Recetas para hacerle frente a la guerra
Noticia
Autor
Mauricio Ramírez Vásquez
Fotografía
Mauricio Ramírez Vásquez
Publicado
29 Oct 2019
Recetas para hacerle frente a la guerra
La gastronomía, como gran parte de la cultura en el país, también ha sido víctima dentro del conflicto armado, pero al mismo tiempo es uno de los motores de unión y fortaleza en las zonas afectadas por la violencia. En Cúcuta, a través del Museo de Memoria de Colombia, se reunieron varias historias alrededor de la comida y la identidad para dialogar sobre su importancia en el fortalecimiento de las regiones.
Al ser la frontera más dinámica de América Latina y ante la crisis migratoria vista con mayor intensidad en los últimos años, se hizo necesario que sea un lugar priorizado para compartir las historias de violencia y dolor, pero ante todo de dignidad y fortaleza que ha dejado el conflicto armado. La exposición Voces para Transformar a Colombia, desde el 28 de septiembre, hasta el 16 de noviembre, se encuentra en las instalaciones de la biblioteca pública Julio Pérez Ferrero. Allí, decenas de personas han plasmado en dibujos y palabras sus experiencias para recordar las memorias detrás de un plato de comida, cómo se preparan y resaltar aquellos alimentos que los hacían sentir como en casa. Un espacio de encuentro y reflexión.
La exposición también se ha convertido en un espacio para escuchar y conocer estas historias. El conversatorio “Vivir en la frontera: arte y gastronomía”, sobre qué memorias guarda la comida y qué pasa con esas memorias cuando se abandona el territorio, llevado a cabo el 2 de octubre, contó con la presencia de Manuela Ochoa (del Museo de Memoria de Colombia), Jacob Sharon, Laura Rangel y Laura Sierra. Los panelistas hablaron sobre las memorias que guardan los alimentos en sus territorios.
“Yo estoy compartiendo un dulce de cacao, como una especie de chocolate artesanal, con el típico dulce de plátano y yuca que se elaboraba en el Catatumbo recurrentemente en las fiestas como aperitivo. Hubo un tiempo que se dejó de preparar a causa de la violencia porque estos productos empezaron a escasear, la gente dejó de cultivar, se desplazaron, las mujeres que lo preparaban se fueron, llegaron las petroleras a los territorios y las empresas de palma, y nuestra cultura cambió drásticamente”, explicó Jacob Sharon joven líder de Tibú, Norte de Santander.
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En cuanto a la unión que se produce gracias a la comida, Laura Nataly Sierra, quien se desplazó a Venezuela y retornó, destacó que la cocina fortalece los lazos entre las comunidades y las familias en los territorios. “La gastronomía es universal, une fronteras, une familias, compartiendo y dando aportes de lo que nosotros conocemos y sobre lo que nosotros queremos conocer de otras personas. Compartir las recetas de casa, de nuestra cultura”, complementó Laura Nataly.
Recetas que recuerdan el hogar. Les dejamos un hilo con algunas: https://twitter.com/CentroMemoriaH/status/1181559378677309440
Con respecto a la comida como vehículo de integración, el Museo de Memoria de Colombia se planteó un espacio vivo y participativo para las víctimas y la sociedad en general. “No queríamos traer un único relato, sino más bien escuchar a la gente de la región, reconociendo la pluralidad de las memorias del conflicto armado. Pensar en Norte de Santander y no pensar en la problemática de la frontera es imposible. Por esta razón, más que pensar en las líneas imaginarias que nos dividen, quisimos proponer un tema que nos une a todos y a todas”, dijo Manuela Ochoa.
Este encuentro de relatos y sabores estuvo acompañado por la presentación artística de 5ta con 5ta Crew, un colectivo cultural y social de construcción de paz a través del hip hop con el breakdance y el graffiti. Al final, los asistentes tuvieron la oportunidad de probar una muestra de los alimentos que llevaron los participantes del conversatorio.