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Cuatro masacres que San Carlos no olvida

Noticia

Autor

CNMH

Fotografía

© Jesús Abad Colorado

Publicado

26 Mar 2015


Cuatro masacres que San Carlos no olvida

78 víctimas de minas antipersonal, 33 masacres en diez años, 30 de las 74 veredas fueron abandonadas en su totalidad y más de 20 de manera parcial, cerca de 5.000 atentados a la infraestructura, asesinatos selectivos de líderes cívicos, 156 desapariciones forzadas, más de 19.954 personas desplazadas, violencia sexual contra las mujeres, tomas al pueblo y extorsión.


Podríamos decir que San Carlos, municipio ubicado a 119 kilómetros de Medellín, ha condensado la historia del horror del conflicto armado en este país. Tanto así que, después de tres décadas de asedio y muerte, el municipio estuvo a punto de desaparecer.

Cuenta Gonzalo Sánchez, en el prólogo del informe “San Carlos: memorias del éxodo en la guerra”, que “en la historia de San Carlos se perfilan los diferentes momentos del conflicto social y armado nacional: el dinamismo del movimiento social de los años ochenta y la apertura política en ciernes; la instrumentalización del conflicto social por parte de las guerrillas; el arribo de los paramilitares para contrarrestar a los insurgentes y neutralizar toda iniciativa de acción colectiva; y finalmente, para cerrar el ciclo, la connivencia de las autoridades con grupos paramilitares que se decían portavoces del orden.”

La presencia de las principales hidroeléctricas del país, su riqueza en recursos naturales y el adelanto de procesos de urbanización y de otros megaproyectos de modernización en la región, llevaron a que guerrillas y paramilitares sintieran especial interés por dominar el territorio y, con él, a sus pobladores.

Fue así como en este pueblo del Oriente antioqueño hicieron presencia todos los actores armados que pusieron en marcha diferentes estrategias de guerra (de eliminación, destierro y subordinación) que degeneró en un conflicto armado muy intenso.

En el mes de marzo ocurrieron cuatro de las 33 masacres en San Carlos y en ellas murieron 28 personas:

    • 22 de marzo de 1998 (corregimiento El Jordán): grupos paramilitares sacaron a la fuerza a la gente de sus viviendas. Una educadora y cuatro integrantes de la junta de acción comunal fueron asesinados y abandonados en lugares cercanos a la población.
    • 17 de marzo de 2001 (cabecera municipal): en pleno desarrollo de la operación Resplandor del Ejército Nacional, 100 paramilitares ingresan al casco urbano y asesinan a 13 personas (11 mujeres y 2 hombres). Una de las víctimas fatales fue el presidente de la junta de acción comunal.
    • 23 de marzo de 2001 (cabecera municipal- barrios Villa Oriente, El Popo, El Alto y Plan 35): un grupo de paramilitares sacó a la fuerza a 5 personas de sus hogares y las ejecutó inmediatamente. Una de las víctimas era un anciano de 74 años y otras dos eran menores de edad con 15 y 16 años.
    • 21 de marzo de 2002 (vereda Buenos Aires): Las Farc atacaron una ambulancia y una volqueta que circulaban por la vía que conecta al corregimiento El Jordán con el municipio de San Carlos. En este ataque murieron 5 personas, dos de ellas eran padre e hija.

Estas cuatro masacres, sumadas a las 29 restantes, a los asesinatos colectivos, a las desapariciones forzadas, a las órdenes de desalojo y a las extorsiones, llevaron a la población sancarlitana a desplazarse en varias ocasiones entre 1965 y 2010, aproximadamente.

Entre 2006 y 2010 hubo un decrecimiento del desplazamiento forzado debido a varios factores: el debilitamiento de las guerrillas, la desmovilización de los paramilitares y el control del territorio por parte de la fuerza pública. Gracias a ello, se ha dado un retorno al municipio.

Pero, contrario a lo que se podría pensar, en ocasiones el retorno puede ser igual o más traumático que el propio desplazamiento. Es por ello que, tanto el informe como el resumen, dan cuenta de las iniciativas que la población debió idear para reconstruir su comunidad. Una de estas iniciativas es el jardín de la memoria.

Actualmente, comenta Pastora Mira García, se vive un ambiente de tranquilidad en San Carlos. La gente continúa retornando aunque ya de forma más individualizada, los docentes están en los colegios usando las cajas de herramientas para hacer memoria. Cuenta Pastora que se están haciendo esfuerzos para que los jóvenes sepan lo que pasó en el municipio pero sin cargas ni odios ni resentimientos por lo vivido en el pasado.

Para el próximo 9 de abril, en vez de realizar un solo acto conmemorativo, el CARE (Centro de Acercamiento, Reconciliación y Reparación del municipio de San Carlos) está organizando varios eventos en las diferentes veredas.

 

 

 

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Conmemorar para no olvidar, Masacres, San Carlos

No olvidamos a Héctor Abad Gómez

Noticia

Autor

CNMH

Fotografía

pajareradelmedio.blogspot.com

Publicado

27 Ago 2015


No olvidamos a Héctor Abad Gómez

El 25 de agosto de 1987 fue asesinado el médico Héctor Abad Gómez. En el centro de Medellín un sicario silenció su vida, la de este hombre que tanto luchó por la defensa de los derechos humanos en Antioquia y el país. Su asesinato habría sido perpetrado por fuerzas oscuras del Estado y el paramilitarismo. Veintiocho años después lo recordamos a través de un fragmento del libro “El olvido que seremos”, escrito por su hijo Héctor Abad Faciolince.


“Todos estamos condenados al polvo y al olvido, y las personas a quienes yo he evocado en este libro o ya están muertas o están a punto de morir como mucho morirán quiero decir, moriremos- al cabo de unos años que no pueden contarse en siglos sino en decenios. ‘Ayer se fue, mañana no ha llegado, / hoy se está yendo sin parar un punto, / soy un fue, y un será, y un es cansado…’ decía Quevedo al referirse a la fugacidad de nuestra existencia, encaminada siempre ineluctablemente hacia ese momento en que dejaremos de ser.

Sobrevivimos por unos frágiles años, todavía, después de muertos, en la memoria de otros, pero también esa memoria personal, con cada instante que pasa, está siempre más cerca de desaparecer. Los libros son un simulacro de recuerdo, una prótesis para recordar, un intento desesperado por hacer un poco más perdurable lo que es irremediablemente finito.

Todas estas personas con las que está tejida la trama más entrañable de mi memoria, todas esas presencias que fueron mi infancia y mi juventud, o ya desaparecieron, y son solo fantasmas, o vamos camino de desaparecer, y somos proyectos de espectros que todavía se mueven por el mundo. En breve todas estas personas de carne y hueso, todos estos amigos y parientes a quienes tanto quiero, todos esos enemigos que devotamente me odian, no serán más reales que cualquier personaje de ficción, y tendrán su misma consistencia fantasmal de evocaciones y espectros, y eso en el mejor de los casos, pues de la mayoría de ellos no quedará sino un puñado de polvo y la inscripción de una lápida cuyas letras se irán borrando en el cementerio.

Visto en perspectiva, como el tiempo del recuerdo vivido es tan corto, si juzgamos sabiamente, “ya somos el olvido que seremos”, como decía Borges. Para él este olvido y ese polvo elemental en el que nos convertiremos eran un consuelo “bajo el indiferente azul del Cielo”. Si el cielo, como parece, es indiferente a todas nuestras alegrías y a todas nuestras desgracias, si al universo le tiene sin cuidado que existan hombres o no, volver a integrarnos a la nada de la que vinimos es, sí, la peor desgracia, pero al mismo tiempo, también, el mayor alivio y el único descanso, pues ya no sufrimos con la tragedia, que es la conciencia del dolor y de la muerte de las personas que amamos.

Aunque puedo creerlo, no quiero imaginar el momento doloroso en que también las personas que más quiero -hijos, mujeres, amigos, parientes- dejarán de existir, que será el momento, también, en que yo dejaré de vivir, como recuerdo vívido de alguien, definitivamente. Mi padre tampoco supo, ni quiso saber, cuándo moriría yo. Lo que sí sabía, y ese, quizá, es otro de nuestros frágiles consuelos, es que yo lo iba a recordar siempre, y que lucharía por rescatarlo del olvido al menos por unos cuantos años más, que no sé cuánto duren, con el poder evocador de las palabras.

Si las palabras transmiten en parte nuestras ideas, nuestros recuerdos y nuestros pensamientos -y no hemos encontrado hasta ahora un vehículo mejor para hacerlo, tanto que todavía hay quienes confunden lenguaje y pensamiento-, si las palabras trazan un mapa aproximado de nuestra mente, buena parte de mi memoria se ha trasladado a este libro, y como todos los hombres somos hermanos, en cierto sentido, porque lo que pensamos y decimos se parece, porque nuestra manera de sentir es casi idéntica, espero tener en ustedes, lectores, unos aliados, unos cómplices, capaces de resonar con las mismas cuerdas en esa caja oscura del alma, tan parecida en todos, que es la mente que comparte nuestra especie.

‘¡Recuerdo el alma dormida!’, así empieza uno de los mayores poemas castellanos, que es la primera inspiración de este libro, porque es también un homenaje a la memoria y a la vida de un padre ejemplar. Lo que yo buscaba era eso: que mis memorias más hondas despertaran. Y si mis recuerdos entran en armonía con algunos de ustedes, y si lo que yo he sentido (y dejaré de sentir) es comprensible e identificable con algo que ustedes también sienten o han sentido, entonces este olvido que seremos puede postergarse por un instante más, en el fugaz reverberar de sus neuronas, gracias a los ojos, pocos o muchos, que alguna vez se detengan en estas letras”.

 


Conmemorar para no olvidar, Medellín

“El olvido es aterrador”

Noticia

Autor

Tatiana Peláez

Fotografía

Adriana Correa

Publicado

10 Ago 2016


“El olvido es aterrador”

Cerca de 300 personas se dieron cita el pasado 28 de julio en el parque principal de San Rafael, Antioquia, para asistir al lanzamiento de “Memorias de una masacre olvidada. Los mineros de El Topacio, San Rafael (Antioquia), 1988”, la más reciente investigación del CNMH. [Descargar libro en PDF]


El evento inició con la voz de Nelson Arbeláez, cantante sanrafaelita, con una larga trayectoria musical en la región, quién clamó al son de “Cantando al sol como la cigarra, después de un año bajo la tierra, igual que el sobreviviente que vuelve de la guerra.” Una intervención musical llena de vida y esperanza.

Al finalizar este acto, Camila Medina, Directora de Construcción de la Memoria del CNMH, recalcó que ese era un espacio para rendirles un homenaje a las víctimas de la masacre de la vereda de El Topacio, ocurrida en el año de 1988. Asimismo, agradeció la generosidad y la valentía de los familiares de las víctimas que participaron en ese ejercicio de memoria, para honrar a sus familiares y contarle al país lo sucedido.

Con esta investigación, según Ana María Jaramillo, relatora del informe, “se espera dar cuenta de una diversidad de memorias”, para entender qué fue lo que pasó en el municipio de San Rafael y por qué se dio una estigmatización y un señalamiento de la población como colaboradores de la guerrilla. “Lo que nos interesa es rescatar a esas víctimas, porque son personas con rostro”, afirmó.

Esta masacre, no puede seguir en el olvido, se debe comprender su significado para ser capaces de cambiar el futuro. “Comprensiones que nos permiten sanarnos como personas y como pueblo”, comentó Juan Alberto Gómez, investigador del informe. Porque “el olvido es aterrador”, y así lo hizo ver Marta Gutiérrez, madre de una de las víctimas de esta masacre, quien leyó algunas palabras, muy conmovedoras, que había preparado para la ocasión, en las que mencionó los besos y abrazos ausentes, al igual que los reencuentros que nunca se dejan de anhelar con su ser querido.

Marta Villa, Directora de Corporación Región, mencionó que este informe es una puerta hacia la reparación y es por ello que al final contiene una serie de recomendaciones que deberían ser acogidas, no solo por las entidades responsables, sino por cada uno de los colombianos. Corporación Región e Isagen responderán a una de esas demandas de acompañamiento sicosocial a las familias de las víctimas con lo cual se logrará identificar cuáles han sido esos daños y de qué manera estas personas podrán acceder a la reparación.

El alcalde del municipio de San Rafael, Abad Marín Arcila, recordó con nostalgia que cuando se iniciaba en la vida pública recorrió en compañía de muchos de los fallecidos en la masacre varios de los lugares de la región. “Estamos llamados a reconciliarnos para asegurarle a este municipio un mejor futuro”, afirmó e invitó a todos los allí presentes a trabajar por el bienestar de San Rafael.

Por último María Elizabeth Valencia, profesional encargada de la memoria histórica y las reparaciones colectivas de la Gobernación de Antioquia, mencionó que se sentía muy orgullosa de poder acompañar este tipo de iniciativas donde las víctimas han sido las protagonistas y afirmó que la memoria es una forma de construir paz.

El evento finalizó con un acto emotivo en el que el coro de la Pontificia Universidad Bolivariana, Performance coral, se tomó el escenario para interpretar varias canciones junto a algunos niños de la comunidad. Mientras esto sucedía, los asistentes encendieron velas y se unieron a los cantos como un homenaje a las víctimas de la masacre ocurrida hace 28 años.                      

 


Conmemorar para no olvidar, Olvido

Conmemorar para no olvidar

Noticia

Autor

Laura Cerón

Fotografía

Laura Cerón

Publicado

28 May 2018


Conmemorar para no olvidar

Desde hace varias décadas en Colombia los sobrevivientes del conflicto han convertido su dolor en lucha contra el olvido. Muchas de ellas se han organizado para exigir justicia, verdad y reparación en un grito unísono.


Una de las acciones que hacen los sobrevivientes es recordar las fechas en las que ocurrieron masacres, desapariciones forzadas, secuestros o asesinatos selectivos –y cualquier hecho victimizante-. Así recuerdan lo que les pasó y comienzan a hablar, a buscar espacios para volver a reunir a la comunidad. A estos se les llaman actos conmemorativos y en ellos se busca reclamar ante la sociedad, muchas veces pasmada por la indiferencia, que la guerra no vuelva a tocar la puerta de ningún colombiano.

En Tumaco, por ejemplo, la Pastoral Social del municipio se reúne junto a las organizaciones de víctimas para conmemorar el asesinato de Yolanda Cerón, una lideresa que con su trabajo ayudó a que se les titularan tierras a miles de afrodescendientes e indígenas. Comunidades que llevaban décadas viviendo en el puerto. Yolanda se opuso a la entrada de grupos al margen de la ley y fue asesinada el 19 de septiembre.

Desde entonces, cada 19 de septiembre se conmemora este día. Para el 2017, la comunidad asistió a una eucaristía y con velas y flores adornaron un busto (de la estatua con la imagen de Yolanda) ubicado en el Parque Nariño, donde también se declamaron poemas y se cantaron canciones. La conmemoración con el paso de los años se transformó, y se convirtió, en un espacio en el que también se recuerda a otros líderes sociales que han muerto en Tumaco por defender a sus comunidades.

En Pueblorrico, Antioquia, cada 15 de agosto el pueblo se reúne para recordar la muerte de 6 niños que, caminando por la vereda La Pica, donde tenían una salida pedagógica, se encontraron con los disparos del Batallón de Infantería número 32 Pedro Justo Berrío, de la IV Brigada del Ejército. Durante varios años las familias, junto a los habitantes de Pueblorrico, han recorrido las calles del pueblo, han ofrecido misas y talleres a los niños y niñas del municipio y han pintado murales en memoria de los que ya no están.

 

 

 

 

 

 

 

 

Conmemoración de 2017 en homenaje a los 6 niños asesinados en Pueblorrico, Antioquia

“Que no se repita y que no se olvide. Que nadie más viva el dolor que nosotros vivimos y que ningún otro niño muera en una guerra injusta”, afirmó durante la conmemoración hecha en 2017 Gustavo Isaza, padre de Gustavo Isaza Carmona, uno de los niños que fue asesinado.

El Centro Nacional de Memoria Histórica, desde el año 2014, ha acompañado más de 70 acciones conmemorativas realizadas en el país en las que han participado más de 10.200 personas. Ahora a este proyecto se le conoce como ConmemorAndo: acciones por la vida, y en él han participado más de 100 organizaciones de víctimas, organizaciones sociales y colectivos artísticos.

Para la realización de estos actos conmemorativos también se han sumado instituciones y aliados de la cooperación internacional que le han apostado a la construcción de memoria histórica en diferentes zonas del país: desde el Atlántico hasta el Valle del Cauca, de Nariño hasta Aguazul, Casanare.

Para este 2018, el CNMH a través de la Estrategia de Participación de Víctimas, acompañará 10 conmemoraciones. Cada acompañamiento sumará esfuerzos técnicos, logísticos y comunicativos entre las organizaciones de víctimas, la comunidad, las áreas misionales del CNMH y diferentes actores sociales con el fin de visibilizar las acciones ante la opinión pública. Cada una de ellas fue seleccionada bajo criterios de pluralidad en los territorios, poblaciones, hechos victimizantes, zonas priorizadas por el plan de desarrollo territorial (PDT), entre otros.

  1. Rescatando raíces de las cenizas de la guerra, en Mapiripán, Meta.
  2. Prohibido olvidar la masacre de los 12 jóvenes de Punta del Este, en Buenaventura, Valle del Cauca.
  3. Conmemoración de víctimas de Desaparición Forzada, en Charras, San José del Guaviare.
  4. Conmemoración de la masacre del Naya, Región del Naya, Cauca.
  5. Rastros del Indio Apolinar Jacanamijoy, en San José del Fragua, Caquetá.
  6. conmemoració Herederos de paz, en Juan Frío, Villa del Rosario, Norte de Santander.
  7. 10 años de los Falsos Positivos en Ocaña, Norte de Santander.
  8. Conmemoración Que florezca la memoria, en Segovia, Antioquia.
  9. Peregrinación Páramo de la Sarna, en Sogamoso, Boyacá.

Si desea conocer otras conmemoraciones que han sido acompañadas por el CNMH, lo invitamos a descargar el libro ‘ConmemorAndo: acciones por la vida’, que reúne más de 50 conmemoraciones realizadas a nivel nacional en un recorrido fotográfico que además reúne las descripciones de las conmemoraciones, testimonios y textos de las organizaciones de víctimas que han participado del proyecto.

 

Publicado en Noticias CNMH


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Conmemorar para no olvidar

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