A través del arte nos acercamos a lo sucedido, revivimos momentos, hacemos por un momento parte de un suceso del que somos ajenos. Eso es lo que sucede con Formas de la Memoria, una exposición de la colección de arte del Banco de la República que estará abierta al público hasta el 12 de marzo del 2017.
Está basada en la obra de ficción Funes el Memorioso, de Jorge Luís Borges, en la que Funes, a causa de un accidente, comienza a recordar y a guardar en su cabeza, con exceso de detalles, las experiencias que ha vivido. La exposición presenta las obras de artistas que hacen alusión a las distintas formas de hacer memoria.
La organización de la exposición se divide en cuatro partes, de acuerdo a momentos que hacen parte del cuento de Borges: “Formas del tiempo”, “Huellas, documentos y archivos”, “Lo recuerdo” y “Recordar la forma”. Allí participan las obras de artistas colombianos como Nicolás Consuegra, Miguel Ángel Rojas, Oscar Muñoz, Doris Salcedo, Humberto Junca y Jesús Abad Colorado.
Tambiénlas artistas Francis Alys, belga, y Claudia Joskowicz, boliviana. Las secciones se dividen de acuerdo a la forma en la que los artistas registraron cada recuerdo, ya sea a través de los sonidos, los objetos o las imágenes, para mostrar el paso del tiempo y en algunos casos la presencia del olvido.
La importancia de presentar al público productos artísticos que hacen referencia a la realidad social del país está en que, como le sucedió a Funes, se recordarán los detalles de sucesos que quedaron registrados en los archivos o documentos. Además, si fueron hechos que trajeron consecuencias negativas a la sociedad, serían un incentivo para que no se repitan.
“El arte es un medio importante para la construcción de la memoria colectiva. El hecho de que un artista traiga a la memoria, no necesariamente los nombres específicos de las personas, pero que traiga a estos espacios la necesidad de recordar a alguien o un suceso de violencia, creo que ya es un gesto importante. La persistencia hace que sea visible”, afirmó Luis Fernando Ramírez, curador del Banco de la República, respecto a los artistas que incluyeron el tema de la violencia en sus obras.
Fotografía Banco de la República
Grano
La obra Grano (1981) de Miguel Ángel Rojas, ubicada en la sección formas del tiempo, y que ha tenido diferentes versiones, muestra un cuarto en el que sobresale el piso de polvo, el mismo que tenía la casa de su familia en Girardot cuando era niño y que tuvieron que dejar a causa de la violencia. Según la Unidad de Víctimas, 75.633 personas sufrieron el desplazamiento en Colombia antes de 1985. En 2016 fueron registradas 94.955 personas como desplazadas, que se suman a los más de 7 millones que han tenido que abandonar sus casas en los últimos 30 años. Esta vez las paredes del cuarto de Grano están en obra negra, con papeles que descuelgan, con el fin de hacer alusión al desalojo ocurrido en 2016 en el Bronx, en Bogotá. Sin embargo, a pesar de las distintas versiones, Rojas siempre busca traer a la memoria el piso de la casa que le recuerda lo que él y su familia sufrieron años atrás.
“Lo Recuerdo”
En la sección “Lo Recuerdo” están las obras que buscan destacar el olvido como un hecho que caracterizó eventos de violencia relevantes en Colombia. Plegaria muda (2008-2010), una obra de Doris Salcedo, muestra una serie de mesas, una encima de la otra, y en el medio de las dos un cúmulo de tierra cubriendo toda la superficie. De la tierra salen algunas hileras de pasto. Plegaria muda surge de la investigación hecha por la artista sobre el hecho conocido como los “falsos positivos”. La artista entrevistó a las madres de los jóvenes que fueron reportados como desaparecidos y que luego fueron encontrados en fosas comunes disfrazados de guerrilleros. Salcedo busca hacer recordar y generar conciencia sobre lo ocurrido, un hecho por el que fueron condenados militares de distintos rangos. El cúmulo de tierra entre las dos mesas representa la sepultura que las víctimas debieron tener.
Fotografía Banco de la República
En la última parte de la exposición está la sección “Recordar como forma”. A través de herramientas como vídeos, pupitres o imágenes periodísticas, se hace una reconstrucción de la memoria sobre acontecimientos que hicieron parte del conflicto en Bolivia y Colombia. Por un lado está Claudia Joscowicz, con Round and Round and Consumed by Fire (2009), Arrastrado y descuartizado (2007) y Vallegrande, 1967 (2008), una serie de vídeos que presentan los tres momentos destacados de la historia de Bolivia. Por el otro lado está Jesús Abad Colorado, con un conjunto de piezas fotográficas en la que se destacan momentos como la masacre de Bojayá, la toma de la comuna 13 de Medellín y un paro campesino. Registros de momentos en los que se hace presente la tensión política, el conflicto interno y el papel que desarrollaron en su mayoría los victimarios de los hechos de violencia.
Aunque la exposición se enfoca más que nada en los crímenes y la violencia ejercida, valdría la pena explorar también la perspectiva desde la resistencia de las víctimas.