Hoy las víctimas son más de nueve millones
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CNMH
Movilización Nacional de la Ruta Pacífica de las Mujeres «Un viaje de alegría y fiesta por la vida» en el Bajo Cauca y el Norte de Antioquia. Crédito: Ruta Pacífica de las Mujeres.
18 diciembre 2023
Desde 1996, la organización feminista, pacífica y antimilitarista ha transitado Colombia poniendo en el centro el cuerpo de las mujeres como territorio de violencias en el conflicto armado.
En la tierra donde el banano brota con facilidad y el conflicto armado ha dejado una huella imborrable, empezó a sonar un llanto colectivo de dolor que alcanzó los oídos de más de mil mujeres en Colombia. En 1996, al Urabá antioqueño llegaron alrededor de mil quinientas mujeres para abrazar a aquellas cuyos cuerpos eran desgarrados por la violencia.
«Supimos que había un corregimiento donde el 70 % de las mujeres eran víctimas de violencia sexual», dice Marina Gallego Zapata, coordinadora nacional y cofundadora de la Ruta Pacífica de las Mujeres (RPM). Esa cifra despertó las alarmas de las organizaciones de mujeres y se sumó a la intranquilidad por el pico de desplazamientos y masacres que había en la subregión. «Teníamos que hacer algo por esas víctimas totalmente invisibles en Colombia», agrega.
En ese momento, la RPM no existía, pero la necesidad de una movilización era latente. «No hubo que convencer a nadie, sino que más bien canalizamos la situación para juntarnos», explica la coordinadora nacional. En una época en la que no existían las redes sociales, las organizaciones —en su mayor parte de Medellín— aparecieron en los periódicos de la época, nacionales e internacionales, y llegaron hasta Mutatá (Antioquia).
De acuerdo con Kelly Echeverry Alzate, coordinadora de la RPM en Antioquia, desde esa movilización se empezó a tejer y a construir el movimiento. «La Ruta cruza todos esos territorios que eran negados para las mujeres y reivindica que este país también nos pertenece», puntualiza.
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Han pasado 27 años desde la consolidación del movimiento feminista, pacifista y antimilitarista, y una de las razones por las que se ha mantenido en el tiempo tiene que ver con las organizaciones que lo componen. «Las que vinieron no fueron mujeres individuales —señala Marina—. Cuando decidimos crear la Ruta, fue una decisión colectiva de nueve regiones».
Las cerca de mil quinientas mujeres que llegaron a Mutatá estuvieron impulsadas por el dolor de las víctimas. «Cuando uno escucha a las cofundadoras, había mucha indignación y creo que eso convocó a otras feministas», precisa Kelly sobre el movimiento que pone en el centro el cuerpo de las mujeres como territorio afectado por violencias sistemáticas. «La RPM es un proceso, es como una sombrilla en la que están todas las organizaciones».
En vez de debilitarse, el tejido que se construyó desde noviembre de 1996 se ha fortalecido. «Yo no sé si las fundadoras sabían que esto iba a perdurar durante más de veinte años y se iba a volver un movimiento tan potente», indica la coordinadora de Antioquia. Así, Mutatá fue la primera de muchas movilizaciones que buscaron la paz y la reivindicación de las mujeres.
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«Del 2000 al 2009, la RPM se mantuvo, se sostuvo y se consolidó en medio de un país que no daba para negociaciones», comenta Gallego. A diferencia de otras organizaciones que desaparecieron bajo la política de Seguridad Democrática, «nosotras nos hicimos al lado de las mujeres y mantuvimos una agenda hasta que llegó el Acuerdo de Paz con las FARC», añade.
Ni un hombre, ni una mujer, ni un peso para la guerra
La Ruta Pacífica de las Mujeres ha pasado por el territorio a contracorriente. «Que un montón de mujeres entraran sin pedir permiso a Mutatá, sin militarizar la zona, es un acto de profunda rebeldía y sentido por la vida», sostiene Echeverry. Y ese ejercicio por y para las mujeres generó una fuerza colectiva de decir «aquí estamos».
Las feministas que le han apostado a seguir los caminos tejidos desde Urabá entendieron que los armados también podían ser los hijos e hijas de las activistas. «Este movimiento no solo es en contra del uso y gasto en las armas —reflexionó Kelly—, sino que es también en contra de la militarización de la vida civil y cotidiana».
Para Kelly Echeverry, coordinadora de la RPM en Antioquia, lo que se logró en el 96 fue un acto mayor a la rebeldía. «Que un montón de mujeres entraran sin pedir permiso, sin militarizar la zona […] es un acto de profundo sentido por la vida», afirmó.
— Centro Nacional de Memoria Histórica (@CentroMemoriaH) November 30, 2023
Sin la consigna con la que nació la RPM («ni un hombre, ni una mujer, ni un peso para la guerra»), el movimiento no sería lo que es hoy. «El camino del antimilitarismo ha sido nuestro polo a tierra. Es nuestro apellido fundante, que propende por la recuperación de la vida y del territorio dignamente», afirma la coordinadora de Antioquia.
Tanto Kelly como Marina han encontrado un apoyo colectivo en la Ruta, y esa sensación también se ha replicado a lo largo del país. «Creo que la movilización es un abrazo real a los territorios», dice Echeverry. Las mujeres saben que cuentan con un apoyo, saben que si violan a una o incluso si reclutan a un menor de edad la Ruta denunciará.
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CNMH
Durante el 7 de velitas, en la Semana por la Memoria, el CNMH lanzó juegos pirotécnicos en la gran fogata por la memoria para apostarle a la transformación.
12 diciembre 2023
Del 5 al 10 de diciembre de 2023, en la Plazoleta del Concejo de Bogotá, se realizaron conversatorios, muestras artísticas y juntanzas para honrar y dignificar las tradiciones de los pueblos indígenas y de las comunidades negras, raizales, afrodescendientes, palenqueras y campesinas.
«La creación de la Semana por la Memoria de 2023 se la entregamos a las acciones que transforman», manifestó María Gaitán Valencia, directora del Centro Nacional de Memoria Histórica (CNMH). Entre el 5 y el 10 de diciembre, desde distintos territorios se congregaron líderes y lideresas en el eje de la memoria de la capital para encender una luz por la memoria y la transformación.
Bajo la premisa «El territorio habla, el centro escucha», el CNMH ha implementado la estrategia de territorialización para llegar a aquellos lugares afectados por el conflicto armado en Colombia. «Al escuchar el territorio, empezamos a tener luces de lo que estamos viendo hoy. Si nosotros no avanzamos a una memoria histórica, con un enfoque de transformación, no vamos a lograr salir de esta guerra», explicó la directora.
De este modo, las acciones que transforman fueron las protagonistas de la Semana por la Memoria 2023. Alrededor del Fogón del Ubuntu hubo seis juntanzas para reflexionar, dignificar y honrar la diáspora africana en Colombia; y en las demás zonas se presentaron veinte conversatorios y quince expresiones artísticas, entre ellas el concierto de la rapera Diana Avella en compañía de la Tribu Newen.
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El Fogón del Ubuntu, eje central de la Semana por la Memoria, fue el epicentro de conversaciones entre mujeres cocineras de comunidades negras, afrocolombianas, raizales y palenqueras de distintas regiones del país, investigadoras y el chef congolés Chris Massamba. En este escenario, el CNMH buscó reconocer el fogón como punto de partida para valorar los aportes de las cocineras tradicionales a la transmisión de saberes, la unidad de las comunidades y la transformación cultural.
En seis momentos diferentes, los participantes narraron las historias, los aprendizajes, las reflexiones y las identidades que han construido en torno a la cocina. Iselis Cassiani, sabedora de Palenque, dijo: «Para las mujeres afrocolombianas, la gastronomía es clave. Nosotras aportamos a la memoria, al cuidado de las raíces africanas y de nuestra identidad a través de la cocina, que es una de nuestras muchas expresiones de resistencia».
El chef congolés Chris Masamba, que reside en Francia, reiteró el vínculo entre la gastronomía y las formas de la resistencia: «Las recetas y los ingredientes de la cocina tradicional africana son mucho más que un método de preparación de nuestros alimentos; son, ante todo, un símbolo de nuestras luchas por la libertad. África vive y resiste a través de cada receta».
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En estos diálogos también se reconocieron las afectaciones que el conflicto armado ha producido en la alimentación de las comunidades. Los confinamientos, por ejemplo, les han impedido ir a las parcelas a sembrar y a los ríos a pescar. Carolina Escobar, del CNMH, explicó que «los grupos armados limitaron las formas tradicionales de cocinar de las comunidades afros. En el desplazamiento forzado se perdieron prácticas como la pesca y las azoteas. Se perdieron plantas e ingredientes para mantener las recetas vivas».
Estas conversaciones motivaron la participación de organizaciones sociales y de víctimas. La Corporación Camaleón, de Apartadó, destacó que las prácticas culinarias han conservado la identidad que ha sido amenazada por la violencia: «Las ollas comunitarias nos han hecho fuertes para enfrentar una violencia mucho más cruda, una violencia interna que nos ha despojado de lo más importante: la cultura. ¿Eso dónde lo encontramos? En un plato de comida, en las manos que nos preparan el alimento».
Antes y después de los diálogos, las cocineras compartieron con el público productos elaborados por ellas: dulce de papaya del Cauca, arequipe de borojó y chontaduro del Chocó, y viche curado de Tumaco. En el mismo Fogón se preparon alimentos para los asistentes.
Al cierre de la última juntanza, la directora general del CNMH, María Gaitán Valencia, informó que la metodología del fogón se replicará en el Museo Nacional de Colombia, donde se realizarán escuchas permanentes.
«Me dijeron que estoy en la lista, dizque por colaborar con la guerrilla, ¡pero no es cierto! Yo soy la voz de la comunidad». Con esas palabras empezó el monólogo Elvia de la lideresa y defensora de derechos humanos Martha Hinestroza. «La bala del fusil me encontró de rodillas llorando […], pero desperté en un mundo diferente, en uno donde hay justicia», agregó.
Hinestroza llegó a la Semana por la Memoria desde Londres para enseñar cómo el arte le ha permitido transformar el dolor que conlleva el exilio. «Hice este monólogo porque el nombre de mi tía Elvia no aparece en ninguna parte y yo quise reivindicarla por lo que hacía por la comunidad», precisó la activista. A través de la danza acompañada por la cumbia y la dramaturgia, les demostró a los asistentes que no ha perdido esa conexión con la tierra que la vio nacer. «Nosotros somos la Colombia fuera de Colombia. No estamos acá, pero nuestro corazón sí es de acá».
2️⃣ El monólogo «Elvia»
«Me dijeron que estoy en la lista dizque por colaborar con la guerrilla, ¡pero no es cierto! Yo soy la voz de la comunidad»: así inició el monólogo que narró el asesinato de Elvia, tía de Martha Hinestroza que se dedicaba a servirle a la comunidad. pic.twitter.com/LQ2lV6B7pQ— Centro Nacional de Memoria Histórica (@CentroMemoriaH) December 6, 2023
La defensora de derechos humanos se presentó en la zona de la tarima, adonde también llegó el sonido del bullerengue desde Antioquia y las reflexiones del pueblo indígena nasa desde Santiago de Cali. En la Semana por la Memoria, las puertas se abrieron para que el territorio cantara, tejiera, hablara y contara las tradiciones con las que resiste y transforma.
Los participantes del Laboratorio colaborativo vinieron desde territorios como Caquetá, Putumayo y Sumapaz.
Desde que inició el despliegue de su estrategia de territorialización, el CNMH ha promovido diferentes estrategias y espacios de diálogo y aprendizaje colectivo. Una de estas estrategias es el laboratorio colaborativo Naturaleza y Territorio en el Marco del Conflicto Armado, que se concibe como un espacio de encuentro y aprendizaje en común para explorar los impactos del conflicto armado en la naturaleza.
Este laboratorio ocupó un lugar muy importante en la agenda de la Semana por la Memoria 2023. Personas y organizaciones de diferentes regiones participaron, durante cinco días, en una gran juntanza creativa para pensar propuestas, ideas y dispositivos que permitan escuchar a la naturaleza y conocer lo que ella tiene por decir en relación con los daños ocasionados por la guerra. Así, se conocieron siete propuestas de la sociedad civil para avanzar hacia la comprensión de las causas y los impactos del conflicto armado a partir de la naturaleza.
Desde Bogotá, un grupo de personas propuso rescatar el conocimiento y los usos de plantas tradicionales que se perdieron con ocasión de los destierros, desarraigos y desplazamientos forzados. Otra de las propuestas fue la construcción de una ruta de reconciliación y memorias de los páramos situados en los municipios de Cocuy, La Uvita y Chita (Boyacá).
Durante cinco días, grupos de ciudadanos intercambiaron ideas para pensar dcómo darle voz a la naturaleza.
Desde Solano (Caquetá), se propuso escuchar los ríos de Colombia, conocer sus especies animales y vegetales, pero también las memorias de las comunidades que habitan sus riberas, que los navegan y protegen sus aguas. Esta propuesta, llamada «Ictio-Teca», nació durante un monitoreo comunitario de peces en el medio río Caquetá y, según los participantes, es algo parecido a una «biblioteca del río y de los peces». La «Ictio-Teca» quiere navegar hacia otros ríos de Colombia para involucrar a diversas comunidades en el conocimiento de sus fuentes de agua, así como en la conversación sobre las maneras en que han sufrido los ríos a causa de la guerra y en la proyección de ideas para cuidarlos colectivamente.
Algo parecido propusieron los participantes del corregimiento de Santa Ana, municipio de Puerto Asís (Putumayo), quienes invitaron a juntarse en las orillas del río Putumayo y a navegarlo para hacer memoria con la naturaleza a través del teatro.
La propuesta de Solano (Caquetá) se llama «Ictio-Teca» y le apuesta al conocimiento de los ríos y sus especies.
Desde la Serranía del Alto Baudó, los participantes invitaron a escuchar el árbol de la jagua, tal como lo ha hecho ancestralmente el pueblo embera dobida. Ese árbol es especial, pues, a través de sus frutos y semillas, las comunidades embera se protegen, se comunican, se identifican, se embellecen y se conectan con sus espíritus sagrados. La memoria de árboles como este es clave en la comprensión de las dimensiones de los daños socioambientales del conflicto en nuestras selvas.
Desde Usme (Cundinamarca), se propuso avanzar en la construcción de la memoria histórica a través de un proyecto de reforestación activa de las cuencas del río Tunjuelito y se hizo un llamado de atención a considerar a las comunidades campesinas como parte esencial del páramo de Sumapaz, de su conservación y sus memorias.
El CNMH continuará apostándole a la reconstrucción de las memorias de la naturaleza a la que reconoce y comprende como un sujeto de dolor que también debe ser reparado y sanado.
El CNMH espera que las propuestas construidas durante el colaboratorio se consoliden en el futuro.
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CNMH, Encuentro Internacional de Diplomacia Feminista por la Paz, Exilio, Género, Insilio, Migración, Mujeres, Refugio
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CNMH
La directora general del CNMH participó en el panel «El territorio habla y el CNMH escucha» del I Encuentro Internacional de Diplomacia Feminista por la Paz. Foto: Cristian Sánchez.
12 diciembre 2023
Esta apuesta se presentó durante el I Encuentro Internacional de Diplomacia Feminista por la Paz, que se desarrolló en Bogotá entre el 28 y el 30 de noviembre con la participación de lideresas y organizaciones de víctimas colombianas que residen en 26 países.
Reconociendo el acumulado de procesos de memoria y esclarecimiento de la verdad realizados con las víctimas en el exilio, el CNMH diseñará durante 2023 el Plan de Memoria Histórica del Exilio, del Retorno y del Insilio* (MHERI). El proyecto se construirá participativamente con organizaciones sociales, de víctimas, víctimas no organizadas y comunidades de acogida.
Lee más sobre el exilio colombiano en este libro.
Así lo anunció la directora general del CNMH, María Gaitán Valencia, durante el I Encuentro Internacional de Diplomacia Feminista por la Paz, convocado por mujeres exiliadas, refugiadas y migradas con el objetivo de incidir en la construcción de políticas públicas que promuevan la participación política de las mujeres en las agendas de paz y seguridad, así como la reparación integral de las víctimas en el exilio.
El MHERI se diseñará durante 2023, a partir de la construcción colectiva de un plan piloto de memoria del exilio, retorno e insilio; un piloto de reconocimiento de los puntos fronterizos donde se asientan comunidades binacionales; y planes de memoria regionales o interregionales. Surtidas esas etapas, la implementación podría iniciar entre 2025 y 2026.
#AEstaHora | Inicia la intervención del #CNMH en el I Encuentro Internacional de @DiplomaciaFPaz, convocado por lideresas y organizaciones de víctimas provenientes de 26 países.
🔗transmisión: https://t.co/cRkuSrEvAF
— Centro Nacional de Memoria Histórica (@CentroMemoriaH) November 28, 2023
Al respecto, señaló la directora del CNMH: «Tenemos el gran reto de que hay nuevos elementos que se incorporan al exilio y que están perdidos en estos trabajos que se hacen con memoria histórica: es todo el trabajo del retorno, como elemento sustancial de reconstrucción de memoria, y también otro elemento: el insilio. Es fundamental que trabajemos en exilio, retorno e insilio como un solo componente».
La elaboración del plan tendrá en cuenta los aprendizajes de la Agenda Exilio del CNMH, así como la metodología, los hallazgos y las recomendaciones del tomo «La Colombia fuera de Colombia» del Informe Final de la Comisión para el Esclarecimiento de la Verdad.
Te invitamos a conocer el especial web «Voces del Exilio».
Alba Teresa Higuera Buitrago, integrante de la Colectiva de Mujeres Refugiadas, Exiliadas y Migradas, y participante del I Encuentro Internacional de Diplomacia Feminista por la Paz, destacó que existe un importante acumulado de acciones y procesos de memoria, a partir de los cuales será necesario «seguir construyendo no a partir del dolor, sino de la alegría, lo común y el bienestar, que es lo que correspondería en estas sociedades del siglo XXI».
Dentro de ese acumulado de acciones y procesos de memoria se encuentran iniciativas como la obra de teatro «Mujer-eres, el teatro como arte sanador», el libro «Rompiendo el silencio desde el exilio. Aportes para la memoria y la construcción de paz con enfoque de género» (2018) y el informe «Exilio colombiano. Huellas del conflicto armado más allá de las fronteras» (CNMH, 2018).
El I Encuentro Internacional de Diplomacia Feminista por la Paz fue convocado por organizaciones y lideresas de 26 países. Foto: Cristian Sánchez
El I Encuentro buscó, además, incidir en la elaboración de nuevos instrumentos legales para la reparación de las víctimas en el exilio con enfoque de género, étnico y de discapacidad, además de la ampliación de la participación de las mujeres exiliadas, refugiadas y migradas en el actual proceso de diálogos con el ELN y otros que puedan desarrollarse en el marco de la política de Paz Total.
Puedes leer también: Mujer-eres, el teatro como arte sanador
Las mujeres exiliadas también pusieron en común las dificultades que siguen enfrentando en sus países de acogida, como la negación de las solicitudes de asilo, las dificultades para el acceso a trabajos bien remunerados y al reconocimiento de sus títulos profesionales, la discriminación, la prisionalización y las limitaciones para el acceso a los sistemas de salud, entre muchos otros.
En esa línea, Alba Teresa Higuera señaló que es necesario tramitar un nuevo proyecto de ley que reconozca las necesidades de las víctimas en el exterior y conciba retornos estacionales, teniendo en cuenta las realidades de las familias que se han construido tras largos años en el exilio: «Tenemos interés de seguir incidiendo en la política pública, en las acciones y responsabilidades de los Estados para garantizar los derechos fundamentales de la sociedad y de las mujeres específicamente».
Durante el I Encuentro, el CNMH participó en la mesa sobre la Estrategia de Territorialización y el enfoque de género en el trabajo por la memoria, con el objetivo de «codiseñar estrategias para que los procesos de memoria en el exilio relacionados con archivos, esclarecimiento de la verdad, museos, iniciativas de memoria, reparación colectiva y pedagogía sean socializados y obtengan los apoyos necesarios».
*«Insilio» es un término no registrado en el diccionario, que se refiere a las “personas afectadas por el exilio de sus familiares”, tal como señaló la Comisión para el Esclarecimiento de la Verdad en su informe La Colombia fuera de Colombia.
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Lanzamiento del hito de memoria El Alto de los Espíritus en el Cementerio La América, en San Javier (Medellín)
7 diciembre 2023
El 25 de noviembre, Agroarte y la Red Territorial de Memorias realizaron el lanzamiento de una iniciativa que conmemora el trabajo de búsqueda de las personas desaparecidas en La Escombrera, en la comuna 13 de Medellín.
«Antes de ser escombreras fuimos bosques, fuimos río, fuimos viento», dijo Aka, integrante de Agroarte Colombia, durante el lanzamiento del hito de memoria El Alto de los Espíritus, una iniciativa que conmemora a las víctimas de desaparición forzada. «Esto que nos ha pasado no es un dolor individual, es colectivo —precisó el activista—. Estar en este espacio nos permite dialogar no solo con nuestros muertos, sino también con los vivos».
Con el propósito de acompañar ese duelo colectivo, Agroarte Colombia y la Red Territorial de Memorias de Medellín convocaron a la comunidad al Cementerio La América, en San Javier. El sábado 25 de noviembre, hicieron un reconocimiento a «la vida del viento, del agua, de los espíritus, de los insectos, de los pájaros, de las plantas silvestres, del bosque», según contó Aka. De acuerdo con él, el propósito de la iniciativa es dejar de pensar en esos lugares de memoria —como lo es La Escombrera— solo por la historia de la guerra y la sangre derramada. «Aquí poco se habla de las acciones que pasaron antes en el territorio, de los palenques que llegaron y de los mismos espíritus», puntualizó.
«Cuando preguntes por los desaparecidos de las escombreras en la comuna 13, recuerda al bosque y a los árboles talados, a la flor arrancada y a la quebrada sepultada», se lee en la postal que cada uno de los asistentes recibió durante el evento. «En esta montaña reposan nuestras memorias y las memorias de la vida que brota a pesar del cemento», agregó Aka.
Bajo esa premisa se lanzó la galería fotográfica El Alto de los Espíritus. «Este hito busca reconocer esas otras memorias que no han sido tan dignificadas, como las de las escombreras», afirmó Metano, presentador del conversatorio realizado durante el evento gracias al apoyo del Centro Nacional de Memoria Histórica (CNMH).
«Esta acción de memoria está centrada en el trabajo de búsqueda de personas desaparecidas en La Escombrera», explicó Óscar Cárdenas, coordinador del equipo regional pionero del CNMH. En la comuna 13 aún está presente el dolor que rodea aquel botadero de escombros que fue utilizado para ocultar cuerpos de personas detenidas, torturadas, ejecutadas e inhumadasr. «Hoy es el día para volver al pasado y hacer este duelo colectivo», añadió Cárdenas.
Al encuentro asistieron alrededor de cien personas desde las 3:00 de la tarde hasta las 7:00 de la noche y, en honor a los espíritus de quienes ya no están, se efectuó una misa de ánimas y un recorrido animero con la comunidad. «No podemos permitir más violencia —comentó el sacerdote—. Con las ánimas benditas le decimos no a la guerra y sí a la vida».
Lo cierto es que quienes participaron en el encuentro no solo conmemoraron la vida, sino que también reflexionaron sobre cómo afrontar el duelo. «Recordemos que este es un lugar vivo en el que siguen pasando no solamente las personas vivas, sino también los espíritus», señaló Yuly, también presentadora de la charla.
Así pues, la memoria, la vida y el territorio fueron los protagonistas durante el lanzamiento. De hecho, Daniela Posada, investigadora e invitada al conversatorio, recogió en una frase por qué es importante ese hito de memoria: «Todo ser ausente es un ser querido y toda historia es una historia que merece ser escuchada».
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Integrante de la Corporación Camaleón de Apartadó durante la presentación de la obra de teatro Érase una vez un Pueblo Bello, en el cuarto encuentro subregional de la estrategia de territorialización del CNMH.
29 noviembre 2023
Entre el 16 y el 18 de noviembre, alrededor de 100 personas se congregaron en Apartadó (Antioquia) para conocer y construir en conjunto la propuesta de territorialización del Centro Nacional de Memoria Histórica (CNMH) «El territorio habla, el centro escucha».
«Esta es una tierra donde las madres enterramos a los hijos, porque estamos maldecidos», dijo una de las voces que interpretó la obra de teatro Érase una vez un Pueblo Bello. La pieza cuenta la historia de un corregimiento de Turbo (Antioquia) que afrontó uno de los episodios más violentos del conflicto armado tras vivir una incursión guerrillera y luego una paramilitar. De acuerdo con María Victoria Suaza, directora de la Corporación Camaleón de Apartadó (Antioquia), la obra narra el momento en que Los Castaño llegaron al territorio y amenazaron a la comunidad: «Pidieron 42 cabezas de ganado y, si no aparecían, entonces se llevarían, por cada res, la cabeza de un hombre».
A pesar de que eran 42 cabezas de ganado, la historia se refiere a 43 asesinatos cometidos por los paramilitares en la zona. Según Suaza, la última víctima es un mito: distintos relatos —recopilados por la corporación— detallan que el último homicidio correspondió al de un señor que le extendió la mano a un camión… nunca más se volvió a saber de él. «Cuando se subió, uno de los paramilitares dijo: ‘Entonces serán 43’», puntualizó María Victoria.
El 17 de noviembre, el grupo teatral representó la masacre ocurrida entre el 13 y el 14 enero de 1990 y las lágrimas de los espectadores corrieron por sus rostros. Para la directora, ese es el poder del arte: «Mirar de frente el pasado para encontrar herramientas para el presente y no perder la esperanza de futuro». Así, la subregión de Urabá ha encontrado la manera de afrontar y renacer en medio del dolor. «Este territorio no es solo banano y masacres, Urabá es resistencia y mucha fuerza».
El espacio terminó con la obra de teatro «Érase una vez un Pueblo Bello» de la Corporación Camaleón, de #Apartadó (Antioquia). El performance afloró los dolores y esperanzas de las víctimas al contar la historia de la masacre de 33 personas en aquel corregimiento de Turbo. pic.twitter.com/c5Sqha5fAY
— Centro Nacional de Memoria Histórica (@CentroMemoriaH) November 18, 2023
La obra de teatro se presentó durante el cuarto encuentro subregional del Centro Nacional de Memoria Histórica (CNMH), realizado entre el 16 y 18 de noviembre en Apartadó. En esas fechas, el municipio les dio la bienvenida a casi cien personas víctimas del conflicto armado para presentar y construir en conjunto la propuesta de territorialización «El territorio habla, el centro escucha». El encuentro reunió tres departamentos: Antioquia, Chocó y Córdoba. «Pudieron escuchar tres departamentos de Colombia que han sido golpeados por la violencia —manifestó Birleyda Ballesteros, integrante de la Mesa de Víctimas de Apartadó—. Yo lo llamo las tres Urabá».
Las muestras artísticas, los liderazgos desde las mesas municipales de víctimas y la lucha por espacios de memoria han sido algunas de las formas de afrontar el conflicto armado en la subregión. Bien lo dijo Ariel Moreno Rovira, invitado del encuentro: «Aquí no hay resistencia, hay berraquera con lo que hicieron con este territorio».
Los profesionales del CNMH reconocieron la necesidad de escuchar las iniciativas de memoria y resistencia que se han adelantado en Urabá. Según Óscar Cárdenas, coordinador del equipo regional pionero, el propósito del encuentro no solo fue tejer lazos entre esas fronteras que tienen dinámicas similares, sino también «pensar unos planes territoriales de memoria para entender cuáles son las acciones que se han realizado en el territorio».
El CNMH presenta la estrategia de territorialización en el rincón de la memoria de Yarumal
Durante las mesas de trabajo se efectuó un ejercicio de cartografía social en el que salieron a la luz algunas de las necesidades de las comunidades: presencia estatal en las comunidades, garantía de los derechos de los líderes sociales y capacitación de los habitantes. «Queremos que esto no sea cosa de un día, sino que haya unas bases consolidadas en los territorios», señaló uno de los invitados. Ese deseo corresponde a un compromiso del CNMH de regresar al territorio. «La apuesta es esa: que sean las víctimas las voces que trabajen de la mano del Estado», destacó Karen Valencia, integrante del equipo regional pionero.
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La llegada del CNMH al territorio ha empezado a cambiar la perspectiva de las víctimas. Así lo confirmó María Victoria Suaza, al afirmar que ver a los profesionales de la entidad le trajo mucha esperanza: «Hay que empezar a tejer tantos hilos sueltos que tenemos en este país. Uno a veces se imagina el Centro Nacional de Memoria Histórica como una estatua, pero aquí podemos sentirlo y percibirlo», precisó.
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Centro Nacional de Memoria Histórica
Sede principal
Dirección: Carrera 7 No 32-42 Pisos 30 y 31