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El poder de encontrarse en el Quindío

Laboratorio colaborativo: «Naturaleza y territorio en el marco  del conflicto armado»

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CNMH

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En la Casa de la Cultura de Pijao (Quindío), alrededor de 35 víctimas del conflicto armado se congregaron para el tercer encuentro regional de la estrategia de territorialización del CNMH.

Publicado

14 noviembre 2023


El poder de encontrarse en el Quindío

Entre  los días 2 y 4 de noviembre, alrededor de 35 personas se congregaron en la Casa de la Cultura de Pijao (Quindío) para conocer y construir en conjunto la propuesta del Centro Nacional de Memoria Histórica (CNMH) «El territorio habla, el centro escucha». 

 

«Siempre nos muestran al Quindío como un remanso de paz y dicen que aquí no pasa nada», dijo Doralba Mabel Cardona, coordinadora de la Mesa Municipal de Víctimas de Génova. Desde la perspectiva de una mirada lejana, la guerra ha pasado por «los laditos» en el territorio, pero las voces de las víctimas contrarrestan esa postura. «No digan que no pasa nada porque aquí pasó mucho», añadió. 

Las palabras de Cardona se sustentan no solo en lo que se ha comentado en medio del conflicto armado, sino también en lo que ha vivido desde niña. «A mí me tocó ver las amenazas, cómo mi abuelo tenía que pagar vacunas, cómo mataron a mi suegro y cómo desaparecieron a mi primo», señaló la lideresa y destacó la capacidad que han tenido los quindianos de resistir. 

—Lo más lindo del Quindío es su gente —precisó Doralba—. Somos resilientes y sobrevivientes.

A pesar de que esas historias de resistencia se tejen entre sí, no todas las víctimas conocen los rostros detrás de esas experiencias. Por eso fue tan poderoso el encuentro que se hizo en la Casa de la Cultura de Pijao, donde alrededor de 35 personas que han sufrido los distintos flagelos de la guerra conversaron sobre los dolores vividos y la esperanza de trabajar por la paz.

 

 

El poder de encontrarse fue posible gracias al tercer encuentro subregional de la estrategia de territorialización del Centro Nacional de Memoria Histórica (CNMH), realizado entre los días 2 y 4 de noviembre en Pijao. «La guerra no ha respetado fronteras y por eso es tan significativo que nos juntemos», manifestó Felipe Marín, integrante del equipo regional pionero del CNMH.

El territorio habla, el centro escucha

Asistentes al tercer encuentro subregional de la estrategia de territorialización trabajan en unas cartografías sociales propuestas por el CNMH.

«Somos un equipo de personas que pertenece a una institución que está por allá en Bogotá y que tiene el propósito de llegar a los territorios», precisó Marín respecto a la estrategia de territorialización del CNMH. Bajo la premisa «El territorio habla, el centro escucha», la entidad pretende tejer, fortalecer y, en algunos casos, restablecer el relacionamiento con las víctimas. 

Camila Orjuela, profesional del equipo de la estrategia de territorialización y transversalización del CNMH, señaló que la iniciativa de la administración de María Gaitán Valencia nace de una demanda que se ha venido haciendo desde los territorios, que se circunscribe a «cómo la entidad despliega su capacidad humana, técnica, y administrativa más allá de la ciudad de Bogotá».

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Ese despliegue ya comenzó en territorios antioqueños y del Eje Cafetero. El equipo regional pionero ha realizado estos encuentros en Yarumal (Antioquia), Samaná (Caldas) y, en esta ocasión, Pijao (Quindío). «Queremos atender sus inquietudes, pero sobre todo que nos ayuden a pensar cómo hacer que el CNMH llegue al territorio», puntualizó Felipe. 

De ese modo, los oídos que estaban acostumbrados a escuchar desde la centralidad llegaron hasta el Quindío, «para recoger todas nuestras vivencias», indicó Doralba Cardona. Durante dos días, los líderes y lideresas conocieron cuál es la labor del Centro Nacional de Memoria Histórica y aportaron sus conocimientos para la construcción de la estrategia de territorialización. 

La memoria como ejercicio colectivo

El primer ejercicio que se efectuó fue una cartografía social con tres objetivos: identificar los procesos de memoria que se han iniciado en los territorios; hacer una radiografía de cuáles fueron las huellas que dejó la guerra en los distintos municipios y veredas; e identificar las propuestas de iniciativas de memoria en el Quindío. 

Durante el proceso de diálogo aparecieron las primeras luces de los deseos, inquietudes y peticiones de las víctimas. «Necesitamos más material en libros y pódcast para mostrarle a la gente», afirmó Doralba en representación de Génova, mientras que desde Pijao y Calarcá solicitaron «capacitaciones para empoderarnos, sensibilizarnos y fomentar liderazgos».

 

 

Sin planearlo, el trabajo plasmado en aquellos mapas del Quindío dejó los primeros cimientos para construir los planes territoriales de memoria que ha proyectado el CNMH. «Estas cartografías no se van a quedar empolvadas en la institución, sino que vamos a regresar para hacerlo una realidad», indicó Felipe Marín.

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Esa promesa quedó en la memoria de los asistentes y así lo confirmó Camilo Pinzón Camacho, habitante de Pijao: «Nos van a escuchar a todas las víctimas a nivel nacional, no solo a una persona, sino a un grupo para favorecernos todos». Esa misma idea la replicó Luz Mila Vasco, integrante de la Mesa de Víctimas de ese municipio, al manifestar su deseo de que los encuentros se repitan. 

—Aprendimos de los dolores que hemos sentido por la violencia de este país. 


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El CNMH presenta la estrategia de territorialización en el rincón de la memoria de Yarumal

El CNMH presenta la estrategia de territorialización en el rincón de la memoria de Yarumal

El CNMH presenta la estrategia de territorialización en el rincón de la memoria de Yarumal

Autor

CNMH

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Del 5 al 7 de octubre, Yarumal se convirtió en el municipio que recibió a habitantes de las subregiones del Bajo Cauca, Norte y Nordeste antioqueño.

Publicado

13 octubre 2023


El CNMH presenta la estrategia de territorialización en el rincón de la memoria de Yarumal

Alrededor de 100 personas del Bajo Cauca, Norte y Nordeste antioqueño se congregaron en la Casa de la Cultura de Yarumal para conocer y construir la propuesta del Centro Nacional de Memoria Histórica (CNMH) «El territorio habla, el centro escucha».

 

En el segundo piso de la Casa de la Cultura de Yarumal (Antioquia) hay una habitación que recoge y representa el esfuerzo de la comunidad por resignificar el nombre de su municipio. «El Aula Nunca Más es un lugar que cuenta la historia desde el corazón de las víctimas», afirmó Magdalena Calle, coordinadora de Madres por la Vida.

El aula se ubica justamente entre una intersección de dos paredes; por eso, Magdalena la considera «el rincón de la memoria de Yarumal». En aquel espacio están inscritas las palabras de las víctimas, los recuerdos de sus seres queridos y los esfuerzos de la población —con el apoyo de algunas instituciones— por cambiar la percepción sobre el municipio.

La resistencia y resiliencia de la comunidad no se quedan en esas cuatro paredes, sino que lo albergado en el Aula Nunca Más se expande a la población de Yarumal. Así quedó en evidencia cuando el equipo del Centro Nacional de Memoria Histórica (CNMH) llegó al municipio para presentar y construir de la mano de la población la estrategia de territorialización «El territorio habla, el centro escucha».

 

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Del 5 al 7 de octubre, Yarumal recibió a habitantes de las subregiones del Bajo Cauca, Norte y Nordeste antioqueño. «Para nosotros es muy importante que nos hayan escogido para este evento. El territorio es una zona de fe, cultura y campo; es la cuna de la independencia de Antioquia y es un lugar de resistencia», dijo la coordinadora.

Alrededor de 100 personas se congregaron en la Casa de la Cultura de Yarumal para contar su historia. Camila Orjuela, profesional del equipo de la estrategia de territorialización y transversalización del CNMH, señaló que el encuentro fue «el intento real de la entidad para fortalecer los procesos que la comunidad ha hecho desde cada uno de los territorios».

Reconocer al otro

 
 
 
 
 
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Aunque cada uno de los participantes tiene una historia relacionada con el conflicto armado, no todos se conocían entre ellos. La primera dinámica del espacio consistió en reconocer al otro: con unas fichas bibliográficas, plumones y marcadores, los invitados hicieron unas escarapelas con su nombre y el dibujo de un elemento que caracteriza su territorio.

«Para mí, nuestra representación es el río y la gente pujante y berraca», indicó Danilo Yepes. Sus palabras abarcaron gran parte de los dibujos y las presentaciones de los asistentes, lo que muestra que el territorio no solo se caracteriza por la delimitación geográfica, sino también por las personas, la naturaleza y el arte. «No es solo la tierra, sino también esas historias que queremos resignificar», añadió Manuela Avendaño, profesional psicosocial del equipo regional pionero.

El reconocimiento del otro también aplicó para el CNMH. En un espacio de construcción colectiva, los invitados hablaron sobre lo que conocían de la entidad y mencionaron la relevancia de la Ley 1448 de 2011. «Nadie aquí escogió ser víctima, para nadie es un gozo. Queremos que nos den garantías para ser como un fénix y poder resurgir», precisó Danilo.

Cartografías sociales

De acuerdo con Camila Orjuela, la presencia del CNMH en Antioquia corresponde también a «una apuesta por generar planes territoriales de memoria». Así, los participantes se dividieron en cuatro grandes grupos con el objetivo de hacer unas cartografías sociales en las que plasmaron los lugares donde hacen memoria y donde han surgido sus procesos de resistencia.

El diálogo sobre la historia y los cimientos de los municipios aledaños quedó registrado en aquellos mapas; si había veredas o corregimientos faltantes, los participantes los dibujaron para no olvidarlos. Los aprendizajes logrados en esa construcción no se quedaron en cada uno de los grupos, sino que hubo una reintegración para exponer las conclusiones. «Lo más grande que hemos hecho para resistir es no olvidar lo que nos ha pasado», dijo Adriana Pérez, de la mesa departamental y municipal de víctimas. 

Tras la conversación, el equipo regional pionero expuso la estrategia de territorialización y le preguntó a la comunidad cómo creía que el CNMH debería hacer presencia en los territorios. Los participantes resaltaron la importancia de que las personas involucradas en el proceso tengan calidad humana, idoneidad y conocimiento sobre el territorio.

El Libro Blanco de Yarumal

  • Magdalena Calle, coordinadora de Madres por la Vida de Yarumal, recibe la propuesta gráfica del Libro Blanco de Yarumal.

    Magdalena Calle, coordinadora de Madres por la Vida de Yarumal, recibe la propuesta gráfica del Libro Blanco de Yarumal.

  • Magdalena Calle, coordinadora de Madres por la Vida de Yarumal, recibe la propuesta gráfica del Libro Blanco de Yarumal.

    Magdalena Calle, coordinadora de Madres por la Vida de Yarumal, recibe la propuesta gráfica del Libro Blanco de Yarumal.

Magdalena Calle, coordinadora de Madres por la Vida de Yarumal, recibe la propuesta gráfica del Libro Blanco de Yarumal.

 

Los participantes cerraron el espacio de tres días tal como lo iniciaron: reconociendo al otro en un abrazo grupal. En un gran círculo alrededor de los mapas en los que trabajaron, cada uno ofrendó dos palabras con una vela: una para agradecer y otra de aprendizaje. «Voy a llegar donde mi esposa e hijos para contarles que aquí encontré otra familia», afirmó uno de ellos.

Tras las palabras de todos, Magdalena Calle volvió a tomar la vocería y habló sobre el Libro Blanco de Yarumal: rastros de vida, la iniciativa de memoria histórica que ha trabajado el municipio junto al CNMH. Desde 2017, la comunidad ha buscado contar su propia historia, más allá del impacto del conflicto. «Era muy triste que siempre nos encasillaran con Los Doce Apóstoles», agregó la lideresa.

La esperanza volvió a invadir el rostro de Magdalena cuando, durante el espacio, los integrantes del CNMH entregaron la propuesta gráfica del Libro Blanco con el compromiso de hacer el lanzamiento oficial en noviembre. «Hicimos esta narración partiendo de la historia de Yarumal», explicó la lideresa no solo hablando del conflicto armado, sino de la presentación sociohistórica que contiene el ejemplar.

En sus manos también estuvieron las ilustraciones de diez personas representativas del municipio. «Este libro contiene unos relatos de vida de aquellos que nos pueden llevar a resignificar el dolor», comentó la coordinadora de Madres por la Vida, mientras colocaba aquellos retratos en el rincón de la memoria, justo en la repisa que tiene grabada la frase «Aquí guardamos un espacio para el Libro Blanco de Yarumal».

El encuentro subregional terminó, pues, con la voluntad que estaba recogida en aquel rincón de la memoria, que ahora alberga algunas de las ilustraciones de los yarumalenses y espera que llegue ese Libro blanco para seguir resignificando la historia de un municipio afectado en más de una forma por el conflicto.


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