdicción Especial de Paz y la Comisión de Esclarecimiento de la Verdad, y contribuyen a la implementación de los acuerdos de paz, la construcción de garantías de no repetición y la búsqueda de la justicia y la verdad.

Presentación del informe “Crecer como un río”

Lugar: Auditorio Bicentenario, Colegio Mayor – Carrera 7 # 2 – 52, Barrio Centro Histórico
Ciudad: Popayán
Fecha: jueves 6 de septiembre
Hora: 3:00 p.m.

Publicado en Noticias CNMH



Agua, Campesinos, CIMA, Macizo Colombiano

“Lo que hace la guerra no tiene límites”

Noticia

Autor

Daniel Sarmiento

Fotografía

Daniel Sarmiento

Publicado

28 Nov 2017


“Lo que hace la guerra no tiene límites”

Con una asistencia de más de 1.200 personas tuvo lugar, el pasado 24 de noviembre, el lanzamiento del informe La guerra inscrita en el cuerpo. Informe nacional sobre violencia sexual en el conflicto armado, en el Auditorio Jorge Enrique Molina (antiguo Teatro México) de Bogotá. A continuación compartimos las palabras expresadas por Mariluz López, una de las mujeres víctimas de este flagelo y que hizo parte de la investigación.


Por: Daniel Valencia para el CNMH

Entre bananeras se escuchan voces que insisten en lo mismo: “El Urabá es más que sangre y dolor”, “más que malas noticias”, “aquí hay gente buena”, “no todo ha sido guerra”, “este es el paraíso”, “el territorio de los mil colores”, “la mejor esquina de América”. Cuando se llega a Carepa, municipio de Urabá, lo primero que impresiona es su paisaje: un mar de plátano y banano hasta donde alcanza la vista, y más allá. Después están los frescos y largos túneles verdes formados por árboles en la carretera y la mezcla de su diversidad cultural: se está en Antioquia y se respira el Caribe. Esto sumado a las voces de los carapenses, que claman por la verdad y la paz, es lo que los invitamos a preciar en el documental Memorias que renacen del municipio de Carepa, realizado por el Grupo de Iniciativas de Memoria del Centro Nacional de Memoria Histórica (CNMH) con la Alcaldía Municipal de la región y víctimas representantes de diferentes hechos victimizantes.

Su posición privilegiada en el Golfo de Urabá y la conexión que tiene con el océano Atlántico, el río Atrato, la zona selvática, las montañas y la frontera con Panamá lo hacen atractivo para el comercio de exportación y, al mismo tiempo, para los grupos armados como las guerrillas de las FARC y el EPL, los paramilitares de los Castaño, unificados bajo las Autodefensas Campesinas de Córdoba y Urabá, cuya expansión de armada provocó el incremento de homicidios en los municipios de Mutatá, Chigorodó, Carepa, Apartadó y Turbo. Mientras las guerrillas mataban a administradores de fincas, los paramilitares masacraban a trabajadores y sindicalistas.

 

“Buenas noches, gracias a todos y todas por estar aquí esta noche. Es muy importante para nosotras, esperamos que también para ustedes.

Mujeres la violencia arremetió contra nosotras, pero no se llevó nuestra esencia.

Adentro permanece esa fuerza que una vez el miedo opaco esa fuerza que nos une, que nos mueve.

Podría decir está poesía, no es mía esta historia no es mía, porque no es de una, es de todas.

La habitación

Ya no me hace gracia el rayo de luz mañanero que se mete por la teja de eternit dándome los buenos días. Ya no… ya no tiene encanto esta habitación para mí; la pared tiene una humedad, se empezó a podrir de dolor de ver lo que allí sucedió.

Las muñecas coloridas en la estantería cerraron sus ojos, aparentemente se volvieron aserrín.

Las paredes blancas quedaron manchadas por el deseo bestial de unas mentes retorcidas.

La ventana que daba a la luz principal no volvió a abrirse, se encogió de miedo; sus cerrojos se oxidaron al extremo, se redujeron de terror.

La vergüenza, la inseguridad, la burla son constantes en el espejo.

Los fantasmas de esa época a veces van y vienen como cortinas de humo.

Aborrezco donde duermo tanto como a mi colchón, siempre evoca los sucesos de junio; sólo el rechinar de mi cama al acomodarme trae a mi memoria el vaivén en mis oídos una vez y otra vez.

Ahí estaba yo, inconsciente con mi desnudez, frágil cual marioneta manejada por cinco pares de manos diferentes; desperté en plena función con vagos recuerdos, me manipulaban como querían; había sobre mi uno me oprimía con fuerza, los cuatro restantes ya habían acabado el acto. Me sentía adolorida y cansada mientras los demás observaban el festín con lascivia, fui objeto de escarnio…

Cuando recuperé un poco de fuerza me levante y caí sobre un líquido con restos de bilis; no sé si era mío pero aun así vomite allí observado mi inmundicia.

Me revolqué de rabia, mis piernas y caderas parecían púrpuras, mi busto aún tenían las secuelas de unas uñas eufóricas.

Grité, mordí mis labios, rechiné mis dientes de agonía y más tarde que pronto, esas cuatro paredes se convirtieron en montañas donde sólo se escuchaba el aullido de un lastimado lobo. Quise que la noche me abrazara y que su bruma me matara.

El camino al baño fue largo, aunque luego de llegar, en él me quedé y fue en ese instante donde tuvo lugar el primero de muchos intentos por volver a ser lo que alguna vez fui; me lavé a mí y a mis culpas, el espíritu abandonó la carne y quedaron las penurias.

Me lamenté como mandrágora al punto que mis ojos desencadenaban torrentes de agua salada, ese día me volví de cartón y finalmente me reduje a nada.

La ropa que usé la quemé en un intento desesperado de que con ella se quemaran también los recuerdos.

Esta casa era mi fortaleza, mi sitio favorito de bellos recuerdos en donde crie a mis hijos y compartí con el amor de mi vida, ahora veo la inseguridad merodeando por todas partes, en todos los momentos.

El pavor se clavó en mis costillas; la ansiedad va conmigo, ahora intrínseca a mi pecho y se cree con el derecho de robarme la respiración.

Lo que más quisiera es tener alas y volar tan alto, tan lejos, a tal punto que la tierra no parezca más que un grano de arena en la inmensidad del desierto; donde las manos humanas no me toquen y no osen hacerme daño

Hay algo que aún me duele y sé que en lo que me queda de vida, seguirá ahí, incrustada en mí, como una espina: Lo que hace la guerra no tiene límites, experimentar las secuelas que deja en nosotras es aterrador.

Lo insignificante que se vuelve la vida bajo esa tela roja no lo puedo describir, no encuentro las palabras, ¿Qué tan inhumano se puede llegar a ser por ello?, ¿Qué tantas semillas de miedo habrán sembrado en los corazones de personas inocentes? Y una pregunta que perturba: ¿Se detendrá?

Ustedes tienen acá, valiosos testimonios, rompecabezas vivos con piezas pérdidas. Por eso está la responsabilidad de unir las piezas, sin pensar que somos una cifra más.

Contar estas historias de vida es nuestro aporte, desde ahora esperamos que ustedes recojan estos hijos, y tejan con ellos un nuevo horizonte. Esperamos que se apropien de su dolor y de nuestras luchas, que ya no sean más las luchas solo de las mujeres.

Esperamos un real compromiso, que generemos cambios en la justicia, esa misma que a veces es tan injusta con nuestras historias, como en las políticas públicas que a veces son tan esquivas, pero sobretodo en la sociedad que a veces es tan mezquina y le falta memoria.

Este es nuestro llamado para que lo que se narra trascienda el papel y se convierta en hechos de verdad y justicia”.

Mariluz López

Publicado en Noticias CNMH



Guerra, Limites

Lanzamiento del informe “Crecer como un río”

Noticia

Autor

CNMH

Fotografía

CNMH

Publicado

29 Nov 2017


Lanzamiento del informe “Crecer como un río”

En marzo de 2014 el Comité de Integración del Macizo Colombiano (CIMA) solicitó al Centro Nacional de Memoria Histórica (CNMH) acompañamiento técnico y financiero para realizar un trabajo de memoria que visibilizara el proceso de lucha social y lo que llamaron “el proceso de exigibilidad de derechos” que venía adelantando el campesinado Maciceño de los departamentos de Cauca y Nariño, y que se desarrolló en función de varios aspectos: el reconocimiento de una población y de un territorio maciceño; la solución de necesidades frente al abandono estatal; el reconocimiento del campesinado como sujeto de derechos; la lucha por la participación política y la democratización local; y la protección y salvaguarda del patrimonio ambiental, siendo la lucha por el agua uno de sus aspectos fundamentales, pero no el único. 

Fue así como se conformó un equipo de investigación con miembros del CIMA y del CNMH cuyo objetivo era desarrollar un proceso de memoria histórica que diera cuenta de: las condiciones actuales del campesinado y el contexto en el que se desarrolla su trabajo organizativo; los antecedentes del CIMA como proceso social; el surgimiento y desarrollo de la organización; las características del campesinado; los hechos de violencia contra integrantes del CIMA y contra el campesinado en general; las consecuencias colectivas de estos hechos; y, finalmente, la identificación del daño colectivo y las propuestas de reparación construidas por el CIMA.

Son 10 años de historias para transformar el país y por eso Crecer como un río se lanza en la 10ª Semana por la Memoria. Esta investigación se centra en mostrar los antecedentes locales del proceso organizativo del CIMA en 22 municipios de Cauca y Nariño desde los años 60 hasta los años 80, periodo en el que comienza a tomar forma el Comité de Integración del Macizo Colombiano, para contar después cómo se organizó desde las movilizaciones locales y toda su trayectoria hasta el presente. En esta narración se incluyen, por supuesto, hechos de violencia, pero también los logros y las dinámicas políticas del Cauca y Nariño. También se muestra la vida del campesinado en esta región y el contexto en el que se desarrolla actualmente el proceso organizativo; un contexto en el que el campesinado, junto con otros sectores sociales, confronta la mercantilización de los recursos naturales, la gran minería y las expresiones de violencia derivadas de distintos actores armados. De esta manera, se busca aportar al reconocimiento y dignificación de sus integrantes y de su proceso organizativo, y contribuir al derecho de memoria de los ciudadanos como aporte para la no repetición.

Crecer como un río, informe compuesto por dos volúmenes, es el resultado del proyecto de investigación desarrollado entre 2014 y el primer semestre de 2017 como parte de los convenios de asociación firmados entre el Centro Nacional de Memoria Histórica y la Fundación del Suroccidente Colombiano (Fundesuma), la cual hace parte del Comité de Integración del Macizo Colombiano (CIMA). El informe hace parte de la línea de trabajo que en materia de tierras, territorios y problemática rural – regional ha venido desarrollando por 10 años el CNMH. Estos trabajos serán aportes para la Jurisdicción Especial de Paz y la Comisión de Esclarecimiento de la Verdad, la Convivencia y la no Repetición, y constituyen un aporte a la implementación de los acuerdos de paz, la construcción de garantías de no repetición y la búsqueda de la justicia y la verdad.

Algunos de los informes y piezas que ha publicado el CNMH a lo largo de esta última década en esta línea son los siguientes:

  • El despojo de tierras y territorios: aproximación conceptual (2009).
  • La tierra en disputa. Memorias del despojo y resistencias campesinas en la costa Caribe 1960 – 2010 (2010).
  • “Patrones” y campesinos: tierra, poder y violencia en el Valle del Cauca (1960 – 2012) (2014).
  • Arraigo y resistencia. Dignidad campesina en la región Caribe (1972 – 2015) (2015).
  • Tierras y conflictos rurales. Historias, políticas agrarias y protagonistas (2016).
  • Campesinos de tierra y agua. Memorias sobre sujeto colectivo, trayectoria organizativa, daño y expectativas de reparación colectiva en la región Caribe 1960 – 2015 (2017).
  • Largometraje “Voces de agua y de tierra”.

La investigación también presenta una infografía en la que se incluyen datos sobre los hechos victimizantes sufridos por líderes y lideresas del CIMA, pero también los que afectaron a otras organizaciones en los 22 municipios del Cauca y Nariño en los que se desarrolló su proceso organizativo. Esta realidad hace parte de las vivencias actuales: el 1 de diciembre de 2016, cuando comenzó a implementarse el Acuerdo de paz con las Farc, se han registrado 56 líderes asesinados. Esta cifra no incorpora a los 6 campesinos asesinados en Tumaco el 5 de octubre de este año en el marco de las protestas de campesinos cocales ni el asesinato del líder Jair Cortés el 17 de octubre.

Los datos sobre violaciones a DDHH contenidas en el informe corresponden al periodo comprendido entre 1980 y 2014; igualmente, se incluyen datos de los resultados electorales obtenidos por personas que pertenecían directamente al CIMA o con las que hicieron alianza en algunos años en aras de disputarse el poder local y la participación política como parte de su lucha por el reconocimiento del campesinado. Algunas cifras para destacar son las siguientes:

 

Cabe aclarar que quienes hablan en este texto son directamente los maciceños y las maciceñas integrantes del CIMA, los cuales tienen diferentes papeles en la organización y en la comunidad. También se vincularon experiencias recordadas por personas que hicieron parte de la organización y hasta por personas del Cauca y Nariño que no hacen ni han hecho parte del CIMA.

Los invitamos a participar en redes sociales con el numeral  #HistoriasQueTransforman y el lema: 10 años de historias para transformar el país.

Bogotá

Lugar: Auditorio Margarita González, 
Edificio de Posgrados de Ciencias Humanas, Universidad Nacional. 
Fecha: 30 de noviembre de 2017. 
Hora: 5:30 p.m. 

Mercaderes (Cauca)

Lugar: Por confirmar. 
Fecha: 6 de diciembre de 2017. 
Hora: 5:30 p.m. 

Publicado en Noticias CNMH



Lanzamiento. Informe

El CNMH realizará el II Encuentro Internacional de Experiencias de Memoria

Noticia

Autor

Isabel Valdés

Fotografía

Isabel Valdés

Publicado

30 Nov 2017


El CNMH realizará el II Encuentro Internacional de Experiencias de Memoria

Es el nombre que recibe un documental que recoge las memorias de las masacres ocurridas en las fincas bananeras de Osaka y Cuna del municipio de Carepa, en el Urabá antioqueño. Una pieza audiovisual en clave de resistencia de los sobrevivientes y las familias de las víctimas en esta región de Colombia.


Del 2 al 5 de diciembre de 2017 se realizará el II Encuentro Internacional de Experiencias de Memoria: ¨La memoria como herramienta para fortalecer la participación en el Sistema Integral de Verdad, Justicia, Reparación y no Repetición (SIVJRNR) y para superar las violencias¨.

Más de 70 representantes de organizaciones de víctimas nacionales e internacionales se darán cita en este Encuentro que tiene como objetivo propiciar un espacio intergeneracional para el intercambio de reflexiones y metodologías. Los representantes vienen realizando su trabajo con los proyectos de Agenda Exilio, Agenda Conmemorativa y el proyecto Caminos para la Memoria del CNMH.

Igualmente, el encuentro contará con invitados internacionales como el Memorial Democratic de Cataluña, Museo de la Palabra y la Imagen y el Archivo Histórico de la Policía de Guatemala, quienes darán sus perspectivas y experiencias de los procesos de memoria en los espacios de justicia transicional y comisiones de la verdad.

Dentro de las actividades planeadas se espera que los líderes participen en talleres creativos sobre periodismo, escrituras narrativas, fotografía y expresión corporal. Estos espacios buscan complementar y ampliar su formación para el desarrollo de nuevas actividades dentro de las comunidades para el año 2018. 

El Centro Nacional de Memoria Histórica (CNMH) tiene como objetivo reconocer la pluralidad de las memorias al interior del país y el exterior. Desde la Estrategia de Participación de Víctimas (EPV) se impulsa la Agenda Conmemorativa que tiene como objetivo acompañar y apoyar conmemoraciones y procesos de memoria histórica de las organizaciones víctimas en las diferentes regiones del país; la Agenda Exilio que apoya la reconstrucción de la memoria de las víctimas exiliadas y retornadas y  los talleres Caminos para la Memoria que buscan dar a conocer los procesos misionales que realiza el CNMH para fomentar la participación efectiva de las víctimas y dar a conocer las rutas de acceso a los diferentes procesos, programas y proyectos.

Este II Encuentro Internacional de Experiencias de Memoria es organizado por el Centro Nacional de Memoria Histórica con el apoyo de la Agencia Catalana de Cooperación para el Desarrollo (ACCD), la Corporación Opción Legal (COL). Igualmente se realiza en el marco de la acción conjunta del Centro Nacional de Memoria Histórica y el Programa de Alianzas para la Reconciliación, de la Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID) y ACDI/VOCA.

Publicado en Noticias CNMH



CNMH, Memoria

“No quiero más guerra”: el grito de uno de los ganadores del festival Petronio Álvarez

Noticia

Autor

Angélica Forero

Fotografía

xxii-festival-petronio-alvarez

Publicado

31 Ago 2018


“No quiero más guerra”: el grito de uno de los ganadores del festival Petronio Álvarez

A las 10 de la mañana del 2 de mayo de 2002, un cilindro-bomba lanzado por
la antigua guerrilla de las Farc perforó el techo de la iglesia San Pablo
Apóstol, en Bojayá. En el lugar se refugiaban centenares de personas. El
resultado: 79 fallecidas (48 de ellos niños y niñas), alrededor de 100
lesionados, el desplazamiento de 1.744 familias y grandes fracturas sociales.

Sin ser “de pelo quieto” y sin vivir en territorios afros, Edwin Hoyos se siente afrodescendiente: “una condición política que no tiene que ver con el color de la piel”, como él dice. Nació en Pereira y aunque estudió pedagogía, hoy está entregado a la música del Pacífico. Con una canción llamada “No quiero más guerra”, acaba de ganarse uno de los cuatro premios que entregó el Festival Petronio Álvarez el pasado 20 de agosto, en la categoría de “Canción inédita de la memoria y la reconciliación”, que estuvo presente por primera vez en este festival y que contó con el apoyo del Centro Nacional de Memoria Histórica (CNMH), Alcaldía de Santiago de Cali, Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID) y ACDI VOCA.

“No quiero más guerra” es un “abrazo”, una “voz de esperanza”, que Edwin quiso darle a Domingo, un habitante de Andagoya, un pueblo del Chocó, al que conoció mientras participaba en un proyecto con comunidades desplazadas en un barrio de invasión de Pereira. Ahí Domingo le confesó que un grupo armado había matado a su familia.

¿Cuántos angelitos negros?, ¿cuántos angelitos blancos?
Ahí se ahogaron en el río de la maldad de unos cuantos.
Yo iba por un camino y a lo lejos agua y té.
A mi compadre Domingo sonriente yo lo encontré.
Gritaba de felicidad, ‘me siento regocijado del sueño que tuve anoche, que el conflicto se ha acabado.
El sueño que tuve anoche es que el conflicto se ha acabado.

La pasión de Edwin por la música del Pacífico comenzó en una agrupación a la que perteneció en su ciudad natal. Allí conoció a Silverio Sánchez, un profesor del Chocó, alegre y sencillo, que le enseñó los sonidos de esa región, en especial el de la chirimía: esa sonora y festiva música compuesta por redoblantes, bombos, platillos, clarinetes, trompetas y marimba.

La muerte, esa que en Colombia llega más por la violencia que por las leyes de la naturaleza, arribó donde Silverio Sánchez y apagó el baile y la alegría de este hombre. Criminales le quitaron la vida al maestro que sembró una semilla irremplazable en la vida de Edwin Hoyos.   

Con esas bases, Edwin, Santiago Amaya y Daniel Cardona, crearon una propuesta sonora llamada “Papá Bocó”: una exploración de las músicas tradicionales afro latinoamericanas, del litoral Pacífico y Atlántico, y de las músicas afro universales más contemporáneas como el reggae, el funk y el rock.

“Papá Bocó” es el nombre que reciben en Haití los chamanes que ayudan a las personas a resolver sus problemas. Y eso fue precisamente lo que quiso hacer muchas veces Edwin, sobre todo cuando conoció de cerca el desplazamiento forzado que arrastró a cientos de personas de comunidades indígenas, campesinas y afro, hacia su ciudad.

Según datos del informe del CNMH “Una Nación desplazada”, el conflicto armado colombiano obligó a más de seis millones de personas a desplazarse internamente y fuera de Colombia, abandonando sus hogares, sus tierras, sus bienes, sus costumbres, sus comunidades y sus medios de vida. Una de las comunidades más afectadas es la de afrodescendientes, con 695.827 desplazados.

El padre Francisco de Roux, curador de las letras de la categoría memoria y reconciliación, destacó el aporte que estas canciones le hacen a la  memoria y a la reconciliación. “Encontré canciones que se arraigaban profundamente a la memoria de los pueblos; que tomaban el dolor que causó la violencia y sus impactos, y al mismo tiempo la manera cómo se transformó ese dolor a través de la poesía y de referentes musicales que llevan a la esperanza –dijo-. Es la posibilidad de salir de dolores muy profundos, incorporarlos a la vida y reconstruir un futuro para los pueblos del pacífico”.

Publicado en Noticias CNMH



ADCI VOCA, Alcaldía Cali, Memoria, Música, Pacífico, Petronio, USAID

Galopando en la Memoria

Noticia

Autor

CNMH

Fotografía

CNMH

Publicado

04 Dic 2017


Galopando en la Memoria

El Centro Nacional de Memoria Histórica tiene el gusto de invitar a la exposición “Galopando en la Memoria: Meta, Derechos Humanos y construcción de paz”. Realizada en honor a los defensores y defensoras de Derechos Humanos del Meta. Esta muestra se realizará el sábado 9 de diciembre a las 3:00 p.m. en la ciudad de Villavicencio, en la Cámara de Comercio de esta ciudad. 

“Galopando en la memoria: Meta, derechos humanos y construcción de paz” se crea para dar cumplimiento a la orden quinta de la sentencia del Consejo de Estado, en el caso de Josué Giraldo. Esta sentencia condena al Ministerio de Defensa, representado en la Unidad Nacional de Protección (UNP, institución predecesora del Departamento Administrativo de Seguridad, DAS) y a la Policía Nacional por su responsabilidad por la omisión en la seguridad que llevó al asesinato de Giraldo, líder de la Unión Patriótica (UP) y Presidente del Comité Cívico por los derechos humanos del Meta. 

Esta sentencia ordena honrar la memoria de Josué y a los defensores de derechos humanos del departamento. De esta mera se decidió conformar la Mesa de Concertación con las siguientes organizaciones: Asociación de Mujeres Emprendedoras Unidas por la Paz (Asmeupaz); Oficina permanente de Derechos Humanos de San Martín; Corporación Ambiental y Turística del Río Humadea (Corpohumadea); la Central Unitaria de Trabajadores regional Meta (CUT); el Movimiento de víctimas de Crímenes de Estado (Movice) capítulo Meta; la Comunidad Civil de Vida y Paz (Civipaz); Corporación Reiniciar coordinación Meta; el Sindicato de Trabajadores Agrarios Independientes del Meta (SINTRAGRIM); Fundación por la Defensa de los Derechos Humanos y el DIH del Oriente y Centro de Colombia (DHOC); la Mesa de Unidad Cívico Agrario y Popular del Oriente Colombiano (MUCAPOC); la Asociación Departamental de Usuarios Campesinos del Meta (ANUC – Meta); Comité de Memoria Histórica y Reparación Integral de El Castillo – Meta; y el Comité Cívico por los Derechos Humanos del Meta.

Con su apoyo y participación se acordaron los objetivos, mensajes y contenidos que recoge la exposición: Una cronología de la violencia en el Meta en donde se explica, desde los fenómenos sociales, políticos y económicos, la participación de los actores armados que configuraron el conflicto armado en el departamento. Esta cronología va acompañada de la presentación de las distintas organizaciones que se fueron creando para hacer frente a la violencia que se vivía en sus territorios. 

Villavicencio

Lugar: Auditorio de la Cámara de Comercio de Villavicencio.
Hora: 3:00 p.m.
Fecha: Sábado 9 de diciembre

Publicado en Noticias CNMH


Memoria


Memoria

Volver arriba