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Organización Femenina Popular
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Organización Femenina Popular
Publicado
27 Jul 2019
La Organización Femenina Popular inauguró su Casa Museo de la Memoria
Es la organización de mujeres populares más antigua de Colombia e inauguró la Casa Museo de la Memoria y los Derechos Humanos de las Mujeres en el Magdalena Medio. El espacio recoge 47 años de resistencia.
Este 25 de julio, las mujeres de la Organización Femenina Popular -OFP- hicieron historia. La casa que hoy día es refugio para más de 2.100 mujeres y familias de Santander, inauguró un museo que visibiliza 47 años de resistencia colectiva y reivindicación política.
La creación del museo se remonta al 2012, en medio de una reconstrucción interna del proyecto político creado por la organización hace más de cuatro décadas. El 20 de julio de 1972 es la fecha consignada por la organización como el inicio, día en que motivadas por la iglesia católica, amas de casa empezaron a reunirse para trabajar costura, manualidades y encontrar espacios sociales fuera de sus hogares.
El contexto político que enmarca la gestación de este movimiento social es uno donde la desigualdad, el abatimiento que trae la guerra y la falta de oportunidades para las mujeres son parte intrínseca del paisaje. Barrancabermeja se configuraba como una ciudad petrolera, mayoritariamente obrera, en la que predominaban formas de violencia intrafamiliar y de violencia sociopolítica. Las mujeres luchaban en una doble vía por construir espacios autónomos propios, en medio de un ambiente político que motivaba a las movilizaciones y paros cívicos para exigir mejores condiciones de vida para los trabajadores.
Según un informe realizado por el Movimiento de Víctimas de Crímenes de Estado (Movice), la década de los años 80 fue el comienzo de la presencia organizada del paramilitarismo. Con su expansión por las aguas del río Magdalena, los grupos paramilitares fueron cometiendo masacres, desplazamientos masivos y desapariciones forzadas.
Las mujeres de la OFP, al igual que muchas otras organizaciones, tomaron como propia la consigna por la vida y el respeto de los derechos humanos. Trabajaron juntas para proteger la soberanía alimentaria y la equidad, en medio de un contexto donde el conflicto armado procuraba el miedo y la destrucción del tejido social. Con la creación de las casas de la mujer, esta organización ha rechazado la violencia perpetrada por actores armados ilegales como las Farc, el EPL, el ELN, la expansión paramilitar y ha reivindicando la participación y autonomía de las mujeres en distintos espacios.
Estas casas son espacios físicos de encuentro, donde se capacitan, hacen ollas comunitarias, talleres culturales y artísticos, atención psicosocial y jurídica. Allí se reúnen las mujeres y la comunidad. También son espacios de albergue humanitario, refugio para proteger la vida de las familias que en algún momento fueron amenazadas y tienen que salir de su casa. Son lugares de denuncia y de resistencia ante lo que está pasando en sus barrios o casas.
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El 11 de noviembre de 2001, la casa del Norte fue desaparecida por paramilitares quienes en un acto de hostigamiento y como retaliación a las mujeres por su negativa a ceder los espacios de la Organización Femenina a Popular a los actores armados, arremetieron en la madrugada contra su infraestructura, destruyendo la casa y desapareciendo sus escombros. – Fotografía: Organización Femenina Popular
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Carnaval por la vida en el marco del Bazarte de Mujeres. Durante la década el 2000 las mujeres impulsaron multitudinarias movilizaciones en el Magdalena Medio y en el país exigiendo la defensa de la vida, el respeto de los Derechos Humanos y el fin de la guerra: “Las mujeres no parimos ni forjamos hijos e hijas para la guerra”. – Fotografía: Organización Femenina Popular
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La Organización Femenina Popular ha impulsado diferentes estrategias para el fortalecimiento y la autonomía económica de las mujeres. Coopfmujer (cooperativa de ahorro y crédito) y Comercoofp (Comercializadora de Mercados Populares) funcionaron entre 1991 y 2002, cuando en una afirmación de su postura civilista, la OFP opta por su cierre negándose a pagar el impuesto de guerra decretado en ese año. – Fotografía: Organización Femenina Popular
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La Organización Femenina Popular ha construido Casas de la Mujer en los diferentes municipios y sectores donde ha hecho presencia. En el 2001, se inauguró la casa de la mujer en el sector Sur de Barrancabermeja, específicamente en la comuna 4, donde aún hoy se cuenta con más de 100 mujeres organizadas en los diferentes barrios. – Fotografía: Organización Femenina Popular
El empoderamiento, la autonomía y la independencia han sido los pilares fundacionales que han forjado al interior de la organización. Desde el año 1995, la OFP centró su trabajo en ofrecerles a las mujeres de estratos 1 y 2 de Barrancabermeja, Puerto Berrío, San Pablo, Cantagallo y otras poblaciones de Santander del Sur y del Sur de Bolívar la posibilidad de alfabetizarse, de hablar sobre embarazo adolescente, sobre economías alternativas y educación en temas de participación ciudadana.
Las mujeres también han utilizado múltiples símbolos para volver propia la resistencia. El 16 de mayo de 1998, luego de la masacre en la que los paramilitares desaparecieron a 25 personas y asesinaron a 7 más, en el sector del suroriente de Barrancabermeja, vistieron las batas negras y rodearon ataúdes vacíos para conmemorar a las víctimas. Las batas son su escudo y armadura.
Otro ejemplo: en el 2005 llamaron al paro cívico “pare por la vida” realizado en Barrancabermeja. Durante la marcha, las piedras fueron el símbolo de la resistencia, las voces de los y las ausentes. El compromiso era no dejarse provocar por nadie: en vez de tirarlas o usarlas para agredir a alguien, las piedras no podían dejar de sonar por un rato una vez por hora.
Por estos motivos, las mujeres de la organización han vivido múltiples amenazas. Según el Observatorio de Derechos Humanos de la OFP, entre 1998 y 2016 se han registrado 153 ataques o hechos violentos contra esta ONG. 100 casos corresponden a hechos de persecución política y 53 son atentados a la estructura social, material y política. El 78% de ellos se presentaron en Barrancabermeja y seguido de San Pablo, Cantagallo, Puerto Wilches, Yondó y otros municipios. Esperanza Amaríz, Yamile Agudelo y Diofanol Sierra Vargas, tres líderes que hacían parte directa de la organización fueron asesinadas.
Entre 2008 y 2012, la OFP logró su recuperación y comenzó el proceso de reparación colectiva con el Estado a través de la Unidad de Víctimas, entre las medidas se encontraba la construcción de un lugar de memoria. Silvia Marcela Yañez, investigadora de la casa museo de la memoria, afirmó que la organización entiende la memoria como un escenario en disputa, “por eso para nosotras es importante que la sociedad civil tenga un espacio para protegerla. Que se pueda transmitir en un ejercicio pedagógico, museal, en el que confluyen diversas voces, que se da la oportunidad de mirar lo que no hay que volver a repetir para construir un futuro con paz y justicia social especialmente para las mujeres”.
Ya para el año 2014, Onu Mujeres apoyó la construcción de un guión museológico y el render de lo que sería la casa museo. La casa está ubicada en la casa de la Organización Femenina Popular en el barrio torcoroma en Barrancabermeja. El espacio se construye desde el ser territorio, ser víctima y entender las complejidades de la guerra, ser sujeta política y contar qué pasó con la vida de las mujeres en medio de la historia del conflicto armado y, ser sobreviviente y ser constructora de paz, para tejer vida y esperanza en medio del conflicto armado.
La casa museo resguarda las memorias comunitarias sobre las cuales se han construido los procesos de resistencia en los territorios. Las resistencias a la exclusión, a la masacre, a la ausencia del Estado. Una línea del tiempo que comenta los inicios de la economía del Puerto Petrolero, galerías fotográficas cuentan historias de lucha colectiva, de sus experiencias y símbolos en contra de la guerra: las máquinas de coser, las ollas, las batas negras.
Durante la inauguración asistió Rafael Tamayo, director del Museo de Memoria Histórica de Colombia -MMHC-, quien aseguró que la muestra es profundamente simbólica, “sus dispositivos hacen un recorrido por la historia desde principios de siglo, las dificultades, pérdidas, luchas sociales y la resistencia a la opresión de la que han sido víctimas las mujeres de la OFP. Está enfocado en memoria y derechos humanos de las mujeres que le enseña a muchos lugares y ciudades que estos procesos son fundamentales para honrar y contar las historias de las víctimas”, afirmó.
El trabajo de la OFP con el Centro Nacional de Memoria Histórica empezó en el 2011 durante la investigación de “Mujeres y guerra. Víctimas y resistentes del Caribe Colombiano”. Luego, el equipo de Reparaciones junto al Museo de Memoria Histórica de Colombia hizo un acompañamiento técnico frente al lugar de memoria que ellas logran construir con apoyo de la Unidad para las Víctimas y cooperación internacional. “Uno de los aprendizajes en términos museográficos que nos deja este acompañamiento es que nosotros podemos brindar asesoría, pero al final, todas las decisiones las toma la organización de forma autónoma e independiente”, aseguró Luis Carlos Manjarrés, curador del MMHC.
De igual forma, parte del guión curatorial de la exposición de Voces para transformar a Colombia, la gran exposición del Museo de Memoria Histórica de Colombia, muestra a la OFP como una de las historias centrales del eje cuerpo. Esta organización fue un referente porque “aquellos cuerpos que deberían estar en el espacio privado subyugadas, salen al espacio público exigiendo sus derechos- comentó Luis Carlos.- Esa presencia en el espacio público las convierte en un cuerpo diferente, que incomoda a los actores armados. Su caso está lleno de resistencia, dignidad, son mujeres que trabajan por la comunidad y por el territorio”.