Libro
El Placer. Mujeres, coca y guerra en el Bajo Putumayo
La población civil del Bajo Putumayo ha sido, por más de veinte años, configurada en blanco y negro: guerrilleros o paramilitares. El acelerado progreso de los cultivos de coca, tan atractivo para las mafias y los actores armados, convirtieron esta tierra, de infinitos recursos naturales y cosmogonías indígenas, en un escenario de guerra.
El Placer: mujeres, coca y guerra en el Bajo Putumayo es un recorrido por estas dos décadas de violencia impartida por las FARC y las AUC. Revela, también, los esfuerzos de resistencia de la población, promovidos, en especial, por las mujeres, quienes aún hoy persisten en un profundo anhelo por hacer memoria y romper con los estigmas que han marcado a su pueblo.
La inspección de policía El Placer del municipio del Valle del Guamuez ha sido un punto clave de este conflicto. Narcotraficantes, guerrillas y paramilitares dispersaron terror, miedo, amenazas, torturas y violencia sexual por el afán de controlar el negocio de la producción de hoja de coca. Como si fuera poco, durante los noventa, El Placer fue foco de fumigaciones con glifosato (fue en esta zona, precisamente, donde comenzó el Plan Colombia), cuando a sus alrededores se extendía una de las mayores áreas de cultivo de coca.
En los años noventa imperó la hegemonía guerrillera. Las FARC regulaban el negocio, administraban la justicia e intervenían en la cotidianidad de la población. En 1999 la expansión paramilitar en el sur de Colombia sembró al Bloque Sur Putumayo de las AUC en la zona. Empezó entonces una disputa por el poder territorial, económico, político y social. Durante siete años los paramilitares tomaron el casco urbano de El Placer como su base militar. Dado el prolongado tiempo de dominio de las FARC, los habitantes de El Valle y de El Placer fueron estigmatizados por las AUC como “guerrilleros de civil”.
‘Guerrillero’, ‘colaborador’, o ‘auxiliador’, fueron los rótulos con los que los paramilitares categorizaron a los campesinos de la zona, posteriormente amenazados o castigados. ‘Decente’, ‘indecente’, ‘prostituta’, ‘paraquera’ o ‘recorrida’, fue como resumieron los roles de las mujeres, limitando su participación en la comunidad y, en muchos casos, sometiéndolas al escarnio público. Los pobladores de El Placer han decidido parar de guardar silencio. En este libro narraron sus historias y transmitieron sus dolores. Dejaron claro que son mucho más que un rótulo.
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