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El Centro Nacional de Memoria Histórica (CNMH) ha acompañado cuatro procesos con las Fuerzas Armadas y la Policía Nacional para conocer sus experiencias y afectaciones en el marco del conflicto armado colombiano.

La fuerza pública también contribuye a la construcción de memoria histórica con el CNMH

El Centro Nacional de Memoria Histórica (CNMH) ha acompañado cuatro procesos con las Fuerzas Armadas y la Policía Nacional para conocer sus experiencias y afectaciones en el marco del conflicto armado colombiano.

CNMH, construcción de memoria histórica, Fuerza Pública, Fuerzas Militares, Iniciativas de Memoria, Policía Nacional

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La Ruta Pacífica de las Mujeres: un movimiento feminista que abraza los territorios

«En Urabá no hay resistencia, hay berraquera»

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CNMH

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Movilización Nacional de la Ruta Pacífica de las Mujeres «Un viaje de alegría y fiesta por la vida» en el Bajo Cauca y el Norte de Antioquia. Crédito: Ruta Pacífica de las Mujeres.

Publicado

18 diciembre 2023


La Ruta Pacífica de las Mujeres: un movimiento feminista que abraza los territorios

Desde 1996, la organización feminista, pacífica y antimilitarista ha transitado Colombia poniendo en el centro el cuerpo de las mujeres como territorio de violencias en el conflicto armado.

 

En la tierra donde el banano brota con facilidad y el conflicto armado ha dejado una huella imborrable, empezó a sonar un llanto colectivo de dolor que alcanzó los oídos de más de mil mujeres en Colombia. En 1996, al Urabá antioqueño llegaron alrededor de mil quinientas mujeres para abrazar a aquellas cuyos cuerpos eran desgarrados por la violencia.

«Supimos que había un corregimiento donde el 70 % de las mujeres eran víctimas de violencia sexual», dice Marina Gallego Zapata, coordinadora nacional y cofundadora de la Ruta Pacífica de las Mujeres (RPM). Esa cifra despertó las alarmas de las organizaciones de mujeres y se sumó a la intranquilidad por el pico de desplazamientos y masacres que había en la subregión. «Teníamos que hacer algo por esas víctimas totalmente invisibles en Colombia», agrega.

En ese momento, la RPM no existía, pero la necesidad de una movilización era latente. «No hubo que convencer a nadie, sino que más bien canalizamos la situación para juntarnos», explica la coordinadora nacional. En una época en la que no existían las redes sociales, las organizaciones —en su mayor parte de Medellín— aparecieron en los periódicos de la época, nacionales e internacionales, y llegaron hasta Mutatá (Antioquia).

 

 

De acuerdo con Kelly Echeverry Alzate, coordinadora de la RPM en Antioquia, desde esa movilización se empezó a tejer y a construir el movimiento. «La Ruta cruza todos esos territorios que eran negados para las mujeres y reivindica que este país también nos pertenece», puntualiza.

 

 
 
 
 
 
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Una sombrilla de organizaciones

Han pasado 27 años desde la consolidación del movimiento feminista, pacifista y antimilitarista, y una de las razones por las que se ha mantenido en el tiempo tiene que ver con las organizaciones que lo componen. «Las que vinieron no fueron mujeres individuales —señala Marina—. Cuando decidimos crear la Ruta, fue una decisión colectiva de nueve regiones».

Las cerca de mil quinientas mujeres que llegaron a Mutatá estuvieron impulsadas por el dolor de las víctimas. «Cuando uno escucha a las cofundadoras, había mucha indignación y creo que eso convocó a otras feministas», precisa Kelly sobre el movimiento que pone en el centro el cuerpo de las mujeres como territorio afectado por violencias sistemáticas.  «La RPM es un proceso, es como una sombrilla en la que están todas las organizaciones».

En vez de debilitarse, el tejido que se construyó desde noviembre de 1996 se ha fortalecido. «Yo no sé si las fundadoras sabían que esto iba a perdurar durante más de veinte años y se iba a volver un movimiento tan potente», indica la coordinadora de Antioquia. Así, Mutatá fue la primera de muchas movilizaciones que buscaron la paz y la reivindicación de las mujeres.

 

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«Del 2000 al 2009, la RPM se mantuvo, se sostuvo y se consolidó en medio de un país que no daba para negociaciones», comenta Gallego. A diferencia de otras organizaciones que desaparecieron bajo la política de Seguridad Democrática, «nosotras nos hicimos al lado de las mujeres y mantuvimos una agenda hasta que llegó el Acuerdo de Paz con las FARC», añade.

Ni un hombre, ni una mujer, ni un peso para la guerra

La Ruta Pacífica de las Mujeres ha pasado por el territorio a contracorriente. «Que un montón de mujeres entraran sin pedir permiso a Mutatá, sin militarizar la zona, es un acto de profunda rebeldía y sentido por la vida», sostiene Echeverry. Y ese ejercicio por y para las mujeres generó una fuerza colectiva de decir «aquí estamos».

Las feministas que le han apostado a seguir los caminos tejidos desde Urabá entendieron que los armados también podían ser los hijos e hijas de las activistas. «Este movimiento no solo es en contra del uso y gasto en las armas —reflexionó Kelly—, sino que es también en contra de la militarización de la vida civil y cotidiana».

 

 

Sin la consigna con la que nació la RPM («ni un hombre, ni una mujer, ni un peso para la guerra»), el movimiento no sería lo que es hoy. «El camino del antimilitarismo ha sido nuestro polo a tierra. Es nuestro apellido fundante, que propende por la recuperación de la vida y del territorio dignamente», afirma la coordinadora de Antioquia.

Tanto Kelly como Marina han encontrado un apoyo colectivo en la Ruta, y esa sensación también se ha replicado a lo largo del país. «Creo que la movilización es un abrazo real a los territorios», dice Echeverry. Las mujeres saben que cuentan con un apoyo, saben que si violan a una o incluso si reclutan a un menor de edad la Ruta denunciará.


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Acciones que transforman: tres espacios inolvidables de la Semana por la Memoria del Centro Nacional de Memoria Histórica (CNMH)

«En Urabá no hay resistencia, hay berraquera»

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CNMH

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Durante el 7 de velitas, en la Semana por la Memoria, el CNMH lanzó juegos pirotécnicos en la gran fogata por la memoria para apostarle a la transformación.

Publicado

12 diciembre 2023


Acciones que transforman: tres espacios inolvidables de la Semana por la Memoria del Centro Nacional de Memoria Histórica

Del 5 al 10 de diciembre de 2023, en la Plazoleta del Concejo de Bogotá, se realizaron conversatorios, muestras artísticas y juntanzas para honrar y dignificar las tradiciones de los pueblos indígenas y de las comunidades negras, raizales, afrodescendientes, palenqueras y campesinas.

 

«La creación de la Semana por la Memoria de 2023 se la entregamos a las acciones que transforman», manifestó María Gaitán Valencia, directora del Centro Nacional de Memoria Histórica (CNMH). Entre el 5 y el 10 de diciembre, desde distintos territorios se congregaron líderes y lideresas en el eje de la memoria de la capital para encender una luz por la memoria y la transformación.

Bajo la premisa «El territorio habla, el centro escucha», el CNMH ha implementado la estrategia de territorialización para llegar a aquellos lugares afectados por el conflicto armado en Colombia. «Al escuchar el territorio, empezamos a tener luces de lo que estamos viendo hoy. Si nosotros no avanzamos a una memoria histórica, con un enfoque de transformación, no vamos a lograr salir de esta guerra», explicó la directora.

De este modo, las acciones que transforman fueron las protagonistas de la Semana por la Memoria 2023. Alrededor del Fogón del Ubuntu hubo seis juntanzas para reflexionar, dignificar y honrar la diáspora africana en Colombia; y en las demás zonas se presentaron veinte conversatorios y quince expresiones artísticas, entre ellas el concierto de la rapera Diana Avella en compañía de la Tribu Newen.

 

 
 
 
 
 
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Diálogos al calor del fogón

El Fogón del Ubuntu, eje central de la Semana por la Memoria, fue el epicentro de conversaciones entre mujeres cocineras de comunidades negras, afrocolombianas, raizales y palenqueras de distintas regiones del país, investigadoras y el chef congolés Chris Massamba. En este escenario, el CNMH buscó reconocer el fogón como punto de partida para valorar los aportes de las cocineras tradicionales a la transmisión de saberes, la unidad de las comunidades y la transformación cultural.

En seis momentos diferentes, los participantes narraron las historias, los aprendizajes, las reflexiones y las identidades que han construido en torno a la cocina. Iselis Cassiani, sabedora de Palenque, dijo: «Para las mujeres afrocolombianas, la gastronomía es clave. Nosotras aportamos a la memoria, al cuidado de las raíces africanas y de nuestra identidad a través de la cocina, que es una de nuestras muchas expresiones de resistencia».

El chef congolés Chris Masamba, que reside en Francia, reiteró el vínculo entre la gastronomía y las formas de la resistencia: «Las recetas y los ingredientes de la cocina tradicional africana son mucho más que un método de preparación de nuestros alimentos; son, ante todo, un símbolo de nuestras luchas por la libertad. África vive y resiste a través de cada receta».

 

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En estos diálogos también se reconocieron las afectaciones que el conflicto armado ha producido en la alimentación de las comunidades. Los confinamientos, por ejemplo, les han impedido ir a las parcelas a sembrar y a los ríos a pescar. Carolina Escobar, del CNMH, explicó que «los grupos armados limitaron las formas tradicionales de cocinar de las comunidades afros. En el desplazamiento forzado se perdieron prácticas como la pesca y las azoteas. Se perdieron plantas e ingredientes para mantener las recetas vivas».

Estas conversaciones motivaron la participación de organizaciones sociales y de víctimas. La Corporación Camaleón, de Apartadó, destacó que las prácticas culinarias han conservado la identidad que ha sido amenazada por la violencia: «Las ollas comunitarias nos han hecho fuertes para enfrentar una violencia mucho más cruda, una violencia interna que nos ha despojado de lo más importante: la cultura. ¿Eso dónde lo encontramos? En un plato de comida, en las manos que nos preparan el alimento».

Antes y después de los diálogos, las cocineras compartieron con el público productos elaborados por ellas: dulce de papaya del Cauca, arequipe de borojó y chontaduro del Chocó, y viche curado de Tumaco. En el mismo Fogón se preparon alimentos para los asistentes.

Al cierre de la última juntanza, la directora general del CNMH, María Gaitán Valencia, informó que la metodología del fogón se replicará en el Museo Nacional de Colombia, donde se realizarán escuchas permanentes.

La tarima como un espacio para la Colombia fuera de Colombia

«Me dijeron que estoy en la lista, dizque por colaborar con la guerrilla, ¡pero no es cierto! Yo soy la voz de la comunidad». Con esas palabras empezó el monólogo Elvia de la lideresa y defensora de derechos humanos Martha Hinestroza. «La bala del fusil me encontró de rodillas llorando […], pero desperté en un mundo diferente, en uno donde hay justicia», agregó.

Hinestroza llegó a la Semana por la Memoria desde Londres para enseñar cómo el arte le ha permitido transformar el dolor que conlleva el exilio. «Hice este monólogo porque el nombre de mi tía Elvia no aparece en ninguna parte y yo quise reivindicarla por lo que hacía por la comunidad», precisó la activista. A través de la danza acompañada por la cumbia y la dramaturgia, les demostró a los asistentes que no ha perdido esa conexión con la tierra que la vio nacer. «Nosotros somos la Colombia fuera de Colombia. No estamos acá, pero nuestro corazón sí es de acá».

 

 

La defensora de derechos humanos se presentó en la zona de la tarima, adonde también llegó el sonido del bullerengue desde Antioquia y las reflexiones del pueblo indígena nasa desde Santiago de Cali. En la Semana por la Memoria, las puertas se abrieron para que el territorio cantara, tejiera, hablara y contara las tradiciones con las que resiste y transforma.

El colaboratorio: un espacio creativo para explorar la memoria histórica desde la naturaleza


Los participantes del Laboratorio colaborativo vinieron desde territorios como Caquetá, Putumayo y Sumapaz.

Desde que inició el despliegue de su estrategia de territorialización, el CNMH ha promovido diferentes estrategias y espacios de diálogo y aprendizaje colectivo. Una de estas estrategias es el laboratorio colaborativo Naturaleza y Territorio en el Marco del Conflicto Armado, que se concibe como un espacio de encuentro y aprendizaje en común para explorar los impactos del conflicto armado en la naturaleza.

Este laboratorio ocupó un lugar muy importante en la agenda de la Semana por la Memoria 2023. Personas y organizaciones de diferentes regiones participaron, durante cinco días, en una gran juntanza creativa para pensar propuestas, ideas y dispositivos que permitan escuchar a la naturaleza y conocer lo que ella tiene por decir en relación con los daños ocasionados por la guerra. Así, se conocieron siete propuestas de la sociedad civil para avanzar hacia la comprensión de las causas y los impactos del conflicto armado a partir de la naturaleza.

Desde Bogotá, un grupo de personas propuso rescatar el conocimiento y los usos de plantas tradicionales que se perdieron con ocasión de los destierros, desarraigos y desplazamientos forzados. Otra de las propuestas fue la construcción de una ruta de reconciliación y memorias de los páramos situados en los municipios de Cocuy, La Uvita y Chita (Boyacá).

 


Durante cinco días, grupos de ciudadanos intercambiaron ideas para pensar dcómo darle voz a la naturaleza.

Desde Solano (Caquetá), se propuso escuchar los ríos de Colombia, conocer sus especies animales y vegetales, pero también las memorias de las comunidades que habitan sus riberas, que los navegan y protegen sus aguas. Esta propuesta, llamada «Ictio-Teca», nació durante un monitoreo comunitario de peces en el medio río Caquetá y, según los participantes, es algo parecido a una «biblioteca del río y de los peces». La «Ictio-Teca» quiere navegar hacia otros ríos de Colombia para involucrar a diversas comunidades en el conocimiento de sus fuentes de agua, así como en la conversación sobre las maneras en que han sufrido los ríos a causa de la guerra y en la proyección de ideas para cuidarlos colectivamente.

Algo parecido propusieron los participantes del corregimiento de Santa Ana, municipio de Puerto Asís (Putumayo), quienes invitaron a juntarse en las orillas del río Putumayo y a navegarlo para hacer memoria con la naturaleza a través del teatro.

 


La propuesta de Solano (Caquetá) se llama «Ictio-Teca
» y le apuesta al conocimiento de los ríos y sus especies.

 

Desde la Serranía del Alto Baudó, los participantes invitaron a escuchar el árbol de la jagua, tal como lo ha hecho ancestralmente el pueblo embera dobida. Ese árbol es especial, pues, a través de sus frutos y semillas, las comunidades embera se protegen, se comunican, se identifican, se embellecen y se conectan con sus espíritus sagrados. La memoria de árboles como este es clave en la comprensión de las dimensiones de los daños socioambientales del conflicto en nuestras selvas.

Desde Usme (Cundinamarca), se propuso avanzar en la construcción de la memoria histórica a través de un proyecto de reforestación activa de las cuencas del río Tunjuelito y se hizo un llamado de atención a considerar a las comunidades campesinas como parte esencial del páramo de Sumapaz, de su conservación y sus memorias.

El CNMH continuará apostándole a la reconstrucción de las memorias de la naturaleza a la que reconoce y comprende como un sujeto de dolor que también debe ser reparado y sanado.


El CNMH espera que las propuestas construidas durante el colaboratorio se consoliden en el futuro.


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CNMH, Encuentro Internacional de Diplomacia Feminista por la Paz, Exilio, Género, Insilio, Migración, Mujeres, Refugio

El CNMH construirá un plan de memoria del exilio, del retorno y del insilio

«En Urabá no hay resistencia, hay berraquera»

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CNMH

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La directora general del CNMH participó en el panel «El territorio habla y el CNMH escucha» del I Encuentro Internacional de Diplomacia Feminista por la Paz. Foto: Cristian Sánchez.

Publicado

12 diciembre 2023


El CNMH construirá un plan de memoria del exilio, del retorno y del insilio

Esta apuesta se presentó durante el I Encuentro Internacional de Diplomacia Feminista por la Paz, que se desarrolló en Bogotá entre el 28 y el 30 de noviembre con la participación de lideresas y organizaciones de víctimas colombianas que residen en 26 países.

 

Reconociendo el acumulado de procesos de memoria y esclarecimiento de la verdad realizados con las víctimas en el exilio, el CNMH diseñará durante 2023 el Plan de Memoria Histórica del Exilio, del Retorno y del Insilio* (MHERI). El proyecto se construirá participativamente con organizaciones sociales, de víctimas, víctimas no organizadas y comunidades de acogida. 

 

Lee más sobre el exilio colombiano en este libro.

 

Así lo anunció la directora general del CNMH, María Gaitán Valencia, durante el I Encuentro Internacional de Diplomacia Feminista por la Paz, convocado por mujeres exiliadas, refugiadas y migradas con el objetivo de incidir en la construcción de políticas públicas que promuevan la participación política de las mujeres en las agendas de paz y seguridad, así como la reparación integral de las víctimas en el exilio. 

El MHERI se diseñará durante 2023, a partir de la construcción colectiva de un plan piloto de memoria del exilio, retorno e insilio; un piloto de reconocimiento de los puntos fronterizos donde se asientan comunidades binacionales; y planes de memoria regionales o interregionales. Surtidas esas etapas, la implementación podría iniciar entre 2025 y 2026.

 

 

Al respecto, señaló la directora del CNMH: «Tenemos el gran reto de que hay nuevos elementos que se incorporan al exilio y que están perdidos en estos trabajos que se hacen con memoria histórica: es todo el trabajo del retorno, como elemento sustancial de reconstrucción de memoria, y también otro elemento: el insilio. Es fundamental que trabajemos en exilio, retorno e insilio como un solo componente». 

La elaboración del plan tendrá en cuenta los aprendizajes de la Agenda Exilio del CNMH, así como la metodología, los hallazgos y las recomendaciones del tomo «La Colombia fuera de Colombia» del Informe Final de la Comisión para el Esclarecimiento de la Verdad. 

 

Te invitamos a conocer el especial web «Voces del Exilio».

 

Alba Teresa Higuera Buitrago, integrante de la Colectiva de Mujeres Refugiadas, Exiliadas y Migradas, y participante del I Encuentro Internacional de Diplomacia Feminista por la Paz, destacó que existe un importante acumulado de acciones y procesos de memoria, a partir de los cuales será necesario «seguir construyendo no a partir del dolor, sino de la alegría, lo común y el bienestar, que es lo que correspondería en estas sociedades del siglo XXI». 

Dentro de ese acumulado de acciones y procesos de memoria se encuentran iniciativas como la obra de teatro «Mujer-eres, el teatro como arte sanador», el libro «Rompiendo el silencio desde el exilio. Aportes para la memoria y la construcción de paz con enfoque de género» (2018) y el informe «Exilio colombiano. Huellas del conflicto armado más allá de las fronteras» (CNMH, 2018).

 

El I Encuentro Internacional de Diplomacia Feminista por la Paz fue convocado por organizaciones y lideresas de 26 países. Foto: Cristian Sánchez

 

El I Encuentro buscó, además, incidir en la elaboración de nuevos instrumentos legales para la reparación de las víctimas en el exilio con enfoque de género, étnico y de discapacidad, además de la ampliación de la participación de las mujeres exiliadas, refugiadas y migradas en el actual proceso de diálogos con el ELN y otros que puedan desarrollarse en el marco de la política de Paz Total. 

 

Puedes leer también: Mujer-eres, el teatro como arte sanador

 

Las mujeres exiliadas también pusieron en común las dificultades que siguen enfrentando en sus países de acogida, como la negación de las solicitudes de asilo, las dificultades para el acceso a trabajos bien remunerados y al reconocimiento de sus títulos profesionales, la discriminación, la prisionalización y las limitaciones para el acceso a los sistemas de salud, entre muchos otros. 

En esa línea, Alba Teresa Higuera señaló que es necesario tramitar un nuevo proyecto de ley que reconozca las necesidades de las víctimas en el exterior y conciba retornos estacionales, teniendo en cuenta las realidades de las familias que se han construido tras largos años en el exilio: «Tenemos interés de seguir incidiendo en la política pública, en las acciones y responsabilidades de los Estados para garantizar los derechos fundamentales de la sociedad y de las mujeres específicamente». 

Durante el I Encuentro, el CNMH participó en la mesa sobre la Estrategia de Territorialización y el enfoque de género en el trabajo por la memoria, con el objetivo de «codiseñar estrategias para que los procesos de memoria en el exilio relacionados con archivos, esclarecimiento de la verdad, museos, iniciativas de memoria, reparación colectiva y pedagogía sean socializados y obtengan los apoyos necesarios».

*«Insilio» es un término no registrado en el diccionario, que se refiere a las “personas afectadas por el exilio de sus familiares”, tal como señaló la Comisión para el Esclarecimiento de la Verdad en su informe La Colombia fuera de Colombia.


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El Alto de los Espíritus: un hito de memoria para conmemorar a las víctimas de la comuna 13

21N: Lo que vino después de la noche del histórico «cacerolazo»

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CNMH

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Lanzamiento del hito de memoria El Alto de los Espíritus en el Cementerio La América, en San Javier (Medellín)

Publicado

7 diciembre 2023


El Alto de los Espíritus: un hito de memoria para conmemorar a las víctimas de la comuna 13

El 25 de noviembre, Agroarte y la Red Territorial de Memorias realizaron el lanzamiento de una iniciativa que conmemora el trabajo de búsqueda de las personas desaparecidas en La Escombrera, en la comuna 13 de Medellín.

 

«Antes de ser escombreras fuimos bosques, fuimos río, fuimos viento», dijo Aka, integrante de Agroarte Colombia, durante el lanzamiento del hito de memoria El Alto de los Espíritus, una iniciativa que conmemora a las víctimas de desaparición forzada. «Esto que nos ha pasado no es un dolor individual, es colectivo —precisó el activista—. Estar en este espacio nos permite dialogar no solo con nuestros muertos, sino también con los vivos». 

Con el propósito de acompañar ese duelo colectivo, Agroarte Colombia y la Red Territorial de Memorias de Medellín convocaron a la comunidad al Cementerio La América, en San Javier. El sábado 25 de noviembre, hicieron un reconocimiento a «la vida del viento, del agua, de los espíritus, de los insectos, de los pájaros, de las plantas silvestres, del bosque», según contó Aka. De acuerdo con él, el propósito de la iniciativa es dejar de pensar en esos lugares de memoria  —como lo es La Escombrera— solo por la historia de la guerra y la sangre derramada. «Aquí poco se habla de las acciones que pasaron antes en el territorio, de los palenques que llegaron y de los mismos espíritus», puntualizó.

«Cuando preguntes por los desaparecidos de las escombreras en la comuna 13, recuerda al bosque y a los árboles talados, a la flor arrancada y a la quebrada sepultada», se lee en la postal que cada uno de los asistentes recibió durante el evento. «En esta montaña reposan nuestras memorias y las memorias de la vida que brota a pesar del cemento», agregó Aka.

Bajo esa premisa se lanzó la galería fotográfica El Alto de los Espíritus. «Este hito busca reconocer esas otras memorias que no han sido tan dignificadas, como las de las escombreras», afirmó Metano, presentador del conversatorio realizado durante el evento gracias al apoyo del Centro Nacional de Memoria Histórica (CNMH).

 

 

«Esta acción de memoria está centrada en el trabajo de búsqueda de personas desaparecidas en La Escombrera», explicó Óscar Cárdenas, coordinador del equipo regional pionero del CNMH. En la comuna 13 aún está presente el dolor que rodea aquel botadero de escombros que fue utilizado para ocultar cuerpos de personas detenidas, torturadas, ejecutadas e inhumadasr. «Hoy es el día para volver al pasado y hacer este duelo colectivo», añadió Cárdenas.

Al encuentro asistieron alrededor de cien personas desde las 3:00 de la tarde hasta las 7:00 de la noche y, en honor a los espíritus de quienes ya no están, se efectuó una misa de ánimas y un recorrido animero con la comunidad. «No podemos permitir más violencia —comentó el sacerdote—. Con las ánimas benditas le decimos no a la guerra y sí a la vida».

Lo cierto es que quienes participaron en el encuentro no solo conmemoraron la vida, sino que también reflexionaron sobre cómo afrontar el duelo.  «Recordemos que este es un lugar vivo en el que siguen pasando no solamente las personas vivas, sino también los espíritus», señaló Yuly, también presentadora de la charla.

Así pues, la memoria, la vida y el territorio fueron los protagonistas durante el lanzamiento. De hecho, Daniela Posada, investigadora e invitada al conversatorio, recogió en una frase por qué es importante ese hito de memoria: «Todo ser ausente es un ser querido y toda historia es una historia que merece ser escuchada».

 

 
 
 
 
 
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«En Urabá no hay resistencia, hay berraquera»

«En Urabá no hay resistencia, hay berraquera»

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CNMH

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Integrante de la Corporación Camaleón de Apartadó durante la presentación de la obra de teatro Érase una vez un Pueblo Bello, en el cuarto encuentro subregional de la estrategia de territorialización del CNMH.

Publicado

29 noviembre 2023


«En Urabá no hay resistencia, hay berraquera»

Entre el 16 y el 18 de noviembre, alrededor de 100 personas se congregaron en Apartadó (Antioquia) para conocer y construir en conjunto la propuesta de territorialización del Centro Nacional de Memoria Histórica (CNMH) «El territorio habla, el centro escucha».

 

«Esta es una tierra donde las madres enterramos a los hijos, porque estamos maldecidos», dijo una de las voces que interpretó la obra de teatro Érase una vez un Pueblo Bello. La pieza cuenta la historia de un corregimiento de Turbo (Antioquia) que afrontó uno de los episodios más violentos del conflicto armado tras vivir una incursión guerrillera y luego una paramilitar. De acuerdo con María Victoria Suaza, directora de la Corporación Camaleón de Apartadó (Antioquia), la obra narra el momento en que Los Castaño llegaron al territorio y amenazaron a la comunidad: «Pidieron 42 cabezas de ganado y, si no aparecían, entonces se llevarían, por cada res, la cabeza de un hombre».

 

Conoce las cinco reflexiones sobre la estrategia de territorialización del Centro Nacional de Memoria Histórica 

 

A pesar de que eran 42 cabezas de ganado, la historia se refiere a 43 asesinatos cometidos por los paramilitares en la zona. Según Suaza, la última víctima es un mito: distintos relatos —recopilados por la corporación— detallan que el último homicidio correspondió al de un señor que le extendió la mano a un camión… nunca más se volvió a saber de él. «Cuando se subió, uno de los paramilitares dijo: ‘Entonces serán 43’», puntualizó María Victoria.

El 17 de noviembre, el grupo teatral representó la masacre ocurrida entre el 13 y el 14 enero de 1990 y las lágrimas de los espectadores corrieron por sus rostros. Para la directora, ese es el poder del arte: «Mirar de frente el pasado para encontrar herramientas para el presente y no perder la esperanza de futuro». Así, la subregión de Urabá ha encontrado la manera de afrontar y renacer en medio del dolor. «Este territorio no es solo banano y masacres, Urabá es resistencia y mucha fuerza». 

 

 

La obra de teatro se presentó durante el cuarto encuentro subregional del Centro Nacional de Memoria Histórica (CNMH), realizado entre el 16 y 18 de noviembre en Apartadó. En esas fechas, el municipio les dio la bienvenida a casi cien personas víctimas del conflicto armado para presentar y construir en conjunto la propuesta de territorialización «El territorio habla, el centro escucha». El encuentro reunió tres departamentos: Antioquia, Chocó y Córdoba. «Pudieron escuchar tres departamentos de Colombia que han sido golpeados por la violencia —manifestó Birleyda Ballesteros, integrante de la Mesa de Víctimas de Apartadó—. Yo lo llamo las tres Urabá».

Hablar y ser escuchado

  • Imagen de las casi cien personas que asistieron al cuarto encuentro subregional de la estrategia de territorialización del CNMH.

  • Imagen de las casi cien personas que asistieron al cuarto encuentro subregional de la estrategia de territorialización del CNMH.

  • Imagen de las casi cien personas que asistieron al cuarto encuentro subregional de la estrategia de territorialización del CNMH.

  • Imagen de las casi cien personas que asistieron al cuarto encuentro subregional de la estrategia de territorialización del CNMH.

  • Imagen de las casi cien personas que asistieron al cuarto encuentro subregional de la estrategia de territorialización del CNMH.

 

Las muestras artísticas, los liderazgos desde las mesas municipales de víctimas y la lucha por espacios de memoria han sido algunas de las formas de afrontar el conflicto armado en la subregión. Bien lo dijo Ariel Moreno Rovira, invitado del encuentro: «Aquí no hay resistencia, hay berraquera con lo que hicieron con este territorio».

Los profesionales del CNMH reconocieron la necesidad de escuchar las iniciativas de memoria y resistencia que se han adelantado en Urabá. Según Óscar Cárdenas, coordinador del equipo regional pionero, el propósito del encuentro no solo fue tejer lazos entre esas fronteras que tienen dinámicas similares, sino también «pensar unos planes territoriales de memoria para entender cuáles son las acciones que se han realizado en el territorio».

 

El CNMH presenta la estrategia de territorialización en el rincón de la memoria de Yarumal 

 

Durante las mesas de trabajo se efectuó un ejercicio de cartografía social en el que salieron a la luz algunas de las necesidades de las comunidades: presencia estatal en las comunidades, garantía de los derechos de los líderes sociales y capacitación de los habitantes. «Queremos que esto no sea cosa de un día, sino que haya unas bases consolidadas en los territorios», señaló uno de los invitados. Ese deseo corresponde a un compromiso del CNMH de regresar al territorio. «La apuesta es esa: que sean las víctimas las voces que trabajen de la mano del Estado», destacó Karen Valencia, integrante del equipo regional pionero.

 

 
 
 
 
 
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La llegada del CNMH al territorio ha empezado a cambiar la perspectiva de las víctimas. Así lo confirmó María Victoria Suaza, al afirmar que ver a los profesionales de la entidad le trajo mucha esperanza: «Hay que empezar a tejer tantos hilos sueltos que tenemos en este país. Uno a veces se imagina el Centro Nacional de Memoria Histórica como una estatua, pero aquí podemos sentirlo y percibirlo», precisó.


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«el territorio habla, Apartadó, CNMH, el centro escucha»., Equipo regional pionero, Estrategia de Territorialización, Resistencia, Urabá

21N: Lo que vino después de la noche del histórico «cacerolazo»

21N: Lo que vino después de la noche del histórico «cacerolazo»

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CNMH

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Manifestaciones en Medellín durante el paro nacional de 2019, el 22 de noviembre. Crédito: Rubén Torres @mrbencho.

Publicado

29 noviembre 2023


21N: Lo que vino después de la noche del histórico «cacerolazo»

A finales de 2019, hubo una ola de protestas en Colombia por cerca de tres semanas que representaron la primera fase del estallido social que causó una ola de cambio en el país.

 

El 21 de noviembre de 2019, desde muy temprano, las calles del país recibieron a miles de colombianos con sus arengas llenas de reclamos. «No eran ni las 8:00 de la mañana cuando ya habían reventado uno de los puntos que estábamos cubriendo», manifestó Eliana Rubio, defensora de derechos humanos de la fundación Lazos de Dignidad. Rubio estaba en Bogotá, sobre la avenida Primero de Mayo con Décima, cuando vio cómo una aturdidora le explotó muy cerca a la cara a un joven durante las manifestaciones. «Le desfiguró el rostro, pero, aun así, la jornada de movilización continuó todo el día», puntualizó. 

La noche empezó a caer en cada una de las ciudades principales y los manifestantes aún tenían energía para continuar. La voluntad de exigir un cambio llevó a los ciudadanos a sacar sus ollas y utensilios de cocina a las calles para hacerse escuchar. Allí nació el histórico «cacerolazo», una acción típica en América Latina, pero que nunca se había realizado en Colombia hasta ese día. Algunos salieron en pijama y se unieron a las olas de gente que hacían sonar sus cacerolas, mientras otros hicieron lo mismo desde las ventanas de sus casas. De acuerdo con Stephani Ortiz Muñoz, también integrante de la fundación Lazos de Dignidad, «se evidenció que esos sectores se movilizaban fundamentalmente por el tema de la defensa de los líderes sociales».

 

 

La protesta social del 21N, en su mayor parte pacífica, fue el resultado de una acumulación de inconformidades ante el Gobierno nacional por parte de la ciudadanía. «Por un lado, estaba la defensa del Acuerdo de Paz, y, por el otro, había un rechazo al “paquetazo” que [Iván] Duque nos quería imponer recién llegado a la Presidencia», precisó Ortiz. Los afiches que invitaban a la movilización señalaban diez puntos clave para marchar: en contra de la reforma laboral, la reforma pensional, el holding financiero, las privatizaciones, la restricción a la protesta social, la reforma tributaria, la corrupción y el aumento de las tarifas de energía, y a favor del cumplimiento de los acuerdos con los distintos sectores sociales y de un salario mínimo digno.

 

 
 
 
 
 
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¡Se van a meter a los conjuntos!

A pesar del cansancio en los pies, las marchas continuaron al día siguiente.  Con proclamas como «a parar para avanzar, viva el paro nacional», la ciudadanía siguió manifestándose y en la noche del 22 de noviembre las cacerolas volvieron a sonar, pero por una razón diferente. «¡Se están metiendo al conjunto del lado!», se escuchó decir a muchas personas, e incluso se empezó a difundir por medio de WhatsApp información sobre supuestas incursiones en unidades residenciales, lo que propagó el rumor e incentivó a que los residentes se armaran con palos de escoba. «Estaban indicando que la gente que se estaba movilizando, entre otras personas, iban a ingresar a las residencias —explicó Eliana Rubio—. Usaron unos rasgos bastante discriminatorios, con unos lenguajes y discursos de odio muy fuertes».

 

 

De acuerdo con la defensora de derechos humanos, el propósito del rumor era «eliminar por completo la solidaridad hacia los manifestantes, diciendo que eran vándalos y peligrosos, para entregarlos a las autoridades». Esa noche, «el “cacerolazo” apareció como respuesta de los vecinos, en los conjuntos y las casas, que no comieron cuento», comentó Stephani Ortiz. Si bien algunos salieron con palos y piedras para «protegerse», al descubrir que tales incursiones no eran ciertas, «la gente se sintió utilizada, humillada, como tratada de una mala manera, y eso también impulsó que volvieran a salir a las calles», agregó.

En memoria de Dilan Cruz

En la imagen, el joven Dilan Cruz, víctima mortal de la represión policial el 23 de noviembre de 2019.

Las manifestaciones de 2019 son recordadas no solo por el sonido de las cacerolas, sino también por el caso de Dilan Cruz. Según Fernanda Espinosa, investigadora del informe sobre el estallido social que adelanta el Centro Nacional de Memoria Histórica (CNMH), «el joven es un símbolo de la protesta de los últimos años, al ser víctima de la represión policial».

Hacia el 23 de noviembre, los colombianos estaban percibiendo cuál era el verdadero rol que estaba desempeñando la Policía durante las protestas. «No era una fuerza civil, no era una autoridad confiable, porque manipulaba, engañaba y porque estaba lastimando gente», afirmó Rubio. Esa percepción se agravó después del asesinato de Cruz. «Precisamente es una muerte causada por un agente del Esmad», indicó la investigadora Espinosa. La indignación fue inmediata tras conocerse los videos en los que se veía a un agente del Esmad direccionando su arma hacia el cuerpo del joven. «No lo hicieron de forma parabólica, como los protocolos indican —detalló Rubio—. La gente vio cómo el chico cayó, ya en un estado de inconsciencia».

Han pasado cuatro años tras el suceso y la memoria de Dilan Cruz sigue viva. Mientras su familia sigue luchando para que haya justicia —la impunidad persiste—, la ciudadanía sigue conmemorando a esta víctima de represión policial. «Los jóvenes se sienten parte de una generación fuertemente impactada por lo ocurrido», dijo Espinosa.

 

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Desde la investigación que está adelantando el CNMH, lo que sucedió en 2019 se reconoce como la primera fase del fenómeno conocido como «estallido social». De hecho, el «cacerolazo» y el caso de Dilan Cruz fueron dos símbolos que perduraron en las protestas de 2021, por lo que el paro nacional de 2019 se convirtió en uno de los antecedentes más relevantes para la ola de cambio que exigió el país.

*Las voces de Eliana Rubio y Stephanie Ortiz fueron recogidas en el marco de la investigación que está construyendo el CNMH sobre el estallido social de 2021 y 2021. Fernanda Espinosa, quien también dio su voz para este reportaje, es la coordinadora de ese informe.


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El CNMH firma convenio con firmantes de paz para aportar a la memoria y al esclarecimiento de la verdad

Laboratorio colaborativo: «Naturaleza y territorio en el marco  del conflicto armado»

Autor

CNMH

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• La directora general del CNMH y la representante legal de Cepdipo firmaron un memorando de entendimiento que tendrá una vigencia inicial de tres años. Foto: Camila Galindo

Publicado

22 noviembre 2023


El CNMH firma convenio con firmantes de paz para aportar a la memoria y al esclarecimiento de la verdad

Tras varios meses de intercambio, el CNMH y el Centro de Pensamiento y Diálogo Político acordaron trabajar conjuntamente en el desarrollo de acciones y procesos de pedagogía, investigación y construcción de archivos de derechos humanos.

 

El Centro Nacional de Memoria Histórica (CNMH) y el Centro de Pensamiento y Diálogo Político (Cepdipo) —organización creada por el Acuerdo Final de Paz— firmaron en Bogotá un memorando de entendimiento para «llevar a cabo acciones conjuntas a nivel nacional que propendan por la reconstrucción de memoria histórica y el esclarecimiento de la verdad en torno a los orígenes, el desarrollo, el fin y la transición del conflicto armado interno».

En virtud del convenio, que tendrá una vigencia inicial de tres años, el CNMH propiciará espacios de pedagogía y asistencia técnica con Cepdipo en aspectos relacionados con el esclarecimiento de la verdad, la construcción de archivos de derechos humanos, la recopilación de testimonios, la aplicación de enfoques diferenciales y el fortalecimiento de los lugares de memoria.

Asimismo, recibirá, registrará y dispondrá para su consulta los archivos que ha recopilado Cepdipo sobre casos de graves violaciones a los derechos humanos e infracciones al derecho internacional humanitario.

 

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La directora general del CNMH, María Gaitán Valencia, señaló: «Este es realmente un día muy importante. Como firmantes del acuerdo de 2016, el aporte de Cepdipo a la memoria histórica y al esclarecimiento de la verdad es fundamental, a sabiendas de que estamos absolutamente comprometidos con la paz de Colombia. Un parte de confianza a la ciudadanía es este memorando de entendimiento que estamos firmando hoy».

La directora agregó que, como resultado del convenio, se realizarán procesos conjuntos de investigación, cuyos resultados se entregarán a la ciudadanía: «La idea es que no se conviertan solamente en documentos que engrosen anaqueles de bibliotecas, sino que se inicien en procesos que nos lleven a entender por qué estamos donde estamos y qué debemos hacer para esa transformación que nos permita la no repetición».

 

Durante la firma del memorando, la directora general del CNMH reconoció la necesidad de vincular a los firmantes de paz a los procesos de construcción de memoria. Foto: Camila Galindo

 

Cepdipo, por su parte, facilitará espacios de discusión «en torno al conflicto armado interno, sus hechos y aspectos relativos a graves violaciones a los derechos humanos e infracciones al derecho internacional humanitario», tanto en Colombia como en el exterior, con personas exiliadas. Además, propiciará escenarios de diálogo sobre investigaciones o temas relevantes que permitan profundizar en el conocimiento sobre los «orígenes, la evolución, el cierre y las transiciones del conflicto».

Julián Gallo, senador por el partido Comunes y quien ha venido acompañando el proceso, declaró tras la suscripción del memorando: «Es una posibilidad enorme la que tenemos con la firma de este convenio, en la medida en que quienes protagonizamos partes del conflicto podamos aportar nuestra propia versión de los hechos».

 

 
 
 
 
 
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En ello coincidió Olga Lucía Quintero, representante legal de Cepdipo: «Hay una versión que no se ha contado al país, que debemos recoger desde diferentes sectores, visiones, para poder hacerla integral y que pueda servir de base para esta historia de Colombia. Empezamos a hacer esta reconciliación en el marco de la firma de un acuerdo de paz tan importante como el de 2016, pero también esperamos que la paz total avance y a futuro podamos estar acá sentados todos los sectores hablando de esa reconstrucción de la memoria histórica del país».

Los procesos de memoria histórica que se formulen como resultado del memorando buscarán aportar al esclarecimiento de los hechos y al reconocimiento de responsabilidades. Las partes también realizarán acciones conmemorativas para «resarcir la dignidad de las víctimas del conflicto armado colombiano».


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Cepdipo, CNMH, construcción de paz, Memorando, Memoria

Firmantes del Acuerdo de Paz aportarán a la construcción de la memoria histórica

Laboratorio colaborativo: «Naturaleza y territorio en el marco  del conflicto armado»

Autor

CNMH

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• El Centro Nacional de Memoria Histórica (CNMH) y el Centro de Pensamiento y Diálogo Político (Cepdipo), creado por firmantes de la paz de las FARC, oficializarán una alianza para la construcción de la memoria histórica en torno a los orígenes, desarrollo, fin y transición del conflicto armado interno en Colombia.

Publicado

20 noviembre 2023


Firmantes del Acuerdo de Paz aportarán a la construcción de la memoria histórica

  • El Centro Nacional de Memoria Histórica (CNMH) y el Centro de Pensamiento y Diálogo Político (Cepdipo), creado por firmantes de la paz de las FARC, oficializarán una alianza para la construcción de la memoria histórica en torno a los orígenes, desarrollo, fin y transición del conflicto armado interno en Colombia.
  • Se trata de la garantía de no repetición contemplada en el Acuerdo Final de Paz de La Habana (Cuba).
  • El compromiso se hará oficial este lunes 20 de noviembre a las 4:00 p. m en las instalaciones del CNMH, Carrera 7 N.° 32-42, piso 31, Edificio San Martín – Torre Norte.

Bogotá, noviembre 20 de 2023. Los aportes que conduzcan a la construcción de la memoria histórica en torno a los orígenes, desarrollo, fin y transición del conflicto armado interno en Colombia y el esclarecimiento de la verdad es una tarea en la que trabajarán en equipo el Centro Nacional de Memoria y el Centro de Pensamiento y Diálogo Político (Cepdipo), creado por firmantes de la paz de las FARC.

Se trata de una iniciativa de esclarecimiento de la verdad para avanzar en la transformación cultural que nos lleve a la no repetición, como parte de la reparación simbólica e integral a las víctimas que extenderá la aplicación del Mecanismo No Judicial de Contribución a la Verdad a firmantes de los Acuerdos de Paz entre las FARC y el Gobierno de Colombia.

El convenio firmado entre la directora general del CNMH, María Gaitán Valencia, y la representante legal del Cepdipo, Olga Lucía Quintero Sierra, dará vía libre a tareas conjuntas para la reconstrucción de la memoria histórica y el esclarecimiento de la verdad, abordando aspectos relacionados con el conflicto armado colombiano, contribuyendo así a la garantía de no repetición y a la transformación cultural que nos lleve a la no repetición, en el marco de la implementación del Acuerdo Final de Paz de La Habana (Cuba).

Para ello, se generarán espacios de articulación y visibilización con cooperantes internacionales o aliados estratégicos, así como la consecución de apoyos para propiciar el esclarecimiento de la verdad y la reparación integral a las víctimas.

Como parte del acuerdo se estableció la conmemoración de fechas claves en honor a las víctimas del conflicto armado colombiano y la definición de mecanismos e instrumentos para el intercambio seguro de información. Los aportes y el proceso de construcción de memoria histórica se harán por medio de la asistencia técnica en esclarecimiento, de contribuciones voluntarias a la verdad y de la construcción de archivos y colecciones documentales de DD. HH. El proceso incorporará testimonios de personas desmovilizadas, víctimas y académicos con enfoques diferenciales, además de lugares de memoria.

Cepdipo aportará sus archivos y colecciones documentales, testimonios y diversas fuentes de información. También posibilitará espacios de encuentro y discusión en todo el territorio nacional y con población en exilio.

Más información:
Comunicaciones CNMH
Ayda Ma. Martínez 3142434334

 


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Acuerdo del Viernes Santo, Bronagh Hinds, CNMH, Colombia, Conmemoración, Irlanda del Norte, María Gaitán Valencia, Memoria, Paz

El CNMH participa en la conmemoración de los 25 años del Acuerdo de Viernes Santo

Laboratorio colaborativo: «Naturaleza y territorio en el marco  del conflicto armado»

Autor

CNMH

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María Gaitán Valencia y Bronagh Hinds durante la conmemoración de los 25 años del Acuerdo de Viernes Santo.

Publicado

14 noviembre 2023


El CNMH participa en la conmemoración de los 25 años del Acuerdo de Viernes Santo

El 9 de noviembre, la directora del Centro Nacional de Memoria Histórica (CNMH), María Gaitán Valencia, conversó con Bronagh Hinds, cofundadora de NI Women’s Coalition, sobre el impacto de las mujeres en la construcción de paz de ambos países. 

 

«Las mujeres sostienen la paz en Colombia y por eso entiendo lo que sucedió en Irlanda», manifestó la directora del Centro Nacional de Memoria Histórica (CNMH) en el Centro Cultural Gabriel García Márquez (Bogotá). Su declaración señaló cómo el poder de las mujeres ha trazado la historia de dos países que, aunque muy distintos, le apostaron a acabar con la guerra. 

El 9 de noviembre, alrededor de 60 personas asistieron a la conmemoración de los 25 años del Acuerdo de Viernes Santo, un pacto político que puso fin a 30 años de conflicto en Irlanda del Norte. La Embajada de Reino Unido y la Embajada de Irlanda organizaron el evento que destacó el papel de las mujeres en aquel proceso que buscó una nueva ruta encaminada hacia la paz. 

 

 

«Este año se cumplen 25 años de este acuerdo, que es la piedra angular de la paz en Irlanda del Norte y el corazón de cómo vemos las relaciones con nuestras islas», dijo la embajadora de Irlanda en Colombia, Fiona Nic Dhonnacha. «Alcanzar la paz es un proceso largo», indicó la vocera y, por eso destacó los aprendizajes que han tenido al apoyar la implementación del Acuerdo Final de Paz de Colombia. 

El Alto Comisionado para la Paz, Danilo Rueda, también envió un mensaje en el que le agradeció a Irlanda y Reino Unido por las lecciones que dejó el Acuerdo de Viernes Santo. «Aprendimos de la importancia del rol de las mujeres en la construcción de paz», puntualizó el funcionario y recordó que en el Gobierno del Cambio se están desarrollando políticas públicas que vinculen el poder de las mujeres negras, indígenas y campesinas del país.

Una conversación entre María Gaitán y Bronagh Hinds

En el auditorio Rogelio Salmona, los asistentes escucharon las reflexiones de dos mujeres que le han apostado a encaminar sus vidas hacia la paz: Bronagh Hinds, cofundadora de NI Women’s Coalition, y María Gaitán Valencia. Durante la conversación, ambas reconocieron que existen grandes diferencias entre los conflictos de los dos países, pero también encontraron similitudes. 

  • En el Centro Cultural Gabriel García Márquez se conmemoraron los 25 años del Acuerdo de Viernes Santo

    En el Centro Cultural Gabriel García Márquez se conmemoraron los 25 años del Acuerdo de Viernes Santo

  • Embajadora de Irlanda en Colombia, Fiona Nic Dhonnacha, durante la conmemoración de los 25 años del Acuerdo de Viernes Santo

    Embajadora de Irlanda en Colombia, Fiona Nic Dhonnacha, durante la conmemoración de los 25 años del Acuerdo de Viernes Santo

  • María Gaitán Valencia y Bronagh Hinds durante la conmemoración de los 25 años del Acuerdo de Viernes Santo

    María Gaitán Valencia y Bronagh Hinds durante la conmemoración de los 25 años del Acuerdo de Viernes Santo

  • Bronagh Hinds, cofundadora de NI Women’s Coalition, durante la conmemoración de los 25 años del Acuerdo de Viernes Santo

    Bronagh Hinds, cofundadora de NI Women’s Coalition, durante la conmemoración de los 25 años del Acuerdo de Viernes Santo

  • Proyección del documental Adiós a los dinosaurios, que narra la historia de las mujeres que influyeron en el Acuerdo de Viernes Santo

    Proyección del documental Adiós a los dinosaurios, que narra la historia de las mujeres que influyeron en el Acuerdo de Viernes Santo

 

«Creo que hay una cercanía entre Colombia e Irlanda, en nuestros corazones y almas», comentó Bronagh Hinds. De acuerdo con la lideresa que hizo parte de la historia del Acuerdo del Viernes Santo, una de las cosas que tienen en común ambas naciones «es la profunda historia de resistencia de las organizaciones en nuestros países».

 

 

Gaitán Valencia estuvo de acuerdo con esa perspectiva y señaló que, de hecho, los colectivos en Colombia se han compuesto históricamente por mujeres. «Nosotras nos comprometemos con nuestros legados con gran amor —resaltó la directora del CNMH—. Aunque en el país todavía no entendemos del todo que la fuerza de la memoria histórica está en las mujeres». 

Hinds resaltó que, en la historia de Irlanda del Norte, las mujeres que integraban la NI Women’s Coalition tomaron una decisión que fue crucial:  «Debíamos apoyar esta coalición más allá de las diferencias que nos separaban». De hecho, esa idea fue explicada con la proyección del documental Adiós a los dinosaurios, que narra cómo fueron ellas las que hicieron posible el diálogo entre los demás partidos políticos durante el proceso de paz. 

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A pesar de que han pasado 25 años, la cofundadora de NI Women’s Coalition afirmó que aún quedan desafíos por resolver en Irlanda del Norte. «Sí, dejamos las armas, pero no hemos podido resolver el legado del pasado», precisó Hinds y reconoció que esa tarea está mucho más adelantada en Colombia. 

—No le hemos dedicado tiempo suficiente a las víctimas y eso es algo de lo que podemos aprender de ustedes.


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