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Ruta de las Resistencias: una construcción por la memoria de Bolívar

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CNMH

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En la foto, la piragua que construyeron y pintaron los integrantes de la Ruta de la Resistencias con su lema «Aquí estamos».

Publicado

01 agosto 2023


Rutas de las Resistencias: una construcción por la memoria de Bolívar

 

  • Durante la Feria Latinoamericana del Libro de Cartagena (Felicar), un grupo de organizaciones y medios comunitarios se reunió para dialogar y contar las apuestas de resistencias que han tenido desde sus territorios.

 

«Rema, rema, remaaa. Remo mi destino, ¡remaaa!». Sin quererlo, esos versos se convirtieron en la armonía que identificó a la Ruta de las Resistencias, una iniciativa de memoria colectiva construida durante la Feria Latinoamericana del Libro de Cartagena (Felicar). La canción le dio la bienvenida a las organizaciones que participaron en el encuentro y, dos días después, con ella ofrecieron la despedida, rememorando los lazos que allí tejieron. 

Siete colectivos y medios comunitarios llegaron al estand del Centro Nacional de Memoria Histórica (CNMH) en la Felicar. Como si los hubiese convocado el sonido del tambor —característico de la Ruta de las Resistencias—, asistieron al espacio propuesto por la Escuela de las Memorias del CNMH, la cual pretende recoger, difundir y potenciar los procesos de memoria en los territorios. 

Desde el 21 hasta el 23 de julio, se realizó un ejercicio de juntanza entre las organizaciones Generación V+, La Boquilla TeVe, La Comadre, Las Callejeras, Vokaribe Radio, Corporación Rural Montes de María y Por Nuestras Raíces. Alrededor de 25 personas dialogaron y construyeron ese performance que se presentó a los visitantes de la Felicar. 

Walter Hernández Índigo, integrante de Vokaribe Radio, explicó que la Ruta de las Resistencias combina la teatralidad, la música y la pintura no solo con el propósito de contar lo que sucedió en el territorio, sino también para sugerirle «a la sociedad un sentido transformador de las memorias». Para el líder, la puesta en escena también podría entenderse como una estrategia de comunicación que le permite a cualquiera conectarse, de manera intergeneracional, con su sentir.

Primera estación: «Soberanía»

En la primera estación de la Ruta de las Resistencias, Damaris Támara personifica a una abuela que cuenta los impactos del desplazamiento forzado.

«¡Bienvenidos a la Ruta de las Resistencias!», dijo Damaris Támara, vocera de Por Nuestras Raíces, mientras sonaba el tambor que llamaba a los visitantes de la Felicar a participar en el espacio. «Esta es la historia y la memoria de organizaciones, colectivos y medios de comunicación del Caribe. ¡Sígannos!».

En tres ocasiones, Támara le dio la bienvenida a los espectadores de la Felicar para luego personificar a una abuela que le cuenta una historia a su nieto. «Yo soy de por allá de las montañas, María, donde nosotros sí éramos felices —manifestó la lideresa recordando cómo su tierra le servía para cultivar—. Allá lo que había era comida, ¡hombe! No teníamos que resistir como ahora, cuando nuestras tierritas nos han quitado y ya no tenemos dónde sembrar». 

Después de sus palabras, todos gritaron: «¡Aquí estamos!», como lema insignia de la Ruta de las Resistencias. Esa frase quedó grabada no solo en la memoria de los participantes, sino también en la piragua que hicieron y pintaron previamente, la cual reposaba en esa primera estación llamada «Soberanía». 

Segunda estación: «Resistencias y juventudes»

Los sollozos de una menor retumbaron en los parlantes y la voz de un hombre tomó fuerza en el escenario improvisado: «Si no quieren correr la misma suerte que está corriendo la niña, tienen 24 horas para irse». De esa forma, le dieron cara al desplazamiento forzado, que sacó a esa abuela y a su nieto de la ruralidad, para enfrentarse después a las injusticias de la ciudad.

Las desigualdades sociales urbanas fueron recordadas con las arengas más reconocidas del estallido social de 2021: «¡Vamos pueblo, carajo! El pueblo no se rinde, carajo». Las voces se unificaron en una sola para también cantar: «¡A parar para avanzar, ¡viva el Paro Nacional!».

 

 

Sus proclamas resonaron en la segunda estación «Resistencias y juventudes», donde las y los jóvenes contaron cómo las injusticias de la ciudad afectan a las nuevas generaciones y a las víctimas del desplazamiento forzado. «Les tocó resistir y volver a iniciar su vida en condiciones precarias», indicó Midia Gómez, de Las Callejeras, quien destacó que, mientras haya resistencia, «la memoria está viva y es transformadora».

Por su parte, Milton Patiño, de Vokaribe Radio, dijo la frase que recogió todo el pensamiento de esa segunda parada: «Del campo a la ciudad, de la ciudad al campo, para que sean todas las memorias, todas».

Tercera estación: «Memoria y resistencia»

En la construcción de la Ruta de las Resistencias, los participantes escribieron y acomodaron sus reflexiones en un tendedero.

Los participantes siguieron caminando hasta llegar a la tercera estación: «Memoria y resistencia». Todos y todas cerraron los ojos y se dispusieron no solo a recordar, sino también a perdonar a quienes los llevaron a las grandes ciudades. «Hoy, también vamos a pedir perdón a la tierra, para que podamos caminar en paz», afirmó una lideresa. 

Esos pensamientos sobre el significado de resistir quedaron plasmados en dos murales. Con plumones, lapiceros y pinturas, el público y los integrantes de las organizaciones escribieron: «Una mente abierta sabe que el respeto da paz», «¿Cómo termina la guerra? Extrañando a muchos que no volveré a ver», «Somos uno», «Cuéntame mil veces cómo terminó la guerra y mil veces lloraré». 

La Ruta de las Resistencias fue un ejercicio para recordar aquello que duele y poderlo transformar. Si bien los integrantes se despidieron ese 23 de julio y viajaron hacia sus territorios, cada uno sabe que tejieron algo que los une, que reconocen en el otro y que, seguramente, cuando se vuelvan a encontrar cantarán: «Rema, rema, remaaa. Remo mi destino, ¡remaaa!».

 


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Tres momentos inolvidables del CNMH en la Feria Latinoamericana del Libro de Cartagena (Felicar)

Tres momentos inolvidables del CNMH en la Feria Latinoamericana del Libro de Cartagena (Felicar)

Tres momentos inolvidables del CNMH en la Feria Latinoamericana del Libro de Cartagena (Felicar)

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CNMH

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En la foto, los integrantes de las organizaciones que construyeron la Ruta de las Resistencias durante la Felicar

Publicado

31 julio 2023


Tres momentos inolvidables del CNMH en la Feria Latinoamericana del Libro de Cartagena (Felicar)

Entre el 17 y el 23 de julio, el Centro Nacional de Memoria Histórica (CNMH) participó en la Feria Latinoamericana del Libro de Cartagena (Felicar), donde recordar y resistir fueron los dos nortes de las actividades que se realizaron.

«El territorio habla y el centro tiene que escuchar», afirmó María Gaitán Valencia, directora del Centro Nacional de Memoria Histórica (CNMH), en una de las charlas de la Feria Latinoamericana del Libro de Cartagena (Felicar). Ese es el pilar de esta administración, que busca reconocer y escuchar cada una de las voces que han vivido el conflicto armado y, en este caso, las del departamento de Bolívar, territorio protagonista de la feria.

Gaitán Valencia manifestó que, para combatir el memoricidio, «Bogotá tiene que conocer y hacer visible lo que está haciendo el territorio para sanar». A través del canto, el baile, el arte y la escritura, las víctimas han trabajado por transformar su dolor y transitar hacia la paz; sin embargo, mientras eso no lo sepa el centro del país, el fantasma del olvido seguirá acechando.

La directora reconoció la importancia de estos procesos transformadores y se refirió a cómo la labor del CNMH debe estar encaminada hacia ellos. «La memoria histórica se ha pensado como un producto», alertó sobre los informes, los videos y las exposiciones que se han realizado, y si bien estos recopilan la información de lo que ha acontecido, «un producto no transforma, un proceso sí».

Con el objetivo de destacar y referir los procesos que se ejecutan desde el territorio, mencionamos tres momentos inolvidables del CNMH en la Felicar.

 

Las visitas guiadas por el Archivo de los Derechos Humanos

Un grupo de estudiantes se acerca para escuchar la visita por el Archivo de los Derechos Humanos del CNMH liderada por Nartyjulieth Vásquez.
Un grupo de estudiantes se acerca para escuchar la visita por el Archivo de los Derechos Humanos del CNMH liderada por Nartyjulieth Vásquez.

Nartyjulieth Vásquez lidera la visita guiada por el Archivo de los Derechos Humanos en la Felicar.
Nartyjulieth Vásquez lidera la visita guiada por el Archivo de los Derechos Humanos en la Felicar.

Nartyjulieth Vásquez lidera la visita guiada por el Archivo de los Derechos Humanos en la Felicar.
Nartyjulieth Vásquez lidera la visita guiada por el Archivo de los Derechos Humanos en la Felicar.

 

Nartyjulieth Vásquez nunca hace dos charlas iguales y las visitas guiadas por el Archivo de los Derechos Humanos no fueron la excepción. En cinco ocasiones, la profesional acaparó la atención del público, especialmente la de los jóvenes, para destacar la importancia de preservar y custodiar el material que documenta las graves violaciones a los derechos humanos y al derecho internacional humanitario (DIH) durante el conflicto armado colombiano.

«Nuestra vida se configura de archivos y estos son vitales para que no olvidemos lo que nos pasó, para que no se repita lo mismo», explicó Vásquez. La vocera fue enfática en que no todo constituye un archivo (por ejemplo, los documentales, informes y pódcast que realizan otras direcciones del CNMH no se consideran archivo). «El archivo son esos documentos que surgen por una necesidad judicial y a partir de ahí pueden generarse una cantidad de acciones para contar lo que sucedió», agregó.

Como ejemplo, Nartyjulieth mostró parte del archivo de Fabiola Lalinde, una madre que buscó a su hijo desaparecido por más de tres décadas: «se lo devolvieron en una cajita con 69 huesos». Vásquez llevó solo un par de documentos, de una recopilación que pesó 25 kilos, sobre la búsqueda para encontrar a Luis Fernando Lalinde Lalinde.

«Su madre levantó el croquis de lo que le pasó a su hijo y no solo nos enseñó su resistencia, sino que nos mostró que sí se puede lograr», comentó la experta. Asimismo, expuso algunos de los contenidos que se realizaron para visibilizar su historia, como la canción Lalinde, recopilada en el pódcast Tocó cantar, o el documental 25 kilos de verdad.

 

Conversatorios para no olvidar lo que pasó en Bolívar

Lanzamiento del informe sobre los bloques paramilitares de los Montes de María y La Mojana en la Felicar.
Lanzamiento del informe sobre los bloques paramilitares de los Montes de María y La Mojana en la Felicar.

«Toda memoria es una forma de resistir al olvido —afirmó Lukas Rodríguez, investigador del CNMH—. Cuando llegamos a los territorios, ellos [los habitantes] eran conscientes de la necesidad de contar». Sus palabras tienen que ver con el lanzamiento del informe sobre los bloques paramilitares de los Montes de María y La Mojana, en el que la comunidad de Bolívar mostró su interés por conocer los impactos de estas estructuras en su territorio.

El ejemplar tiene por nombre una frase mencionada por Dagoberto Villadiego, un líder comunitario de los Montes de María. «Cuando le preguntamos por qué era necesario hablar de memoria, él respondió: “Por un poco de verdad para respirar”», indicó Rodríguez. Esa oración también representa el valor de aquellos que alzaron la voz después de 15 o 18 años de silencio.

Así fue la presentación del informe en El Carmen de Bolívar

Durante el conversatorio, la población conoció que el informe cuenta con los testimonios de los paramilitares desmovilizados que hicieron parte del Mecanismo No Judicial de Contribución a la Verdad y la Memoria Histórica. No obstante, «escuchamos no solo a los que fueron responsables, sino que corroboramos esa información con las organizaciones y las víctimas», puntualizó Carlos Mario López, director de Acuerdos de la Verdad (DAV).

En ese ejercicio, los investigadores se percataron de que los miembros de la estructura paramilitar se autodenominaban «Bloque Héroes de los Montes de María», pero resignificaron ese nombre a petición de la comunidad. De acuerdo con Lukas Rodríguez, lo primero que les decían era que «no los consideraban héroes, porque habían hecho mucho daño».

La población de Bolívar mostró su agradecimiento por la labor del CNMH, no solo en ese espacio, sino también en la charla «Escuelas del terror paramilitar, variaciones de la violencia en el Caribe colombiano». En ese encuentro se habló de la trayectoria de estas estructuras en la región y de las acciones deshumanizantes que se conocieron en el proceso.

Las escuelas del terror fueron modelos de enseñanza que estaban transitoriamente en el territorio. «Ernesto Báez, quien diseñó toda la estrategia paramilitar que operó en el país, nos contó antes de su muerte que en esas escuelas nunca le enseñaron a un hombre a disparar un arma, sino por qué hacerlo», recordó Alberto Santos, asesor de la dirección general del CNMH.

Los investigadores comprobaron que el objetivo era aniquilar al otro, «construir una imagen en la que el otro es un peligro, un monstruo», detalló Santos. En ese sentido, los paramilitares cometieron su accionar bajo la lógica de que «si usted no le hace eso a él, él se lo va a hacer a usted»; bajo esa premisa se cometieron actos deshumanizantes, especialmente contra los campesinos en el Canal del Dique y los Montes de María.

El paso del padre Francisco de Roux por la Ruta de las Resistencias

El padre Francisco de Roux dialoga con la directora María Gaitán Valencia en el estand del CNMH en la Felicar.
El padre Francisco de Roux dialoga con la directora María Gaitán Valencia en el estand del CNMH en la Felicar.

Los primeros pasos de la construcción de la Escuela de las Memorias fueron visibles para siete organizaciones de Bolívar: Generación V+, La Boquilla TeVe, La Comadre, Las Callejeras, Vokaribe, Corporación Rural Montes de María y Por Nuestras Raíces.

La iniciativa a cargo del equipo de pedagogía y comunicaciones busca recoger, difundir y potenciar los procesos de memoria, para así generar su apropiación social. El primer encuentro presencial se dio precisamente en la Felicar entre el 21 y el 23 de julio.

 

Desde el Centro Nacional de Memoria Histórica estamos comprometidos con el legado de la Comisión de la Verdad.

 

Durante esos tres días, los medios regionales y las organizaciones se juntaron para escuchar sus procesos y resistencias, y, durante ese tiempo, dialogaron para construir la Ruta de las Resistencias. «Estamos haciendo memoria de lo que ocurre en el territorio para que también se le proponga a la sociedad un sentido transformador de las memorias», manifestó Walter Hernández Índigo, de Vokaribe.

El padre Francisco de Roux, otrora presidente de la Comisión para el Esclarecimiento de la Verdad (CEV), pasó por el estand del CNMH cuando las organizaciones estaban trabajando en la construcción de la ruta. El sacerdote se quedó un tiempo para dialogar con la directora María Gaitán Valencia y otros participantes, especialmente con los integrantes de Generación V+, una red juvenil que busca seguir difundiendo el legado de la Comisión de la Verdad.

La Ruta de las Resistencias se convirtió en un acto performático con tres estaciones: «Soberanía», «Resistencias y juventudes» y «Memoria y resistencia». El 23 de julio se presentó tres veces a los participantes de la Felicar con la esperanza de que quienes lo vieran entendieran el sentido transformador de la memoria, del tejer y de la resistencia en la que trabajan las comunidades en Bolívar.


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