Etiqueta: Proceso de Paz

15 lecciones del proceso de paz con el M19

Noticia

Autor

CNMH

Fotografía

César Romero

Publicado

14 Mar 2015


15 lecciones del proceso de paz con el M19


El 9 de marzo de 1990 en Caloto, Cauca, se firmó el primer acuerdo de paz entre una guerrilla y el Estado colombiano. El M19 había declarado que la guerra no era la solución y resolvió deponer lar armas en una negociación con el gobierno de Virgilio Barco. El pasado martes, después de 25 años, se llevó a cabo la conmemoración en la plaza de Bolívar de este importante capítulo de la historia de Colombia.

En el evento, el senador Antonio Navarro Wolff, exdirigente del M19, explicó cuáles fueron las 15 lecciones aprendidas del acuerdo de paz de 1990:

  • La primera fue que seguir con un planteamiento armado, sin una perspectiva de triunfo, es un error. Se debe negociar la paz y así lo entendieron hace 25 años los miembros del M19. La historia les dio la razón.
  • La segunda fue que el perdón y la reconciliación son posibles. Las hijas de Carlos Pizarro han dignificado la historia de su padre sin guardar rencor y las víctimas del Palacio de Justicia han perdonado a los miembros del M19, incluyendo el actual Ministro de Defensa.
  • La tercera fue la necesidad de mantener a los guerrilleros desarmados pero organizados, dado que al disolverse la guerrilla, los desmovilizados podrían caer en la delincuencia. Y la política fue la plataforma que permitió que los exguerrilleros buscaran soluciones a los problemas sin retornar a la violencia.
  • En cuanto a la reinserción lo más importante es la educación. Hoy todos los antiguos guerrilleros del M19 son bachilleres y algunos profesionales, elemento que posibilitó su integración a la vida civil.
  • La quinta lección fue que el Estado debe hacer presencia integral en los territorios donde hacía presencia la guerrilla, de lo contrario otro grupo armado tomará el control de ese territorio, como ha ocurrido con las bancrim después de la desmovilización de las autodefensas.
  • También, el senador mencionó que la solución jurídica debe ser para todos los participantes del conflicto: guerrilleros, militares y civiles. En palabras de Navarro “O todos en la cama o todos en el suelo”.
  • La séptima lección fue que los castigos severos no garantizan menor reincidencia. En el caso del M19 se dio un indulto, mientras con las autodefensas se castigó algunos de sus jefes y los subalternos siguieron delinquiendo en otros bandos.
  • Así mismo, según Navarro, se debe priorizar la capacitación para el empleo a los reinsertados y la creación de microempresas.
  • Igualmente, declaró que la incorporación de desmovilizados en los cuerpos de seguridad del Estado debe ser una posibilidad. Según Navarro, los integrantes del M19 que se vincularon al DAS han sido ejemplo de rectitud y buen trabajo y ninguno estuvo implicado en los escándalos de esa entidad.
  • La décima lección fue la importancia de mantener los líderes fuera de las cárceles. Los procesos de paz siempre enfrentan inconvenientes impredecibles, y sin ellos se pueden estropear las negociaciones y el posconflicto.
  • Otra lección, según Navarro, es que no se negocia con los derrotados y que no es posible un acuerdo sin la generosidad del Estado.
  • De igual manera, el senador Navarro indicó que a la paz negociada no se le puede pedir que arregle todos los problemas del país. Lo que ella busca es solucionar esos problemas sin violencia.
  • Resaltó que cada momento histórico es distinto pero se debe estudiar  la propia experiencia nacional. El antecedente del M19 debe ser clave para el actual proceso de paz.
  • Dado lo anterior, explicó que después de la firma del fin del conflicto, la paz no aparecerá automáticamente sino que se deberá construir.
  • Y por último recomendó que lo más importante es ganar el corazón y el respaldo de la opinión publica para la paz y para la acción política en el posconflicto, dado que sin el apoyo de la ciudadanía el proceso puede tardar más de lo estimado.
Escucha el último programa de Conmemora Radio sobre los Acuerdos de Paz:
 
 


Educación, M19, Proceso de Paz

“Por bien o por mal, el proceso de paz se está acabando…”

Noticia

Autor

JUAN GOSSAÍN

Fotografía

Oficina del Alto Comisionado para la Paz

Publicado

05 Jul 2015


“Por bien o por mal, el proceso de paz se está acabando…”

  • “Es posible que un día de estos las FARC no nos encuentren en la mesa de La Habana”.
  • De la Calle revela que, antes de firmar un acuerdo de paz,  el Gobierno podría aceptar un cese bilateral del fuego,  “si es serio, definitivo y verificable”.
  • “El proceso está en su peor momento desde que empezamos”.
  • Así sería el sistema para juzgar a los guerrilleros.
  • “El Papa Francisco podría participar en la Comisión de la Verdad”.
  • “La paciencia de los colombianos se está agotando”.  
  • “Tenemos que abrir la mente a la participación política de las FARC sin armas”. 

Ha llegado la hora de hacerle un balance sincero a las negociaciones de paz entre el Gobierno y las FARC.

Desde septiembre del 2012, cuando se iniciaron las conversaciones, el país ha ido pasando de la ilusión al desencanto y de la esperanza a la frustración. Se ha vuelto tan grande esa desconfianza que en este momento, según la última encuesta, menos de la mitad de los colombianos respalda una solución negociada del conflicto. En cambio, más de la mitad prefiere una solución militar.

No nos engañemos: en los últimos años ha habido tantos diálogos fallidos, y tantos sueños perdidos, que la gente se ha vuelto desconfiada. La han vuelto, mejor dicho. Es por eso que le propongo al jefe negociador, Humberto de la Calle, que nos sentemos a conversar francamente. Con crudeza, si fuese necesario.

El país está exigiendo que le cuenten la verdad. Yo sé que con De la Calle eso es posible porque lo conozco bien desde que trabajamos juntos en la radio. Es el mismo hombre que hace veinte años renunció sin titubeos a la vice-presidencia de la República, por razones de integridad y de honor.

De la Calle contesta que sí, a pesar de su carácter refractario a las entrevistas, pero me pone una condición: que yo le ceda nuestra charla a todos los periódicos que quieran publicarla, grandes o pequeños, y que se comprometan a hacerlo de manera simultánea, el mismo día, juntos, sin excluir a  nadie.

No tuve que pensarlo mucho: acepté, también de buena gana, porque me parece que es un pequeño ejemplo de desprendimiento, de solidaridad y unión, que los periodistas podemos ofrecerle al país en estos momentos tan cruciales. Al fin y al cabo, ninguna primicia es más importante que la paz de Colombia.

“Esto se está acabando”

–Llevamos casi tres años en estas negociaciones –le pregunto–. ¿Cuánto más van a durar?

–Poco –responde sin vacilar–. No soy capaz de darle un plazo porque esa es la pregunta del millón de dólares, pero sí me parece claro que el proceso está llegando a su fin,  por bien o por mal. Sea porque logremos un acuerdo, ya que estamos trabajando en la recta final de los temas de fondo. O por mal, si, como está ocurriendo, la paciencia de los colombianos se agota. El riesgo es real. Yo sí quiero decirles a las FARC con toda seriedad: “Esto se puede acabar. Algún día es probable que no nos encuentren en la mesa de La Habana”. Realmente lo que está ocurriendo es insoportable para los colombianos.          

–La cruda verdad es que los colombianos no creen en el proceso de paz. Las encuestas acaban de revelar que lo respalda menos de la mitad del país. ¿A qué atribuye usted ese sentimiento?

–Es completamente lógico. Es producto de lo que ha ocurrido en los últimos días. A partir de la muerte de los soldados en el Cauca viene una oleada de destrucción de la infraestructura nacional, con impactos terribles sobre la población civil. Una ciudad como Tumaco, de 160 mil habitantes, se queda 45  días sin acueducto. Todos los caños del suroccidente del país inundados de petróleo con un daño ecológico cuya recuperación tardará décadas. Los campesinos y pescadores del Pacífico no pueden trabajar. Lo que tenemos, en fin, es una oleada que afecta a los ciudadanos.

El peor momento

–La pregunta más elemental que se hace la gente es esta: si las negociaciones van bien, ¿por qué las FARC no dan muestras de buena voluntad?

–Las FARC están equivocadas contra toda lógica y evidencia. El problema de las FARC no es con el Ejército, ni con los derechistas, ni con los que ellos llaman “la oligarquía”. Es con la gente, porque es a la gente a quien están afectando. Es lógico que la gente haya caído al nivel más bajo del escepticismo. Por eso cunde la desesperanza. Y nosotros tenemos que tener la honestidad de decirles a los colombianos que el proceso de paz está en el peor momento desde que iniciamos las conversaciones.

–¿Y usted espera que las FARC cambien de actitud?  

–Yo espero que sí, aunque haya voces internas de las FARC como la de un señor Aldecoa, quien dice que seguirán los atentados. Eso  realmente es una locura. El camino que han escogido las FARC es insostenible para ellos. Yo confío en que seamos capaces de recuperar la serenidad. Este no es momento de retórica sino de las decisiones de fondo. El caucho de las palabras ya no estira más. Nosotros seguimos buscando un acuerdo a través de la esperanza. Las FARC tienen que entender eso. ¿Usted cree que si esto fracasa va a haber otro gobierno que reemprenda conversaciones con ese grupo? A las FARC también se les agota su tiempo militar y su tiempo histórico.

Así sería el sistema de justicia

–¿Por qué está estancado el tema de la justicia que se aplicaría a las FARC?

–Porque ahora no es lo mismo que en las negociaciones que se hacían antes. Ahora existen el Tribunal de Roma y la Corte Interamericana, la legislación interna también ha cambiado, hay fallos de nuestra Corte Constitucional según los cuales no se puede suspender la totalidad de las penas. Pero, además, el país exige justicia sin amnistías generales. Eso no lo vamos a hacer. Y están las víctimas, que merecen justicia. Por eso es el territorio más difícil de la negociación. Las FARC tienen que asumir las responsabilidades de sus actos. El Estado también, naturalmente.

–Explíqueme, en términos elementales, qué es la justicia transicional que ustedes le plantearon a las FARC.

–Lo que hemos dicho en la mesa es lo siguiente: a partir del marco jurídico para la paz, existe la posibilidad de seleccionar, en primer lugar, los hechos más graves, para que sirvan como patrón o referencia: una masacre, secuestros, violencia sexual. Una comisión independiente hace esa selección que le sería entregada a la Fiscalía para que escoja quiénes fueron los que cometieron esos delitos que tienen carácter internacional. Lo que se busca es limitar la acción penal a ese tipo de delitos y a sus máximos responsables. A ellos se les aplicaría la misma pena que dictan las leyes vigentes, pero que   podría reducirse a una pena alternativa que se pague en condiciones de dignidad, sin rejas ni piyamas rayadas. Pero hay que asumir las consecuencias judiciales de los actos, reparar a las víctimas y dar garantías de no repetición. Eso es lo que hemos llamado “justicia transicional” que ya las FARC, en un paso que les reconozco, han dicho que están dispuestos a aceptar un sistema de justicia que tenga esos componentes.                                   

La propuesta de Uribe y la extradición

–Sobre ese tema, el ex presidente Uribe Vélez ha planteado unas “zonas rurales de concentración” para recluir guerrilleros condenados, sin que entreguen sus armas. ¿Usted considera viable esa propuesta?

–Me parece sumamente constructiva. Y creo que el ex presidente Uribe tiene razón. Se puede discutir si es oportuna, pero la idea que uno tiene para acabar el conflicto es que sí es necesario y realista promover esas zonas de concentración, que pueden ser para gente temporalmente armada que se someta a un proceso de dejación de armas, que es una condición esencial para que haya acuerdo y se reincorporen a la vida civil.

–¿El Gobierno puede garantizarles a las FARC que no serán extraditados si un juez de Estados Unidos los pide, por ejemplo, por narcotráfico?

–En Colombia quien finalmente decide sobre extradiciones es el jefe del Estado. Tenemos que crear un marco, derivado del un acuerdo de paz, que les demuestre a los demás países que se trata de un acuerdo serio y respetable, legítimo, para que respeten lo acordado y no entren en controversia con el país. Que, por el contrario, haya un apoyo internacional a una paz duradera en Colombia, y que eso haga innecesarias las extradiciones. Eso es posible lograrlo porque, aunque parezca una paradoja, el proceso ha encontrado más apoyo afuera que aquí adentro. También es verdad que aquí es donde sufrimos las consecuencias.                  

¿Cese bilateral del fuego?

–¿Ese tema de la justicia y las penas es lo que tiene bloqueado el proceso?

–Solo en buena parte. También hay una presión de las FARC para buscar un cese bilateral del fuego. Esa es su prioridad. Nosotros hemos dicho: cese del fuego bilateral y definitivo, pero no solo del fuego sino también de las hostilidades, la extorsión el narcotráfico. Eso sí: en condiciones de seriedad y de verificación. Mi respuesta a las FARC es: si lo que están buscando con estos atentados es un cese del fuego mal hecho –como en el juego infantil llamado “estatua”, en que el otro tiene que quedarse quieto–, no lo vamos a hacer. No habrá cese del fuego estatua. Entre otras cosas porque aquí hay otras fuentes de violencia, distintas a las FARC, y no podemos decirle a la fuerza pública que se esté quieta. Si quieren un cese del fuego, el Gobierno está dispuesto a anticiparlo,  para lo cual son fundamentales las zonas de concentración. Ese es el camino.

–¿Pero, entonces, el Gobierno está dispuesto a aceptar un cese bilateral del fuego antes de firmar el acuerdo de paz?

–Esa pregunta nos lleva a un punto crítico y esencial. Al principio la posición del Gobierno era que el cese  del fuego solo ocurriría con el acuerdo. En ese punto hemos cambiado. Estamos dispuestos a aceptar un cese del fuego, aún antes de la firma de un acuerdo, en la medida en que sea serio, bilateral, definitivo y verificable, siempre y cuando tengamos la garantía de que ellos asumen su responsabilidad en materia judicial y verificación nacional e internacional. Que no conviertan esto en una especie de payasada. Las experiencias del pasado, en esa materia, son pésimas.

Postconflicto y respuesta al Procurador

–¿No es una exageración que el presidente Santos haya ido a Europa a decir, textualmente, que “en Colombia el postconflicto prácticamente ya empezó”? ¿Postconflicto con esto que está pasando?

–Eso quiere decir varias cosas. Primero, que hay zonas de verdadera paz en Colombia. Segundo, y aunque haya gente que no lo cree, todas las cifras de seguridad han mejorado en Colombia. La reducción del homicidio este año es histórica: 443 muertes menos que el año pasado. O sea que estamos en una tasa del 26 por ciento por cada cien mil habitantes, lo cual no es una maravilla, ni este es el paraíso, pero el descenso es dramático. Hay 470 municipios donde no se han presentado homicidios este año. En este momento tenemos la tasa de secuestros más baja de los últimos catorce años, ya que de 3.706 secuestros hemos llegado a 88. No es que yo diga que tenemos que aplaudir, pero la situación es muy distinta. Es a eso a lo que se estaba refiriendo el presidente.                                      

–Hablemos de la Comisión de la Verdad. El procurador Ordóñez ha dicho que fue hecha “a la medida de las FARC” y que, en consecuencia, no será una comisión que trabaje con la verdad de las víctimas sino de los victimarios.

–Si queremos dar el paso a una paz duradera, la verdad es un ingrediente necesario, como la justicia y la reparación. Es con todas las realidades, las macabras acciones de las FARC pero también las de otros agentes, incluso del Estado, hay que reconocerlo. En el mundo de hoy no es posible hacer una paz sin la verdad. Porque el centro de esto, y el ancla, son las víctimas. En 1991 intentamos hacerlo sin que aparecieran las víctimas, y ahora estamos pagando ese error. La gente humilde me agarra del brazo, angustiada, y me dice: “Doctor, ¿qué pasó con mi hijo o con mi padre?”. Y me dicen que, más que reparaciones económicas, lo que quieren es saber la verdad.

El Papa y la verdad

–¿Y cómo se escogerían esos comisionados?

–Primero se crea un grupo de seleccionadores, de los cuales seis serán convenidos por las partes. (Eso es lo que irrita a algunos). Y luego tres seleccionadores más, escogidos por instituciones o personas de reputación internacional, como el Papa o las Naciones Unidas. Estamos hablando de gente de ese tamaño. Entre todos ellos, escogerán a nueve comisionados integérrimos, independientes y honestos que juzguen todas las verdades. Lo que no funciona, precisamente, es que haya verdad oficial. A eso nos oponemos. Comprendo que, mientras en el exterior aplauden ese proyecto, aquí haya personas que creen que eso es una trampa y que no va a funcionar.

–A propósito de víctimas y reparaciones: se han entablado hasta ahora más de 22 mil demandas por despojo de tierras. ¿Usted cree que sí habrá una auténtica restitución?

–Creo que sí. Ya se habla de 22 mil hectáreas que están a punto de ser recuperadas en los Llanos Orientales. Parece una paradoja, pero, hablando con el director del Incoder, me decía que a veces lo que impide la reparación es el propio conflicto. Hay zonas donde no pueden entrar ni los jueces ni nadie. Si hay un final del conflicto, lo primero que se acelera  es la estabilización del campo. Tenemos que restablecer las zonas rurales. El jovencito que mata a alguien en la ciudad, para robarse un celular, puede ser el hijo de un desplazado. Por eso el eslabón de la cadena de violencia comienza allá pero termina afectando a todos los colombianos.

“El estado ya ganó la guerra estratégica”

–Militarmente hablando, ¿en qué situación están las FARC?

–El predominio militar del Estado es indiscutible. En estas encuestas recientes veo que el respaldo a la opción militar vuelve a subir. Eso debería preocupar a las FARC porque no había ocurrido así en los últimos quince años. Pero eso es desconocer que la guerra estratégica ya terminó y que el Estado la ganó. Lo que queda es una resaca táctica que puede durar mucho tiempo y ser muy dolorosa. Ponerle una bomba al oleoducto es muy simple. Eso afecta a los civiles, pero no tiene ningún efecto militar.

–Y, entonces, ¿por qué las FARC siguen en esas?

–Porque, a pesar de esa realidad, las FARC llegan a la mesa casi con la obligación de decir “no hemos sido derrotados”. Las FARC están luchando ahora con su propia identidad como grupo, con su futuro, con la historia,  “cómo nos van a ver dentro de cien años”. Perdieron la guerra, pero  insisten en su condición de rebeldes porque dicen que no pueden echar por la borda cincuenta años de lucha.

Las FARC como partido político

–¿Cómo serían las FARC sin armas?

–Ahí sí, desarmados, que sigan dándole manivela a su ideología. A nosotros no nos asusta eso. Que entren, con garantías, a hacer política en medio del respeto de los colombianos y de ellos hacia los colombianos.

–¿Unas curules para las FARC en el Congreso, sin necesidad de que participen en elecciones?

–Yo sé que los ciudadanos piensan eso. Yo tengo que ser totalmente honesto y decirles, así me lluevan tomates, que en una primera etapa, netamente transitoria, el Estado y el país tienen que abrir la mente a la participación de las FARC como partido político desarmado. Tienen que abrirse dignamente las puertas políticas para las FARC. Más allá de si hay curules o no –porque eso habrá que discutirlo–, creo que los colombianos tenemos que prepararnos para obrar con generosidad en ese momento. Las FARC han sido el elemento más conservador de la vida política colombiana. Cincuenta años de violencia disolvieron prácticamente el movimiento sindical y el estudiantil.

Epílogo

Todavía faltan muchos temas, pero el tiempo es limitado. El espacio de los periódicos también. A la hora de despedirnos siento la tentación de plantearle  algunos temas humanos relacionados con su propia vida. ¿Por qué se metió en este berenjenal de dirigir la mesa de negociaciones?

Me dice que, cuando el presidente Santos se lo propuso  “ni siquiera lo pensé, que es lo que siempre dice la gente: déjeme pensarlo. Esos obligaciones no se piensan. Le dije que sí, y la que quedó perpleja fue mi familia, cuando les conté”.

Le pido que me diga de dónde piensan sacar plata para financiar el postconflicto si el dólar está a 2.600 pesos y el barril de petróleo apenas a 60 dólares. Entonces me contesta con una ironía profunda, los famosos sarcasmos de De la Calle: “Por eso es que las FARC tenían que haber firmado el acuerdo de paz hace dos o tres años, cuando el petróleo estaba a 110 dólares”.

¿Tiene ambiciones políticas para el futuro? ¿Cuál será ese futuro? Hace un gesto de desencanto. “Quedé curado de política hace veinte años, cuando pasó lo que pasó y renuncié a la vice-presidencia. Solo tengo una ambición para el futuro: vivir mis últimos años en paz. Literalmente hablando”.              

 


Acuerdos de Paz, Farc, Proceso de Paz, Víctimas

Avanza en firme el proceso de paz

Noticia

Autor

CNMH

Fotografía

CNMH

Publicado

12 Jul 2015


Avanza en firme el proceso de paz

El Gobierno y las Farc, al término del ciclo 39 en La Habana, decidieron agilizar las condiciones para la puesta en marcha del cese el fuego y hostilidades, bilateral y definitivo (punto 3 de la agenda). 

Y en ese sentido, el Gobierno pondrá en marcha un proceso de desescalamiento de las acciones militares a partir del 20 de julio del presente año “en correspondencia con la suspensión de acciones ofensivas por parte de las Farc”.

En el comunicado leído el pasado domingo en La Habana, por parte de los delegados de los países garantes, Cuba y Noruega, las partes también indicaron que cambiaron la metodología para llegar al Acuerdo Final, por un trabajo técnico, continuo y simultáneo sobre los puntos centrales de la agenda. “Para ello definimos un plan con metas preestablecidas”, dice el comunicado.

Estas son:  acordar los términos del cese al fuego definitivo y el sistema de monitoreo y verificación. “Para ello, las delegaciones solicitarán el acompañamiento en  la subcomisión técnica de un delegado del Secretario General de Naciones Unidas y un delegado de la presidencia de UNASUR (actualmente Uruguay), con el fin de que contribuya a poner en marcha la discusión sobre el sistema de monitoreo y verificación y a preparar desde ahora su implementación, sin perjuicio de la decisión de las delegaciones sobre la participación en el futuro, en el sistema de monitoreo y verificación, de otras organizaciones o países”.

Descargue el comunicado completo.

“Realmente la paz es posible”

Los acuerdos logrados este fin de semana en la mesa de negociación de paz en La Habana para iniciar el desescalamiento del conflicto permitirán “bajar la intensidad de la confrontación, crear una ambiente de confianza entre las partes y buscar un mayor apoyo de los colombianos de que realmente la paz es posible”Así lo aclararon el jefe de la delegación del Gobierno, Humberto de la Calle, y el Alto Comisionado para la Paz, Sergio Jaramillo, al detallar que llegar al cese al fuego bilateral y definitivo corresponderá a una etapa posterior que hace parte de la agilización del acuerdo de paz.

En una rueda de prensa los funcionarios dieron claridad sobre los acuerdos logrados en el ciclo 39 en la que diferenciaron el desescalamiento de la confrontación y el cese el fuego.

El desescalamiento es una serie de gestos progresivos que buscan bajar el nivel a la confrontación para que en los territorios se ambiente el fin del conflicto; el cese el fuego y de hostilidades bilateral y definitivo supone reglas claras y una verificación que constate que es definitivo. 

“Ahora, si las partes consideran que están listas para entrar al cese definitivo, pues cada quien en su momento tomará esa decisión. Pero eso es muy distinto al desescalamiento. Lo que no está dispuesto a hacer el Gobierno es entrar a en una especie de cese bilateral prematuro y chambón que nos va a llevar a experiencias nefastas del pasado”, dijo Sergio Jaramillo.

Este período de desescalamiento se analizará durante los próximos cuatro meses con el fin de determinar las posibilidades de un acuerdo definitivo, si lo que falta por acordar es viable, dijo de la Calle.

“No es que sea irreversible aún el proceso. Vamos a intensificar el trabajo para esclarecer los límites de ambas partes en la Mesa y las reales posibilidades de un acuerdo (…) el Presidente lo ha dicho mil veces, la paciencia se agota. Tenemos que tener rápidamente decisiones, a los colombianos hay que decirle que no deben que tenerle miedo a la paz, pero a las Farc también: no hay que tenerle miedo a la paz”.

Para el seguimiento del cese al fuego, las partes crearon una sub comisión técnica integrada por un delegado del Secretario General de Naciones Unidas y uno de Uruguay (Presidente protémpore de Unasur), quienes ya fueron contactados. Es posible que luego de su implementación se inviten a otros países u organizaciones, agregaron. Este mecanismo permitirá no cometer errores del pasado en el que las comisiones de seguimiento y verificación no tenían herramientas para actuar.

 


Acuerdos de Paz, Paz, Proceso de Paz

Tres años del proceso de paz

Noticia

Autor

CNMH

Fotografía

Omar Nieto- OACP

Publicado

28 Ago 2015


Tres años del proceso de paz

“Tenemos al frente una senda difícil para recorrer en la Mesa. Pero, a la vez también ha sido largo y fructífero el camino recorrido”. 


Así resumió el balance de tres primeros años del proceso de negociación en La Habana, el jefe del equipo negociador del Gobierno, Humberto de la Calle, quien reiteró que el fin definitivo del conflicto colombiano asegurará la no repetición de lo ocurrido y privilegiará la satisfacción de los derechos de las víctimas a la verdad, la justicia y la reparación durante la implementación de los acuerdos. 

En una rueda de prensa, de la Calle aseguró que si bien se han registrado avances en el proceso de negociación con las Farc para lograr un proceso digno, serio y realista, aún faltan temas, por ejemplo, el reconocimiento de responsabilidades como fórmula que se adopte en justicia.“Si los colombianos, y ante todo las víctimas, sienten que hemos llegado a una paz con justicia, a una paz justa, tendremos asegurada una paz estable y duradera. De eso se trata este proceso”, aseguró.Como parte de los acuerdos para la firma del Acuerdo Final, de la Calle afirmo que la dejación de las armas es una certeza que se será efectiva con la firma del Acuerdo Final, pues “la mezcla de armas y política es inaceptable. No se puede mezclar armas y política”. 

Si bien reconoció que se trata de “asuntos delicados”, se buscan compromisos teniendo como fin la seguridad y los derechos que no se van a sacrificar por “acuerdos frágiles, incompletos o contraproducentes”.

Uno de los aspectos en los que se prepara el Gobierno para cumplir con lo pactado con las Farc es la organización jurídica con el fin de propender porque se respeten los derechos de las minorías y de la oposición. Por ello, se explora con el Congreso los mejores mecanismos para implementar el acuerdo de manera rápida y eficaz.

 


Acuerdos de Paz, Gobierno Nacional, Proceso de Paz

Procesos de DDR deben ser ajustados a los actores armados

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Autor

Ayda Martínez, periodista del CNMH.

Fotografía

CNMH

Publicado

13 May 2016


Procesos de DDR deben ser ajustados a los actores armados

De acuerdo con la experiencia colombiana, los procesos de reintegración deben ajustarse a los actores, el contexto y las dinámicas del grupo, por lo que no es lo mismo pensar en un proceso de Desmovilización, Desarme y Reintegración (DDR) igual para las Farc y el ELN.


Durante el conversatorio “Qué pasó en el Magdalena después de la desmovilización de las AUC”, realizado en el hotel Santa Marta Real para presentar el informe del Centro Nacional de Memoria Histórica (CNMH) sobre el tema, “Desmovilización y reintegración paramilitar. Panorama posacuerdos con las AUC”, varios invitados consideraron que 25 años de experiencia brindan las bases para futuros procesos, aunque deben ser adaptados de acuerdo con los grupos que negocien procesos de paz con el Gobierno.

Para José Nicolás Wild, coordinador regional en Magdalena de la Agencia Colombiana para la Reintegración (ACR), hay aprendizajes que no se deben perder de vista y es claro que en la aplicación de los procesos de reintegración se dependen en gran medida de las necesidades de los actores. 

“Hay alta capacidad de adaptación pues hoy hay elementos como la salud mental, la multimodalidad en la intervención, los enfoques de género, edad y etnia, entre otros que se han agregado al proceso. Sigue siendo un reto la reintegración política que tendrá que salir a la luz”, expresó. 

El director de Acuerdos de la Verdad del CNMH, Álvaro Villarraga, destacó que hoy en día la sociedad colombiana está lista para realizar verdaderos procesos de reintegración de las personas que empiecen este tipo de procesos. Lamentó que “la economía ilegal siga siendo puntal para estos grupos posdesmovilizados, al igual que su instrumentalización por parte de élites políticas regionales que intentan conservar el poder”.

Eduardo Forero, de la universidad del Magdalena, destacó la preocupación generalizada en torno a la reincidencia de las personas desmovilizadas y su continuidad. “Eso puede frustrar el proceso con las Farc. No hemos terminado el proceso con las AUC y no se han generado medidas más eficaces”. 

“La academia tiene que atender la articulación de políticas públicas más orgánicas y ser activa en la construcción y seguimiento de esas políticas, cerrar el círculo fragmentando entre la sociedad, el Estado y la academia, y dedicar más tiempo al desarrollo de políticas propias”, agregó Forero al referirse al papel de la academia en el actual contexto de construcción de paz.

El coordinador regional de la DAV, Juan Vicente Medina, destacó que avanza la construcción de verdad no judicial en el departamento gracias a la implementación del Mecanismo de Contribución a la Verdad con 570 excombatientes de los Bloques Norte y Tayrona, principalmente.

 


Actores armados, Conflicto Armado, DDR, Proceso de Paz, Víctimas

Darío Acevedo se reúne con organizaciones de víctimas y hace un llamado al diálogo y a la confianza

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Autor

CNMH

Fotografía

CNMH

Publicado

07 Mar 2019


Darío Acevedo se reúne con organizaciones de víctimas y hace un llamado al diálogo y a la confianza

  • El director del CNMH aseguró que “la mejor manera de disipar los temores manifestados por algunas organizaciones de víctimas, es entrando en contacto con las comunidades y sus representantes”.
  • Reiteró que los archivos y documentos depositados en el CNMH, están protegidos por mandato estatal: guardados, clasificados y descritos de acuerdo con las técnicas y protocolos de la Ley de Archivos.
  • Además, expresó que su dirección será de puertas abiertas, y manifestó su voluntad de reunirse con todas las organizaciones, con el fin de brindar las garantías sobre la inviolabilidad e integridad de los documentos.

Desde su posesión como director General del Centro Nacional de Memoria Histórica (CNMH), el pasado 21 de febrero, Darío Acevedo ha reiterado su interés en escuchar y abrir las puertas del CNMH a las diferentes organizaciones sociales y de víctimas, que han manifestado dudas o preocupación por la seguridad de los archivos que reposan en el Archivo Virtual de Derechos Humanos y Memoria Histórica de la institución.

Uno de los mandatos del Centro consiste en integrar un archivo con documentos originales, o copias fidedignas, sobre los hechos victimizantes ocurridos durante el conflicto armado entre los años 1985 y 2011. Hasta el momento, se han recopilado 381.545 unidades documentales (fotos, videos, audios, mapas, documentos) que están protegidas bajo las políticas estatales de seguridad de la información y no pueden ser alterados por ninguna persona, autoridad o institución.

El pasado miércoles 27 de febrero, el director del CNMH se sentó a conversar con dos organizaciones: el Comité por los Derechos de las Víctimas de Bojayá y la Organización Nacional Indígena de Colombia (ONIC).

Desde hace dos años el CNMH y la ONIC han trabajado, de la mano, en la construcción del Informe Nacional de Pueblos Indígenas: el primer gran proyecto de memoria histórica que se realiza en el país, sobre el impacto del conflicto armado en los 102 pueblos indígenas que habitan el país. El director se comprometió a continuar con el apoyo del Centro para que este informe se culmine y se socialice con las comunidades indígenas.

Asimismo, se reunió con líderes y lideresas de Bojayá, que han trabajado con el CNMH desde la creación del Grupo de Memoria Histórica en el 2008. Darío Acevedo les aseguró que “ningún documento que tenga que ver con la memoria de las víctimas, va a ser alterado por la institución o por sus directivas”. Y expresó su voluntad para continuar el trabajo con Bojayá, que ahora está concentrado en los procesos de cierre del duelo de la masacre ocurrida el 2 de mayo del 2002.

Los encuentros continuaron el día lunes 5 de marzo, con la visita al CNMH del presidente de la Comisión de la Verdad, el padre Francisco de Roux, y la comisionada Patricia Tobón Yagarí. Se acordó que se realizarán nuevos encuentros para trabajar en la comprensión de lo sucedido en el país, desde la visión y las posturas de todas las víctimas afectadas por la violencia en Colombia.

“Nuestro trabajo no será el de buscar culpables, eso será tarea de la justicia. Lo que buscamos es una visión integral de lo que pasó, para poder reparar a las víctimas y garantizar que estos hechos no se vuelven a repetir”, aseguró Darío Acevedo.

El director también se reunió con el general Néstor Robinson, encargado por la Presidencia de la República para el programa de transición derivado del Acuerdo de Paz, y con otros dos oficiales de las Fuerzas Militares que adelantan un trabajo de recolección de la memoria de las víctimas militares. También asistió a un evento de la Unidad Policial para la Edificación de la Paz, UNIPEP.

Finalmente sostuvo un contacto oficial con FEVCOL -Federación Colombiana de Víctimas de las FARC.

En todos estos escenarios, Darío Acevedo les hizo un llamado a las víctimas y a las organizaciones para que se mantengan “atentas y vigilantes” frente al actuar del Centro. Y reiteró que la suya, es una “administración de puertas abiertas”.

Publicado en Noticias CNMH



Comisión de la Verdad, Darío Acevedo, Francisco de Roux, Proceso de Paz, Víctimas