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No olvidarlos, una manera de rendir homenaje a víctimas de la toma de las Farc a la Asamblea del Valle
Publicado 21 Oct 2019
- El homenaje consistió en un espacio de encuentro con los familiares de los diputados, el subintendente Carlos Alberto Cendales
- y miembros del equipo periodístico del canal RCN.
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•Familiares recordaron a los miembros de la Asamblea, los empleados de RCN y al subintendente de la policía, acribillados durante los hechos que hicieron parte de un secuestro colectivo.
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•El CNMH presentó en Cali un memorial en el marco de la exposición Voces para Transformar a Colombia del Museo de Memoria de Colombia.
Los globos blancos se esparcieron sobre el Museo la Tertulia de Cali. Aquella noche del pasado 4 de octubre el recuerdo se hizo aplausos y la memoria sonrisas. ¡Siguen vivos! es el clamor que aún se escucha tras 17 años del secuestro y posterior asesinato de los 11 diputados del Valle, así como los homicidios de un policía y dos empleados de RCN, a manos de la exguerrilla de las Farc.
El memorial presentado por el Centro Nacional de Memoria Histórica (CNMH) esa cálida noche en el oeste de la capital del Valle del Cauca, en el marco de la exposición Voces para Transformar a Colombia, fue un motivo más para que familiares de las víctimas se abrazaran y expresaran sentimientos de reconciliación y el anhelo de no repetición.
Alrededor de la ofrenda floral y una placa en homenaje a los políticos, el subintendente y los periodistas, instalada en la plazoleta central del Museo La Tertulia, parientes, amigos y público en general conversaron sobre aspectos como la importancia de hacer memoria y el por qué los diputados de la Asamblea asesinados “son más que 11”.
“Somos más que 11, porque las víctimas son millones de colombianos desde el momento en que se cercenó la democracia con el secuestro, el 11 de abril de 2002 (…) No podemos dejarlos en el olvido. Son mártires de la democracia y tenemos que luchar por renovar, a partir de eso, los pasos que nos dejaron”, exclamó, Juan Sebastián Pérez, hijo del diputado Édison Pérez.
Las heridas pueden no haber cerrado del todo, pero, coinciden varios familiares de los diputados, el ánimo de un país que transite caminos de reconciliación, el recuerdo vivo de sus seres queridos y sus aportes a la paz son aliciente para nunca olvidarlos y relatar, una y otra vez, sus historias.
A Laura Charry, hija del corporado Carlos Alberto Charry, aún se le quiebra la voz. Afirma con vehemencia que “al secuestrarlos a ellos también secuestraron a sus familias, a sus hogares, sus sueños, proyectos de vida. Atentaron (las Farc) contra una institución como la Asamblea del Valle (…)” y añade que “no solo es contarlos a ellos (los diputados), sino a las familias que por más de 5 años se echaron al hombro las marchas para solicitar una salida del cautiverio”.
No olvidarlos
Para Fabiola Perdomo, esposa del asesinado, Juan Carlos Narváez, “los diputados representan la entrega, sacrificio y lucha, y así quiero que los recuerden, más que una cifra, como aquellos que dieron sus vidas para que otros pudieran recobrar su libertad, para que el Gobierno y la guerrilla de las Farc se sentaran a dialogar y construir un acuerdo de fin al conflicto”.
Los relatos sobre lo sucedido no deben escatimar la barbarie de la que fueron víctimas su esposo y compañeros, considera, Luz Helena Grajales, quien acota que “toda Colombia se debe enterar de lo que sucedió durante el transcurso del secuestro hasta la muerte de los diputados, de cómo fueron los maltratos que recibieron, lo que les tocó padecer mientras estuvieron secuestrados, porque muchas veces ellos no solamente sufrían por lo que les hacía la guerrilla, sino también los familiares”.
Con “el Caso de la Asamblea tragedia y reconciliación”, el informe que hizo parte de la serie documental del mismo nombre, el CNMH, de tiempo atrás, ha venido trabajando un proceso de memoria con las víctimas de la toma de la Asamblea y el asesinato de los secuestrados por parte de las Farc.
De igual manera, en abril pasado, la entidad presentó la exposición “Suenan por ti”, instalada en la sede de la Asamblea del Valle, en tributo a los diputados asesinados, Rufino Varela, Carlos Barragán, Jairo Javier Hoyos, Alberto Quintero, Juan Carlos Narváez, Edinson Pérez, Nacianceno Orozco, Carlos Charry, Francisco Giraldo, Ramiro Echeverry y Héctor Arismendy.
Así mismo, en la muestra se rinde homenaje al subintendente de la Policía, Carlos Alberto Cendales, así como a Walter López y Héctor Sandoval, conductor y camarógrafo de la cadena RCN, también víctimas en el hecho perpetrado por el grupo guerrillero.
Darío Acevedo, director del Centro Nacional de Memoria Histórica, apunta que “los diputados de la Asamblea del Valle asesinados son mártires de la democracia” y añade que “los colombianos no merecimos nunca tanto daño, tantas tragedias, tanto dolor, tanto sufrimiento, tantos millones de viudas, huérfanos y de hogares destruidos. “Terminamos siendo víctimas de paramilitares y guerrilleros que se solazaron con la tragedia”.
Pichilín: una comunidad contra la estigmatización
Publicado 19 Nov 2019
Modificado por última vez en 20 Nov 2019
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• Este mes se lanzó “No señor, guerrilleros no. ¡Somos campesinos y campesinas de Pichilín!, un compilado de cuentos e ilustraciones que narran lo que la comunidad del corregimiento de Pichilín (Morroa, Sucre) vivió durante casi cincuenta años.
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• La construcción del texto se hizo a través de distintos talleres, entrevistas y encuentros con personas de la comunidad.
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• El esfuerzo colectivo de campesinos por recuperar tierras, la incursión de actores armados, las muestras de solidaridad entre sus habitantes y los esfuerzos por volver a ser ejemplo de fortaleza organizativa hacen parte de los relatos.
Quienes visiten Pichilín hoy, hace 10 años o hace 50, se encontrarán con una comunidad “carta cabal”, a prueba de todo.
Y es que, desde sus inicios, sus pobladores, hombres y mujeres campesinos, han acumulado experiencias que los han marcado. Para demostrarlo, basta devolverse al inicio de Pichilín como corregimiento, proceso que, por demás, es tema central del primer capítulo de esta publicación del Centro Nacional de Memoria Histórica.
Para aquel entonces -finales de los sesentas e inicios de los setentas-, la Asociación Nacional de Usuarios Campesinos (ANUC) hizo una movilización nacional que exhortó a los campesinos a recuperar más de mil haciendas y latifundios que estaban sin trabajar. Esta se hizo por todo el país, y en Sucre no fue la excepción. Allí lograron conformarse juntas directivas departamentales respetadas por sus campesinos.
Luego de que otras fincas ganaderas fueran recuperadas, el 12 de octubre de 1971 llegó el turno para la finca Pichilín.
“Bueno, el día de la recuperación de Pichilín, el 12 de febrero de 1971, fecha que nunca olvidaré, nos encontramos temprano como habíamos acordado. Íbamos Donaldo Salgado, Luis Enrique Salgado, Elías Vitola, Bonifacio Salgado, al que le decimos ‘Bone’, Tomás Vitola, Miguel Pérez Vitola y otro poco de campesinos. Éramos un grupo grande y nos repartimos por toda la finca” (fragmento extraído de “La recuperación de nuestras tierras es lo más valioso que hemos hecho en toda nuestra historia”).
Según se señala en el texto, la Policía y Los Pájaros (escuadrones de seguridad que trabajaban para terratenientes), intentaron detener a los campesinos, pero sus esfuerzos fueron infructuosos, pues rápidamente estos empezaron a construir sus ranchos. Fue así como se recuperó a Pichilín, tierra que solo sería titulada 17 años después, el 4 de octubre de 1988.
Sin embargo, Pichilín, al igual que muchos otros territorios en Colombia, ha visto a los ojos a la violencia. La antigua guerrilla de las Farc, grupos paramilitares y agentes del Estado colombiano cometieron hechos violentos contra la población.
Esas dinámicas, también se esbozan en este libro, una publicación que recogió las voces y memorias de sus pobladores mediante un lenguaje literario. Con ello, se buscó seguir estimulando el interés por parte de la población más joven del corregimiento y posibilitar la continuidad generacional de los procesos comunitarios de la región de Los Montes de María.
Así pues, diferentes narraciones del segundo capítulo, “Cuando el conflicto nos golpeó”, confrontan al lector con los impactos que dejaron en Pichilín: el ingreso de las Farc en los inicios de los noventas, la masacre de los paramilitares en diciembre del noventa y seis, los posteriores procesos de desplazamiento y retorno, los años de confrontación entre la Armada y la guerrilla, los asesinatos selectivos y las permanentes sospechas de pertenecer a uno u otro bando.
“Con ellos, también llegó un alto nivel de estigmatización hacia su comunidad. Algunos habitantes de pueblos vecinos, de los grupos armados y hasta en el interior del propio corregimiento la ejercieron y produjeron desde ‘la ruptura de los lazos comunitarios, pasando por la desintegración familiar y terminando en una profunda sensación de incertidumbre y desconfianza” (fragmento de “Cuando el conflicto nos golpeó”).
No obstante, en las líneas de este capítulo, también aparece una cotidianidad plasmada de resistencias por quedarse, de acciones para mantener familias unidas y de estrategias para sobrevivir y evadir a los actores armados.
Finalmente, en el tercer y último capítulo del libro, “Ahora la lucha es por las organizaciones”, se asiste al relato del proceso de reconstrucción de esta población entre el año 2004 y el año 2018. El retorno de las Juntas de Acción comunal y los comités, la aparición de organizaciones, la configuración de una Asociación de Víctimas y el liderazgo que están ejerciendo las mujeres son contados con detalle.
“Ahora, con la convicción más fuerte de que pelear por sus intereses y derechos, dar su opinión y visibilizar su inconformidad frente a lo que no les parece justo, no debe ser motivo de estigmatización ni de criminalización”.
Los invitamos entonces a que conozcan una historia de campesinos, de voces que han vivido, resisten y luchan.
* Con este libro se dio cumplimiento por parte del Centro Nacional de Memoria Histórica a la primera sentencia emitida por parte del Consejo de Estado el 9 de julio de 2014 con respecto a la comunidad de Pichilín, a la sentencia de Restitución de Tierras del 3 de junio de 2016 y al PIRC (Plan Integral de Reparación Colectiva) de abril de 2014.
Gran acogida tuvo durante la Semana las presentaciones los informes de Pueblos indígenas, Cuantitativo del paramilitarismo y Ser marica en medio del conflicto.
Lizeth Sanabria
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