Categoría: Libros

Serie: Una nación desplazada

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Cruzando la Frontera


Con el objetivo de contribuir al proceso de reconstrucción de la memoria histórica sobre el desplazamiento forzado, este libro da cuenta del éxodo ocasionado en la frontera entre Colombia y Venezuela, escenario donde se estima el mayor número de víctimas de esta forma de violencia. El análisis no se limita a reconstruir el punto de vista “interno” de la problemática, sino que pretende visibilizar la prolongación de un fenómeno que trasciende las fronteras. En este sentido, el presente informe espera aportar en la reconstrucción de los vínculos existentes entre el desplazamiento forzado en Colombia y la situación de los colombianos desplazados en territorio venezolano


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Con Licencia Para Desplazar


Desde 1980 a 2013 los habitantes de la región de El Catatumbo, ubicada en el departamento de Norte de Santander, han sufrido 66 masacres que incidieron en el desplazamiento de más de 120 mil pobladores. De ellos, cerca de 47 mil fueron expulsados de Tibú; región de enorme importancia geoestratégica por ser zona de frontera con Venezuela y por contar con innumerables riquezas naturales. 


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Pueblos Arrasados


El desplazamiento forzado ocurrido en el municipio de El Castillo, Meta, que primero fue silencioso e invisible y luego generalizado, ocasionó también el arrasamiento de diferentes expresiones de vida, cuando por lo menos 19 de sus veredas, y cuatro de sus centros poblados, quedaron vacíos luego de las operaciones de retoma de la zona de distención y de la militarización y toma del territorio por parte de los paramilitares. A esto se suma el acumulado de violencia sociopolítica padecida por los habitantes del municipio desde los años ochenta, al fraguarse el exterminio de la Unión Patriótica y del Partido Comunista Colombiano, y la perpetuación de diferentes acciones por la guerrilla de las Farc. 


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Una Nación Desplazada


El desplazamiento forzado permaneció inadvertido e invisibilizado durante la mayor parte del siglo XX, e incluso a comienzos del siglo XXI, bajo la justificación de que se trataba de una consecuencia o “efecto colateral” de las cinco décadas continuas de conflicto armado interno.

Este informe contrarresta esta justificación simplista y explica los motivos por los cuales el éxodo de millones de mujeres, hombres, niños, niñas, adolescentes, adultos mayores, indígenas, negros, palenqueros, raizales y gitanos, predominantemente de origen campesino y rural, no puede explicarse exclusivamente como consecuencia de la guerra y las lógicas de confrontación entre diferentes actores armados. 


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Del ñame espino al calabazo

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Del ñame espino al calabazo


Este libro recopila las experienciasresultantes del trabajo desarrollado en el proyecto Impreso en la Memoria, liderado por la coordinación de prácticas artísticas y culturales de la Dirección del Museo Nacional de la Memoria del Centro Nacional de Memoria Histórica (CNMH). Con este proyecto, se busca fortalecer yarticular los procesos colectivos de reconstrucción de la memoria a través de prácticas artísticas y culturales en las comunidades de Las Brisas (departamento de Bolívar) y Tabaco (departamento de La Guajira). Las acciones pretenden aportar a los procesos de reparación simbólica, dignificación de las víctimas, contribución a la verdad histórica y a la no repetición a partir de las formas y contenidos propios de las iniciativas de memoria territoriales.

Durante el proceso de formulación, participaron gestores comunitarios de memoria y víctimas de estos territorios, con quienes se construyó un proyecto que espera visibilizar y fortalecer las experiencias locales. De esta manera, surge el énfasis de los lenguajes literario y gráfico inspirados en las iniciativas de los líderes Rafael Posso (Las Brisas) quién desarrolló una serie.


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Pueblos arrasados

Pueblos arrasados

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Pueblos arrasados


El desplazamiento forzado ocurrido en el municipio de El Castillo, Meta, que primero fue silencioso e invisible y luego generalizado, ocasionó también el arrasamiento de diferentes expresiones de vida, cuando por lo menos diecinueve de sus veredas y cuatro de sus centros poblados quedaron vacíos luego de las operaciones de retoma de la zona de distención y de la militarización y paramilitarización del territorio. A lo que se suma el acumulado de violencia sociopolítica padecida por los habitantes del municipio desde la década de los años ochenta, al fraguarse el exterminio de la Unión Patriótica y del Partido Comunista Colombiano, y la perpetuación de diferentes acciones por la guerrilla de las FARC.

A lo largo de este proceso de reconstrucción de la memoria histórica, mujeres, hombres, abuelos, jóvenes y niños mostraron una cara oculta de la violencia en Colombia, y enseñaron sus propias lecciones acerca de la lucha por una vida digna ligada al territorio. Fueron ellos quienes contribuyeron a visibilizar un fenómeno que no es exclusivo de este municipio, sino que ha sucedido a lo largo y ancho de la geografía nacional.

Lo ocurrido en El Castillo ilustra una realidad que la sociedad colombiana está en mora de reconocer y abordar. Así, como consecuencia de la violencia y del desplazamiento forzado no solo se han vaciado territorios enteros (municipios, veredas, corregimientos, centros poblados, barrios, resguardos indígenas) sino que, en silencio y en una penosa impunidad, se han desestructurado proyectos sociales, políticos, económicos, familiares, espirituales, ambientales y culturales.

El presente informe es una invitación a descubrir qué ocurre en los lugares que quedaron vacíos como consecuencia del conicto armado, tanto desde el punto de vista de los daños y desestructuraciones, como de las resistencias y resiliencias ejercidas por las personas y comunidades que se han visto enfrentadas a este fenómeno. El objetivo es comprender que pasó y explicar cómo y por qué sucedió, con la esperanza de que hechos como estos jamás vuelvan a acontecer en Colombia


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Con licencia para desplazar

Con licencia para desplazar

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Con licencia para desplazar


La historia del Catatumbo, y especialmente de Tibú, ha estado signa-da por su ubicación estratégica en la frontera con la República Boli-variana de Venezuela y por contar con innumerables riquezas natu-rales renovables y no renovables. El pueblo indígena Barí es la vícti-ma más antigua del ingreso de actores, de los conictos y de las transformaciones del territorio. Su exterminio y desterritorialización fue amparado por el compromiso “legal” de proteger a las multina-cionales beneciarias de la Concesión Barco del “arco y la echa” indígena.

Desde los años ochenta comenzaron a tenderse nuevas bras de la violencia, las que en apenas tres décadas lograron entramar un terri-torio con paisajes, economías y actores nuevos: el petróleo, la coca, la política antidrogas, la agroindustria de la palma y el auge minero energético. En su entramado fueron sustanciales el “paraguas legal” de la Defensa Nacional y la Doctrina de Seguridad Nacional, las Convivir y la Política de Consolidación Territorial.

La comisión de treinta masacres de cuatro o más personas y el desplazamiento de más de treinta y cuatro mil entre 1997 y 2004 conllevó una profunda reestructuración territorial. En la última década terratenientes, empresas palmeras y políticos adquirieron masivamente tierras en las que se instalaron cultivos de palma de aceite y proyectos minero energéticos.

Como se cuenta en este informe del Centro Nacional de Memoria Histórica, a pesar del horror y las transformaciones del territorio, tibuyanos y tibuyanas construyen un vigoroso tejido social para retornar y permanecer en él, a la vez que demandan el recono-cimiento de la responsabilidad del Estado en las violencias.


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Desmovilización y reintegración paramilitar

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Desmovilización y reintegración paramilitar


El libro que el Centro Nacional de Memoria Histórica le presenta al país, titulado Desmovilización y reintegración. Panorama posacuerdos con las AUC”, producto del arduo trabajo realizado por el investigador Álvaro Villarraga Sarmiento y su equipo, tiene dos características que hacen que su publicación cobre en la actualidad significativa importancia: La primera, la oportunidad, pues el momento histórico que vivimos como sociedad, avanzado aunque no sin graves dificultades en el proceso de paz que impulsa el gobierno de Juan Manuel Santos, reclama como urgente conocer a fondo lo que ha vivido y desarrollado el país en materia de políticas de desmovilización, reinserción y reintegración –DDR–. Valga decir, conocer esa historia, acceder con sentido crítico y constructivo a la memoria de esos procesos a través de distintos actores y a los resultados de los mismos, los cuales constituyen insumos necesarios para diseñar, ojalá pronto, nuevas, pertinentes y concertadas políticas públicas en la materia, que de verdad sirvan a los propósitos de paz.

La segunda característica del texto es que pone de presente y sobre la mesa la importancia de construir, a partir de lo construido, políticas públicas de DDR para una etapa de posconflicto bélico que será compleja, difícil y larga, que exigirá sacrificios y un alto sentido de solidaridad de todas y todos los colombianos, asumiendo y analizando las experiencias positivas y negativas que nos han dejado décadas de intentos con logros pero también con fracasos o frustraciones. De la lectura del texto puede inferirse algo así como un manual de buenas y malas prácticas que podrán orientar la difícil tarea que supone la desmovilización, el desarme y la reintegración, si el proceso de paz en curso concluye con éxito.


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Yo aporto a la verdad: acuerdos de contribución a la verdad y a la memoria histórica. Mecanismo no judicial de contribución a la verdad, la memoria histórica y la reparación, Ley 1424/2010. Resumen

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Yo aporto a la verdad: acuerdos de contribución a la verdad y a la memoria histórica. Mecanismo no judicial de contribución a la verdad, la memoria
histórica y la reparación, Ley 1424/2010. Resumen


La tarea principal de la DAV (Dirección de Acuerdos de la Verdad) del CNMH es contribuir a esclarecer el fenómeno paramilitar, con apoyo en el mecanismo no judicial de contribución a la verdad y la memoria histórica de los Acuerdos de la Verdad.

Este ejercicio de reconstrucción de memoria histórica a través de los Acuerdos de la Verdad conjugará las revelaciones proporcionadas por la población desmovilizada de estructuras paramilitares, en proceso de reintegración y firmante de estos acuerdos, con las revelaciones entregadas voluntariamente por otras personas, organizaciones e instituciones interesadas en este proceso.

El análisis de tales informaciones habrá de complementarse y contrastarse con la línea de base establecida por la DAV sobre cada estructura paramilitar y con el apoyo en las diversas fuentes secundarias de información existentes.

Esta versión resumida del Informe No. 1 Yo Aporto a la Verdad entrega información y consideraciones sobre el diseño y puesta en marcha del mecanismo no judicial de memoria histórica implementado con los Acuerdos de la Verdad. Entrega consideraciones de enfoque, de fundamentación jurídica, sobre la metodología adoptada y el contexto en el cual se actúa. Permite conocer los procedimientos e instrumentos adoptados y los resultados conseguidos con su aplicación en el nivel nacional y en distintas regiones. Señala las rutas en asuntos como la convocatoria de la población desmovilizada firmante de los acuerdos y la toma de otras contribuciones voluntarias. Detalla los criterios para la valoración de las contribuciones de las personas desmovilizadas participantes en el mecanismo y el procedimiento para su certificación. Y rerefiere el proceso de sistematización de hallazgos y de investigación orientada a la producción de los informes.


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La palabra y el silencio

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La palabra y el silencio


En Colombia, desde 1977, han sido asesinados 152 periodistas por hacer su trabajo. La mayoría de ellos trabajaban en pequeñas emisoras y periódicos regionales, y su compromiso con el oficio lo dedicaban a investigar y denunciar hechos de corrupción o sucesos del conflicto armado que se vivían en las distintas zonas.

Esa cifra de asesinados, juntos a las amenazas, los secuestros y las demás obstrucciones que han sufrido los reporteros, han llevado a que el país ocupe los peores puestos en indicadores de libertad de expresión.

Los periodistas sufren por romper el silencio, por poner en palabras la verdad de lo que acontece, por informar lo que sucede, por creer que una sociedad informada no permitirá que las injusticias se perpetúen o se repitan. Pero el armado y el corrupto se incomoda con la palabra del periodista, quiere quitársela, apagarla, sacarla del aire, para que solo se imponga el discurso de la guerra y de la corrupción.

Hacer memoria sobre ese periodismo que ha resistido entre la palabra de su oficio y el silencio de la guerra es, en parte, devolverle la dignidad a los primeros que dieron la vida reconstruyendo la verdad de nuestra historia. Es también devolverle a la sociedad la posibilidad de saber, de informarse, y de salir del desconcierto que deja el conflicto.


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El legado de los ausentes. Líderes y personas importantes en la historia de El Salado

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El legado de los ausentes. Líderes y personas importantes en la historia de El Salado


El libro “El legado de los ausentes. Líderes y personas importantes en la historia de El Salado”, es la más completa descripción biográfica sobre cinco perfiles de dirigentes emblemáticos de esta comunidad anclada en los Montes de María. Una reconstrucción de memoria realizada por el Centro Nacional de Memoria Histórica a través de los relatos de sus familiares, amigos y conocidos.

El Salado era un pueblo condenado a desaparecer. Los actores del conflicto armado hicieron todo lo posible para arrasar con este pueblo enclavado en la región de los Montes de María. No les bastó con perpetrar dos masacres seguidas de desplazamientos forzados que provocaron su abandono. No les fue suciente amenazar a las personas que retornaron con bombardear su pueblo con cilindros de gas si no lo abandonaban. Exterminaron y estigmatizaron a los liderazgos comunitarios para doblegar la voluntad de saladeros llenos de coraje y valentía que se resistieron a que su pueblo desapareciera, aún si ello implicaba sacrificar su propia vida.

Pedro Eloy Cohen, Agustín Redondo, Álvaro Pérez Ponce, Gustavo Rendondo, María Cabrera y los tabacaleros representan ese pasado trágico pero también resistente y emprendedor de los saladeros y saladeras. Cada uno de ellos, seres humanos, con virtudes, defectos y vacilaciones, se volvieron extraordinarios en medio de la adversidad para transformar la vida de su poblado, sus condiciones de vida, sus formas de pensar, pero siempre exaltando la dignidad. Se busca en el pasado lo que se reclama para el presente: un liderazgo inspirado en el servir a otros, en la búsqueda del bienestar colectivo y en levantar la voz contra las injusticias.

El Salado aún no es lo que en su pasado próspero fue, pero mientras siga siendo, mientras sea presente, todo será posible en el futuro.


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Aniquilar la diferencia

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Aniquilar la diferencia


Cuando se arma que una comunidad ha sentido con fuerza el impacto del conflicto armado, ¿en quiénes se piensa dentro de la comunidad? ¿Quiénes conforman, legítimamente, “la comunidad”? Existen siempre márgenes sociales, personas que las propias comunidades no han reconocido como sujetos de derecho y han vivido victimizaciones por causa de la guerra. Las voces de estas víctimas, que incluso antes del accionar armado han sufrido sistemáticamente la estigmatización y la violencia, pocas veces logran ser recogidas en los procesos de memoria histórica, pues no todas las personas que conforman una comunidad tienen la misma posibilidad de hablar, ni todas las vidas aparecen como “susceptibles de ser lloradas” (Butler, 2010).

En esa perspectiva, este informe asume una deuda institucional que se mantenía pendiente: avanzar en la construcción de la memoria histórica de uno de los sectores de víctimas históricamente marginado, esto es, aquellas víctimas del conicto armado que se reconocen como lesbianas, gays, bisexuales, transgeneristas o desde otros lugares que se apartan de la norma heterosexual.


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Crímenes que no prescriben

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Crímenes que no prescriben


Esta investigación muestra el accionar de los paramilitares en Arauca y los crímenes sexuales cometidos por ellos, los cuales reúnen elementos que permiten calificarlos como crímenes de guerra y lesa humanidad.

En Arauca, como en Colombia, impera una cultura en la que la violencia contra las mujeres es omnipresente y socialmente aceptada. “En el contexto araucano, la violencia sexual no emerge como una forma novedosa de violencia ejercida exclusiva por los actores armados, sino que hace parte de un continuum de violencias ejercidas contra ellas”, dice el informe.

Este informe es una aproximación a la forma de violencia más silenciada del conflicto armado. Es un ejercicio de esclarecimiento histórico, un aporte a la reparación simbólica de las víctimas y una aproximación respetuosa a las mujeres que han sido víctimas de estos hechos. 

La violencia sexual contra las mujeres en el conflicto armado es la continuación de la violencia sexual en la sociedad. Aunque el marco normativo para atenderlas ha avanzado, su aplicación práctica presenta serias deficiencias.

El informe discute las complejidades jurídicas del tema, la legislación internacional y nacional y las circunstancias en las que la violencia sexual puede considerarse como un crimen internacional, ya se trate de un delito de lesa humanidad, un crimen de guerra o parte de una estrategia de genocidio u otros crímenes internacionales, como la tortura.

El caso de Arauca

El informe hace un resumen de los inicios y el desarrollo del conflicto armado en Arauca: la colonización dirigida del Sarare, del gobierno de Guillermo León Valencia, en 1963, y el comienzo de la Anuc. Las primeras acciones del Eln y las Farc, en 1980; los intentos de creación de varias Convivir a lo largo de los años noventa; la llegada del Bloque Vencedores de Arauca, liderado por los mellizos Mejía Múnera, en 2001, a petición de empresas petroleras y políticos locales, que dispara los homicidios de civiles (99% de sus víctimas), y la desmovilización de medio millar de efectivos en 2006; la cruenta guerra entre las Farc y el Eln, entre 2005 y 2010, que ocasionó un aumento de la tasa de homicidios y el desplazamiento forzoso, y la excepcional ausencia de ‘bandas criminales’ en el departamento, en años recientes. 


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