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CNMH y Colciencias unen esfuerzos para promover investigaciones sobre conflicto armado, memorias de víctimas y temas derivados

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Autor

Daniel Sarmiento

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Daniel Sarmiento

Publicado

27 Ago 2019


CNMH y Colciencias unen esfuerzos para promover investigaciones sobre conflicto armado, memorias de víctimas y temas derivados

Un convenio marco, suscrito por el Centro Nacional de Memoria Histórica (CNMH) y Colciencias, protocolizado este martes, permitirá a grupos de investigación del área de las ciencias sociales y humanas de todas las universidades públicas y privadas, asi como a estudiantes de posgrado vinculados desde los semilleros de investigación, participar con sus proyectos sobre el conflicto armado, las memorias de las víctimas, temas derivados y conexos.


El acuerdo entre las dos entidades consta de una primera convocatoria que tendrá lugar próximamente para proyectos sobre temas relacionados con los actores del conflicto y temáticas concernientes a Derechos Humanos, Derecho Internacional Humanitario, problemas territoriales, enfoque étnico, de género, de niños, de adultos mayores, discapacitados, entre otros.

Como parte del proceso de convocatoria, se acogerán las condiciones metodológicas utilizadas por Colciencias en sus convocatorias habituales.

Lo que busca el CNMH es ampliar el horizonte de pensamiento y reflexión sobre el problema del conflicto armado colombiano, sus derivados y relaciones, para lograr más confiabilidad, credibilidad y seriedad en los resultados, aprovechando que la plataforma de Colciencias tiene controles estrictos durante todo el proceso y hasta el final con la presentación de los productos por parte de los equipos seleccionados en la convocatoria.

Según el director general de la entidad, Ruben Darío Acevedo Carmona, “evitaremos que se diga que la verdad sale del CNMH, que la verdad se encuentra en una institución o que emana de una persona o grupo”.

“Como académico e investigador, que realicé proyectos con Colciencias y donde fungí también como par evaluador de proyectos, me di cuenta de la seriedad con que se trabaja allí, con que se regula la calidad y la pertinencia de los proyectos que se presentan por parte de las diferentes comunidades académicas”, destacó el director Acevedo.

Para los proyectos que harán parte del convenio con Colciencias, el CNMH invertirá 5.600 millones de pesos, en promedio, cada uno recibirá 350 millones de pesos, más una contrapartida del 30 por ciento  que aportará cada entidad que respalde el grupo de investigación.

Al final, abrigamos la expectativa de haber involucrado a la amplia comunidad académica para responderle al país, a la sociedad colombiana y al mundo con el reto de contribuir al incremento del conocimiento científico social como herramienta fundamental para tratar de comprender mejor lo sucedido en el inmediato pasado.

 


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El Centro Nacional de Memoria Histórica (CNMH) y el Museo de la Memoria fueron creados por la Ley de Víctimas 1448 de 2011, expedida por el Congreso de la República

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Autor

Juan Sebastián Sanabria

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Juan Sebastián Sanabria

Publicado

29 Ago 2019


El Centro Nacional de Memoria Histórica (CNMH) y el Museo de la Memoria fueron creados por la Ley de Víctimas 1448 de 2011, expedida por el Congreso de la República

Esta ley fue reglamentada por el Presidente de la República, a través del decreto 4803 de 2011. Ambas disposiciones en las que se apoyan nuestros proyectos y acciones misionales se refieren con claridad a la recuperación, preservación y divulgación de las memorias de las víctimas del conflicto armado interno. 

El Congreso de la República, por medio de la ley 1979 del 25 de julio del 2019, estipula en sus artículo 9° que “el CNMH… dispondrá de un espacio físico de museo de memoria destinado a exponer al público las historias de vida de las víctimas de la fuerza pública, exaltando particularmente sus acciones valerosas, sus sacrificios y contribución al bienestar familiar”

A este respecto, la Dirección general del CNMH, comprometida siempre con el cumplimiento de leyes y decretos, manifiesta que son las autoridades legalmente establecidas las que se deben pronunciar sobre la coherencia o colisión entre varias disposiciones sobre un mismo asunto.

 


Centro Nacional de Memoria Histórica, Darío Acevedo Carmona, Museo de Memoria de Colombia

Editorial: Palabras sobre convenio Colciencias – CNMH

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Autor

Daniel Sarmiento

Fotografía

Daniel Sarmiento

Publicado

04 Sep 2019


Editorial: Palabras sobre convenio Colciencias – CNMH

En nombre del CNMH presento un cordial saludo a…… y a todos los presentes que nos honran con su presencia.

Antes de referirme al contenido e importancia del convenio que presentamos ante la opinión pública quiero dedicar unos minutos a un problema que interesa a la sociedad colombiana y del que se derivan, en medio de grandes equívocos, muchos desacuerdos, expectativas razonables o infundadas, inquietudes a granel y hasta miedos. Se trata del tema de la verdad histórica sobre el llamado conflicto armado interno que ha afectado el país desde hace más de cinco décadas.

Un tema sobre el que ha brillado más el debate político e ideológico que la controversia y la discusión académica y científica. Quizás algunos de ustedes piensen que tienen claridad frente al tema, que la verdad es algo que existe previamente a la actividad investigativa, que lo que hace falta es averiguar dónde está, descubrirla y hacerla visible.

Me ubico en el campo de los que miramos el problema con más inquietudes que certidumbres, de los que nos hacemos preguntas como ¿qué es, en qué consiste y cómo se alcanza la verdad? Y en aras de simplificar pienso que a diferencia de la vivencia religiosa en el que la verdad es un dogma incuestionable, una creencia esencial, y del uso político de la noción que da lugar p.e. a crear la ilusión de que la verdad nos hace libres, hay que acotar el terreno a dos tipos de verdad que están más al alcance, no obstante su naturaleza diversa, de llegar a conclusiones corroborables o constatables: la verdad jurídica y la verdad interpretativa.

La primera nos remite a la constatación de hechos verificables, individualizables, en los que es factible establecer la certeza de hecho o acontecimiento anormal y que este tuvo lugar en un determinado momento, lugar, modalidad y tiempo que, a través de la investigación penal, forense, etc., da elementos a un juez o jurado para determinar la culpabilidad o la inocencia de alguien. La naturaleza de esta verdad es que tiende a cerrar el campo a la especulación, a buscar un cierre en cuanto no da lugar a grandes especulaciones o controversias de corte científico. Rehacer lo factual, es decir, lo ocurrido, lo más cerca posible a como en realidad ocurrió y concretar responsabilidades individuales está en el centro del interés de la justicia.

La verdad interpretativa es hija de las nociones y las instituciones propias del mundo científico, es aquella que es fruto de ejercicios de investigación que se proyecta más allá de la realidad factual sin despreciar los hechos constitutivos de un fenómeno o situación sobre la cual se interviene con el fin de hacerlo inteligible. Por lo mismo, no asume la verdad como algo que subyace en el hecho o en lo fáctico sino que considera esos hechos como ingrediente de la ensaladera de objetos que han de ser tenidos en cuenta en el análisis o estudio. Es decir, la verdad es el fruto de una construcción en el marco de un proceso de intervención intelectual en el que se parte del planteamiento de sombras, dudas e inquietudes para formular hipótesis que han de ser abordadas por estudiosos calificados y reconocidos.

La verdad histórica de corte interpretativo no es algo así como un tesoro escondido o un secreto por descubrir, es ajena al mundo de las creencias, al de la fe, al de las opiniones librescas, al dogma preestablecido, a las visiones de cierre que dan por resuelto toda inquietud, pregunta o debate.

La verdad histórica en sentido moderno, profesional y disciplinalmente, consiste en el estudio sistemático de un problema o fenómeno teniendo en cuenta un amplio universo de diversas fuentes de información, de hechos, de tiempos, sustentada en búsqueda de archivos, en lecturas de coetáneos testigos privilegiados de su tiempo, en balances de lo que se ha publicado, en principios establecidos por comunidades académicas reconocidas, en metodologías de amplio uso, desde las cuales el investigador individual o en equipo logra llegar a conclusiones que tienen la naturaleza de ser abiertas a la consideración y evaluación por pares partícipes de esas comunidades.

De modo que la verdad en este sentido no es pues algo definitivo, sino que se entiende como un conocimiento acumulado desde el esfuerzo de los investigadores profesionales. Que el producto quede abierto a la constatación y que pueda ser contrastable no va en detrimento de la creación de certezas colectivas, de puntos de inflexión que constituyen el acervo de cada disciplina, algo así como axiomas derivados de consensos amplios después de haber experimentado en la metodología de ensayo y error.

Sobre esta noción de verdad histórica interpretativa podríamos extendernos mucho más, y es deseable que esto ocurra en el mundo académico no tanto para llegar a una definición satisfactoria y unánime sobre la verdad, más sí para evitar caer en visiones prejuiciadas o en equívocos que conducen a falseamientos con graves consecuencias.

Pero, debo al menos justificar el porqué de unas cuantas de las muchas divagaciones que se me ocurren en relación con el reto misional que nos señala la ley 1448 de víctimas. Por dicha ley y por los debates políticos cubiertos con gran despliegue por los medios, los colombianos están expectantes y esperanzados con la búsqueda de la verdad sobre lo que nos ocurrió durante el conflicto armado que, supuestamente concluyó, según el expresidente Juan Manuel Santos con el acuerdo de paz que firmó con la guerrilla de las Farc.

De ahí nació una nueva entidad, la Comisión de Esclarecimiento de la Verdad, ya en marcha y dirigida por el sacerdote jesuíta Francisco de Roux. Esfuerzos diversos de entidades e instituciones que trabajan sobre un tema común desde lenguajes y enfoques que no convergen o no se identifican. De todo este enredo lo que me queda claro es que no tenemos claridad acerca de lo que estamos tratando de establecer, construir o descubrir.

Pretenderé entonces explicar, muy sucintamente, qué es lo que desde el CNMH entidad que dirijo y en alianza con Colciencias, nos proponemos hacer bajo la sombra de este convenio que hoy presentamos.

Es, digámoslo así, la primera fase de una idea que rondaba en mis pensamientos desde antes de asumir el cargo, construir con Colciencias, el ente encargado de modelar, dirigir y estimular la investigación científica en Colombia desde hace décadas, un convenio a través del cual se pueda convocar a los miembros de la comunidad académica para que aporten sus estudios y proyectos a que exista un mayor y más variado universo de conocimientos sobre el llamado conflicto armado interno y por ende a una mejor comprensión de lo ocurrido.

Esa aspiración parte de reconocer que el esfuerzo del equipo de dirección del CNMH es insuficiente para ser tenido visto como el autor de la verdad hallada o al fin revelada. Las investigaciones que se tradujeron en resonantes publicaciones como el Basta Ya, título más apropiado para la experiencia de confrontación armada en el marco de dictaduras y de políticas oficiales de terror y exterminio, fueron adelantadas por un pequeño grupo de intelectuales que no representan el amplio espectro de investigadores nacionales.

A los investigadores que no fueron convocados ni tenidos en cuenta es a los que hoy empezaremos a convocar para que participen de la convocatoria que iniciaremos dentro de pocos días. Y entonces queremos responder a la pregunta natural por el qué es lo que buscamos con este convenio en el que el CNMH aporta 5.600 millones de pesos, Colciencias su plataforma y su experticia, además de la vinculación de jóvenes investigadores.  Ahí tienen ustedes un primer acierto, desligar la investigación como responsabilidad de una entidad que no tenía ni tiene el músculo ni la preparación ni el dominio de las herramientas para impulsar la investigación en términos acordes con las exigencias del mundo académico, y optar por una alianza con quien sí sabe de ello, Colciencias.

En segundo lugar, las investigaciones que se desarrollen en este contexto tendrán una transparencia a toda prueba porque la plataforma de conciencia es prenda de garantía de no intervención de intereses ideológicos, políticos o religiosos en la selección y desarrollo de los proyectos. En tercer lugar, habrá reales garantías para que los resultados de esas investigaciones gocen de credibilidad y sean reconocidas por los pares respectivos. En cuarto lugar, daremos lugar a una atmósfera de apertura del problema y a que se entienda que el tema de la memoria histórica y de la verdad interpretativa o conocimiento científico no está resuelto y que quizás, tal como ha ocurrido con numerosos eventos del pasado de la humanidad, la controversia y las dudas nos persigan por muchísimos años.

Queremos actuar con responsabilidad sin eludir la misión que no es otra que la de contribuir al esclarecimiento y a la comprensión de lo vivido, y pienso que el camino por el que hemos optado, singularizado en este convenio, es el más acertado y el que más confianza nos puede proporcionar.

El gran tema que ilumina este convenio marco es el relativo al impulso de la investigación sobre el conflicto armado y su relación con las memorias de las víctimas y otros problemas y fenómenos derivados y conectados con las violencias políticas como el narcotráfico, la evolución del estado, la afectación de la economía, los derechos humanos y el DIH, los daños al medio ambiente, etc. Financiaremos 15 proyectos entre los grupos de investigación reconocidos y clasificados por Colciencias adscritos todas las universidades públicas y privadas, así como a los centros de investigación independientes.

Cabe aclarar por parte del CNMH que no renunciamos a realizar convenios con universidades, centros de investigación y grupos de investigación reconocidos sobre problemas similares de carácter comprehensivo y que reconocemos que otras entidades, públicas y privadas avancen por sus propios medios en el estudio sistemático de problemas relativos al conflicto armado y a las violencias políticas.

Hay quienes miran el país con interés y deseos de cooperación desde afuera y también los colombianos que esperan tener a la mano mejores herramientas para comprender los problemas del pasado inmediato, y para responder a esas expectativas, nosotros, Colciencias y el CNMH convocamos a los grupos de investigación del área de las ciencias sociales y humanas para que participen de esta convocatoria.

Muchas gracias.

Rubén Darío Acevedo Carmona
Bogotá, D.C. 27 de agosto de 2019

 


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El CNMH se tomó a Medellín con mensajes de encuentro y reflexión en torno a la memoria

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Autor

Daniel Sarmiento

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Daniel Sarmiento

Publicado

23 Sep 2019


El CNMH se tomó a Medellín con mensajes de encuentro y reflexión en torno a la memoria

Con la distribución de más de 6.000 libros de nuestras investigaciones e informes, entre ellos el Basta Ya!, 21 conversatorios, una muestra de 38 fotografías y los sonidos de las historias que han marcado el horror y la resiliencia de las víctimas del conflicto armado colombiano, el Centro Nacional de Memoria Histórica (CNMH) cerró su participación en la 13° Fiesta del Libro de Medellín.

Una de las charlas que más llamó la atención de los asistentes fue la dirigida por el director de la entidad, Darío Acevedo, sobre la democratización de la investigación del CNMH con Colciencias, en la cual el público pudo conocer las líneas de trabajo y filosofía de este convenio que “le abre la oportunidad a más de 1.200 grupos calificados para realizar investigación”.

Entre los ejes que se encuentra en el convenio hay temáticas como conflicto armado, violencia política y sus lazos con los fenómenos políticos, sociales, económicos y culturales; conflicto armado en el marco socioeconómico y sociopolítico; memorias de las víctimas y el conflicto armado; pedagogía de la paz y la reconciliación.

Otro de los conversatorios destacados en la Fiesta fue el de Museos de Memoria Histórica en Latinoamérica: Aprendizajes y Desafíos, que se realizóen elCafé Arcadia donde  participaron los directores de tres de las instituciones que llevan la batuta en temas de memoria: Catalina Sánchez, directora del Museo Casa de la Memoria de Medellín, quien habló de la construcción de una experiencia a nivel local; Rafael Tamayo, director del Museo de Memoria de Colombia, el museo a nivel nacional delegado para reparar a más de 8 millones de víctimas del conflicto, y Francisco Estévez, director del Museo de la Memoria y los Derechos Humanos de Chile, que el próximo año cumple 10 años de existencia en este país.

Por otro lado, la dirección de Archivo de Derechos Humanos del CNMH debatió sobre el manejo, tratamiento y conservación de los archivos que las víctimas y sus organizaciones les han confiado a la entidad; también se discutió sobre las formas en que la preservación de dichos materiales se convierte en un mecanismo de reparación integral, además de los protocolos para la conservación de los mismos.

Un conversatorio  más que se dio fue sobre la situación de las comunidades indígenas frente al conflicto armado colombiano, y como parte del proceso de la divulgación del micro sitio y del informe ‘Tiempos de vida y muerte, memorias y luchas de los pueblos indígenas en Colombia’.

Este espacio tuvo gran acogida entre los asistentes quienes pudieron conocer la concepción que tienen las comunidades indígenas frente a la memoria, generando debate sobre el proceso que se transmite de generación en generación mediante la danza, los tejidos, los alimentos y los rituales tradicionales, que de alguna manera han sido afectados con el conflicto.

La Fiesta del Libro también dio la oportunidad para realizar una jornada de trabajo con 21 delegados del Sistema de Bibliotecas Públicas de Medellín, donde se conversó sobre la forma en que dichas entidades se convierten en escenarios para el debate y la conservación de la memoria histórica; además de los usos que se les pueden dar con las comunidades, entre ellos la proyección de documentales, jornadas de análisis de memorias sonoras o lecturas colectivas.

Finalmente, uno de los eventos de cierre de la Fiesta del Libro, fue el conversatorio “Verdad y Memoria: dos faros que iluminan la reconciliación”. En este  participaron Cathalina Sánchez, directora del Museo Casa de la Memoria de Medellín, Saúl Franco de la Comisión para el Esclarecimiento de la Verdad (CEV), y Darío Acevedo, director del CNMH y se discutió sobre el papel del perdón y la importancia de no construir una única verdad.

“La verdad no es del CNMH ni de la Comisión de Esclarecimiento de la Verdad (CEV), nosotros solo somos unos parteros de la verdad. Aquí hay una gran oportunidad de contar eso que tienen adentro”, expuso Saúl Franco, comisionado de la CEV.

Por otro lado, Darío Acevedo dijo que “no puede existir una sola verdad, no definitiva ni única, sobre algo que nos ha dividido como Colombianos”.

Publicado en Noticias CNMH



Basta Ya, Centro Nacional de Memoria Histórica, Cultura, Darío Acevedo Carmona, Fiesta del Libro, Medellín

El Museo de Memoria de Colombia llega a Cúcuta

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Mauricio Ramírez Vásquez

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Mauricio Ramírez Vásquez

Publicado

27 Sep 2019


El Museo de Memoria de Colombia llega a Cúcuta

  • Cúcuta recibe la instalación del Museo de Memoria de Colombia en el marco de Juntos Aparte, la segunda versión del encuentro internacional de arte, pensamiento y fronteras.

  • Con esta apuesta, el Museo de Memoria de Colombia busca unirse a una gran conversación sobre tránsito y migraciones en la frontera colombo-venezolana.
  •  La exposición estará abierta del 28 de septiembre al 16 de noviembre, de lunes a viernes de 8 am a 12 pm y de 2pm a 7pm. Sábados hasta el mediodía. Entrada gratis.

Desde el 28 de septiembre al 16 de noviembre, el Museo de Memoria de Colombia abre sus puertas en Cúcuta para recordar las historias de vida de quienes han tenido que migrar por la frontera colombo-venezolana. Esta instalación busca ser un escenario para el encuentro, en donde todos podamos plasmar nuestros recuerdos a través del dibujo, la costura y la pintura. Queremos conocer las memorias detrás de un plato, las preparaciones gastronómicas que han pasado de generación en generación, rescatar aquellos platos que nos hacen sentir en casa. ¿Qué plato te recuerda tu hogar? ¿Cuáles son los ingredientes y los pasos para prepararlo? ¿Qué emociones te evoca? La instalación será una casa que entre todos podremos construir con nuestros recuerdos.

La biblioteca Julio Pérez Ferrero será la sede principal. Con otros edificios y lugares emblemáticos, la biblioteca complementa el circuito de arte creado para la segunda edición de Juntos Aparte, la versión en Colombia de la Bienal Internacional de Arte Contemporáneo de América del Sur (Bienalsur).

Al ser Cúcuta la frontera más dinámica de América Latina y ante la crisis migratoria vista con mayor intensidad en los últimos años, se hace necesario compartir las historias de violencia y dolor, pero ante todo de dignidad y fortaleza que ha dejado el conflicto armado.El eje central son las millones de víctimas, personas y comunidades que han sido vulneradas durante muchos años, pero que aún en silencio han construido caminos de paz y esperanza.

Rafael Tamayo, director del Museo de Memoria de Colombia, resalta la importancia de participar en este tipo de eventos: “Es una oportunidad para que las personas comprendan y apropien las acciones culturales, artísticas y de memoria como expresiones de paz. Es la primera vez que el Museo llega a Cúcuta y esperamos sea el inicio de un intercambio permanente con las iniciativas y proyectos de una ciudad tan importante para nuestro país”.

Dos actividades marcarán el paso del Museo por Cúcuta: la primera será la Caravana Juntos Aparte, que inicia el sábado 28 de septiembre a las 6:00am desde el Puente Internacional Simón Bolívar hasta el Centro Cultural Quinta Teresa, donde tendrá lugar un acto poético. Se harán varios performances a lo largo del trayecto y el Museo de Memoria de Colombia estará acompañado por una obra artística, hecha por el artista local Jeider Sánchez, que será posteriormente instalada en la Biblioteca.

La segunda se tratará de un evento el día 2 de octubre a las 6:30 pm en la biblioteca Julio Pérez Ferrero que buscará acercarse a la memoria sensorial más íntima de los participantes a través de la música y la comida. Una memoria que cambia cuando debemos migrar a otro lugar por un mejor futuro. “Vivir en la frontera: arte y gastronomía” quiere ser un espacio en el que reconozcamos las tensiones, miedos, anhelos y nostalgias que guardan los alimentos, pero que al tiempo nos unen con las demás personas.

Durante esta última experiencia multisensorial, Jacobo Sharon, quien viene del Catatumbo, participará con la preparación de un postre típico de la región elaborado con ingredientes que se han ido perdiendo por la expansión de los monocultivos en la zona. Laura Sierra, cucuteña de nacimiento pero venezolana de corazón, compartirá el plato con el que  ha unido a su familia en los momentos más difíciles. Finalmente, nos acompañará Camila Rangel, líder de los talleres de costura y tejido en Villa del Rosario, para compartir la experiencia del tejido en la frontera. El inicio estará a cargo de la agrupación 5ta con 5ta Crew, que a través del hip hop, el grafiti y el breakdance le ha apostado a la convivencia y al desarrollo comunitario en la región de Norte de Santander.

El Museo de Memoria de Colombia es un escenario vivo, abierto, incluyente y participativo para las víctimas y la sociedad en general, que aporta a la consolidación del papel de la memoria histórica como derecho y patrimonio público, reconociendo la pluralidad de las memorias del conflicto armado y promoviendo una cultura democrática para la no repetición.


Para mayor información

Laura Angélica Cerón
Comunicaciones Museo de Memoria de Colombia
301 706 3841
laura.ceron@cnmh.gov.co

 


Biblioteca Julio Pérez Ferrero, Centro Nacional de Memoria Histórica, Cúcuta, Darío Acevedo Carmona, Museo de Memoria de Colombia

Palabras del director del CNMH, en apertura del Seminario de Archivos de DDHH, Memoria Histórica y Transparencia

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Autor

Juan José Toro

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Juan José Toro

Publicado

10 Oct 2019


Palabras del director del CNMH, en apertura del Seminario de Archivos de DDHH, Memoria Histórica y Transparencia

 

 

Apreciadas Señoras y Señores

Representantes del Gobierno Central, demás ramas Y organismos autónomos
Invitados internacionales
Entidades de La Rama Ejecutiva
Víctimas, organizaciones sociales Y sociedad civil.

Les damos la bienvenida al Primer Seminario de Archivos de Derechos Humanos, Memoria Histórica y Transparencia realizado por el CNMH

En primer lugar, quiero hacer un reconocimiento muy especial a la Doctora MARCELA INÉS RODRÍGUEZ, directora técnica de la unidad de Archivos y Derechos Humanos del CNMH, por su liderazgo y capacidad organizativa sin las cuales este evento no habría tenido lugar.

De igual manera, quiero agradecer a todas dependencias, directivos y funcionarios del CNMH que aportaron su esfuerzo a este proyecto.

Señoras y señores, Colombia es un país afectado por violencias de diversa naturaleza que han perjudicado su desarrollo económico, el bienestar y la seguridad de sus habitantes e incluso han puesto en entredicho sus tradiciones democráticas.

Sin embargo, nuestro país ha demostrado con creces una inmensa capacidad de resistencia y de superación frente a las desgracias vividas. A pesar de la gravedad innegable de acontecimientos trágicos ocurridos en las últimas décadas, nuestras gentes prosiguen sus vidas, encaran el dolor, realizan sus duelos y son capaces de seguir adelante. El nuestro, aunque no lo parezca, es un pueblo trabajador, honrado y emprendedor que no se arredra ante las dificultades.

Aunque no podemos negar que las violencias desatadas en el marco del conflicto armado entre el Estado y grupos armados ilegales, como guerrillas de inspiración comunista y socialista, paramilitares o autodefensas, bandas criminales y de narcotraficantes, dan la imagen de un país al borde del caos, en guerra civil, en el que sus habitantes se agreden por cualquier motivo, y del que hasta ciertos intelectuales dicen que “este un país de asesinos, edificado sobre la violencia”, lo cierto del caso es que las violencias que sufrimos no han involucrado a la mayor parte de la sociedad, no estamos divididos entre guerreristas o violentos y pacifistas pues la inmensa mayoría es pacífica, no ha militado en favor de unos u otros grupos armados ilegales.

Vale la pena que se tenga en cuenta y se reconozca que el estado colombiano habiendo reinstaurado la democracia en 1958 después de 5 años de interrupción, ha seguido un derrotero reformista y ajeno a experiencias dictatoriales o militaristas. Por ejemplo, el Frente Nacional durante el cual hubo algunas restricciones de tipo electoral fue útil en el restablecimiento de la paz y la convivencia entre liberales y conservadores, tuvo, además, una vigencia limitada a 16 años. Al final de este, el país inició un período de aperturas que refrescó la vida política y enriqueció los certámenes electorales.

Hacia fines de los años ochenta y comienzos de los noventa Colombia cambió su constitución política por una que aún nos rige y que fue bautizada como progresista y reconocedora de derechos fundamentales, así como la constitución de la paz. De manera casi simultánea se dio comienzo a una experiencia que incrementó el interés y la participación ciudadana en los destinos de sus localidades, me refiero a las elecciones para alcaldes y gobernadores.

Pero, este camino, que presento de modo muy ajustado, no estuvo exento de conflictos sociales, contradicciones profundas, enfrentamientos armados, surgimiento de grupos guerrilleros y paramilitares, cuestionamientos de la democracia. No es la ocasión para brindar interpretaciones acerca de una situación tan contradictoria que nos deja ver dos caras opuestas de una sociedad, por un lado, pujante, con niveles de crecimiento aceptables, sin grandes crisis financieras, con oportunidades y reformas, y de otra parte, el nacimiento y auge de organizaciones que pretendían la toma del poder por la vía de las armas.

Sin duda, el narcotráfico que surgió en los años setenta del siglo pasado y posteriormente tuvo un auge inusitado, se puede considerar como el factor más desestructurante del país, de los lazos sociales, de la institucionalidad, de la política, de la economía y de la cultura. Los opíparos recursos del dinero maldito circularon por todos los poros de la sociedad y cumplieron el papel de gasolina para el surgimiento y consolidación de los grupos armados ilegales de todo tipo.

El Estado colombiano que en principio prestó poca atención al fenómeno guerrillero corrigió esa actitud hacia fines de los años setenta cuando fue creada la primera Comisión de Paz. Luego, bajo la presidencia de Belisario Betancur se dio inicio a la búsqueda de una solución negociada del conflicto armado entre el Estado y los grupos guerrilleros. Desde entonces, todos los presidentes han proseguido en esta política, unos con mayor éxito que otros. La estrategia negociadora del estado colombiana no ha sido, en mi parecer, suficientemente reconocida por organismos y agencias multilaterales y de derechos humanos.

Los gobiernos colombianos no han negado la existencia de una realidad que ha motivado la mirada de organismos internacionales. Me refiero al problema que hoy nos sigue preocupando y que es, en parte, motivo de este evento, la violación en materia grave de los derechos humanos por parte de agentes del estado. El asunto estuvo y aún lo está, orientado a ubicar como único o principal responsable al estado colombiano no obstante que la mayor parte de la culpa de las atrocidades ha corrido por cuenta de los grupos armados ilegales.

Desde los años ochenta y hasta el presente, el Estado colombiano ha respondido al clamor justificado de la opinión nacional e internacional por el respeto de los Derechos Humanos creando entidades que incorporan en sus misiones la defensa, promoción y respeto de los Derechos Humanos. También ha aceptado, a pesar de muchos fallos injustos, las sanciones de cortes internacionales y ha procedido a reparar a las víctimas y a sus familiares por las violaciones.

Quiero resaltar, en síntesis, dos hechos positivos del estado colombiano que hablan bien de su proceder en el contexto de este conflicto armado y de tantas atrocidades sufridas por diversos sectores de la población. De un lado, la persistencia en la política de buscar una solución negociada con grupos armados ilegales, aún al precio de sacrificar una buena dosis de justicia, y de otro, la implantación de políticas en materia de derechos humanos que cruzan distintas instancias y entidades de la vida nacional como la escuela, las Fuerzas Militares, los Medios, los órganos de la Justicia, el Congreso, los partidos políticas, las iglesias. No nos hemos librado totalmente de los males de las violencias y de la violación de los derechos fundamentales por parte de los grupos ilegales, pero nuestra sociedad, nuestro estado y los distintos gobiernos han ido fortaleciendo, legitimando y posicionando los derechos humanos como fundamento esencial de nuestra convivencia.

Ahora bien, el Centro Nacional de Memoria Histórica creado en 2011 por la Ley de Víctimas 1448 tiene como una de sus misiones la de recuperar, acopiar, clasificar, resguardar y proteger los archivos de las organizaciones de víctimas que les han sido entregados en calidad de préstamo o donación y con dicho material forjar una política de derechos humanos en interrelación con otras entidades estatales.

En el marco normativo vigente, los denominados archivos de derechos humanos, comprenden agrupaciones documentales de diversas naturaleza, fechas y soportes materiales, reunidas o preservadas por personas, entidades públicas o privadas, del ámbito nacional e internacional, y cuyos documentos testimonian y contribuyen a caracterizar las graves violaciones a los Derechos Humanos, las infracciones al Derecho Internacional Humanitario y los hechos relativos al conflicto armado interno, así como sus contextos, referidos a:

  1. Graves violaciones a los derechos humanos e infracciones el Derecho Internacional Humanitario.
  2. Acciones institucionales derivadas de la denuncia de tales violaciones o de la reclamación de medidas de atención humanitaria y de las reparaciones materiales y simbólicas.
  3. El contexto local, regional o nacional, del desarrollo del conflicto y sus impactos diferenciados en la población.
  4. Perpetradores de las violaciones a los Derechos Humanos e Infracciones al DIH y su modus operandi.
  5. Acciones de exigibilidad de garantía a los derechos humanos de parte de la sociedad y de las víctimas.
  6. Respuestas institucionales frente a las violaciones a los derechos humanos o de la reclamación de las reparaciones.
  7. Modos de vida, proyectos familiares, sociales, políticos y comunitarios afectados por la dinámica del conflicto armado interno.

En este contexto, el archivo personal de un líder social desaparecido, el archivo de una ONG que busca cooperar con la paz del país, los archivos de las entidades públicas o privadas que tienen en su función el ejercicio de los derechos humanos, son fundamentales para reconstruir la memoria histórica del conflicto armado interno de Colombia.

Por lo anterior, en el marco de la construcción participativa que se viene trabajando en el Centro Nacional de Memoria Histórica y, en particular desde la Dirección de Archivo de los Derechos Humanos, en cumplimiento de las disposiciones de la Ley 1448 de 2011 y decretos reglamentarios y complementarios, se han creado instrumentos que reconocen la importancia de los archivos de Derechos Humanos en el país, como lo son el Registro Especial de Archivos de derechos Humanos y Memoria Histórica, el Protocolo de Gestión Documental y el Archivo Virtual de Derechos Humanos, Memoria Histórica y Conflicto, encargados de reconocerles la importancia a estos archivos como herramienta fundamental contra la impunidad y la garantía de derechos para las víctimas.

Para llevar a cabo el desarrollo de estos instrumentos, el Centro Nacional de Memoria Histórica, reafirma su interés de trabajar en acciones para el fortalecimiento de la Gestión documental en materia de archivos de derechos humanos, memoria histórica y transparencia, para dar cumplimiento a la ley de víctimas y a sus decretos reglamentarios y, de esta manera, dar continuidad a las acciones programadas, entre ellas, la jornada que hoy nos convoca.

Realizar el Primer Seminario de Archivos de Derechos Humanos, Memoria Histórica y Transparencia es de gran importancia para todos los participantes en este evento, por cuanto permitirá interpretar y comprender criterios, normas técnicas, jurídicas y la metodología requeridas para hacer efectiva la creación, organización, transferencia, conservación de los archivos de derechos humanos basados en la  correcta aplicación de las normas y el cumplimiento de la Ley de Víctimas (1448 de 2011) y la Ley General de Archivos (594 de 2000).

De la misma forma, es importante enunciar que en lo concerniente al Registro Especial de Archivos de derechos Humanos y Memoria Histórica, el Protocolo de Gestión Documental y el Archivo Virtual de Derechos Humanos, Memoria Histórica y Conflicto, en el Centro Nacional Memoria Histórica esperamos contar con su apoyo para su fortalecimiento y actualización.

En relación con el Registro Especial de Archivos de derechos Humanos y Memoria Histórica, que inició su implementación el año 2015, al día de hoy, se han elaborado más de 2.546 registros de archivos, en 26 departamentos y 342 municipios, lo cual muestra un universo incipiente frente a la meta fijada como país.

Sobre el Protocolo de Gestión Documental, oficializado a través de la Resolución 031, del 6 de febrero de 2017, es un documento de vital importancia por cuanto cumple con las disposiciones de la Ley 1448 de 2011, que establece los criterios y las medidas que se deben seguir para la identificación, protección, y garantías de acceso a la información de archivos de derechos humanos, memoria histórica y conflicto armado.

Finalmente, para dar inicio a la presentación de los expositores, desde el CNMH queremos comunicarles que continuamos trabajando en la perspectiva de proteger, preservar y poner al servicio de la sociedad los diferentes documentos, archivos, testimonios y, en general, todos los documentos e informaciones que integran el Archivo de Derechos Humanos con el que hoy cuenta el CNMH y con el objeto de avanzar en la garantía del derecho a la verdad, del que son titulares las víctimas. Continuamos nuestra labor de registro, acopio, custodia, preservación y protección de los diferentes documentos que puedan aportar a la comprensión de lo que nos ha pasado como sociedad en estos más de 50 años de conflicto.

A ustedes, todo nuestro agradecimiento por acompañarnos en esta jornada y cuenten con nuestra asistencia en pro de fines comunes como son la protección y salvaguarda de los archivos y de aquellos relacionados con los derechos humanos.

DARÍO ACEVEDO CARMONA
Director General
Centro Nacional de Memoria Histórica
Bogotá, D.C., 9 de octubre de 2019

Para mayor información, lo invitamos a visitar el micrositio del Seminario de Archivos de Derechos Humanos: Memoria histórica y transparencia.
 


Darío Acevedo Carmona, Dirección de Archivos de DDHH, ExDirector CNMH, Seminario de Derechos Humanos

No olvidarlos, una manera de rendir homenaje a víctimas de la toma de las Farc a la Asamblea del Valle

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Autor

Daniel Sarmiento

Fotografía

Daniel Sarmiento

Publicado

21 Oct 2019


No olvidarlos, una manera de rendir homenaje a víctimas de la toma de las Farc a la Asamblea del Valle

  • Familiares recordaron a los miembros de la Asamblea, los empleados de RCN y al subintendente de la policía, acribillados durante los hechos que hicieron parte de un secuestro colectivo.

  • El CNMH presentó en Cali un memorial en el marco de la exposición Voces para Transformar a Colombia del Museo de Memoria de Colombia.

Los globos blancos se esparcieron sobre el Museo la Tertulia de Cali. Aquella noche del pasado 4 de octubre el recuerdo se hizo aplausos y la memoria sonrisas. ¡Siguen vivos! es el clamor que aún se escucha tras 17 años del secuestro y posterior asesinato de los 11 diputados del Valle, así como los homicidios de un policía y dos empleados de RCN, a manos de la exguerrilla de las Farc.

El memorial presentado por el Centro Nacional de Memoria Histórica (CNMH) esa cálida noche en el oeste de la capital del Valle del Cauca, en el marco de la exposición Voces para Transformar a Colombia, fue un motivo más para que familiares de las víctimas se abrazaran y expresaran sentimientos de reconciliación y el anhelo de no repetición.

Alrededor de la ofrenda floral y una placa en homenaje a los políticos, el subintendente y los periodistas, instalada en la plazoleta central del Museo La Tertulia, parientes, amigos y público en general  conversaron sobre aspectos como la importancia de hacer memoria y el por qué los diputados de la Asamblea asesinados “son más que 11”.

“Somos más que 11, porque las víctimas son millones de colombianos desde el momento en que se cercenó la democracia con el secuestro, el 11 de abril de 2002 (…) No podemos dejarlos en el olvido. Son mártires de la democracia y tenemos que luchar por renovar, a partir de eso, los pasos que nos dejaron”, exclamó, Juan Sebastián Pérez, hijo del diputado Édison Pérez.

Las heridas pueden no haber cerrado del todo, pero, coinciden varios familiares de los diputados, el ánimo de un país que transite caminos de reconciliación, el recuerdo vivo de sus seres queridos y sus aportes a la paz son aliciente para nunca olvidarlos y relatar, una y otra vez, sus historias.

A  Laura Charry, hija del corporado Carlos Alberto Charry, aún se le quiebra la voz. Afirma con vehemencia que “al secuestrarlos a ellos también secuestraron a sus familias, a sus hogares, sus sueños, proyectos de vida. Atentaron (las Farc) contra una institución como la Asamblea del Valle (…)” y añade que  “no solo es contarlos a ellos (los diputados), sino a las familias que por más de 5 años se echaron al hombro las marchas para solicitar una salida del cautiverio”.

No olvidarlos

Para Fabiola Perdomo, esposa del asesinado, Juan Carlos Narváez, “los diputados representan la entrega, sacrificio y lucha, y así quiero que los recuerden, más que una cifra, como aquellos que dieron sus vidas para que otros pudieran recobrar su libertad, para que el Gobierno y la guerrilla de las Farc se sentaran a dialogar y construir un acuerdo de fin al conflicto”.

Los relatos sobre lo sucedido no deben escatimar la barbarie de la que fueron víctimas su esposo y compañeros, considera, Luz Helena Grajales, quien acota que “toda Colombia se debe enterar de lo que sucedió durante el transcurso del secuestro hasta la muerte de los diputados, de cómo fueron los maltratos que recibieron, lo que les tocó padecer mientras estuvieron secuestrados, porque muchas veces ellos no solamente sufrían por lo que les hacía la guerrilla, sino también los familiares”.

Con “el Caso de la Asamblea tragedia y reconciliación”, el informe que hizo parte de la serie documental del mismo nombre, el CNMH, de tiempo atrás,  ha venido trabajando un proceso de memoria con las víctimas de la toma de la Asamblea y el asesinato de los secuestrados por parte de las Farc.

De igual manera, en abril pasado, la entidad presentó la exposición “Suenan por ti”, instalada en la sede de la Asamblea del Valle, en tributo a los diputados asesinados, Rufino Varela, Carlos Barragán, Jairo Javier Hoyos, Alberto Quintero, Juan Carlos Narváez, Edinson Pérez, Nacianceno Orozco, Carlos Charry, Francisco Giraldo, Ramiro Echeverry y Héctor Arismendy.

Así mismo, en la muestra se rinde homenaje al subintendente de la Policía, Carlos Alberto Cendales, así como a Walter López y Héctor Sandoval, conductor y camarógrafo de la cadena RCN, también víctimas en el hecho perpetrado por el grupo guerrillero.

Darío Acevedo, director del Centro Nacional de Memoria Histórica, apunta que “los diputados de la Asamblea del Valle asesinados son mártires de la democracia” y añade que “los colombianos no merecimos nunca tanto daño, tantas tragedias, tanto dolor, tanto sufrimiento, tantos millones de viudas, huérfanos y de hogares destruidos. “Terminamos siendo víctimas de paramilitares y guerrilleros que se solazaron con la tragedia”.

 
 


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Lanzamiento: “Detrás del uniforme”

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Autor

CNMH

Fotografía

CNMH

Publicado

05 Nov 2019


Lanzamiento: “Detrás del uniforme”

¿Qué se siente ser parte del conflicto? ¿Por qué muchos militares no se atreven a relatar sus memorias? ¿Cuáles son los sueños y anhelos de los soldados en medio de la violencia? A estas preguntas responde el especial transmedia, del Centro Nacional de Memoria Histórica (CNMH), “Detrás del uniforme”, un trabajo basado en las narrativas y memorias de aquellos soldados que nos compartieron sus experiencias de gratitud por el Ejército, pero también de esos momentos difíciles.


“Detrás del uniforme” hace parte de la serie de trabajos hechos desde 2014 por el CNMH con víctimas de la fuerza pública y surge como respuesta a esas historias de recuerdos íntimos de soldados, suboficiales y oficiales fuera y dentro de sus áreas de operaciones.

Este es un especial que nos permitió conocer desde distintas conversaciones, en los batallones de Villavicencio (Meta), de Florencia (Caquetá) y Tolemaida, que para estos militares era la primera vez que hablaban de sus vivencias. Por ejemplo, la vida de Elizabeth Vélez, oficial herida en combate.

De igual forma es el reconocimiento a las memorias de los hombres y mujeres que están detrás del uniforme, como Wilson Roa quien fue abandonado por su mamá en San José del Guaviare cuando tenía 5 años de edad (ella lo arrojó a un río); a los 7 –porque su madrastra lo humillaba y lo golpeaba con objetos– huyó de la casa y comenzó una travesía que terminó una década después, cuando un amigo le propuso prestar servicio militar.

“Yo sentía que mi vida iba a medias en todo y pensé que siendo soldado algo podría cambiar”, dice el soldado profesional hoy pensionado de la fuerza pública.

Estas son historias que reflejan las marcas de la violencia, vista desde los integrantes de la fuerza pública. Una oportunidad para tejer caminos más allá de las cifras, para construir, por medio de sus relatos, la humanización del conflicto.

“Detrás del uniforme resume el corazón del conflicto en Colombia. Se habla de la soledad y del silencio ante la muerte, de los recuerdos antes de empuñar un fusil, del honor de vestir el camuflado y de los anhelos por volver a casa”, explica el especial que estará disponible en la web del CNMH y en una cartilla impresa.

El evento de lanzamiento contará con la presentación de varios militares, sus historias de vida y la explicación de cómo se forjó la construcción de este trabajo. Además presentaremos apartes de la multimedia.

Lanzamiento Detrás del uniforme

Hora: 5:00 p.m.
Fecha: 6 de noviembre
Lugar: HotelTequendama, salón Monserrate, Carrera 10 #26 – 21, Bogotá
* Entrega gratuita hasta llenar aforo – Entrada libre

 


Centro Nacional de Memoria Histórica, CNMH, Darío Acevedo Carmona, Detrás del Uniforme, Ejército Nacional, Lanzamiento, Memoria, Militares

Bogotá y Medellín se unen por la memoria histórica como elemento de estudio en las escuelas

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Autor

Equipo de Pedagogía CNMH

Fotografía

Equipo de Pedagogía CNMH

Publicado

12 Nov 2019


Bogotá y Medellín se unen por la memoria histórica como elemento de estudio en las escuelas

Estudiantes y docentes de grados décimo y once de ambas ciudades presentarán los resultados de iniciativas escolares interdisciplinarias que han venido desarrollando durante el 2019.


Las iniciativas escolares de memoria histórica serán el puente que entre el 14 y el 16 de noviembre unirá a Bogotá y Medellín. En ambas ciudades se realizarán muestras destinadas a presentar los resultados de trabajos escolares de estudiantes de grados décimo y once que han incorporado a sus ejercicios de clase la Caja de Herramientas: un viaje por la memoria histórica, diseñada por el Equipo de Pedagogía del Centro Nacional de Memoria Histórica (CNMH).

La actividad de Medellín, denominada Segunda muestra creativa de experiencias en pedagogía de la memoria, se realizará el jueves 14 de noviembre en las instalaciones del Centro de Innovación del Maestro (MOVA), mientras que la Muestra de iniciativas escolares de memoria histórica de Bogotá será el sábado 16 del mismo mes en el Hotel Tequendama.

“Estas muestras darán cuenta de las reflexiones de los estudiantes sobre la memoria histórica del conflicto armado desde distintos lenguajes, mostrando cómo el análisis sobre el pasado adquiere relevancia y significado en contextos puntuales”, afirmó María Andrea Rocha, Líder del Equipo de Pedagogía CNMH, quien además explicó que “cada ciudad, e incluso cada institución educativa, vivió procesos y recorrió caminos diferentes aunque todas hayan trabajado con la Caja de Herramientas: un viaje por la memoria histórica como un referente”.

Las iniciativas escolares de memoria son el resultado del trabajo interdisciplinario y transversal que hacen estudiantes y docentes de los grados décimo y once del país, quienes incorporan la memoria histórica, a partir de los casos puntuales de Portete y El Salado, en clases como ciencias sociales, ética, danza, artes plásticas, música, deportes y filosofía.

Según expresó el profesor Elkin Ospina, de la Institución Educativa Juan de la Cruz Posada de Medellín “esa transversalidad es la que permite resultados tan diversos, pues los estudiantes no solo aprenden los conceptos en clases de democracia, derechos humanos y ciudadanía, sino que se ven obligados a reinterpretar, analizar y empatizar con el conflicto armado y sus víctimas a través de distintas formas de expresión como la pintura, fotografía, video, poesía, artes plásticas y el performance, la danza y cualquier otro medio artístico”.

En el caso de Bogotá una de las iniciativas que llama la atención es el Museo Escolar de Memoria Histórica del Colegio La Giralda, ubicado en el barrio de Las Cruces, donde los estudiantes y docentes llevan varios “años explorando estrategias que les permitan expresar, sensibilizar y transformar a partir de las experiencias propias de los estudiantes y sus interacciones con la comunidad, pues existen muchos estigmas y barreras invisibles frente a quienes viven en este barrio”, dijo la profesora Nydia Pérez.

De hecho, desde La Giralda y su Museo Escolar van a presentar iniciativas que fusionan la tecnología mediante el uso de dispositivos móviles con las reflexiones de los estudiantes a través del performance. En palabras de la profesora de danzas Laura Alejandra Suárez, “se trata de una pieza de baile en tres actos inspirada en las comunidades Wayuu de Portete y la forma en que fueron victimizadas: utilizaremos elementos de la danza contemporánea para despertar en los estudiantes sensaciones que los llevarán a reflexionar acerca de estos sucesos y su aporte como colombianos para la construcción de paz”.

En total, las dos ciudades presentarán más de 30 iniciativas escolares, que en el caso de Medellín integrarán a municipios como Carepa, Rionegro, Abejorral, Heliconia, San Vicente, Itagüi y Bello; mientras en Bogotá la actividad se realizará con los colegios de la Alianza Educativa.

 


Bogotá, Caja de Herramientas, Darío Acevedo Carmona, Escuelas, Memoria Histórica, Paz, Pedagogía

Álbumes familiares de Bojayá: para siempre recordar a las víctimas

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Autor

Juan Sebastián Sanabria

Fotografía

Juan Sebastián Sanabria

Publicado

18 Nov 2019


Álbumes familiares de Bojayá: para siempre recordar a las víctimas

  • El Centro Nacional de Memoria Histórica, entregó 40 piezas que compendian información genealógica de núcleos y parentescos de las personas que murieron en la masacre de mayo de 2002, a partir de relatos familiares.  Estas piezas se produjeron con el apoyo del Programa de Alianzas para la Reconciliación (PAR) de ACDI VOCA / USAID, quienes, además apoyaron la realización del mural en homenaje a los niños y niñas víctimas del hecho violento.
  • Este proceso, en el que se trabajó durante más de dos años con las comunidades, es un componente de reparación simbólica y es emblemático dentro de la reconstrucción de memoria en el país.

Tal y como lo solicitó la comunidad de Bojayá, dentro del proceso de reparación simbólica, componente adicional al compromiso de exhumación que se adelantaba desde 2015 con Fiscalía y con Medicina Legal, el Centro Nacional de Memoria Histórica, CNMH, entregó a habitantes de ese municipio del Chocó colombiano, este domingo, 17 de noviembre, 40 álbumes familiares.

Los álbumes, que fueron entregados a las familias en cajas de madera, contienen imágenes y relatos de cada una de las víctimas de la masacre, y fueron producidos con apoyo del Programa de Alianzas para la Reconciliación de ACDI VOCA / USAID y se trabajaron con la metodología de encuentros familiares, encuentros permanentes de investigadores, gestores locales de memoria, diseñadores y parientes, un trabajo mancomunado.

En la construcción de las piezas, que se constituyen en un nodo para tramitar el dolor de la comunidad, se destaca la labor del Comité por los Derechos de las Víctimas, gestores locales de memoria y el equipo local de Comunucaciones.

Según Tania Helena Gómez, del equipo de Enfoque Étnico del CNMH, estas piezas permiten recordar a los familiares fallecidos, reconstruir sus historias de vida, el árbol familiar, genialógico de madres, abuelos, tíos, historias de vida conmemorativas en homenaje a las personas que fallecieron en la masacre.

“Los álbumes se vuelven un referente para las nuevas generaciones de bojaceños que no conocieron a sus padres, abuelos, tíos. Es la forma de darles a conocer a las nuevas generaciones, lo sucedido”, explica.

El CNMH se comprometió con la elaboración de las Historias de Vida y Albumes Familiares como parte de todo el Sistema Nacional de Atención y Reparación a las víctimas, para ser, también, parte de este proceso en lo que tiene que ver con la repacion simbólica de las víctimas de Bojayá.

Gómez, añade que “la comunidad de Bojayá había enterrado los muertos, en su momento, en fosas comunes, pero tenía la necesidad de darles cristiana sepultura con el ritual mortorio propio de la comunidad afro del Atrato y por eso  inició este proceso de exhumación y reconocimiento de familiares fallecidos, el cual terminaría en la posterior entrega digna de los cuerpos, inhumación y despedida espiritual de las víctimas de la masacre del 2 de mayo de 2002 en la iglesia”.

Igualmente, el CNMH respondiendo a las solicitudes de la comunidad y a los compromisos asumidos en las Asambleas, realizó recientemente junto con habitantes de Bellavista y Pogue, un mural en homenaje a los niñas y niños fallecidos en la masacre, y reconstruyó un mural de la memoria muy significativo para la comunidad elaborado en el 2004 en la Escuela de Bellavista viejo.

 


Bojayá, CNMH, Darío Acevedo Carmona, Memoria, Víctimas

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