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Bibliotecas, refugio para el diálogo y la esperanza

Bibliotecas, refugio para el diálogo y la esperanza

Muros que construyen la memoria

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CNMH

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Foto: CNMH

Publicado

05 octubre 2020


Bibliotecas, refugio para el diálogo y la esperanza

  • Un grupo de 38 prestadores de servicios bibliotecarios de La Guajira, Cundinamarca y Antioquia participó en el taller Entretejiendo Memorias del CNMH.
  • Las bibliotecas son espacios para el acceso a la información y los conocimientos de cada comunidad, soportados en materiales impresos.

Prestadores de servicios bibliotecarios y administrativos en bibliotecas de La Guajira, Antioquia y Cundinamarca —entre ellos bibliotecarios, promotores y mediadores de lectura— participaron del taller Entretejiendo Memorias entre el 10 y el 13 de agosto.

La Estrategia de Pedagogía del Centro Nacional de Memoria Histórica (CNMH) y el equipo de Educación del Museo de Memoria de Colombia realizaron esta actividad formativa, mediante la virtualidad, para resaltar la necesidad de fortalecer la comprensión de la memoria histórica y su relación con las actividades propias de las bibliotecas.

En esta edición del taller participaron 38 personas de diferentes municipios e instituciones. Las actividades sirvieron para resaltar la importancia que tienen las bibliotecas, los archivos, documentos y libros que constituyen fuentes de consulta ligadas a la historia de las comunidades.

“Las bibliotecas están presentes en las comunidades en todos los momentos de conflictos armados, por lo que se convierten en lugares de refugio, lugares para el diálogo, la esperanza y espacios para el ‘no olvido’ y la ‘no repetición’”, explicó Nartyjulieth Vásquez, profesional de pedagogía del CNMH.

Durante los últimos dos siglos, las bibliotecas han sido el espacio para que niños, jóvenes y adultos puedan acceder a la información y los conocimientos de la población, soportados en materiales impresos. De allí se desprende su función social en el contexto actual y su importancia en la construcción de memoria histórica en el país.

Durante el taller se fortalecieron las experiencias de los participantes para abordar y comprender la memoria histórica del conflicto armado interno. “Este taller enfocado en las bibliotecas me ha dado guía sobre cómo recopilamos la memoria de los municipios y de las personas que allí habitan. Fue enriquecedor”, comentó Amparo del Socorro Arenas, bibliotecaria en Heliconia (Antioquia). “Después de esta jornada de talleres tengo herramientas para trabajar y fortalecer los temas de memoria y replicarlos con los niños, niñas, jóvenes y docentes del municipio. Mi labor, reconstruir territorio”.

En el desarrollo de las capacidades de naturaleza pedagógica que desempeñan distintos actores sociales son fundamentales los bibliotecarios, promotores o mediadores de lectura y demás profesionales que trabajan en esta línea desde acciones cotidianas. Eliana Vega, bibliotecaria del municipio de El Molino (La Guajira), conserva el permiso de conducir de su esposo, asesinado precisamente el día en que recibió el documento. Ella resalta hoy lo importante que es comprender el pasado, superar el dolor, convertirlo en productos como ejercicio de sanación.

“Conservar esos objetos sencillos que nos hablan de nosotros y del otro es fundamental para no olvidar. Nos recuerda ese motivo para levantarse en medio del dolor, convencidos de que esa fortaleza es la esperanza que ayudará otro, de que vale la pena luchar y vale la pena ayudar a otros a hacerlo”, afirmó. 

El objetivo del taller está en que estas experiencias personales puedan ser ampliadas y fortalecidas con el acompañamiento de los equipos de Pedagogía del CNMH y Educación del Museo de Memoria de Colombia, que trabajan por la conservación de la memoria histórica a través de las bibliotecas, que son refugio para el diálogo y la esperanza a lo largo y ancho del territorio nacional.


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20 años del ataque a Gutiérrez

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ONG Mil Víctimas

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ONG Mil Víctimas

Publicado

05 Jul 2019


20 años del ataque a Gutiérrez

Este domingo 7 de julio, desde las 8:00 a.m. se llevará a cabo la conmemoración de los 20 años del ataque a Gutiérrez, Cundinamarca, perpetrado por las Farc, donde, 35 soldados y tres suboficiales murieron, algunos en combate y otros en estado de indefensión.


A poco más de tres horas en carretera desde Bogotá se llega a Gutiérrez, Cundinamarca. Allí, en la madrugada del 8 de julio de 1999, se vivió uno de los ataques más sangrientos de la guerra en el centro del país entre miembros de la Fuerza Pública y la guerrilla de las Farc.

Ese día, según el Ejército Nacional, alrededor de 500 miembros de las Farc, al mando de Henry Castellanos Garzón, alias ‘Romaña’, llegaron al municipio de Gutiérrez con el fin de atacar a los pelotones contraguerrilla, compuestos por menos de 60 hombres del Ejército, que en su mayoría eran jóvenes de 18 y 19 años que estaban prestando el servicio militar.

Las Farc veían en el municipio de Gutiérrez un corredor estratégico que les permitía conectar a las diferentes estructuras del Bloque oriental de este grupo armado con la ciudad de Bogotá; “sin embargo, la presencia del Batallón de Artillería N° 13 ‘General Fernando Landazábal Reyes’ se convertía en un obstáculo para conseguir su propósito. Por esta razón, se planeó el ataque en contra de las tropas que hacían parte de esta Unidad militar”, dice el Ejército Nacional. 

Por este hecho fue condenada la Nación, a raíz de las condiciones de desprotección de los soldados, que pudieron ser evitadas por el Ejército Nacional. Y hoy, 20 años después, las familias de los militares quieren ser reconocidas como víctimas dentro de la Jurisdicción Especial para la Paz (JEP) y que su caso sea llevado a la Comisión de la Verdad. 

El Centro Nacional de Memoria Histórica explica en su informe “Tomas y ataques guerrilleros” que, además de estos ataques, las incursiones a cabeceras municipales y centros poblados “tuvieron un lugar central en la tarea de desmoronar paulatinamente la presencia del Estado en los escenarios locales y regionales.(…) Presentaron una amplia gama de fines que cambiaron con el tiempo debido a las dinámicas de la guerra. Pasaron de ser propagandísticas en su origen a tener unos objetivos plenamente articulados a una estrategia de acumulación territorial, es decir, ampliar las retaguardias de los frentes, mantener los corredores de comunicación y afianzarse en zonas estratégicas por sus recursos o por sus ventajas políticas y militares”.

Este domingo 7 de julio en Gutiérrez, se hará memoria sobre los hombres que murieron en este ataque. Las familias realizarán una caminata hacia el terreno donde, el año pasado, sembraron un árbol por cada soldado ausente por causa de estos hechos. Tras ese momento íntimo, se llevará a cabo, en la cabecera municipal, una misa y un acto de honor por parte del Ejército Nacional, para rendir homenaje a estos jóvenes. 

Para Viviana Osorio, hermana del soldado Helmer Revelo Sarmiento quien murió en este ataque, esta conmemoración significa que sus seres queridos no sean olvidados y “lo más importante, transmitir el dolor de una partida que, podrán pasar años, pero sigue latente. Expresar lo injusta que nos parece esta guerra que no solo quita vidas, si no que se lleva consigo una infinidad de cosas. De alguna forma, este evento nos hace estar más cerca a lo último que vivieron y tratar de apaciguar este sentimiento de rabia, de impotencia”.

Para Mónica Andrea Ñañez, directora de la ONG Mil Víctimas del Conflicto, es muy importante dignificar la memoria de estos jóvenes, “y acompañar a los sobrevivientes, así como a las madres, hermanas e hijas, para demostrarles que no están solas”.

Viviana añade “más que solo recordar a mi hermano, [se trata de] recordar a chicos jóvenes, muy jóvenes, con sueños y metas. Muchos de ellos con ganas de sacar adelante a su familia. Chicos que les gustaba jugar fútbol, escuchar música. Les encantaba cierta comida. Quisiéramos que recordarán su juventud y lo mucho que les faltó vivir y [que], aunque no lo decidieron en primera instancia, sabían que sí era necesario, tenían que dar su vida por la patria, por su bandera, por su familia y demás”. 

Conmemoración 

Lugar: Gutiérrez, Cundinamarca 
Día: 7 de julio
Hora: 8:00 a.m. 

 


Ataque Guerrillero, Cundinamarca, Ejército Nacional, Farc, Gutiérrez

“La verdad es de todos”: Conmemoración de un ataque que estaba en el olvido

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Autor

Lizeth Sanabria

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Lizeth Sanabria

Publicado

11 Jul 2019


“La verdad es de todos”: Conmemoración de un ataque que estaba en el olvido

Desde el año pasado, los sobrevivientes y familiares víctimas del ataque de las Farc a los pelotones de contraguerrilla Texas 2 y Texas 3 del Ejército Nacional, ocurrido el 8 de julio de 1999 en Gutiérrez, Cundinamarca, se reúnen para no olvidar a quienes perdieron la vida por este hecho y para reclamar verdad, justicia y garantías de no repetición.


En Colombia las historias de muerte y desolación a causa de la guerra abundan en la mayoría de los pueblos, por no decir que en todos. El pasado domingo 7 de julio se reunieron más de 100 personas en Gutiérrez, Cundinamarca, para conmemorar uno de los tres ataques guerrilleros perpetrados por las Farc hace veinte años. 

Mujeres, hombres, niños y niñas llevaban en sus manos rosas rojas y blancas que sembraron junto a una piedra en la vereda El Cedral, a escasos kilómetros del casco urbano de Gutiérrez. Allí se abrazaron, cantaron y recordaron a los que la guerra les arrebató el 8 de Julio de 1999, en uno de los ataques más sangrientos que se haya vivido en las cercanías a Bogotá. Una atmósfera propicia para un momento de duelo y encuentro. 

Ese día, los 56 hombres del Batallón de Artillería No 13 “General Fernando Landazabal Reyes” se enfrentaron a más de 500 miembros de la guerrilla de las Farc. Murieron 38 militares, 35 soldados regulares y tres suboficiales. También, se dice extraoficialmente, hubo guerrilleros muertos.

Para la mayor María Fernanda Cifuentes, oficial de víctimas del Departamento Jurídico Integral del Ejército Nacional, quien acompañó la conmemoración, en este hecho se cometieron, por parte de la guerrilla de las Farc, graves violaciones al Derecho Internacional Humanitario (DIH).

“Este fue un ataque indiscriminado, la muerte de nuestros 38 militares fue por tiros de gracia, un delito de lesa humanidad a la luz del Derecho Internacional Humanitario”, comentó la mayor Cifuentes.  

De acuerdo con la oficial, cuando los combatientes dejan sus armas en un enfrentamiento, o lo que militarmente se conoce como deponer, como pasó con algunos soldados en Gutiérrez, “tienen el derecho a que su vida sea salvaguardada, y eso no sucedió acá, fueron vilmente masacrados, y fuera de eso hubo utilización de armas no convencionales como cilindros bomba”, añadió. 

Familiares de las víctimas del ataque se abrazan durante la conmemoración. – Fotografía: Lizeth Sanabria/CNMH

En Gutiérrez, se conmemoró la vida después de la muerte, en este caso de hombres que estaban prestando servicio militar, con la ilusión, tal vez, de que en el futuro Colombia fuese un mejor país. Pero también se recordó el horror del conflicto para que este no se vuelva a repetir. 

“Me parece excelente que hagan este tipo de eventos, desde el año pasado, después de 19 años de sentirnos olvidados, de sentirnos decepcionados, es algo muy bonito que llegaran a este punto para no olvidar a nuestros compañeros”, dice Marco Tulio Morales, sobreviviente del ataque a Gutiérrez. 

En este caso dos sentencias del Consejo de Estado condenan a la Nación por una desprotección de los militares.

El Consejo de Estado dictamina que este ataque “…da cuenta de varias circunstancias que rodearon la planeación y ejecución de la operación militar que constituyen verdaderas actuaciones omisivas que pusieron a la víctima y sus demás compañeros militares en una situación de indefensión frente al ataque de la subversión”.

Así mismo, las familias de los militares quieren ser reconocidas como víctimas dentro de la Jurisdicción Especial para la Paz (JEP) y que su caso sea llevado a la Comisión de la Verdad.

“Presentar una medida de satisfacción en nombre de esas víctimas sobrevivientes y las víctimas indirectas que son los familiares. Todo lo que fueron ataques y tomas guerrilleras fue uno de los componentes del primer informe que presentó la organización ACOMIDES (Asociación Colombiana de Víctimas de Desaparición Forzada y Otros Hechos Victimizantes) a la JEP, que reflejaba los hechos de secuestro y desaparición forzada o los aspectos de ataques a unidades militares”, comparte la mayor María Fernanda Cifuentes. 

El dolor es inevitable en este tipo de espacios, a pesar de los 20 años que han pasado, las heridas siguen abiertas, detalles de la vida. Al escuchar una canción que recuerda un ser querido, o pisar el terreno donde fueron asesinados los hijos de estas madres se remueven sentimientos.

“Queremos que quede en la memoria que gracias a los héroes de Gutiérrez, muchos hoy en día viven, que no nos olvidemos de ellos”, dice Viviana Osorio, hermana del soldado Helmer Revelo Sarmiento, quien murió en este ataque. 

“La verdad es de todos”, expresaron varios familiares durante la conmemoración.  Una frase donde piden saber qué pasó, y a la vez ser escuchados, para que el país conozca sus sentimientos y dolores alrededor de la guerra. 

“Hay esperanza, después de mucho tiempo de nosotros estar creyendo que no teníamos voz, que éramos olvidados de este conflicto y nos dieron una luz de esperanza, de saber que no nos habían olvidado, de que los sobrevivientes todavía estamos en la memoria del Ejército, es un signo de esperanza”, finaliza Marco Tulio Morales uno de los sobrevivientes del ataque a Gutiérrez. 

 


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