Recordarlo todo: 30 años de la masacre de Segovia
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Autor
Laura Cerón
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Laura CerónLaura Cerón
Publicado
16 Nov 2018
Recordarlo todo: 30 años de la masacre de Segovia
Los habitantes de este pueblo antioqueño conmemoraron a las 46 víctimas de la masacre perpetrada por los paramilitares hace tres décadas. Este acto sirvió para recordar al pueblo que alguna vez fue remanso de oro y paz.
A cada persona que entró al auditorio del Museo Casa de la Memoria de Medellín le entregaron un clavel blanco. Las paredes las decoraron con las fotografías de las personas que ya no están porque los desaparecieron o los mataron. En el escenario, un pequeño altar con mantel blanco rodeado de más flores y, sobre el mantel, un listado con los nombres de los 46 hombres y mujeres que asesinaron hace tres décadas en las calles de Segovia, al norte de Antioquia: Pablo, Shirley, Libardo, Jorge, Rosa, Luz, Jesús, Roberto… El listado completo lo leyeron al final del acto.
Se trató de la conmemoración en Medellín de los 30 años de la masacre de Segovia, el pasado 11 de noviembre. Llegaron un poco más de 100 personas para recordar lo que pasó pero, especialmente, para encontrarse. La mayoría pertenece a ASOVISNA (asociación que reúne buena parte de los sobrevivientes y familiares), viven en la capital antioqueña desde hace años y hablan sobre su pueblo como si se tratara del paraíso perdido. Recordaron los familiares muertos, sí, pero a leguas se notaba que la conmemoración también les servía como pretexto para preguntar por familiares, amigos o el hijo “de tal” que se atrevió a regresar al nordeste a trabajar en minería a pesar de continuar como “zona roja” en términos de violencia.
Hubo lágrimas. Hacer la conmemoración de la primera gran masacre de la historia del conflicto armado en Colombia cometida en un casco urbano, también es recordar el miedo y el dolor que ha acompañado a los sobrevivientes durante años. Para algunos, esos sentimientos están acompañados por un deje de frustración política, pues gran parte de las víctimas pertenecían a las disidencias políticas del momento, en especial, simpatizantes y militantes de la Unión Patriótica (UP). Hace siete años elCentro Nacional de Memoria Histórica lanzó el informe “Silenciar la Democracia”, en alusión a la gran mordaza impuesta ese 11 de noviembre y a las 200 personas asesinadas selectivamente entre 1982 y 1997 en esta región. Sin contar con las otras 14 masacres que ocurrieron en la zona y que dejaron 147 víctimas fatales. No todas eran de la UP, también hubo del Partido Conservador, del Liberal, de las juntas cívicas y de las juntas sindicales.
La masacre de Segovia del 88 es la más conocida por la opinión pública por lo que implicó en términos de terror y sevicia, y porque casi cada familia del pueblo tiene una historia que contar sobre ella. Pero algunos de los asistentes al acto conmemorativo en Medellín hablaron más de lo ocurrido a mediados de los noventa, cuando un comando paramilitar perpetró un alto número de asesinatos colectivos. Fue ahí -recuerdan- cuando colapsaron las relaciones comunitarias, y el miedo a pensar y hablar de una manera diferente se apoderó de la gente. Fueron asesinados líderes campesinos, autoridades locales, exalcaldes, exconcejales, profesores y miembros de la Fuerza Pública. A veces, dichas muertes eran precedidas de secuestro o desapariciones forzadas. Aún no se sabe el paradero de algunos de ellos. Aunque los actores y la forma de la guerra han cambiado después de 1998, esta se ha perpetuado hasta hoy, a tal punto que varios de los asistentes también hicieron memoria de familiares asesinados hace tan sólo cinco o seis meses.
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“Como ciudadanos debemos trabajar por la verdad y la justicia. Si no lo hacemos, nos convertimos en cómplices de nuestra historia”, afirmó el cura durante la misa de conmemoración.
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La esperanza que existe entre los segovianos es que exista una nueva generación que reivindique la dignidad y la vida.
El fin de semana del 11 y 12 de noviembre, también se realizaron conmemoraciones en Segovia, lideradas por otras dos organizaciones de víctimas: la Corporación Acción Humanitaria por la Convivencia y la Paz del Nordeste Antioqueño Cahucopana (Cahucopana), y la Corporación para la Defensa y Promoción de los Derechos Humanos Reiniciar; quienes estuvieron acompañados por organizaciones campesinas de la región, organismos internacionales y la Alcaldía del municipio.
Además de un acto solemne en la plaza central, hubo un recorrido por las calles y lugares donde hace treinta años fueron asesinadas las 46 personas (desde el barrio La Madre hasta la plaza central). La marcha fue acompañada por familiares de víctimas, miembros de las organizaciones civiles, funcionarios locales, dos bandas marciales y estudiantes de colegio, quienes se unieron –durante las dos horas que duró el recorrido- para hacer memoria colectiva de un hecho que no debió ocurrir.
Carlos Morales, líder de Cahucopana, hizo énfasis, especialmente, en las exigencias de justicia y las garantías de no repetición. “Para hablar de justicia, hay que empezar por conocer toda la verdad”, dijo en la plaza. Según las investigaciones judiciales, la violencia política del nordeste estuvo protagonizada por redes criminales articuladas por miembros activos de la Fuerza Pública que operaban en la región, unidos a civiles y grupos paramilitares. Por la masacre de Segovia de 1988 hay condenas contra paramilitares, militares y un político.
Pero no es suficiente. Por eso, representantes de la Comisión de la Verdad y de la Justicia Espacial para la Paz (JEP) fueron invitados a Segovia para que acompañaran la conmemoración. Allí se sentaron en la plaza central a escuchar a las víctimas que quisieron compartir su testimonio. “El genocidio contra la UP es un caso que está en la JEP, cuyo reto es poder contar a la sociedad y a las víctimas qué fue lo que pasó y poder establecer los máximos responsables”, dijo Reinere de los Ángeles Jaramillo, magistrada del Tribunal de paz de la JEP.
A dicha frase tal vez habría que agregarle la necesidad porque Segovia vuelva a ser un lugar digno para vivir en paz, y donde pensar diferente no se convierta jamás en un pretexto para que llegue la muerte.
Listado personas asesinadas el 11 de noviembre de 1988
Pablo Emilio Gómez Chaverra |
Shirley Cataño Patiño |
María del Carmen Idárraga de Gómez |
Jorge Luis Puerta Londoño |
Carlos Enrique Restrepo Pérez |
Libardo Antonio Cataño Atehortua |
Carlos Enrique Restrepo Cadavid |
Luz Evidelia Orozco Saldarriaga |
Gildardo Antonio Restrepo Cadavid |
Rosa Angélica Masso Arango |
Luis Eduardo Sierra |
Jesús Antonio Benítez |
Jesús Antonio García Quintero |
Pablo Emilio Idárraga Osorio |
Luis Eduardo Hincapié |
Roberto Antonio Marín Osorio |
Fabio de Jesús Sierra Gómez |
Luis Adalberto Lozano Ruíz |
Diana María Vélez Barrientos |
Guillermo Darío Osorio Escudero |
Olga Lucía Agudelo de Barrientos |
María Soledad Patiño |
Luis Ángel de Jesús Moreno San Martín |
Juan de Dios Palacio Múnera |
Henry Albeiro Castrillón |
Jesús María David |
Francisco William Gómez Monsalve |
NN masculino |
Jesús Eduardo Hernández Sierra |
NN masculino |
María Dolly Bustamante |
Robinson de Jesús Mejía Arenas |
José Danilo Amariles Ceballos |
Julio Martin Flórez Ortiz |
Jairo Alfonso Gil |
Regina del Socorro Muñoz de Mestre |
Jairo de Jesús Rodríguez Pardo |
José Abelardo Osorio Betancur |
Jesús Emilio Calle Guerra |
Oscar de Jesús Agudelo López |
Guillermo de Jesús Areiza Arcila |
Jesús Orlando Vásquez Zapata |
Fabio Arnoldo Jaramillo Fernández |
Jesús Avalo |
Jesús Aníbal Gómez García |
Erika Milena Marulanda |
Publicado en Noticias CNMH
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